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BRITISH MUSEUM.

HALLAZGO DE UNA OBRA DE
TIZIANO.

El presupuesto acordado en el año actual para sostenimiento y gastos del British Museum, se eleva á la cifra de 2.925.000 pesetas

Se sabía que Tiziano pintó dos retratos de la célebre Marquesa de Mantua, Isabel de Este: uno que la representa en la flor de su juventud y que figura en el Museo imperial de Viena; otro en la edad de cuarenta años. Este último hace mucho tiempo había desaparecido. Sólo se sabía que en 1627 fué vendido al Rey Carlos I de Inglaterra; pero desde las ventas de los objetos pertenecientes al Rey, ordenadas por Cromwell, se ignoraba totalmente su paradero.

Ahora la interesante obra fué hallada en un castillo de Inglaterra y ha sido adquirida por M. Leopoldo Goldschmidt, de París.

UN GAINSBOROUGH.

Un cuadro de Gainsborough, el retrato de su hija, ha sido vendido en Londres por el precio de 147.000 francos.

UN NUEVO MUSEO EN HO-
LANDA.

El pintor H.-W. Mesdag se dispone á regalar al Estado holandés su rica colección de cuadros y de obras de arte, igualmente que el palacio en que conser

va el tesoro artístico. Sólo se reserva Mesdag la dirección del Museo hasta su muerte. El Museo Mesdag sólo era conocido hasta ahora por muy contados artistas.

De la importancia de este espléndido regalo hecho á Holanda, dará idea el número de cuadros que atesora y que no baja de 300.

ESPAÑA

ESTRENOS DE PASCUAS

Las empresas teatrales de Madrid, cultivando una costumbre tradicional, ofrecen al

público durante los días de Pascuas obras de fácil digestión y muy á propósito para apartar los espíritus de las graves preocupaciones de la vida. La intención es noble y la oportunidad indiscutible. En nuestro pueblo, más que en ningún otro, se considera ese período de tiempo como un paréntesis deleitoso en el humano trajín. Fuera insigne torpeza presentar en el teatro algo que nos lo recordara obligándonos á pensar ó conmoviéndonos excesivamente. Y atentas á esta razón fundamental, las empresas procuran atraerse al público con obras que satisfagan sus necesidades espirituales, juzgadas á veces con excesiva acritud á causa de su escaso fundamento artístico.

Aún no hace muchos años, el género impropiamente llamado melodramático asomaba su espantable cabeza en esos días, arrojado ya de ciertos altares donde recibiera el fervoroso culto de honestos y sencillos espectadores. Veíamos entonces sobre la escena los actos odiosos y estupendos que urde la maldad para atormentar á sus víctimas, las armas de la traición esgrimidas contra inocentes seres, el momentáneo triunfo de los miserables; y después se nos ofrecía la apoteosis de los buenos, el justo castigo de la traición y el reconocimiento de la perseguida inocencia..... Con que salíamos altamente complacidos y dispuestos á proseguir en la práctica de todas las virtudes, viendo que no siempre logran su objeto las maquinaciones del espíritu del mal.............. Pero el melodrama decae, y apenas da, de tiempo en tiempo, cualquier producto recomendable. Su desaparición de entre nosotros, no obedece tanto al progreso de las costumbres como al hecho de terminarse el filón explotado; porque nuestros autores, con absoluta incapacidad para concebirlas, tradujeron y acoplaron al castellano cuantas obras de ese género cayeran en sus manos pecadoras. En vista de esta decadencia ha sido preciso pedir el auxilio de la musa cómica para contentar al público de Pascuas; » y dóciles al mandato, han surgido los juguetes, de argumento inverosímil y de concepción disparatada, pero con gracia y animación bastante para distraer el ánimo y provocar la risa..... ¡Y es curioso ver con qué desdeñosa benevolencia los recibe la crítica corriente, hablando con severidad y seriedad impropias de la ocasión y del género!

No imitaremos su ejemplo. Pero reconocemos que esos días podrían aprovecharse para presentar espectáculos artísticos muy en armonía

con la condición de un público donde predominan los niños y los colegiales que miran el teatro como el premio mejor de sus vacaciones. El intento sería tanto más estimable, ya que aquí sólo podemos ofrecer al infantil auditorio el teatro Guignol donde los muñecos se apalean, ó las piezas salpicadas de chistes que no comprenden. Viendo en esas tardes de Pascuas á las tiernas criaturas reirse de las gracias y desplantes de nuestros actores cómicos, se piensa en la restauración de ciertos géneros que, como la comedia de magia, por ejemplo, fueron injustamente desterrados acaso por falta de cultivadores. Nada tan grato para un público ingenuo como esas obras también ingenuas y adorables, que pueden ser artísticas de veras presentando con encanto y poesía los grandes ideales que doran un poco la monotonía de la existencia, y contribuyendo á reconstruir el sentido del misterio y á activar la facultad soñadora que convierte en oro cuanto toca, como el rey mitológico..... No sólo gozarían con tales espectáculos las inocentes criaturas, sino el público en general; pues no hemos de creer al nuestro con menos instinto que el de otros países donde magias, leyendas, cuentos teatrales, pantomimas y bailes son justamente estimados.

Algo habrá que dificulte el presentarlos en nuestro país, pues estas observaciones que deben sólo considerarse en su verdadero valorestarán apuntadas antes de ahora, ya que el hacerlas no es precisamente descubrir ningún Mediterráneo.

Así, pues, las empresas piden el auxilio de la musa cómica para contentar al público de Pascuas.» Y los autores españoles, recogiendo la invitación, toman de fuera lo que no tenemos en casa. Hemos casi agotado el repertorio francés, y sus nuevas producciones apenas nos sirven, ya por demasiado exageradas, bien por sobrado libertinas. Los italianos poco pueden ofrecernos, ya que buscan también en Francia el manantial de su inspiración; el teatro inglés contemporáneo, que empezó con fe y entusiasmo á reconstruir su historia, languidece á causa de la indiferencia del público, y no puede ofrecernos el arsenal buscado; no lo encontraremos tampoco en Portugal, donde una juventud briosa intenta ahora reverdecer los laureles escénicos..... Nuestros arregladores, con verdadero instinto, han vuelto sus ojos al teatro de Alemania..... guiados por las compañías extranjeras que todos los años nos visitan y que traen en su maleta género alemán del más puro y elevado y de todas clases: obras de ideas, de costumbres, simbolistas y cómicas. Es justa esta preferencia. En aquel pueblo, los espíritus cultivados perciben la grandiosa idealidad de la vida, y ella ha perfumado siempre su poesía y su teatro, su ciencia y sus especulaciones filosóficas. Además saben reir, lo que no es tan fácil como parece, y tienen del humor la idea espiritual y generosa peculiar á las razas del Norte, y que tan pro

funda huella ha dejado en sus literaturas..... Así pueden saborear junto al simbolismo de Hauptman, que á nosotros nos parece demasiado obscuro, la gran fuerza de observación de Schöntan que sabe hacer reir con cierta ironía suave y delicada..... Ya se han naturaiizado en España obras como Militares y paisanos, Los gansos del Capitolio, Pedro Jiménez, Los hijos artificiales-estrenada recientemente en la Comedia con éxito merecido, -que prueban cómo entienden lo cómico en Alemania. Y eso que algunas de ellas perdieron algo de su gracia y ligereza naturales, al ser fusiladas sin piedad de otro idioma que no era el suyo.

Mas ¿por qué nuestros autores han de espigar en ajenos campos y cortar el laurel en otros bosques? ¿Les falta ingenio para producir obras originales? No; no les falta ingenio, pero hay otras contestaciones á la pregunta. No existe entre nosotros la verdadera concepción de lo cómico, en el amplio y noble sentido de la palabra. La risa pura, franca, sin nada que la empañe ni la empequeñezca, resuena en el Quijote y circula por nuestra novela picaresca, pero apenas se oye en la poesía ni en el teatro. En la poesía se empuña el látigo y se ríe de las flaquezas del prójimo, pero es para hacer más patentes sus ridiculeces y sermonearle de lo lindo, con el tono de un inquisidor. Y en el teatro, cuando se trata de pintar esas mismas flaquezas, no es sólo para divertir ó para discul parlas, sino para demostrar que hemos heredado la antigua máxima castigat ridendo. El mismo gracioso de nuestro teatro clásico viene á ser una especie de subrayado de las faltas ajenas, para que nos fijemos bien en ellas y podamos censurarlas entre risas.

Todo ello es muy natural en un pueblo que se ha educado en una intolerancia continua que le obliga á ser intransigente en demasía, privando al espíritu de la jugosidad necesaria para comprender y disculpar. Esa misma idea de intransigencia domina en nuestra literatura cómica, cuyos cultivadores-salvo muy contadas excepciones-no se olvidan de que la seriedad doctoral es un elemento de importancia en el carácter nacional, y ríen gravemente, suficientemente, hasta sin ganas; de tal modo, que no sería muy paradógico afirmar que existe la seriedad de la risa en nuestra historia literaria. Por otra parte, así como las revoluciones españolas se limitaron á revocar la fachada sin penetrar en el interior del edificio, nuestros poetas cómicos sólo se ríen, con gracia indiscutible, del aspecto de los hombres y de las cosas, sin entrar en la esencia de las cosas y de los hombres. Para esto sería preciso conccer las ideas, ya que puestas á contribución hay materia suficiente en todas ellas para reir en abundancia; y así cumpliría lo cómico algo de lo que le está asignado, pues con permiso de los que desdeñan el género, tam. bién se lucha por el ideal con esas armas, y quien se ríe de su tiempo lo hace soñando en una sociedad mejor..... No es, sin embargo, el des

conocimiento de las ideas una culpa demasiado grave entre nuestros autores cómicos, y si aquí nos han gobernado y educado con palabras, no es extraño que, sin pasar más adentro, sólo de las palabras nos riamos también..... Por esta misma razón puede observarse que, en ese género, nuestro teatro tiene una viveza y una gracia de diálogo imponderables; hay chistes, agudezas, juegos de palabras, rasgos de ingenio, cuanto se pida; pero en general faltan las situaciones cómicas, las ocurrencias graciosas que surgen de los hechos, la acción viva y animada; y falta la imaginación necesaria para crear un enredo, un argumento de positiva fuerza, aunque sea sobre una base exagerada que puede ser admitida fácilmente.

Y esto se va perdiendo poco á poco. Lo conservó en parte Bretón de los Herreros, después de haber intentado beber en las castizas fuentes Moratín el bueno; cultiváronlo con mejor intención que fortuna algunos de sus contemporáneos y empezó á tambalearse en las comedias ñoñas, insubstanciales y frívolas de los tiempos de nuestros padres. El juguete cómico, chispeante y movido, murió ahogado por la invasión francesa; y hasta nuestro género chico, que Clarín consideraba como producto interesante y genuinamente español, admirando con justicia su animación y su ingenio, está á punto de perecer á manos del sentimentalismo cursi, insípido, inodoro é incoloro, con que hoy se abastecen los teatros por horas.....

Dijérase que desfallece la musa cómica española y que la vena está agotada. A ello contribuye y no poco el desdén con que se la considera por ciertos espíritus que presumen de superioridad. Nuestra crítica misma ha llegado á indignarse al ver tipos de sainete interviniendo en una comedia, ratificando así el falso concepto que se tiene de los géneros admitidos por las rancias preceptivas. Y el público ayuda la labor, limitando á los autores el campo de sus observaciones. El amor, por ejemplo, que siendo la base de la vida es también el tema indicado en todas las comedias, ha de tomarse siempre en serio entre nosotros, y sólo se permiten bromas ligeras. ¿Cómo atreverse á presentar los lances cómicos de un marido que engaña de veras á su mujer, y viceversa, si aún flota el honor calderoniano por todo nuestro teatro, anegando en sangre nuestra escena? ¡Y hay tantos otros asuntos prohibidos en nombre de cosas no menos respetables!....

¡Lástima, en fin, que la risa nacional no haga retumbar el consabido templo de Talía!.... Acaso vengan otros tiempos mejores para ella; acaso fuera justo asociarnos al grito desconsolador de Barbier, el olvidado autor de los Y ambos..... De todos modos, ¡confiemos en el porvenir!

ANTONIO PALomero.

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