Imágenes de páginas
PDF
EPUB

á salir de Sevilla.

y Falcó fundaba su oposicion en que debia esperarse el acuerdo del rey, y en que la isla gaditana no ofrecia la seguridad que se queria suponer. Adan, temeroso de que de uno en otro momento sorprendiesen los franceses á Sevilla, pues el gobierno ignoraba á punto fijo la distancia á que se hallaban de aquella ciudad, juzgaba que no debia dilatarse la salida al dia siguiente, sino emprenderse en el acto.

Aprobada la proposicion de Galiano con las adiciones de Argüelles, y señalada por el príncipe hora para recibir á los diputados de la comision, partieron estos á las cinco de la tarde, presididos por don Cayetano Valdés.

Vuelta la diputacion del alcázar real, el presidente dijo: "Señor, la comision de las Cortes se ha presentado á S. M.: ha enterado al monarca de que el congreso quedaba en sesion permanente; que habia resuelto trasladarse dentro de veinte y cuatro horas á Cádiz en virtud de las noticias que tiene de la marcha del enemigo, pues aumentando su velocidad podia el ejército invasor impedir la partida del gobierno, y de este modo dar muerte á la libertad y á la independencia de la nacion, y que por lo tanto era urgente y necesario el que la familia real y las Cortes saliesen de esta ciudad."

"El rey ha contestado: Que su conciencia y Niégase el rey el interes que le inspiran sus súbditos no le permiten salir de Sevilla: que si como individuo particular no hallaba inconveniente en la partida, como monarca debia escuchar el grito de su con

ciencia."

"Manifesté á S. M. que su conciencia quedaba salva, pues aunque como hombre podia errar, como rey constitucional no tenia responsabilidad alguna; que escuchase la voz de sus consejeros y

de los representantes del pueblo, á quienes incumbia la salvacion de la patria.-S. M. respondió: "He dicho:" y volvió la espalda."

Oida la relacion del general Valdés tomó la palabra Alcalá Galiano, y suponiendo que la negativa del rey y su resistencia á libertarse del peligro de caer en manos del enemigo no podian dimanar sino de hallarse S. M. en un estado de delirio momentáneo, opinó que habia llegado el caso previsto en la Constitucion çuando le considera imposibilitado moralmente; y pidió que considerando al monarca con el impedimento moral que señala el artículo 187 del código vigente, se nombrase una regencia provisional que para el solo acto de la traslacion reuniese las facultades del poder ejecutivo. Las tribunas públicas resonaron en contínuos y vehementes aplausos.

Prevenia el artículo 176 del reglamento interior que en semejantes casos se oyese á una junta de médicos; y la razon dictaba que se consultase la opinion del Consejo de Estado, de tanto peso en un asunto árduo y grave de suyo: mas el congreso declaró la proposicion comprendida en el artículo 100, y dió principio á su discusion.

Habló contra ella el señor Vega, anunciando que jamas habia dudado que la idea de ciertos hombres al salir de Madrid habia sido llevar el gobierno á Cádiz, cuyo puerto estaba espuesto al contagio: que Algeciras y Ceuta ofrecian un asilo menos peligroso; y que en el último naufragio podria acogerse la nave pública á los peñascos de Gibraltar. Refutó Argüelles los argumentos de Vega, declarando que ningun misterio existia en haber querido desde la corte castellana resguardarse de la tempestad en una isla fuerte: que Ceuta por su situacion, y Algeciras por rodearla los mismos riesgos que á Sevilla, y Gibraltar por pertenecer á

[blocks in formation]

Declaran las Cortes demen

te al rey.

una nacion estrangera, no podian servir de áncora al gobierno. El diputado Romero con un arrojo que siempre honrará su civismo invocó el citado artículo 176 que la asamblea estaba infringiendo; pero Oliver dijo que las Cortes estaban facultadas para revocar y alterar el reglamento; y entre aplausos y entusiasınadas aclamaciones fue aprobada la proposicion de Galiano, y sancionado el delirio momentáneo de Fernando de Borbon sin votar los diputados individualmente, como prevenia tambien el reglamento.

Confióse el encargo de proponer las personas que habian de componer la regencia á una comision compuesta de los diputados Argüelles, Gomez Becerra, Cuadra, Alava, Escobedo, Infante, Isturiz, Salvato y Florez Calderon; y aprobado el dictámen dado por la misma, resultaron elegidos Nombramien regentes don Cayetano Valdés, don Gabriel Ciscar cia constitucio y don Gaspar de Vigodet. Habiendo prestado los recien nombrados el juramento prescrito debajo del solio del salon de sesiones, instalóse la regencia á las once de la noche del mismo dia en el pa(Ap. lib. 11. lacio arzobispal (*). núm. 9.)

to de la regen

nal.

Junio de 1823.

Al regresar al seno del congreso la comision que habia acompañado á los regentes al alcázar del arzobispo, dijo su presidente Riego: "Que la regencia quedaba instalada, y que los aplausos y demostraciones de alegría con que habia sido acompañada manifestaban que el pueblo español deseaba que se adoptasen las medidas enérgicas que reclamaban las circunstancias."

El 12 invitó el congreso á los voluntarios nacionales de Sevilla para que á ejemplo de los de Madrid siguiesen á Cádiz al gobierno, ofreciéndoles las mismas ventajas. Acompañados por estos cuerpos, por un batallon de marina, y por el regimiento de caballería de Almansa, salieron el rey y su familia el mismo dia á las seis y media de la

tarde, llegando á las cinco de la mañana del 13 á Utrera. Fatigaba en estremo á la familia real el lento caminar de los carruages, que tenian que sujetarse al paso de la infantería. Ninguna fé merece el cuento inventado por el coronel de Almansa Minio, quien para congraciarse con la tiranía publico despues un manifiesto suponiendo que la vida de Fernando habia corrido inminentes peligros en aquella noche, y que la habia salvado por los esfuerzos de los caballos de Almansa. Sabemos por personas de distintas opiniones que seguian á los príncipes que es falso semejante relato; y que el proyecto de tan enorme crimen no se manifestó de modo alguno, ni se oyó una espresion que lo indicase.

A las dos de la tarde continuó el rey la marcha á Lebrija, donde el 14 se detuvo algunas ho- Junio de 1823. ras la familia real: al anochecer del mismo dia entró en Jerez, siguiendo el comenzado rumbo á las once de la noche, é imprimiendo sus huellas á las dos de la mañana del 15 en el Puerto de Santa María. Despues de un breve descanso púsose en camino á las ocho de la mañana, pisando á la una de la tarde la isla de Leon. Los regentes acompañaban al monarca, y llegados á la isla espidieron el siguiente decreto: "La regencia provisional del reino, habiendo llegado el rey á esta isla de Cádiz, y sabiendo que igualmente se halla en ella el número de diputados suficiente para deliberar en Cortes, declara: Que desde este momento debe cesar, y cesa absolutamente en el ejercicio de las cia en sus funfacultades que pertenecen al poder ejecutivo, y da del rey á čá que le habian sido conferidas hasta aqui por el decreto de las mismas Cortes con fecha de 11 de este mes.

La historia antigua y moderna no presenta otro ejemplo de un rey declarado demente hoy, y á los

Cesa la regen

ciones. - Llega

cuatro dias en el uso completo de su inteligencia, ni menos de un destronamiento de tan corta duracion. Suelen al caer las coronas de las augustas frentes dejarlas tan descubiertas y sin defensa, que peligra siempre la vida para que la mano no pueda volverlas á levantar: asi está escrito con sangrientos caractéres en los anales de Inglaterra y Francia. Y nosotros que condenamos en el 11 de Junio las infracciones de la ley, no podemos ahogar en nuestro corazon el orgullo que sentimos al escribir sin sangre la página mas dificil de nuestro libro. Ríanse en hora buena los escritores estrangeros del candor de los que despojaron y devolvieron el cetro en tan breve espacio á un rey que no cesaba de conspirar: este candor era hijo de una generosidad enteramente española. Quebrantaron el reglamento, no obraron como hombres de estado, y su impolítica dió armas á los enemigos de la libertad; pero cuando tuvieron á sus plantas al príncipe que preparaba su suplicio no tocaron un cabello de la cabeza del autor de todas las tramas, y tornaron á ceñirla con la diadema real. El trono perdió un rayo de esplendor, pero el que en él se sentaba ni una gota de sangre. El congreso, nombrada la regencia, no levantó la sesion permanente hasta que el ministro de la Gobernacion le participó el 12 por la noche la salida de la familia real, durando por consiguiente treinta y tres horas seguidas. Con Fernando habíase ausentado de Sevilla la fuerza armada, quedando únicamente un regimiento de artillería para protejer la marcha de los diputados, quienes el 13 por la mañana comenzaron á embarcarse en un vapor que alli habia. Desde los primeros rayos del alba se advirtieron en las calles grupos compuestos de gitanos y de otros vecinos del barrio de Triana: dejóse percibir un rumor sordo que presagiaba

« AnteriorContinuar »