Nueva biblioteca de autores españoles, Volumen2

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Marcelino Menéndez y Pelayo
Bailly-Baillière, 1905
 

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Página xxxii - Y porque demás de los que, por ser criados y amigos de Diego Velazquez, tenían voluntad de salir de la tierra, había otros que, por verla tan grande y de tanta gente, y tal, y ver los pocos españoles que éramos, estaban del mismo propósito; creyendo que si allí los navios dejase, se me alzarían con ellos, y yéndose todos los que desta voluntad estaban, yo quedaría casi solo...
Página xxix - Los cuales, después, venían a las barcas de los navios, adonde nos estábamos, nadando, y nos traían papagayos y hilo de algodón en ovillos, y azagayas, y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían, de buena voluntad.
Página 274 - La historia misma, testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la antigüedad, ¿con qué voz habla a la inmortalidad sino con la voz del orador?
Página xxix - Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque no vide más de una farto moza, y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de treinta años: muy bien hechos, de muy fermosos cuerpos, y muy buenas caras...
Página xxxii - Hay joyerías de oro y plata y piedras, y de otras joyas de plumaje, tan bien concertado, como puede ser en todas las plazas y mercados del mundo. Hay mucha loza de todas maneras y muy buena, y tal como la mejor de España.
Página xxix - Dijeron que los habían recibido con gran solemnidad, según su costumbre, y todos, así hombres como mujeres, los venían a ver, y aposentáronlos en las mejores casas; los cuales los tocaban y les besaban las manos y los pies, maravillándose y creyendo que venían del cielo, y así se lo daban a entender.
Página 329 - ... dos caballeros, que aunque intercedieron muchos principales y daban por cada uno doce mil ducados al rey, nada bastó para que no lo hiciese.
Página xcviii - Señor capitán, con hombres como vuesamerced se ha de partir la capa», y me tuvo por su camarada más de ocho meses, dándome de comer y cenar, y aun vestido me dio. ¡Dios se lo pague! Y no contento con eso, sino que me dedicó una comedia, en la veinte parte, de El rey sin reino, a imitación del testimonio que me levantaron con los moriscos I0.
Página xxxi - Las Indias, que son parte del mundo tan ricas, te las dio por tuyas; tú las repartiste adonde te plugo y te dio poder para ello. De los atamientos de la mar océana, que estaban cerrados con cadenas tan fuertes, te dio las llaves; y fuiste obedecido en tantas tierras y de los cristianos cobraste tan honrada lama.
Página xxxiv - ... de vernos en tanta fortuna, comenzaron todos a llorar recio, y tan de verdad, que lejos de allí se podía oír, y esto les duró más de media hora; y cierto ver que estos hombres tan sin razón y tan crudos, a manera de brutos, se dolían tanto de nosotros, hizo que en mí y en otros de la compañía cresciese más la pasión y la consideración de nuestra desdicha.

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