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co los jaeces, y al pie del estaba una silla gineta , tan costo-
samente obrado y bien acabado, cuanto se puede encarecer.
Cuando vió el caballero sus cuadros, aficionado (y con razon)
al primero , fue el primero á que puso precio , y sin reparar
en el que por él pidieron , dando en premio una rica sortija
al ingenioso pintor, lo dejó pagado y con la ventaja de su pin-
tura. Tanto se desvaneció el otro con la suya, y con la libe-
ralidad franca de la paga, que pidió por ella un escesivo pre-
cio. El caballero absorto de haberle pedido tanto, y que ape-
nas pudiera pagarle, dijo: vos, hermano, ¿por qué no con-
siderais lo que me costó aqueste otro lienzo, á quien el vues-
tro no se aventaja? En lo que es el caballo (respondió el pin.
tor) vuesa merced tiene razon : pero árbol y ruinas hay en el
mió que valen tanto como el principal de ese otro. El caba-
llero replicó : no me convenia ni era necesario llevar á mi tier-
ra tanta balumba de árboles y carga de edificios, que allá te-
nemos muchos y muy buenos. Demas, que no les tengo la afi-
cion que á los caballos, y lo que de otro modo que por pin-
tara no puedo gozar , eso huelgo de llevar, Volvió el pintor á
decir : en lienzo tan grande pareciera muy mal un solo caballo;
y es importante, y aun forzoso para la vista y ornato, com-
poner la pintura de otras cosas diferentes que la califiquen y
den lustre , de tal manera, que pareciendo asi mejor, es muy
justo llevar con el caballo sus guarniciones y silla : especial-
mente estando con tal perfeccion obrado, que si de oro me
diesen otras tales , no las tomavé por las pintadas. El caballe-
ró que ya 'lenia lo importante á su deseo (pareciéndole lo de-
mas impertinente ,, aunque en su tanto muy bueno) y no ha-
llándose tan sobrado que lo pudiera pagar, con discrecion le
dijo: Yo os pedi un caballo solo, y tal como por bueno os lo
pagaré si me lo quereis vender : los jaeces quedaos con ellos
ó dadlos á otros que no los he menester. El pintor quedó cor-
rido

у
sin

paga por su obra añadida , y haberse alargado á la eleccion de su albedrio , creyendo que por mas composicion le fuera mas bien premiado y gratificado su trabajo.

Comun' y general costumbre ha sido y es de los hombres, cuando les pedis 'reciten ó refieran lo que oyeron ó vieron , ó que os digan la verdad y sustancia de una cosa , enmascararla

у afeitarla , que se desconoce como el rostro de la fea, Ca. da uno le da sus matices y sentidos, ya para exagerar , incitar, aniquilar á divertir , segun su pasion le dicta. Asi la éstira con los dientes para que alcance, la lima y pule para que entaile , levantando de punto lo que se les antoja , graduando como conde palatino, al necio de sabio , al feo de hermoso , y al cobarde de valiente. Quilatando con su estimacion las cosas , no pensando cumplen con pintar el caballo, si lo dejan en cerro y desenjaezado, ni dicen la cosa sino la «comentan

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como mas viene á cuento á cada uno. Tal sucedió á mi padre que, respecto de la verdad, ya no se dice cosa que lo sea. De tres han hecho trece , y los trece trecientos, porque á todos les parece añadir algo mas, y destos algos han hecho un mucho que no tiene fondo, ni se le halla suelo. Reforzándose unas á otras añadiduras, y lo que en singular cada una no prestaba , muchas juntas hacen daño. Son lenguas engañosas y falsas, que como saetas agudas y brasas encendidas, les han querido herir las honras y abrasar las famas, de que á ellos y á mi resultan cada dia notables afrentas. Podrásme bien creer, que si valiera elegir de á donde nos pareciera, que de la masa de Adan procurara escoger la mejor parte , aunque anduviéramos al puñete por ello. Mas no vale á eso, sino a tomar cada uno lo que le cupiere , pues el que lo repartió pudo y supo bien lo que hizo : el sea loado , que aunque tuve jarretes y manchas, cayeron en sangie noble de todas partes: La sangre se hereda y el vicio se apega : quien fuese cual debe será como tal premiado, y no purgará las culpas de sus padres. Cuanto á lo primero el mio y sus deudos fueron levantiscos. Vinieron á residir á Genova , donde fueron agregados a la nobleza. Y aunque de allí no naturales , aqui los habré de nombrar como tales. Era su trato el ordinario de aquella tierra, y lo es ya por nuestros pecados en la nuestra , cambios

у cambios por todo el mundo. Hasta en esto lo persiguieron infamándolo de logrero: muchas veces, lo oyi á sus oidos, y

su buena condicion pasaba por ello. No tenian razon, que los cambios han sido y son permitidos. No quiero yo loar ni Dios lo quiera, que defienda ser licito lo que algunos dicen, prestar dinero por dinero, sobre prendas de oro o plata, por tiempo limitado o que se queden rematadas. Ni otros tratillos paliados, ni los que llaman cambio seco, ni

que corra el dinero de feria en feria , donde jamas tuvieron hombre ni tralo, , que llevan la voz de Jacob , y las manos de Esaú, y à tiro de escopeta descubren el engaño. Que las tales, aunque se las achacaron ,, yo no las ví ni dellas daré señas. Mas lo que absolutamente se entiende cambio, es obra indiferente, de que se puede usar bien y mal, y como tal (aunque injustamente) no me maravillo, que no debiéndola tener por mala, se repruebe. Mas la evidentemente buena, sin sombra de cosa que no lo sea , que se murmure y vitupere, eso es lo que me asombra. Deeir si viese á un religioso entrar a la media noche por una ventana en parte sospechosa , la espada en la mano y el broquel en el cinto, que va á dar los sacramentos, es locura , que ni quiere Dios, ni su iglesia permite que yo sea tonto, y de lo tal evidentemente malo sienta bien. Que un hombre rece, frecuente virtuosos ejercicios, oiga misa , fiese y comulgue á menudo , y por ello le llanea hipócrita,

con

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no lo puedo sufrir , ni hay maldad semejante á esta. Tenia mi padie un largo rosario entero de quinte dieces , en que se enseñó á rezar (en lengua castellana hablo] las cuentas grucsa's mas que avellanas: esté se lo dió á mi madre, que lo heredó de la suya : nunca se le caia de las manos , cada mañana oia su misa sentadas ambas rodillas en el suelo, juntas las manos,

levantadas del pecho arriba , el sombrero encima dellas. Arguyéronle maldicientes que estaba de aquella manera rezando para no oir, y el sombrero alto para no ver. Juzguen deste juicio los que se hallan desapasionados, y digan si haya sido perverso y temerario, de gente desalmada, sin conciencia. Tambien es verdad que esta murmuracion tuvo causa, y fue su principio, que habiéndose alzado en Sevilla un su compañero, y llevándole gran suma de dineros , "venia en su seguimiento, tanto á remediar lo que pudiera del daño , como á componer otras cosas. La nave fue saqueada , y él con los ma's que en ella venian , cautivo y llevado á Argel, donde medroso y desesperado, el temor de no saber cómo ó con qué volver en libertad, desesperado de cobrar la deuda por bien de paz, como quien no dice nada , renegó. Alla se casó con una mora hermosa y principal, con buena hacienda , que en materia de interes (por lo general de quien siempre voy tratando, sin perjuicio de mucho número de nobles caballeros, y gente grave y principales, que en todas partes hay de todo) diré de paso lo que en algunos deudos de mi padre conoci el tiempo que los tratě. Eran amigos de solicitar casas agenas , olvidándose de las propias : que se les tratase verdad y de no decirla : que se les pagase lo que se les debia , y no pagar lo que debian : ganar y gastar largo , diese donde diese , que ya estaba rematada la prenda , y como dicend Roma por todo. Sucedió , pues, que asegurado el compañero de no haber quien le pidiese , acordó tomar medios con los acreedores presentes , poniendo condiciones y plazos con que pudo quedar de allí en adelante rico, y satisfechas las deudas.

Guando esto supo ini padre, nacióle nuevo deseo de ve nirse con secreto y diligencia, y para engañar a la mora, le dijo se queria ocupar en ciertos tratos de mercancías. Vendió la hacienda , y puesta en zequies (moneda de oro fino berbeaisca) con las mas joyas que pudo, dejándola sola y pobre, se vino huyendo, y sin que algun amigo ni enemigo lo supiera, reduciéndose á la fe de Jesucristo , arrepentido y lloroso, delató de sí mismo, pidiendo nuisericordiosa penitencia , la cual siéndole dada , después de cumplida, pasó adelante á co. brar su deuda. Esta fue la causa porque jamas le creyeron obra que hiciese buena. Si otra les piden, dirán lo que muchas veces (con impertinencia y sin propósito) me dijeron : Que quien una vez ha sido malo, siempre se presume serlo en aquel gé

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nero de maldad. La proposicion es verdadera, pero no hay alguna sin escepcion. ¿Qué sabe nadie de la manera que ioca Dios á cada uno , y si conforme dice una auténtica tenia ya reintegradas las costumbres ?

Veis a qui , sin mas acá ni mas allá los linderos de mi padre; porque decir que se alzó dos o tres veces con haciendas agenas, tambien se le alzaron a él. No es maravilla : los hom. bres no son de acero, ni estan obligados á tener como los clavos, que aun á ellos les falta la fuerza y suelen soltar

у aflojar. Estratagemas son de mercaderes que donde quiere se practican en España , especialmente donde lo han hecho grangeria ordinaria. No hay de que nos asombremos, allá se entienden , allá se lo hayan , á sus confesores dan larga cuenta dello, solo es Dios el juez absuelve lo que hace. Mi aquestas cosas, mire quien los

veo que lo traen por uso, y á ninguno ahorcado por ello ''si fuera delito , mala cosa ó' hurto, claro está que se castigara; pues por menos de seis reales vemos azotar y echar cien pobres á las galeras. Por no ser contra mi padre , quisiera, callar lo que siento , aunque si be de seguir al filósofo , mi amigo es Platon , y mucho mas la verdad conformándome

con ellą : perdone todo viviente que canonizo este caso por muy gran bellaquería , digna de muy ejemplar castigo. Alguno del arte mercante me dirá: Mirad por qué consistorio de Pontifice y Cardenales va determinado: ¿quién mete al idiola, galeote, pícaro, en establecer leyes ni calificar los tratos que no entiende ? Ya veo que yerro en decir lo que no ha de aprovechar, que de buena gana sufriera tus oprobios en tal que se castigara y tuviera remedio esta honrosa manera de robar, aunque mi padre estrenara la horca. Corra como corre, que la reformacion de semejantes cosas importantes, y otras que lo son mas van de capa caida, y á mi no me toca : es dar voces al lobo, tener el sol, y predicar en desierto.

Vuelvo a lo que mas le achacaron , que estuvo preso por lo que tu dices o alti te dijeron. Que por ser hombre rico y como dicen el padre alcalde y compadre el escribano , se libro, que hartos indicios/hubo ser castigado. Hermano mio, los indicios no son capaces de castigo por sí solos. Ași te pienso concluir , que todas han sido consejas de horneras , mentiras y falsos testimonios levantados porque confesindote una parte no negarás de la mia ser justo defenderte la otra. Digo que tener compadres escribanos, es conforme al dinero con que cada uno pleitea, que en robar á ojos vistas, tienen algu. nos el alma de gitano , y harán de la justicia el juego de pasa pasa , poniéndola en el lugar que se les antojare , sin que las partes lo puedan impedir, ni las letrados lo sepan defender, ni el juez juzgar. Y antes que me huya de la memoria, oge

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lo que en la iglesia de san Gil de Madrid predicó a los señores del Consejo supremo, un docto predicador un viernes de la cuaresma. Fue discurriendo por todos los ministros de Justicia hasta llegar al escribano, al cual dejó de industria para la postre , y dijo: Aqui ha parado el carro

metido y sonrodado está en el lodo: no sé como salga, si el Angel de Dios no revuelve la piscina: confieso, señores, que de treinta y mas años a esta parte, tengo vistas y oidas confesiones de muchos pecadores, que caidos en un pecado reincidieron muchas veces en él, y á todos por la misericordia de Dios, que han salido del reformando sus vidas y conciencias. Al amancebado consumieron el tiempo y la mala muger : y al jugador desengañó el tablagero, que como sanguijuela de unos y otros, poco a poco chupa la sangre: hoy ganas, mañana pierdes, rueda el dinero, *vasele quedando, y los que juegan sin el. Al famoso ladron reformaron el miedo y la vergüenza. Al temerario murmurador, la perlesia de que pocos escapan. Al soberbio su misma miseria lo desengaña, conociéndose que és lodo. Al mentiroso puso freno la mala voz у

afrentas

que

de ordinario recibe en sus mismas barbas. Al desatinado blasfemo, corrigieron continuas reprensiones de sus amigos y deudos. Todos tarde o temprano sacan fruto , y dejan como la culebra el hábito viejo, aunque para ello se estreche: á todos he hallado señales de su salvacion : en solo el escribano pierdo la cuenta, ni le hallo enmienda , mas hoy que ayer, este año que los treinta pasados, que siempre es el mismo ; ni sé cómo se confiesa, ni quién lo absuelve (digo al que no usa fielmente de su oficio, porque informan ġ escriben lo que se les antoja, y por dos ducados

ó por complacer al amigo, y aun á la amiga (que negocian mucho los mantos) quitan las vidas, las honras y las haciendas, dando puerta á infinito número de pecados. Pecan de codicia insaciable, tienen hambre canina con un calor de fuego infernal en el alma que les hace tragar sin mascar á diestro y á siniestro la hacienda agena; y como reciben por momentos lo que no se les debe, y aquel dinero puesto en las palmas de las manos, en el punto se convierte sangre y carne, no lo pueden volver a echar de si, y al mundo al diablo sí. Y asi me parece que cuando alguno se salva que no todos deben de ser como los que yo he llegado á tratar) al entrar en la gloria dirán los Angeles unos a otros lle*** nos de alegria : Lætamini in Domino, escribano en el cielo fru

ta nueva , fruta nueva, Con esto acabó su sermon. ; Que hayan vuelto al escribano! pase : tambien sabrá responder por si dando á su culpa disculpa, que 'el hierro tambien se puede dorar; y dirán que son los aranceles del tiempo viejo, que los mantenimientos cada dia valen mas; que los pechos y derechos crecen ; que no les dieron de valdo los oficios; que de su di

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