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do y en la Florida, y solo los últimos dias se movió á Aranjuez á pasar revista á la primera division mandada por el mariscal Victor. Prudente y cauto, hacia estudio de congraciarse los españoles, elogiando el carácter nacional, adoptando sus colores y uniformes, y por último prefiriendo los cspañoles á los franceses para los empleos de palacio (1). José estudiaba cómo hacerse rey español, con la posible independencia de su hermano, y que los españoles le aceptasen como tál. Así cuando por disposicion del emperador hizo su segunda entrada en Madrid como rey (22 de enero, 1809), en el discurso que pronunció en la iglesia de San Isidro contestando al del obispo auxiliar, se notó no haber pronunciado el nombre de Napoleon (2).» El emperador partió de Valladolid para París la noche del 17 de enero, recorriendo toda la distancia de Valladolid á Bayona á caballo, con estraordinaria y pasmosa celeridad. Por todas partes iba diciendo que solo tardaria unos veinte dias en volver (5).

las siguientes frases de su arenga, propias para halagar á los españoles: La unidad de nues«tra santa religion, la indepen«dencia de la monarquía, la in«tegridad de su territorio, y la libertad de sus ciudadanos, son «las condiciones del juramento que «he prestado al recibir la corona. Ella no se envilecerá en mi «cabeza......

(1) Además de los ministros (2) Tambien fueron notables nombrados en Vitoria, españoles todos, á saber, Campo-Alange, O'Farril, Mazarredo, Cabarrús, (considerado ya hacia mucho años como español), Arribas, Azanza, y Urquijo, 20 de enero nombró capitan de guardias al duque de Cotadilla, hijo de Campo-Alange, gran chambelan al marqués de Valdecarzana, mayordomo mayor al duque de Frias, y gran maestro de ceremonias al príncipe de Masserano.

(3) La víspera de su partida dió la órden siguiente: Todas

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Veamos la suerte que corrió el fugitivo y desorganizado ejército inglés, que dejamos el 11, dando vista á la Coruña.

Picándole siempre la retaguardia habia ido el mariscal Soul, aunque hay quien opine que no marchó con toda la actividad que hubiera podido. El 12 se presentó la vanguardia delante del puente de Burgo que los ingleses acababan de volar. Habian éstos tomado posicion en las alturas del monte Mero próximas á la Coruña. Emplearon los franceses los dias 13 y 14 en reparar y hacer practicable el puente destruido y en esperar las divisiones que iban llegando: los ingleses, habiendo entrado en las aguas de la Coruña los trasportes que con impaciencia aguardaban de Vigo, apresuráronse á embarcar los heridos y enfermos, el material y la artillería, á escepcion de doce cañones, ocho ingleses y cuatro españoles, que dejaron para el caso de empeñarse una accion. No faltó quien propusiera á Moore que capitulára con los franceses para poder embarcarse, al modo que aquellos lo habian hecho antes en Cintra; pero Moore rechazó

las ciudades ocupadas por el ejér- nueve diputados. Los obispos cito francés, cuya poblacion pa- irán en persona: todos los case de dos mil habitantes, en- bildos enviarán una cuarta parte viarán á Madrid una diputacion de sus canónigos: todos los conde tres indivíduos para llevar al ventos, dos monges de su órden. rey el proceso verbal de haber--El mayor general trasmitirá las «le prestado juramento.-Toda «instrucciones necesarias para que ciudad de mas de diez mil ha- «los comandantes de las provinbitantes enviará una diputacion cias hagan ejecutar esta dispode seis miembros.-Toda ciudad «sicion.. <de mas de veinte mil enviará

dignamente la propuesta, resuelto á perder honrosamente la vida peleando réciamente, como á así sucedió. Los franceses habian cruzado el rio por el reconstruido puente, y el 16 ambos ejércitos, tomadas sus respectivas posiciones, se prepararon á la batalla. Constaba el de Soult de unos veinte mil hombres: el de Moore de unos diez y seis mil: estaban con éste los generales Baird, Hope, Fraser y Paget; con aquél Mermet, Merle y Delaborde.

La accion se empeñó atacando intrépidamente los franceses la derecha de sus contrarios, desalojándolos al pronto, pero siendo vigorosamente rechazados después. La pelea se estendió luego encarnizadamente en toda la línea: el pueblo de Elviña fué perdido y recobrado por unos y otros diferentes veces: herido el general Baird, y acudiendo Moore intrèpidamente donde era mas récio el combate, una bala de cañon que le atravesó la clavícula del hombro izquierdo dió con él en tierra; aun se incorporó, consolándole ver que los suyos ganaban terreno; pero hubo que retirarle, y á las pocas horas murió; lo cual fué tan giorioso para él como desastroso para los ingleses y para Inglaterra. Sucedióle Hope en el mando. La batalla duró hasta la noche, con pérdidas recíprocas, pero sin ventaja notable de una parte ni otra. Por la noche se retiraron los ingleses á la Coruña, resueltos á embarcarse. como lo verificaron en los dias 17 y 18, ayudándoles con desinteresado celo los moradores de la

ciudad, y defendiendo entretanto la plaza. Así terminó la célebre retirada del ejército inglés, que nosotros no censuraremos, pero que por lo menos probaba el mérito de lo que entonces hacian los españoles, menos disciplinados, mas biзoños, y desprovistos de todos los recursos que en el ejército británico tanto abundaban.

No podia la Coruña defenderse mucho tiempo: así fué que el 19 el general Alcedo que la gobernaba capituló con Soult, el cual entró en la ciudad, renovó las autoridades y les hizo prestar el juramento de reconocimiento y homenage al rey José. Era natural que pensára luego en apoderarse del Ferrol, primer arsenal de la marina española. En mal estado de defensa la plaza por la parte de tierra, apoderados los franceses de los castillos de Palma y San Martin, acobardadas las autoridades con la rendicion de la Coruña, capitularon sometiéndose al reconocimiento del rey José, condicion que excitó el enojo de la Junta Central en términos de fulminar una severísima declaracion contra sus autores. El general francés Mermet entró en el Ferrol la mañana del 27 de enero (1809), encontrando en el puerto ¡notable descuido! siete navíos, tres fragatas y otros buques menores, buenos y malos. La pérdida de dos tan importantes plazas, junto con el reembarco de los ingleses, difundió el terror, la tristeza y el desaliento por toda Galicia, y su junta apenas dió señales de vida por algun tiempo.

Quedaba solo el marqués de la Romana, que perseguido por el general Marchand se habia ido refugiando, primero en Orense, después en las cercanías de Monterey, y por último buscando apoyo en la frontera de Portugal. El plan de Napoleon era que Soult entrára en Portugal marchando sobre Lisboa, que Ney se encargára de reducir definitivamente la Galicia y las Astúrias, que Bessières ocupara con su numerosa caballería las dos Castillas, y que Victor se encaminára por Extremadura sobre Sevilla. Pero ya es tiempo de que veamos lo que acontecia en el centro de España.

El duque del Infantado, que habia quedado capitaneando el ejército del centro, despues de muchos planes niando al general Venegas que desde Uclés, donde se hallaba, acometiese á Tarancon, donde habia ochocientos dragones franceses. Obedeció aunque de mala gana Venegas, y trató de ejecutar la operacion la noche del 24 al 25 de diciembre (1808.) Por desgracia fué una noche de nieve y ventisca; nuestra caballería se estravió casi toda; una parte de ella hubiera sido acuchillada por los franceses, si dos batallones de infantería no hubieran llegado á tiempo de protegerla y de rechazar al enemigo; pero la empresa se malogró, y de su mal éxito se culpaban los gefes unos á otros. Lo peor fué que aquella tentativa nos acarreó despues un gran desastre. Para que éstas no se repitiesen resolvió el mariscal Victor dar un golpe

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