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la Costitucion del año 12. En esta parte pueden citarse á la ligera los ilustres ministros de Felipe V y Cárlos III, Patiño Floridablanca, y bosquejar al gran Jovellanos, al sábio Cabarrús, al complaciente Ceballos, al siniestro marqués de Caballero, etc., etc.

-Y la segunda parte, ¿qué título tendrá?

-Fernando el Deseado. Presenta en ella al rey como enviado por Napoleon para vengarle de sus derrotas, pinta aquellas escenas en que los héroes de la independencia se enorgullecian tirando del carruaje de un tirano, aquellos gritos de ¡vivan las cadenas! aquellas cintas en los sombreros, que decian Dios, patria y rey; los perjurios del monarca, lost misterios de la Inquisicion en aquella época, la creacion de las sociedades secretas, la siniestra figura de Calomarde, los fusilamientos y suplicios de los liberales, las luchas de los negros y los blancos, el levantamiento de Riego, las intrigas cerca del lecho del rey moribundo, su espiacion y la matanza de los frailes; en todos estos actos intervinieron hombres cuya fisonomia, cuyos recónditos pensamientos, cuyos misteriosos actos podrás poner en relieve.

-La tercera...

-Puedes llamarla Amor é ingratitud, y describir las esperanzas de aquella cuna en que sonreia la tierna Isabel á los españoles, los sacrificios y los horrores de la guerra civil, la regencia de Espartero, las intrigas de sus enemigos, las seducciones, las orgías con que los moderados ganaban y perdian el corazon de su reina, la misteriosa conspiracion del cura Merino, la revolucion de Julio, la guerra de Africa, el fin de su dinastía. ¡Qué época tan fecunda en hombres infecundos para el bien de la patria! Muchos de ellos podrás

verlos en la Fontana de Oro perorando, espatriados en Londres y en Paris. ¡Cuántos detalles secretos hay de este tiempo!

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-Y la cuarta parte, ¿qué título debe tener?

-Uno provisional se me ocurre, la Incognita... Pero tenemos tiempo de hablar de ella despacio. Ahora me voy, adios.

Yo leia aquellos caractéres, muy agarrapatados por cierto, y miraba á D. Gil, y volvia á mirar el papel, y no sabia qué decir.

El plan era escelente.

-¿Qué dice Vd.? esclamó mi hombre.

-Digo, repuse impulsado por una fuerza de voluntad omnipotente, que con espíritu ó sin espíritu, con su auxilio de Vd. ó sin él, esa obra verá la luz pública; pero ahora me retiro... -¿Qué significa eso?

-Significa que es tarde y me voy.

-De ningun modo.

-¿Cómo que no?

-Vd. ha descubierto mi secreto y no puede Vd. abandonarme hasta que demos por terminada la obra.

Al decir esto se adelantó hácia mí y fijó en los mios sus ojos, que me deslumbraron con un brillo diabólico. Confieso que su actitud me intimidó.

-Si

yo no basto para detenerte, añadió tuteándome, llamaré en mi auxilio á todos los espíritus; pero tú no saldrás de aquí.

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Un frio mas glacial aun que el que habia esperimentado, al oir los tres golpecitos, circuló por mis venas. ros

Hice un supremo esfuerzo para desasirme de mi hombre...

y al mismo tiempo oí una carcajada... no

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Abro los ojos y me encuentro en mi cuarto, acostado en mi cama, y á mi Maritornes riéndose porque con uno de mis movimientos habia dejado caer sobre el embozo de la sábana la jícara de chocolate que, como todas las mañanas, iba á servirme.

Despedila con cajas destempladas y pasó largo tiempo antes de que lograse convencerme de que habia soñado.

-Y qué, me dije al fin, ¿por haberla soñado es menos meritoria é importante la Historia de los ministros trato verídico de sus épocas?

Ꭹ el re

Me faltará la esperiencia de mi soñado D. Gil, me faltará el auxilio de sus espíritus; pero, ¿acaso no hallaré yo el espíritu de los que han muerto si le busco bien?

¿Y no vendrán los vivos à mi encuentro para mostrarme sus debilidades?....

El libro soñado, casi hecho ya por la imaginacion mientras el cuerpo repoșaba, puede ser una gran leccion.

¿Por qué no darla de un modo agradable, en un estilo ameno, para que no solo ocupe la atencion de las personas

TOMO 1.

graves, sino que pueda estar en las del hombre ocupado, en las de la mujer que busca distraccion?

Que la forma cautive á los ojos y el fondo llegará al co

razon.

Por otra parte, ¿qué es la vida del hombre sino una novela, tanto mas interesante cuanto mayor es su movimiento, cuanta mayor es la agitacion en que vive?

¿Qué son los ministros, sino los personajes principales de esa eterna comedia que se llama política, comedia que influye poderosamente en el modo de ser de las sociedades Ꭹ de los pueblos?

Y ¿por qué al bosquejar la figura, no hemos de rodearla de los accesorios indispensables?

Mi sueño ha sido un aviso.

VI.

¡Quién sabe aun, si D. Gil y sus espíritus me prestarán su apoyo!

Por de pronto, ruego al lector que no olvide su historia: no es, aunque lo parece, artículo de lujo en este libro, es necesaria como verán á su tiempo.

Ya conocen Vds. la idea, el fin y los medios.

La obra está empezada.

El que sondea una llaga y la describe tal cual es, si no posee el dedo que ha de curarla, puede lograr quizás que la opinion pública le busque y le encuentre.

Trazado mi camino por el soñado espíritu del archivero, solo me resta rogar á los lectores que me acompañen en él. Darles retrato tras retrato haria monotona la galería.

Los hombres aparecerán dentro del cuadro de los sucesos. Yo seré el cicerone.

Una nacion que en solos sesenta y nueve años de este siglo ha sostenido nueve guerras, seis extranjeras y tres civiles; ha visto su trono ocupado por cuatro soberanos pertenecientes á dos dinastías; ha tenido siete regencias; ha creado ó modificado cuatro Constituciones políticas; ha apelado tres veces á Córtes Constituyentes y no pocas legislaturas ordinarias y extraordinarias; ha sido dirigida por sesenta ministerios, segun las ramas de los partidos radicales han obtenido preponderancia, se han fraccionado ó vuelto á unir; una nacion que ha pasado por dos levantamientos generales, veintinueve más ó ménos parciales; que ha visto treinta y tres veces levantados los cadalsos y patíbulos por delitos políticos; que ha sufrido cinco períodos de hambre espantosa ú· horrible carestia; una nacion, en fin, que á pesar de su creciente pauperismo general, aun conserva recuerdos de lo que fué y convicciones de lo que puede ser, merece que de su historia, y sobre todo de la historia de sus gobernantes, hagan sus nacionales un verdadero estudio.

¡El presente es fruto del pasado: el futuro lo es del presente!

Madrid, Mayo, 1869.

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