Imágenes de páginas
PDF
EPUB

E

EULOGIO (San).-Otro de los ilustres mártires del Cristianismo. Diácono que fué de San Fructuoso, con quién, junto con San Augurio, fué inmolado en el Anfiteatro de esta ciudad, de donde era natural.

Al tratar Prudencio del martirio de San Fructuoso y sus dos Diáconos, consigna ó expresa el sitio donde fueron martirizados, en los siguientes términos:

Intrant intera locum rotunda
Conclusum cavea, madens ferarum
Multo sanguine, quem furor frecuentat,
Cum spectacula perstrepunt cruenta
Ac vilis Gladiator ense duro
Percusus cadit, et fresnit voluptas.

(Himno IV.)

F

FRUCTUOSO (San).—Arzobispo que fué de esta ciudad; mártir esclarecido, inmolado en la arena del Anfiteatro de Tarragona, junto con sus dos Diáconos San Augurio y San Eulogio (1).

El sábio y R. P. Mtro. Fr. Enrique Florez, ex-Asistente General de la Orden de San Agustín en España, al hablar de San Fructuoso (Espiña Sagrada, Trat. LXIII, cap. II,) dice entre otras cosas lo que sigue:

<< San Fructuoso, natural de Tarragona.

De aquel número de cristianos gobernados por prelado antecedente á San Fructuoso, fué el mismo santo mártir y sus dos diáconos, los cuales eran naturales de Tarragona, según prueba el Oficio antiguo gótico; que se dice Mozárabe, en la primera oración, intitulada: Missa, donde leemos: Qui nobis Sanctorum TARRA CONENSIUM Fructuosi, Augurii, et Eulogii per beatissimam passionem, magnam Ecclesiæ præsidia donabit et PATRIÆ, cuya expresión de ser tarraconenses no apela precisamente sobre el lugar del martirio, sino sobre la pátria, como declara luego la misma cláusula, celebrando el patrocinio que resultó por la pasión de estos gloriosos mártires á la Iglesia y á la pátria; y como esto fué en Tarra

(1) Véase lo que llevamos dicho al tratar de aquellos ilustres mártires.

gona, esta debe ser reconocida por lugar de su nacimiento, celebrado por la vida edificativa con que la ilustraron, y más por el glorioso fin del triunfo heróico con que la dejaron más esclarecida que la hallaron.

De paso puede advertirse que el Oficio gótico de estos Santos, introducido en el Misal que en tiempo de San Isidoro se hizo universal á toda España y á la Galia Narbonense, fué compuesto en Tarragona, pues la segunda oración dice: Huic peculiarius toco et populo venerabilium reliquiarum pæsentia consecrato: y este lugar y pueblo, en tiempo de los godos, y antes, era Tarragona, en la cual se conservaron juntas, por orden del Cielo, las reliquias que la devoción de los fieles quería separar, etcétera.

También debe aplicarse á Tarragona el Códice gótico Veronense, publicado por el ilustre José Blanchini.

El nacimiento de San Fructuoso, fué al final del siglo segundo, como lo demuestra el haber padecido Obispo antes del año 260, y lo corrobora uno de los sermones predicados por el gran Padre San Agustín, llamándole viejo y trémulo de miembros, al tiempo del martirio.

Sus felices padres educaron tan bien al hijo, ó por mejor decir, el Espíritu Santo le escogió desde luego por su discípulo tan íntimo, que le hizo su ministro, sacerdote y templo.

Sirvió á Dios en el estado eclesiástico, dedicado al culto en la catedral de su patria, con tan notable edificación, ciencia, prudencia y celo, que el Clero y pueblo de Tarragona le eligieron su Obispo: Fructuosus Episcopus, dicen sus actas; y Prudencio, Ex episcopali clarus nomine Fructuosus, vers. II.

Si antes de ascender á la Sede era amado y venerado por los cristianos, luego se hizo más plausible y querido, hasta de los gentiles, como afirman sus actas: Etiam ab Ethnicis, pues era benigno, apacible, templado, caritativo, sabio, desinteresado, no recien convertido, sino criado en santo temor de Dios con fé de Jesucristo, humilde, continente, pacífico, bien opinado entre todos, justo, santo, irreprensible, pues tales son los que San Pablo elige Obispos, y Fructuoso era tal cual deseaba el Apóstol, como testifican sus actas: Talis enim erat, qualem Spiritus Sanctus per B. Paulum Apostolum..... debere esse declaravit.

La primera orden de prisión, dictada por Emiliano contra el Santo Prelado y sus dos Diá- · conos, fué dándoles la casa del Obispo por cárcel, hasta que en el día 16 de Enero del año 259, en que, como ya hemos dicho en la biografía de San Augurio, siendo Cónsules Emiliano y Basso, fueron reducidos á prisión.

Llegados al pretorio, los metieron en la cárcel; y como el Obispo, que era el jefe, padre y maestro de los Diáconos, estaba ya seguro de la corona, iba alentándolos en fervor de la fé, con el calor del amor á Jesucristo. «Seguidme, hijos, decía, no os aparteis de mí: ahora se necesita ánimo y constancia varonil. La serpiente llama á la pena á los ministros de Dios: mas para que la muerte no amedrente, tenemos por delante la palma. La cárcel habitada, por ser cristianos, es escalón del cielo, pues esta es la que nos reconcilia con Dios para ser felices eternamente. »

Gran número de cristianos tarraconenses, al tener noticia de la prisión de su Prelado, acudieron á la cárcel, y perseverando á la puerta

de día y de noche, rogaban los tuviese presentes.

Allí mismo logró San Fructuoso el fruto de bautizar á uno que se llamaba Rogaciano, como se consigna en las actas y confirma Prudencio, verso 29: Exercent ibi mysticum lavacrum.

Seis días estuvieron encerrados en la cárcel, desde el domingo al viérnes por la mañana, en que el juez mandó entrasen al tribunal el Obispo Fructuoso, y los Diáconos Augurio y Eulogio. Los ministros del presidente anunciaron la presencia de los presos.

Entonces el juez preguntó al Obispo:-¿Has oido lo que mandaron los Emperadores?

El Santo respondió:-No sé lo que mandaron: pero sé que yo soy cristiano.

-Pues lo mandado, dijo el juez, es que los dioses sean adorados.

San Fructuoso añadió:-Yo adoro á un solo Dios, criador del cielo y de la tierra, del mar y cuanto encierra.

Replicó el presidente: -¿Sabes que hay dioses?

-No lo sé, dijo el Santo, y el juez añadió:Sabráslo luego.

Entonces se volvió á Dios San Fructuoso, dentro de sí, haciéndole oración, y el presidente dijo á San Augurio:-No hagas caso de las palabras de Fructuoso. Pero el Diácono declaró:Yo adoro al que es único Dios omnipotente.

Volviéndose entonces el juez á San Eulogio, le preguntó:-¿Y tú adoras á Fructuoso?-No, por cierto,-respondió,-pero adoro al mismo que Fructuoso.

Viendo Emiliano la firme confesión de los tres, preguntó á San Fructuoso:-¿Eres Obispo?

« AnteriorContinuar »