de los estudios históricos en el gobierno de los pueblos.

Al contrario: estamos perfectamente convencidos, y tambien lo hemos dicho, de que, si no todas, la mayor parte de las calamidades, perturbaciones, guerras y desastres generales que afligen á la humanidad, provienen tan sólo de la ignorancia ó del equivocado conocimiento y de la frívola ó falsa apreciacion de la Historia.

» No de esa historia que amontona fechas, detalles inútiles y cronologías interminables, pasto indigesto del erudito, balumba de la memoria, embarazo del entendimiento y rémora de la voluntad; sino de la Historia que medita, analiza y compara. >>

Abrigamos la persuasion íntima de que todas las causas de la miserable suerte que aflige á nuestra pobre España, pueden referirse á una: ¡La ignorancia!

De ella nacen, por un lado, el fanatismo y la intolerancia; por otro, la perversidad y el engaño.

Su conjunto constituye hoy la gran sociedad de EXPLOTACION NACIONAL que ha usurpado hasta su apellido, quitándosele á una Ciencia, para llamarse¡ POLÍTICA!

Alejados nosotros de sus actuales repugnantes confines, creemos prestar un servicio de trascendencia suma, sólo con recordar la historia y evocar el espíritu de sábias Constituciones, bajo las cuales vivieron dias felices, honrados y gloriosos nuestros

abuelos, engrandeciendo la patria hasta colocarla en su apogeo,

No necesitamos hacer política.

Basta la virtualidad propia de los hechos históricos que relatemos.

Los navarros, aragoneses, catalanes y valencianos, que, víctimas de su explotada ignorancia, defiendan el absolutismo de los reyes, y al mismo tiempo guarden en su pecho veneracion por sus antiguos fueros, al leer estas páginas oirán, aunque no quieran, la voz de su conciencia. Ella les acusará, muy alto, de malos navarros, malos aragoneses, malos catalanes y malos valencianos, si se obstinan en seguir luchando contra la base y la esencia, contra la letra y el espíritu de la liberalísima legislacion de nuestros padres.

No alimentamos la presuntuosa ilusion de que á nuestra débil voz el encono cese ni la encarnizada guerra termine; pero algo ayudarémos á este fin, difundiendo los gérmenes de una sólida reconciliacion futura, basada en la razon y en la verdad, que acaban por iluminar las inteligencias é impresionar los corazones.

De haberse seguido este camino lealmente desde el año 1839 hasta el dia, otra hubiera sido la marcha de la civilizacion en España, y otra muy distinta su suerte, hoy tan desgraciada.

Aspiramos tambien á modificar el parecer de no pocos españoles que, llamándose liberales, descentralizadores y hasta federales, son enemigos de

olarados de nuestros fueros, por otra aberracion todavía ménos disculpable.

Por último: á los que abrigan la errónea opinion de que los pocos fueros que hoy se conservan en una pequeña parte del teatro de la guerra carlista (pues en Aragon, Cataluña y Valencia perecieron todas las antiguas instituciones políticas, y en Navarra sólo quedan, con los fueros civiles, algunas de índole administrativa) son causa de ella; procurarémos disuadirles de una equivocacion que puede acarrear funestísimas consecuencias al país; demostrándoles palmariamente que el fanatismo y la intolerancia religiosa, que constituyen toda la fuerza de los absolutistas y les sirven para cometer el horrible sacrilegio de exaltar los ánimos y derramar torrentes de sangre á nombre de un Dios de paz, no existieron en Navarra, ni en Aragon, ni en Cataluña, ni en Valencia ántes de los Reyes Católicos; ni hubieran podido desarrollarse¡ nunca! bajo el régimen liberal de nuestras antiguas Constituciones.

Tememos que la ejecucion de este trabajo no corresponda á lo elevado de sus propósitos; pero contamos con la indulgencia que merece siempre la recta intencion y el ardiente deseo de aliviar los males del país y procurar dias mejores á nuestros hijos, á los hijos de TODOS nuestros compatriotas.

Ya que á nosotros las discordias nos arruinen y destruyan, ¡puedan ellos unirse por el lazo sagrado

de comunes tradiciones, prenda segura del más avanzado y racional progreso en nuestra patria!

Sería de ver, en esta tierra de las anomalías, que mientras algunos carlistas desengañados gritan ¡Paz y fueros! los liberales contestáramos, sobre todo los navarros, con el indiferentismo á la causa foral, que es la causa sagrada de la libertad.

Aunque sólo fuese para evitar semejante baldon, estaria justificada en los presentes momentos la aparicion del modesto libro que dedico á mis conciudadanos, y en su representacion, á la Excma. Diputacion foral de Navarra.