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ba de pasear como triunfalmente, determinó regresar á Madrid, sin detenciones y sin aparato, no sin despachar antes á París al ministro Azanza para que expusiera al emperador de la manera más prudente que pudiese la injusticia con que era tratado (1). Llegó pues à Madrid el 15 de mayo. Mas lejos de desistir á Napoleon de su sistema de gobernar á su antojo la España, conduciéndose con José poco más o menos como lo habia hecho con sus otros hermanos los reyes de Holanda y de Hannover, á poco tiempo le trajo un edecan del mariscal Berthier la copia de otro decreto imperial creando otros dos gobiernos militares en España, uno en Búrgos, otro en Valladolid, con una carta del príncipe de Neufchatel, desaprobando altamente, á nombre de Napoleon, todo lo que en materia de administracion habia hecho José en Sevilla. A punto estuvo ya éste de abdicar la corona de España, que solo nominalmente ceñia, sin aspirar á compensacion de ninguna especie; y solo instado por los ministros españoles accedió á enviar todavía á París al marqués de Almenara, para que suplicase al emperador que revocára sus decretos, haciéndole presente la odiosidad que le atraia la providencia relativa á las provincias del Ebro, el menosprecio en que caia su autoridad, junto con otras consideraciones no menos justas, añadiendo que preferia retirarse de la

(1) En este intermedio murió del rey José conde de Cabarrús. en Sevilla (27 de abril) el ministro

península á mantenerse en ella degradado y sometido á tales condiciones.

Pero veamos ya lo que habia acontecido en otros puntos de España relativamente á los sucesos de la guerra, en tanto que se agitaban tales y tan profundas disidencias entre los dos hermanos que ahora se disputaban el derecho que ninguno tenia á la dominacion de la península española.

CAPÍTULO X.

ASTORGA.-LÉRIDA.-MEQUINENZA.

PROYECTO PARA LA FUGA DE FERNANDO VII.

1810.

(Enero á julio. )

Ordenes y proyectos de Napoleon relativamente á España.-Llamamiento de la Regencia á los españoles.-Aumento y multiplicacion de guerrillas.-Navarra: Mina el Mozo.-Astú ias: Porlier.-Apodérase Bonnet de Astúrias.- Flojedad de la junta de Galicia.-Castilla la Vieja: Kellermann, Junot.-Sitio de Astorga.-Porfiada defensa: capitulacion honrosa. - Aragon: Suchet. - Frustrada tentativa sobre Valencia. - Justa alegría de los valencianos. -Recirada de Soult á Aragon.—Mina el Mozo es hecho prisionero y llevado á Francia.—Cataluña: O'Donnell.-Crueldad de los franceses con los somatenes.Represalias terribles. - Desgraciada accion de O'Donnell en Vich. -Replégase á Tarragona.-Bloqueo y sitio de Hostalrich.-Firmeza del gobernador español.-Sale del castillo y cae prisionero.-El mariscal Augereau es reemplazado por Macdonald.—De órden de Napoleon sitia Suchet la plaza de Lérida.-Intenta socorrerla O'Donnell.Es derrotado.-Incidentes notables de este célebre sitio.-Ataque de los fuertes. Es entrada la ciudad.-Pueblo y guarnicion se refugian al castillo.-Bombardeo horrible.-Flaquea el gobernador y se entrega.-Sitio y rendicion de Mequinenza.—Murcia: entrada y saqueo del general Sebastiani.-Granada y las Alpujarras: guerrillas.-Extre

madura: la Romana. -Frontera de Portugal.—Comienza el sitio de Ciudad-Rodrigo.—Vida y conducta de los príncipes españoles en Valencey.-Planes para proporcionar la fuga á Fernando.-El del baron de Kolly.-Es descubierto y preso en París.-Artificio de la policía francesa. Envia un falso emisario á Valencey.-Es denunciado al gobernador, y Fernando se opone à la fuga.—Felicitaciones y cartas de Fernando á Napoleon.-Solicita de nuevo el enlace con una princesa imperial.-Publicarse aquellos documentos en el Monitor.-Impresion que hacen en España.-Consulta del Consejo de Castilla sobre esta materia. Notable cambio en las ideas de esta corporacion.-Decreto de convocatoria á Córtes.

Aunque el interés de la lucha desde los principios de este año estuvo como concentrado en el Mediodía de España, ó más bien en un punto aislado de su estremidad meridional, no por eso dejaban de menearse las armas en otras regiones de la península, incansables unos y otros combatientes, los unos alentados con los refuerzos que contínuamente de Francia recibian, y con los triunfos de Ocaña, de Gerona y de Sierra-Morena, los otros porque no abatidos nunca por los reveses, ni runca sus pechos desalentados por los infortunios, lejos de decrecer su número, ni entibiarse su ardor, ni decaer su perseverancia, afirmábase la constancia y el valor de los que ya eran soldados, y pareque el suelo español brotaba por todas partes nuevos guerreros dispuestos á arrostrar todo linage de peligros y de privaciones, y á sacrificarse gustosos por la independencia de su patria.

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Napoleon hacia desde París, como hemos ya cado, la distribucion de sus ejércitos de la Península,

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y por medio del mariscal Berthier, nombrado de nuevo su mayor general despues de la guerra de Austria, prescribia á todos los generales los movimientos y evoluciones que cada uno habia de ejecutar, sin obedecer otras órdenes que las suyas; y con esto y con la creacion de los gobiernos militares, con la facultad de levantar contribuciones, administrar é invertir las rentas, y nombrar y destituir empleados sin dar cuenta de ello al rey, disimulaba poco su propósito de tomar para sí la corona de España, no obstante las seguridades y protestas en contrario hechas en tantas ocasiones, así lo entendió el gobierno inglés haciendo sobre ello las oportunas reclamaciones á los gabinetes de otras potencias. La Regencia de España lo comprendió tambien así, y viendo en estas medidas el principio del cumplimiento de ciertas amenazas de Napoleon, excitó á los españoles á redoblar su energía para sacudir la dominacion estrangera. Los españoles respondieron á este llamamiento, y las guerrillas se multiplicaron en términos de ser necesario un ejército en cada provincia para perseguirlas y para mantener las comunica ciones con Francia.

Las guerrillas de Navarra, uno de los paises que más habian tardado en revolverse, fomentadas por la Regencia, y sostenidas principalmente por Mina el Mozo, obligaron al mariscal Suchet, que mandaba en Aragon, á pasar á aquel reino para ver de tranquilizarle, porque ni los correos franceses podian transi

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