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1823.

Chambó.

buena maña, y trabajaba en un terreno tan prepa rado, que el 30 de Enero contaba ya mil y quinientos hombres divididos en dos batallones y otros tantos escuadrones. Reforzáronle en Febrero el comandante Prats con varios oficiales, y el cabecilla Ramon Chambó con su partida de cien hoinbres, quien habia trocado el látigo de carretero por el baston del mando. Creados otros batallones como por encanto, aguardó en una posicion ventajosísima junto al pueblo de Gaibiel á una columna de nuevecientos provinciales de Écija y Jaen destinada á perseguirle. Y como la impericia del gefe liberal conducia á la tropa por la senda de un barranco, angosta y doininada por los montes vecinos, cayó Sempere sobre los desventurados provinciales, que antes se vieron envueltos y fusilados que pudieron ejecutar un solo movimiento: todos quedaron muertos ó prisioneros, y empuñaron las armas para engrosar las filas del caudillo absolutista. Era don Rafael Sempere un hombre nulo, sin conocimientos ni ingenio; pero alentado con los favores de la fortuna, y remontado en alas de los pueblos fanáticos y ciegos, atacó y se apoderó de Segorbe, sentando alli sus reales victorioso y adulado. Sabidos en Valencia los triunfos de don Rafael, dispúsose que saliesen en su persecucion dos compañías de Lorca y el segundo batallon de la milicia nacional con algunos caballos; y pareciendo á los anarquistas que el modo de esterminar á los facciosos era aumentar el número de los descontentos, prendieron el 10 de Marzo y encerraron en la ciudadela á muchas personas notables de la ciudad, entre ellas canónigos y frailes oscuros, embarcándolos despues con destino á las islas Balea res. Sempere ahuyentó á la milicia, y atacando á Murviedro se apoderó sin resistencia de su famoso Toma del casticastillo, llave de la capital de la provincia, á la llo de Sagunto.

Capapé.

frailes.

que llenó de pavor y confusion, obligando á encerrarse en los muros á sus contrarios, y sublevando á los labriegos de los contornos, que en masa é instantáneamente se levantaron á favor del absolutismo. Tambien en Aragon habian tomado rápido vuelo las bandas del cabecilla Joaquin Capapé, no obstante la derrota de Almonacid de la Sierra, donde los liberales le tomaron cerca de cuatrocientos prisioneros. Y Bessieres, tantas veces acometido y dispersado, amagaba á Cuenca, mientras don Manuel Adamé, llamado el Locho, recorria la Mancha.

Contribuía notablemente á los aumentos del ejército de la fé el santo tiempo de cuaresma que entonces reinaba; pues los frailes, convirtiendo en tribuna pública cada confesonario y cada púlpito, Furor de los arrastraban al vulgo á las banderas de aquella nueva cruzada. Pintaban al partido liberal con los colores de la impiedad, invocando en su apoyo la supresion de algunos conventos y el estrañamiento de los obispos separados de sus sillas. Asi las pasiones de los unos subian de punto la rabia de los otros; y esta rabia, desencadenada y sin freno, presagiaba dias de lágrimas y de desventura á la infeliz España.

Un astro de funesto augurio parecia presidir á los destinos de Europa y de la libertad. En Portugal saltaban las primeras chispas de la reaccion con tanto ímpetu que anunciaban un incendio, y generales de nombradía se colocaban á la cabeza de los absolutistas. Un escándalo inaudito llamaba en Francia la atencion de todas las clases: el diputado Mr. Manuel soltó en las cámaras algunas espresiones que parecian aprobar la revolucion de los años pasados; y la asamblea, sin faEscándalo en cultades y atropelladamente, decretó la espulsion de Mr. Manuel de su seno. Negóse el ilustre ora

las cámaras de Francia.

dor á obedecer orden tan tiránica, y siguió presentándose en las cámaras: entonces mandóse á la milicia que se apoderase de su persona, pero el sargento se negó con firmeza, y entrando los gendarmes en el santuario de las leyes, sacaron de alli á viva fuerza á Mr. Manuel, con menoscabo del cuerpo legislativo y con menosprecio de las leyes sancionadas.

Los habitantes de Barcelona celebraron el 19 de Marzo el aniversario de la promulgacion del código de Cádiz, no obstante los embravecidos vientos de la revolucion que entonces soplaban. Levantaron un templo á la gloria, al que treparon representando el cuerpo á que pertenecian los heridos de la milicia nacional, de la activa, del ejército y del batallon de emigrados italianos. El gefe político entregó á cada uno un sable de honor, y ciñó sus cabezas con coronas de laurel y encina: las músicas marciales y las descargas de artillería contribuían al realce de la ceremonia. Habia precedido á la fiesta cívica un suntuoso TeDeum en el templo; y la siguió un banquete dado á los laureados, al que asistieron todas las autoridades. Por la noche, iluminada la ciudad, entregóse al placer de las máscaras y de la danza, olvidada de los peligros que amenazaban á la patria.

1823.

Fiesta cívica de Barcelona.

El conde de La Bisbal, que era el hombre de la confianza del gobierno, habia reasumido el mando político y militar de Madrid. El mismo dia de la salida de la familia real las Cortes determinaron suspender sus sesiones desde el 22 de Marzo hasta el 23 de Abril para verificar en el intermedio su viaje á Sevilla. Partieron de la Traslacion de antigua capital de la monarquía acompañadas por el ayuntamiento de Madrid, que se despidió del congreso á corta distancia en medio de las mas

las Cortes.

tiernas demostraciones de afecto, y arrasados en lágrimas los ojos de muchos diputados. Como era público el aborrecimiento de Fernando á la libertad, y sus ardides é incesantes esfuerzos para derrocarla, los pueblos del tránsito ocupaban á bandadas el camino, y recibiendo con frialdad y aun con desden á la familia real, aplaudian á las Cortes y daban muestras de un hervoroso entusiasmo por la Constitucion. Asi es que Fernando, tan ambicioso del mando como amante de los inciensos del vulgo, esperimentó muchas amarguras en el tránsito de Madrid á Sevilla; y los representantes de la nacion, ciegos en su propósito de que el pueblo odiaba á la tiranía, robustecieron aun mas tan funesta idea, que nos condujo al precipicio. Por fin el 10 de Abril á medio dia entraron los reyes en Serey en Sevilla. Villa por la puerta de Triana, en la que el gobernador les presentó las llaves de la ciudad: las tropas tendidas por la carrera, vistosamente colgada, las salvas de artillería y el repique general de campanas, solemnizaron el acto de la entrada: las Cortes verificáronla el 11 con iguales demostraciones y pompa. El 23 prosiguió el congreso sus tareas, como tenia resuelto; y el presidente Florez Calderon pronunció un discurso pintando la marcha triunfal de la asamblea,

1823. Entrada del

"El fuego sagrado y la tierna emocion, dijo, con que entre mil ansias y en el contraste de varios sentimientos encontrados dimos el último á Dios al heróico ayuntamiento de Madrid, á quien yo no pude, sin que mis ojos se arrasasen, recordar tantos dias de gloria como le debemos, parecian haberse difundido por todas partes, y preparado todos los corazones.

"Los gefes políticos á la cabeza de las diputaciones provinciales, los ayuntamientos constitucionales, los militares de todas armas, los magistra

dos y jueces, clero secular y regular, los establecimientos de instruccion pública, ofreciéndose muy pocas escepciones, todos á porfia nos esperan en los pueblos, y aun salen en medio de los caminos á presentar sus votos y manifestar sus deseos de contribuir á la dicha y prosperidad de nuestra patria, cimentada en su independencia y en la conservacion del código fundamental que tan de veras han jurado observar."

Y despues de haber pintado á los ancianos confundidos con los jóvenes en la milicia que cubria el tránsito, y á las esposas despidiéndose de sus maridos, prosigue: "Hasta las madres de familia, dignas por mil títulos de nuestro respeto y gratitud, y jóvenes tan virtuosas como amables, nos preparan himnos de gloria, y mezclan, en lo despoblado de los caminos donde se habian colocado dejando las comodidades de sus casas, los acentos encantadores de su voz á los rasgos del carácter decidido y patético con que los animan." Concluía el discurso manifestando el ánimo firme y constante en que estaba la asamblea de no reformar en lo mas mínimo la Constitucion del Estado. En la misma sesion el diputado Canga-Argüelles propuso que se tratase á los franceses invasores como tropas pertenecientes á un ejército civilizado, sino como hordas que venian á saquear y hollar los derechos del pais. Y tan alto rayaba el entusiasmo del congreso, que declaró la proposicion comprendida en el artículo ciento del reglamento.

no

No debemos pasar en silencio un rasgo de Fernando en este viaje, que servirá para poner mas en claro el carácter original que le distinguia. Antes de salir de Madrid habia exagerado sus ataques de gota, y obligado con su influjo á algunos médicos á que declarasen los peligros de la marcha, como dijimos en su lugar: pues al dia siguiente de

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Otro rasgo de Fernando.

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