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Francisco de Paula; y en el de la Infanta, la misma Reina María Cristina y el Duque de Aumale. Como testigos concurrieron los Duques de Bailén, de Castroterreño y de Riansares, los Jefes de Palacio, el Embajador de Francia y el General Barón de Athalin, ayudante de Luis Felipe.

Al día siguiente, 11, tuvieron lugar las velaciones, para lo cual se trasladaron las Reales Personas á la Iglesia de Atocha, acompañando á aquéllas una brillantísima comitiva. El ceremonial observado fué el mismo que sirvió en los anteriores matrimonios, con ligerísima variante de detalle.

En los días inmediatos, hasta el 20, se celebraron grandes y variados festejos y ceremonias, besamanos, funciones regias en los teatros de la Cruz y del Príncipe, iluminaciones, fuegos artificiales, solemne misa y Te Deum en Santa María costeados por el Ayuntamiento, funciones reales de toros de corte en la Plaza Mayor, con caballeros en plaza (1), costeados por el Ayuntamiento, excursión á San Ildefonso, baile en Palacio, bailes públicos en distintos puntos de la población por 48 parejas de las distintas provincias, etc.

(1) Estas han sido las ultimas corridas de toros que han tenido lugar en la Plaza Mayor.

Consecuencias

de los matrimonios.

Tan espléndidas fiestas no pudieron desvanecer la preocupación que dominaba á los hombre pensadores.

y

La crítica que del matrimonio de la Infanta con el Duque de Montpensier se había hecho en las Cortes pecaba de exagerada y de violenta: la pasión había usurpado sus fueros á la verdad ciertos anuncios terroríficos no podían impre sionar á nadie. Pero aun descartado cuanto cabía atribuir al espíritu de partido y cuanto era hijo de compromisos de escuela, quedaba siempre un fondo de realidad que no podía menos de producir recelos y desconfianzas.

Porque la heredera del Trono contrajese matrimonio con un hijo del Rey de los franceses, no había derecho para decir que España iba á convertirse en la Polonia del Mediodía; pero, ¿cómo negar que ese enlace rompía por completo la política seguida en el exterior por los Gobiernos de Doña Isabel II? No podría ya entonces invocarse, por su cumplimiento en una parte y por el cambio de las circunstancias en otra, el texto del tratado de Cuádruple alianza; mas subsistía su espíritu, se había

mantenido y guardado la tradición de no seguir aisladamente á Francia ni á Inglaterra, sino á las dos juntamente, y todo esto desaparecía por obra de ese matrimonio. El enlace de la Infanta con Montpensier no era la alianza francesa, pero era una manifiesta inclinación á la política de Luis Felipe que no podía menos de alejarnos de Inglaterra, como en efecto nos alejó.

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Desde el momento en que ambas naciones habían aparecido de acuerdo en las Conferencias de Eu respecto á que el matrimonio de la Infanta con Montpensier no se celebrase hasta que la Reina tuviese sucesión, debió cumplirse esto, que era para España una solución decorosa y conveniente. No era tan preciso el inmediato enlace de Doña María Luisa Fernanda, que no consintiese tal aplazamiento; y mediante este, podía haberse llevado á cabo después sin dificultades de ninguna especie.

Todo se olvidó. Un Ministerio escogido para secundar ciegamente la política palaciega, no podía retroceder ni ante las severas advertencias del Representante inglés. Así es que cuando Mr. Bulwer, una vez hecho el anuncio oficial del enlace, manifestó su temor de que alterase las relaciones de España con determinadas Potencias, y cuando más tarde formuló

una solemne protesta contra el matrimonio, el Gobierno contestó con energía primero, para. verse precisado luego á multiplicar sus explicaciones. Pero ni estas ni las que no escaseó Francia lograron calmar el enojo de Ingla

terra.

De modo que los regios enlaces no sólo no nos dieron un aumento de fuerza y de simpatía en el exterior, sino que nos privaron de un apoyo que bien pronto nos hizo falta, pues coincidió con la celebración de aquellos el inaugurarse una nueva guerra civil, la cual ofreció al Vizconde de Palmerston ocasión propicia para vengarse de la derrota que había. sufrido.

Las consecuencias de tan torpe política no se redujeron á esto. Desde aquel momento. nuestras relaciones con Inglaterra fueron poco. amistosas, y dos años más tarde la irritación creciente del Gabinete inglés y las abusivas. ingerencias de Mr. Bulwer, nos llevaron á un rompimiento diplomático por todo extremo lamentable.

VIII

El matrimonio de Don Alfonso XII con Doña Mercedes.

Antecedentes.

El proyecto matrimonial. Actitud de los partidos.

Desde el enlace de Doña Isabel II con Don Francisco de Asís, hasta el matrimonio de Don Alfonso XII con Doña María de las Mercedes de Orleans y Borbón, transcurrieron treinta y dos años, período el más accidentado, el más revuelto, el más fecundo en extraordinarios acontecimientos de toda la moderna Historia de España.

Durante él produjéronse multitud de movimientos revolucionarios, vivióse en perpetua conspiración, gastó el país sus energías y su vitalidad en intestinas discordias, cayó para siempre del Trono aquella Reina por la que

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