MEMORIA SOBRE LAS CAUSAS DE LA SEQUIA DE LAS PROVINCIAS DE ALMERIA Y MURCIA, Y DE LOS MEDIOS DE ATENUAR SUS EFECTOS, escrita con arreglo al programa del real decreto de 30 de marzo de 1850. IMPRENTA DEL MINISTERIO DE COMERCIO, INSTRUCCION Y OBRAS PÚBLICAS, INTRODUCCION. LA España se halla colocada en la parte mas occidental de Europa, frente al Africa, rodeada casi de ma res, protegida por tierra de una inmensa cadena de montañas, y atravesada de largas cordilleras en todas direcciones, entre las que se ven fertilísimos valles y amenos vergeles: esta nacion se halla surcada de grandes rios, que la recorren á centenares de leguas, y su clima, compuesto de todos los climas agronómicos, permite á las zonas frias, templadas y de los trópicos confundir en su estensa superficie y variados terrenos cuanto haya de mas bello en el mundo vegetal. La Península, en fin, es un compendio del universo entero, en donde el agricultor inteligente y animoso podrá reunir con facilidad las infinitas creaciones disemir adas en el globo. Aquí, en efecto, está el pais del naranjo en una estension admirable: el del manzano, cuya abundancia obliga al cultivador á convertir su fruto en un líquido sabroso y exquisito: el de la vid, del que el mismo Fenelon que en sus bellas ficciones del Telémaco es como Homero en sus poemas fiel historiador, no tiene reparo en decir que ninguna tierra produce racimos mas deliciosos: el pais del olivo, de cuya multiplicacion son susceptibles la mayor parte de las provincias: el pais de los prados perennes, en donde pueden apacentarse miles de ganados: el de los bosques, en donde podian vivir los árboles de mas mérito para las artes y para la construccion civil y naval: el de los cereales, con los que debiéramos inundar la Europa: el de la caña dulce, batata, chirimoyo, platanero; y es, en una palabra, la region en que podria criarse cuanto hay para el hombre de mas útil, agradable y necesario. Todo, pues, parece calculado en este suelo feliz, para secundar los esfuerzos de una nacion, en primer lugar agrícola, y luego industriosa y navegante. Sin embargo de tan relevantes privilegios, la España no es la que debia ser, porque el hombre no ha sabido aprovecharse de tantos dones, ni nada ha trabajado en llevar á cabo los grandes proyectos de la naturaleza; imprevisor é ignorante ha dejado que ninguna otra parte del mundo antiguo ofrezca con pocas escepciones un aspecto mas desnudo y miserable, no viéndose en efecto á cada paso sino llanuras incultas, desiertos áridos, y monótonas montañas, á donde dirigiendo la vista se creeria uno trasportado á los arenales de Africa. No hay en esto exageracion, y para probarlo hágase la pintura de su verdadera fisonomía agrícola. , Al Norte un clima suave y húmedo presenta los campos cubiertos de verdor aun en la estacion mas abrasadora, y el labrador dirige sus tierras de modo que obtiene con el arte duplicadas cosechas, sin que las deje mas descanso que el necesario para una nueva preparacion. No obstante los innegables adelantos de este pais, y de algunas localidades que se hallan en iguales circunstancias, todavía sus prados se hallan bastante limitados, desconocen los permanentes formados por la mano del hombre, ni tienen presente que en estos, mejor que en los naturales, de que ahora se valen, mantendrian mayor número de animales, y con mas facilidad atenderian á su perfeccion y mejora; tampoco han sabido enlazar las industrias agrícolas correspondientes á los productos de su suelo. en Conforme se camina al centro se va cambiando el aspecto anterior, y de risueño y encantador, se convierte en adusto y desagradable, metamoforseándose el terreno en una árida y horizontal estension, donde con el beneficio de las lluvias, que periódicamente vienen en los equinocios, se cultivan en grande los cereales, siendo estas comarcas los verdaderos graneros de la España. Pero dicha cosecha cuesta al |