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cas, enfermedad que se habia generalizado entonces en la mayoría de la nacion.

El desembarco de los soldados de Bazan fue un grito de alarma para los pueblos de la playa y de sus contornos, cuyos voluntarios realistas corrieron con increible rapidez á devorar la presa con que los brindaba la fortuna. Al rumor de tantas armas conocieron los liberales el error de sus estimuladores y quisieron volver á darse á la vela; pero el viento habia variado y tuvieron que tomar el derrotero de la sierra de Clevillente, cuya aspereza y quebrado terreno les ofrecia por el pronto mas segura defensa. Los realistas de Elche mataron en la primera escaramuza al teniente coronel don José Selles, y salvóse por la ligereza de su caballo el partidario Arquetes. Tambien de Alicante, donde mandaba las armas del rey el sanguinario monstruo don Pedro Fermin de Iriberri, salieron los voluntarios realistas á defender el despotismo, pareciéndose las faldas de la sierra de Clevillente á un hormiguero inestinguible que acudia al olor de la matanza á cebarse en los infelices liberales. Acosados por todas partes los hermanos don Antonio y don Juan opusieron una valerosa resistencia, hasta que herido el segundo en el pecho y en el brazo y caido del caballo, sacó el primero dos pistolas, último recurso de la desesperacion, y disparó la una al oido de don Juan: hasta en el último trance le fue contraria la suerte; el tiro no salió, y echando mano de la otra pistola que reservaba para sí tuvo tambien el dolor de que sucediese otro tanto. Arrojólas entonces largo espacio rabioso y frenético, y sus enemigos, abalanzándose con la alegría que sienten los tigres al caer sobre el indefenso cordero, maniatáron los para paladearse con su prolongado tormento. El desgraciado herido lo estaba

Rindese.

Perece.

'926.

voluntarios

realistas.

de muerte; mas los verdugos no se sacian sino derraman por su mano la sangre y se salpican con ella: Bazan fue fusilado en Orihuela el 4 de Marzo en la misma parihuela en què ló llevaban con un valor y una serenidad que no bastaban á disminuir el martirio de su situacion, pues ni aun podia levantar la cabeza para recibir el plomo homicida. Todos sus compañeros murieron del mismo modo. Alicante tiñó con la sangre de 28 víctimas su suelo, y en otros muchos pueblos corrió aquel riego temible que tarde ó temprano produce las espiaciones.

'Los cadáveres de las víctimas inmoladas servian siempre de escalones á los realistas exaltados para encumbrarse y para llevar adelante sus planes. En 25 de Febrero creóse por un decreto autógrafo la inspeccion de voluntarios realistas, conInspeccion de firiendo el primer grado á don José María Carvajal, que mandaba la provincia de Valencia, ordenando "que se entendiese en derechura con el monarca para la organizacion y fomento de los referidos cuerpos." Verificáronse varias mudanzas en las capitanías generales, enviando á Navarra al duque de Castroterreño, que empuñaba el baston de Castilla la Vieja, el que pasó á las manos de don Francisco Longa; á Aragon á don Felipe SaintMarch, y á Valencia á don José O'donell. Estendiéronse en 6 de Marzo las purificaciones á los individuos de medicina, cirujía y farmacia militar, creyen. do que cuanto mas se apretasen los resortes de la máquina, mas asegurada quedaba y sin que corriese riesgo de romperse. Tambien hubieron de purificarse los oficiales procedentes de América, porque el trato de los pueblos que alli habian apellidado libertad era un contagio que podia haber los contaminado.

No contento el rey con el honor concedido á los voluntarios realistas en la creacion de la ins

peccion general, permitióles por un año la libre introduccion por las provincias exentas del armamento que necesitasen, abriendo asi una puerta mas al contrabando: tambien se les eximió del pago de las llamadas cartas de seguridad. Engreidos con el alto favor que les dispensaba el trono y con tantos privilegios, eran los genízaros de los pueblos, donde despreciando las leyes y hollándolas impunemente, atentaban á los objetos mas sagrados. Un voluntario realista en aquel tiempo equi- Orgullo de los valia á un semidios: convencido de que el cielo bendecia sus empresas porque sostenia el altar, y de que el príncipe reinaba por él y le debia el cetro, creíase autorizado para cometer los mayores atentados; y mirando á sus conciudadanos como impíos y rebeldes, dábase á sí mismo el nombre del elegido del olimpo y del palacio para gozar los dones de la fortuna.

Por otra parte el descaro y la osadía de los obispos que dirigian las reuniones apostólicas no podian llegar á mas. El gobierno de una nacion culta osó anunciar en la Gaceta oficial de 23 de Marzo (*), que en Murcia se habia visto un horrible torbellino que dejó consternado al concurso al espirar, sin querer confesarse, el reo Antonio Caro, alias Jaramalla, que fue ahorcado despues de haber sido arrastrado atraillado á la cola de un caballo, y llevado mordazas por decir viva mi secta. Queríase entronizar la teocracia y cubrir el horizonte español con las espesas nieblas del fanatismo.

Y el cuadro que representaba la nacion heróica en cuyos dominios nunca se ponia el sol en tiempos mas felices," no era ya el de una monarquía templada y religiosa, sino el de un pueblo ébrio de supersticion y gobernado por la hipocresía, que invocaba en los labios un culto sagrado de que su gangrenado su gangrenado corazon se mofaba.

T. III.

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voluntarios.

1826.

(Ap. lib. 13. núm. 1.)

Fernando, libre en sus opiniones, y de quien podiamos citar repetidos rasgos en prueba de que no era fanático, asistió el lunes de Pascua con su familia á la comunion de los enfermos del hospital de la corte llevando en la procesion las llaves del Sagrario, y los infantes don Carlos y don Francisco los corporales. Aqui no brillaba la religion que inspira la virtud á los príncipes, sino la política, que se apoya en el ara para sostenerse y ocultar sus delitos. A imitacion del monarca, los voluntarios realistas de Cien-Pozuelos, de Murcia, de Cerezo de la Rioja, del Quintanar y de otros pueblos, Rasgos de hi- juntos y uniformados confesábanse y comulgaban públicamente con suma pompa y ostentacion, no estimulados por el ardor religioso, que cuando es puro se eleva en silencio admirando al Autor soberano de los cielos, sino cual gárrulos histriones que traficaban con las apariencias y salian del templo á repetir sus escesos.

pocresía.

Año Santo.

Corria el año de 1826, llamado Año Santo á causa del Jubileo concedido por el Sumo Pontífice á los que visitasen las iglesias; y no era de perder ocasion tan propicia de representar la farsa con que se queria deslumbrar al pueblo. Gozaban entonces los reyes en los deliciosos jardines de Aranjuez el suave ambiente de la primavera, y el 1.o de Mayo visitaron los templos, presentándose la reina y las infantas vestidas á la usanza española con basquiñas y mantillas negras, y rodeadas de su lucidísima corte. Dada la señal por el palacio, convirtióse España en una procesion continuada que se cruzaba en todas direcciones, y que se estendia desde la capital de la monarquía hasta el mas despreciable lugarejo. Vióse en Madrid al nuncio del Papa marchando al frente de la cofadría de San Pedro y San Pablo; al patriarca de las Indias á la cabeza del ministerio de la Guerra y de las

mas altas dignidades de la milicia; á los capitanes generales seguidos de sus estados mayores; á las audiencias, universidades, oficinas, ayuntamientos, batallones y escuadrones con sus oficiales y gefes, todos entonando la letanía y haciendo del culto divino, cuyo mas hermoso altar es el corazon humano, un vil comercio, una irrision escandalosa.

y

La enseñanza de la juventud hallábase confiada á los frailes, que en vez del grano benéfico de la ilustracion sembraban la ignorancia para perpetuar su reinado. Los Jesuitas dirigian los colegios de la nobleza, no solo en la corte, sino tambien en las principales ciudades. La direccion general de estudios señalaba las obras mas atrasadas de todas las ciencias para texto de los alumnos: las juntas de purificacion separaban por sus opiniones políticas á los catedráticos de talento, pues hasta las maestras de niñas sufrian aquel juicio; y los obispos prohibian los libros mas inocentes, y que mas honran la literatura española, como la Teoría Ensayo del erudito Marina, el Informe sobre la ley agraria del inmortal Jovellanos, la Historia crítica de España de Masdeu, y hasta las novelas mas oscuras. Cada obispo, con mengua de las leyes del reino, obraba por su capricho; un mismo libro prohibido en una provincia, no lo estaba en las otras, segun las ideas ó los conocimientos del que empuñaba el báculo; y la ignorancia solia ser tanta, que los escritos que tenian dos títulos se vieron prohibidos cual si fuesen dos producciones distintas. Los eclesiásticos ascendian en este año á ciento veinte y siete mil trescientos cuarenta y cinco individuos, segun el cálculo de Miñano formado con exactitud (*); número estraordinario y escesivo que privaba á la agricultura y á las artes de robustos y numerosos brazos.

Fernando apenas residia en Madrid: instituía

Prohibicion de libros.

(Ap. lib. 13. núm. 2.)

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