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EXPOSICION,

&c.

De los Artículos de la Iglesia, este es el primero que puede llamarse de controversia. Bajo cierto punto de vista hubiera parecido natural colocarlo el primero en la serie de los Artículos, á la manera que en la Confesion Helvética el primer artículo es De Scriptura Sancta, vero Dei Verbo; pero nuestros reformadores sabiamente colocaron al principio de su confesion de fe, aquellas doctrinas en que había convenido la Iglesia universal por espacio de quince siglos, y que son los fundamentos de la Fe cristiana. Segun esto, los cinco primeros Artículos tratan de la Trinidad, la Encarnacion, la Redencion del mundo, la Santificacion de los cristianos y el Juicio universal. La unidad en estos puntos fue considerada en la antigüedad como constitutiva del Cristianismo Católico; y al declarar la Iglesia de Inglaterra su ortodoxia en estas doctrinas católicas, al frente mismo de su confesion, se declara por lo mismo ortodoxa y Católica.

Hecho esto en los cinco primeros Artículos,

trata en los tres siguientes de la Regla de fe, esto es, las Escrituras y los Símbolos de ellas deducidos.

El presente Artículo, tal cual se hallaba redactado en los cuarenta y dos Artículos de 1552, carecía de la parte final concerniente al Cánon de la Escritura y á los libros Apócrifos, y trataba solo de la Suficiencia de la Escritura para la Salvacion. La última parte le fue añadida en 1562. El Artículo original contenía ademas una cláusula que se omitió en 1562: despues de las palabras "nada de lo que en ella no se lee, ni con ella se puede probar," se añadía, "aunque esto se reciba algunas veces por los devotos, y aproveche para cierto órden y hermosura, con todo, à nadie debe obligársele á creerlo como artículo de fe," &c.

Tal cual se halla ahora el Artículo, trata de varios puntos distintos, á saber, la Escritura y la Tradicion, el Cánon de la Escritura, y los libros Apócrifos. En todos estos puntos la demostracion

y

la historia tienen entre sí una conexion tan íntima, por ser la historia en este caso una parte material de la demostracion, que será conveniente no separarlas. En las secciones siguientes, pues, nos proponemos considerar,

1o. La Suficiencia de la Escritura para la Salvacion; 2°. El Cánon de la Escritura; 3°. El verdadero valor de la Tradicion, y la lectura de los libros Apócrifos.

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SECCION I.

Suficiencia de la Escritura para la Salvacion.

Para que podamos apreciar la fuerza de las palabras del Artículo en este importante asunto, preciso será considerar á qué opiniones contrariaba. Eran esas opiniones las doctrinas de la Iglesia de Roma concernientes á la Escritura y á la Tradicion. Será por tanto conveniente dar principio por sentar las doctrinas de dicha Iglesia, así como las de la Iglesia de Inglaterra, colocándolas unas frente á otras; y cuando hayamos visto en qué diferimos, pasaremos á demostrar de qué parte está la razon

Los decretos del Concilio de Trento espresan suficientemente las doctrinas de la Iglesia de Roma. En aquel Concilio y en su sesion tercera, se discutieron ciertos artículos tomados exprofeso de los escritos de los teólogos luteranos sobre la Escritura, y en primer lugar, los padres del Concilio convinieron en condenar la proposicion de "que todos los artículos de la fe cristiana que deben necesariamente creerse, estan contenidos en las Sagradas Escrituras, y que es un sacrilegio sostener que la Tradicion oral de la Iglesia goza de igual autoridad que el Antiguo y Nuevo Testamentos "." El decreto formal del Concilio fue

1 Sarpi, Hist. del Concilio de Trento, traducida al ingles por Brent. Londres, 1676, pag. 141.

redactado en la sesion cuarta, en el año 1546, poco despues de la muerte de Lutero, y seis años antes de la publicacion de los cuarenta y dos Artículos de nuestra propia Iglesia en 1552. Dicho decreto declara que "la verdad está contenida en los libros escritos, y en las tradiciones no escritas, que recibidas de boca del mismo Cristo y de los Apóstoles, y trasmitidas como de mano en mano, dictándolo el Espíritu Santo, llegaron hasta nosotros;" y que el Concilio "recibe y venera con igual afecto de piedad y reverencia todos los libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, puesto que solo Dios es el autor de entrambos, como tambien las tradiciones mismas, concernientes ya á la fe, ya á la moral, como dictadas por boca de Cristo ó por el Espíritu Santo, y conservadas por una sucesion contínua en la Iglesia Católica "."

2

Corresponden exactamente con este decreto del

2 "Sacrosancta, oecumenica et generalis Tridentina Synodus, in Spiritu Sancto legitimè congregata, præsidentibus in ea eisdem tribus Apostolicæ sedis legatis, hoc sibi perpetuo ante oculos proponens, ‚ ut sublatis erroribus, puritas ipsa Evangelii in Ecclesiâ conservetur: quod promissum ante per prophetas in Scripturis sanctis Dominus noster Jesus Christus, Dei Filius, proprio ore primùm promulgavit, deinde per suos Apostolos tamquam fontem omnis salutaris veritatis et morum disciplinæ, omni creaturæ prædicari jussit; perspiciens hanc veritatem et disciplinam contineri in libris scriptis et sine scripto traditionibus, quæ ab ipsius Christi ore et Apostolis acceptæ, Spiritu Sancto dictante, quasi per manus traditæ ad nos usque pervenerunt; orthodoxorum patrum exempla secuta, omnes libros tam Veteris quam Novi Testamenti, cum riusque unus Deus sit auctor, necnon traditiones ipsas, tum ad

Concilio las esposiciones de los grandes teólogos católico-romanos. Belarmino, por ejemplo, dice: "La controversia entre nosotros y los herejes consiste en dos cosas. Primeramente, lo que nosotros afirmamos, que en la Escritura no se contiene espresamente toda la doctrina necesaria, bien concierna á la fe, bien á la moral; y que por consiguiente ademas de la Palabra de Dios escrita, se requiere tambien la Palabra de Dios no escrita, esto es, las Tradiciones divinas y apostólicas. Pero ellos enseñan que en las Escrituras se contiene todo lo necesario para la fe y la moral, y que por tanto no hay necesidad de ninguna Palabra no escrita 3."

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No es fácil que nos equivoquemos en la apreciacion de estas doctrinas. La Iglesia de Roma, tanto por su Concilio como por boca de sus mas eminentes teólogos, afirma que la Escritura no contiene todo lo necesario para la fe y la moral; sino que se necesita una doctrina tradicional, una Palabra no escrita, que se ha trasmitido por una no interrumpida tradicion en la Iglesia; doctrina fidem, tum ad mores pertinentes, tamquam vel ore tenus à Christo vel à Spiritu Sancto dictatas, et continua successione in Ecclesiá Catholica conservatas, pari pietatis affectu ac reverentia suscipit ac veneratur."-Sess. iv. Can i., Conc. xiv. 746.

3 Bellarmin. De Verbi Dei non Scripto, Lib. iv. cap. iii. "Controversia igitur inter nos et hæreticos in duobus consistit. Primum est, quod nos asserimus, in Scripturis non contineri expressè totam doctrinam necessariam sive de fide, sive de moribus ; et proinde præter Verbum Dei scriptum, requiri etiam Verbum Dei non scriptum, id est, divinas et apostolicas traditiones. At ipsi docent, in Scripturis omnia contineri ad fidem et mores necessaria, et proinde non esse opus ullo Verbo non scripto."

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