Últimos amores de Lope de Vega Carpio: revelados por él mismo en cuarenta y ocho cartas ineditas y varias poesías

Portada
J. M. Ducazcal, 1876 - 241 páginas
 

Otras ediciones - Ver todas

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 126 - El sustentarse amor sin esperanza es fineza tan rara, que quisiera saber si en algún pecho se ha hallado, que las más veces la desconfianza amortigua la llama que pudiera obligar con amar lo deseado; mas nunca tuve por dichoso .estado amar bienes posibles, sino aquellos que son más imposibles.
Página 41 - Dicho me han por una carta, / que es tu cómica persona / sobre los manteles mona / y entre las sábanas marta. / Agudeza tiene harta / lo que me advierten después: / que tu nombre del revés, / siendo Lope de la haz, / en haz del mundo y en paz, / pelo de esta marta es".
Página 119 - Amor con tan honesto pensamiento arde en mi pecho, y con tan dulce pena, que haciendo grave honor de la cadena, para cantar me sirve de instrumento. No al fuego humano, al celestial atento, en alabanza de Amarilis suena con esta voz que el curso al agua enfrena, mueve la selva y enamora el viento. La luz primera del primero día, luego que el sol nació, toda la encierra...
Página 131 - Su atrevido estandarte le arrastraron, Y volvieron el reino a cuyo era. Bien pudiera, Belardo, si quisiera, En gracia de los cielos, Decir hazañas de mis dos abuelos, Que aqueste nuevo mundo conquistaron Y esta ciudad también edificaron...
Página 221 - Pilis venía candido cordero; Filis, que el alma de mis ojos era. Si del sustento del vivir primero resultan las costumbres disculpada para mayor error la considero. Cómo fue de mis manos regalada sábelo el monte, el valle, el soto, el río, y aun la fénix, si vale imaginada. Era su gusto solamente el mío, para que más su ingratitud te asombre, y en tanta obligación, tanto desvío.
Página 136 - Musa rústica se atreva a emprender el asunto a que me atrevo, hazaña que cien Tassos no emprendieran, ellos, al fin, son hombres y temieran : mas la mujer, que es fuerte, no teme alguna vez la misma muerte.
Página 128 - Oí, tu voz, Belardo ; mas ¿ qué digo ? No Belardo, milagro han de llamarte, Este es tu nombre, el cielo te le ha dado, Y Amor, que nunca tuvo paz conmigo, Te me representó parte por parte, En ti más que en sus fuerzas confiado...
Página 133 - ... prendas del alma; yo, siguiendo otro trato, contenta vivo en limpio celibato con virginal estado a Dios con grande afecto consagrado, y espero en su bondad y en su grandeza me tendrá de su mano guardando inmaculada mi pureza.
Página 208 - Alivio de mis males, mísero huertecillo, que dormía libre de penas tales, sus flores acechando el alba al día para abrir de pimpollos tanta suma, y yo su luz para tomar la pluma, a un tiempo nos quejamos él con la voz, de que le roba el viento las flores y los ramos, y yo de ver que en su furor violento no respetase Júpiter airado la verde oliva y el laurel sagrado.
Página 126 - Tanto como la vista, la noticia de grandes cosas suele las más veces al alma tiernamente aficionarla, que no hace el amor siempre justicia, ni los ojos a veces son jueces del valor de la cosa para amarla; mas suele en los oídos retratarla con tal virtud y adorno, haciendo en los sentidos un soborno (aunque distinto tengan el sujeto, que en todo y en sus partes es...

Información bibliográfica