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rando á hacer cesar las hostilidades. Dios &c.Fernando."

La contestacion del francés fue la siguiente:

"Mi señor hermano y primo. He tenido el honor de recibir la carta de V. M. de ayer. La Francia no hace la guerra ni á V. M. ni á España, sino al partido que tiene á V. M. y á su augusta familia cautivos en Cádiz, y no les consideraré en libertad hasta que esten en medio de mis tropas, ya sea en el Puerto de Santa María, ó en donde elija V. M. Si hasta esta noche no tengo una respuesta satisfactoria á esta y á la nota, que he comunicado al general Alava, acerca de la libertad de V. M., de su real familia y de la ocupacion de Cádiz por mis tropas, miraré como desecha toda negociacion. Soy &c. Luis Antonio. Puerto de Santa María 6 de Setiembre de 1823.

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En vista de la anterior respuesta convocáronse Cortes es la noche misına del 6 Cortes estraordinarias en traordinarias. virtud de un oficio del rey á la diputacion permanente, para que la asamblea deliberase sobre una esposicion que presentaria el gobierno de S. M. relativa al estado de la nacion. Instaláronse pues las Cortes estraordinarias la misma tarde, y á las seis de ella, sin mas intervalo que el de algunas horas, verificóse la apertura: el rey no asistió, y el ministro de la Gobernacion entregó al presidente el discurso real.

rey.

Discurso del

"Señores diputados: En aquel dia solemne en que se cerraron las Cortes ordinarias del presente año os anuncié que si las circunstancias lo pidiesen buscaría en las Cortes estraordinarias el puerto de salvacion para la nave del Estado. Una esposicion que mi gobierno os presentará, de orden mia, patentizará que aquella está á punto de naufragar, si no concurre á salvarla el congreso; y

consecuente á lo que entonces anuncié, á lo crítico de las circunstancias y á lo árduo de los negocios, he tenido por conveniente que se congreguen Cortes estraordinarias, para que deliberando sobre dicha esposicion resuelvan con su acostumbrado celo y patriotismo lo que mas convenga á la causa pública. Lo que os manifieste mi gobierno mostrará tambien palpablemente cuán infructuosos han sido los esfuerzos hechos para obtener una paz honrosa; porque el enemigo, empeñado en llevar adelante su propósito de intervenir contra todo derecho en los negocios del reino, se obstina en no tratar sino conmigo solo y libre, no queriendo considerarme como tal si no paso á situarme entre sus bayonetas. ¡Inconcebible y ominosa libertad, cuya única base es la deshonra de entregarse á discrecion en manos de sus agresores!

"Proveed pues, señores diputados, á las nece sidades de la patria, de la cùal no debo ni quiero separar nunca mi suerte; y convencidos de que el enemigo no estima en nada la razon y la justicia, sino estan apoyadas por la fuerza, examinad prontamente los males y su remedio. - Cádiz á 6 de Setiembre de 1823. Fernando." (*)

Concluida la apertura retiráronse los diputados, y vueltos á sus asientos á las siete discutieron en sesion secreta el mensage del gobierno, acordando en ella no admitir las proposiciones del duque. Ciento y veinte vocales, poco mas o menos, asistieron á aquella memorable reunion, en que se examinaron las comunicaciones que habian mediado con Angulema, la escasez absoluta de medios de defensa, y finalmente el estado de la opinion nacional. Determinó el congreso despues del indicado acuerdo tratar puntos tan espinosos en sesion pública. Abrióse esta acto contínuo y nombraron

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(* Ap. lib. 11. núm. 13.)

Setiembre de 1823.

una comision, á la que pasó el escrito de los ministros. Valdés manifestó á la asamblea en un oficio que el general Bourmont le habia participado que no siendo satisfactoria la respuesta dada por S. M. C. en el dia anterior, y queriendo el duque tratar solamente bajo aquellas bases, se romperian las hostilidades á las ocho de la noche sino se conformaban antes los sitiados con el convenio ofrecido; y que habia contestado al francés que sometido el negocio á las Cortes, no era posible responder aquella noche, y sí al dia siguiente.

En la sesion del 7 el señor Saavedra entregó la minuta de contestacion al discurso de la corona, en la que entre otras cosas se leía: "Grandes son, señor, ciertamente las necesidades de la patria, pero grande es tambien la constancia y el esfuerzo de los fieles súbditos de V. M.; y aunque en estos tiempos de degradacion general se estime la fuerza en mas que la razon y la justicia, las Cortes no darán un paso que mancille en lo mas mínimo la dignidad de su rey y el honor de la nacion."

El mismo dia presentó á la deliberacion de las Cortes el diputado Galiano la respuesta á la Dictámen de memoria del gobierno: en ella decia: "En cuanto la comision so á ser deshonrosa la propuesta de entregar al rey bre las proposiciones de An- y la suerte de la nacion al enemigo invasor, no gulema. cree la comision que pueda disputarse. El gobierno la ha calificado de tal, no menos que inadmible, consideradas sus facultades; y no siendo las de las Cortes mayores ni diferentes en este punto, la comision cree que deben estas convenir con la opinion del gobierno de S. M. y aprobar y aplaudir sus sentimientos."

La asamblea nacional dió su aprobacion al dictámen. Cumplido asi el objeto de su convocatoria, propuso el presidente el dia 10 que el 14 se cerrasen las puertas del templo de la libertad: opúsose

el gobierno el ff, manifestando que en tan críticas y peliagudas circunstancias podian ser necesarias nuevas comunicaciones, y que para evitar la dilacion de la apertura y demas juzgaba mas útil el que se suspendiesen solamente: conformáronse los representantes del pueblo con la indicacion de los ministros, y el 12 quedaron suspensas las sesiones. Es notable en este dia el discurso de Florez Calderon contra los que habian aconsejado la reforma del código vigente: al través de un delirio, hijo del entusiasmo, resaltan el valor cívico y el desprecio de la vida que necesitaba abrigar en su corazon el que en las últimas convulsiones de la patria hablaba asi. "Los indefensionistas pretenden introducir el mas espantoso terror en los ánimos de los incautos, y como si ya tuvieramos el caballo troyano dentro de nuestros muros se esfuerzan en persuadir que toda resistencia es inútil, y aun temeraria. Estos hombres revestidos de la mas oprobiosa impudencia, y olvidados de los estímulos del honor, solicitan introducir el desaliento, y son otra clase de víboras que tenemos entre nosotros para que nos despedacen las entrañas,"

Ya el 7, en vista de la sesion secreta de las Cortes del dia anterior, habia el ministerio dado en nombre de Fernando la siguiente respuesta, rehusando someterse.

er Mi querido hermano y primo. He recibido la carta de V. A. R. de fecha de ayer, y por su contenido veo con el mayor dolor que V. A. R. cierra todas las puertas á la paz. Un rey no puede ser libre alejándose de sus súbditos y entregándose á la discrecion de tropas estrangeras que han invadido su reino; una plaza española, cuando no contiene traidores, no se rinde á menos que el honor y las leyes de la guerra no justifiquen su entrega.

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Setiembre de 1823.

1823.

Sin embargo, yo deseo dar á V. A. R. y al mundo la prueba de que he hecho todo lo que he podido para evitar la efusion de sangre; y ya que rehusa V. A. R. el tratar con cualquiera que sea, escepto conmigo solo y libre, estoy pronto á tratar solo con vos y en plena libertad, bien sea en un sitio á distancia igual de los dos ejércitos, y con toda la seguridad conveniente y recíproca, ó bien á bordo de cualquiera embarcacion neutral, bajo la fé de su pabellon. El teniente general don Miguel Ricardo de Alava va autorizado por mí para poner esta carta en manos de V. A. R., y espero recibir una respuesta mas satisfactoria. Dios &c. Fernando. - Cádiz 7 de Setiembre de 1823."

El duque de Angulema no solo se negó á responder, sino que ni aun admitió al ilustre y honrado Alava.

El ayuntamiento de Cádiz publicó un bando el 16 ordenando el alistamiento forzoso, que no produjo resultado alguno. Los franceses continuaron los trabajos comenzados, y el 16 de Setiembre arrojaron cohetes á la Carraca, que se incendió, pero se logró á poco tiempo apagar el fuego; apoderáronse el 20 del castillo de Santi-Petri, que se castillo de San- rindió á las cuatro horas de haber sido atacado, oponiendo muy débil resistencia. El 17 habia tambien capitulado la ciudadela de Pamplona, guarnecida por tres mil y trescientos hombres, despues de cinco meses de bloqueo y siete dias de brecha abierta.

Rendicion del

ti-Petri.

Todo caminaba á su fin: la indisciplina y el descontento trabajaban los cuerpos; faltaba la confianza; agotábanse los almacenes, y el dia terrible del vencimiento iba á brillar. Creció el general desaliento con las bombas y granadas que arrojaron los contrarios el 23 contra Cádiz, causando

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