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Las producciones del partido son vino, aceite, trigo, legumbres, cáñamo, miel Y cera en grandes cantidades, toda clase de hortalizas, algunas frutas, leña tanto para combustible cuanto para carboneo, y abundantes pastos con los cuales cria el famoso ganado que constituye otra de las riquezas del país.

En las sierras abunda la caza, mientras que en los rios se crian muy sabrosos barbos, truchas, anguilas, y toda clase de pescados propios de estas aguas.

De las producciones del país se exporta en gran cantidad el aceite, el vino, la miel, la cera y alguna lana, mientras que la importacion es de ganado de cerda, arroz, alguna legumbre, géneros ultramarinos y sopas.

Adviértese en este partido lo mismo que en cási toda la provincia, y es la falta de aplicacion que se ha dado á los poderosos elementos que en sí encierra, y por esta razon la industria se encuentra tan descuidada. Hay algunos molinos harineros y almazaras, en Recuenco fábricas de vidrios planos y huecos, algunos telares de lienzos ordinarios, fábricas de tejas y ladrillos, y en resúmen, pues, poco para lo mucho que pudiera haber.

En Sacedon se celebra una feria bastante concurrida, y tanto en este punto como en Alcocer, hay mercado semanal reducido á los productos del país y algunos géneros de importacion.

El terreno sobre que está edificada la cabeza del partido es bastante desigual y pendiente, disfrutando de un clima benigno generalmente. La poblacion es agradable, constituyéndola próximamente unas cuatrocientas cincuenta á quinientas casas ; la del Ayuntamiento, en que está la cárcel de partido, es bastante regular. Hay una escuela de instruccion primaria, y una iglesia parroquial de primer ascenso bajo la advocacion de la Asuncion de Nuestra Señora, servida por un Cura y un beneficiado.

Para el surtido del vecindario hay dos fuentes públicas, una de las cuales sirve por lo comun de abrevadero para los ganados, pues es de agua salobre, aparte de algunas que suele haber en las casas de los vecinos mas acomodados.

La poblacion se eleva á la cifra de mil trescientas almas próximamente. Nuestros amigos pudieron recorrer sus pintorescos alrededores merced á las relaciones de D. Cleto, y dos dias despues se dirigian hácia los baños de la Isabela.

XIII.

Real sitio de la Isabela. - Habitaciones.-Jardines.

-Por supuesto,-decia D. Cleto á nuestros amigos,-que ahora van Vds. á en– contrar esto sin la animacion que le prestan los bañistas.

-Como nuestro objeto no es mas que el de ver la disposicion que tienen, su posicion y la calidad de las aguas, la afluencia de bañistas es solo un accesorio que ya nos imaginamos.

-Para verlo con mas comodidad es mejor ahora.

-¿Y hay alguna fonda aquí?

-Sí, señor; pero esta, lo mismo que todo el sitio, no tiene animacion mas que en

su temporada.

-¿De modo, que dónde vamos á ir á pasar?

Á una posada donde nos tratarán muy bien.

-Corriente. V. lleva la direccion, y á su poder nos entregamos.

El Real sitio de la Isabela se encuentra en el centro de la Alcarria, en un pequeño y encantador valle situado á la márgen derecha del rio Guadiela.

El terreno, como fácilmente puede comprenderse, es montuoso, y á excepcion de los jardines, una parte de la huerta y algunas cien fanegas de la vega, regadas por el Guadiela, todo es de secano.

El monte es de mata baja y hay algunos chaparros y encinas, pero lo que mas abundan son los romeros, tomillos, aliagas, y multitud de plantas así aromáticas como medicinales.

La produccion es de trigo, cebada, centeno, almortas y garbanzos, algun vino, mucha y muy rica almendra, frutas, hortalizas y cáñamo, criándose bastante ganado lanar y cabrío.

Inútil es decir que, siendo terreno montuoso ha de haber abundancia de caza. Las perdices, las liebres, los conejos y las palomas tienen su albergue en aquellas lomas, así como en el Guadiela se crian barbos, bogas, anguilas y truchas muy exquisitas.

La industria y el comercio son nulos, pues la exportacion se reduce al sobrante de las producciones del país, y la importacion muy escasa por lo reducido de los consumidores.

La poblacion, propiamente dicha, se compone de un corto número de calles tiradas á cordel, entre las que hay dos bonitas plazas, que son la Mayor y la de la Constitucion. ¿Veinte y seis manzanas de casas, todas de un piso, constituyen aquellas calles, descollando entre los edificios el palacio de los reyes, que es de mas elevacion.

Mide ochenta y nueve pasos de longitud y cincuenta y siete de latitud, teniendo en la fachada principal que da á la calle de San Fernando trece balcones, de los que el del centro ocupa toda la extension de la puerta y doce ventanas.

En los costados tiene nueve balcones por cada parte con otras tantas ventanas, y en los ángulos de la fachada principal, hay dos torreones rebajados, con un hueco en los frontis de la parte exterior.

El material empleado en la construccion es piedra y ladrillo, siendo su arquitectura sencilla, pero elegante y fuerte.

-¿Y para qué sirve este edificio?-preguntó Castro á su complaciente cicerone. -Para que lo habiten las personas Reales cuando vengan al Real sitio.

-¿Han venido algunas desde la época de su construccion?

-Ninguna.

-Pues he ahí un edificio completamente inútil y que podria muy bien utilizarse ó para un establecimiento industrial, ó para cualquier otro objeto mas beneficioso para el país.

-Es verdad; precisamente este palacio está sirviendo hace mucho tiempo para en

trojar las mieses del Patrimonio.

-¿Y qué número de habitaciones hay destinadas para los bañistas?

-Escaso, comparativamente á la concurrencia que hay.

-Pues eso debia tenerse muy en cuenta.

-Actualmente existen nueve manzanas de casas habilitadas para el público. Cada una de estas tiene ocho habitaciones de primera y segunda clase, á excepcion de una que, mayor que las demás, tiene catorce de ambas clases. En la casa de oficios hay doce; en el antiguo cuartel de guardias hay diez y seis, una en la casa de la servidumbre, cinco que se llaman superiores, y dos mas de segunda clase.

-Que en total forman ciento catorce.

-Justamente.

-Pero ese es un número insignificante. Ó los baños no tienen importancia, ó la tienen. En el primer caso todas están demás, en el segundo son insuficientes.

-Desde luego, por eso en las casas de los colonos tienen que albergarse gran nú– mero de personas.

-Pero esto será incómodo.

-Y oneroso, pues tienen que pagar, además de lo que dén al colono, el precio de una de aquellas habitaciones.

-¡Caramba! qué absurdo!

-Sí, señores; es absurdo, pero se hace así. El Patrimonio quiere ganar siempre. -¿Por qué no construye nuevas habitaciones ó utiliza los edificios que todavía posee? ¡Buena manera de comprender el negocio!

-Es una verdad; aquí no se trata de proporcionar mejores ventajas, sino solamente utilizar sin tener en cuenta para nada el beneficio y la comodidad del bañista. -¿Qué precios se pagan por las habitaciones?

-Las de primera clase varian entre 6, 7, 8 y 9 reales diarios, á exccpcion de las llamadas superiores, que cuestan 10 reales las de segunda clase y 16 la llamada cuarto pintado.

-¿Y por qué esta diferencia tan notable?

-Por la posicion que ocupan, y porque tienen algunas comodidades mas.

-¿Dónde está ese famoso cuarto?

-Allí enfrente.

Y D. Cleto señalaba á nuestros amigos una casa, cuyos balcones daban á la plaza Mayor, donde hay un bonito paseo con asientos bastante cómodos y una fuente bastante linda sobre la que descuella una buena estatua de la Victoria hecha en mármol de Carrara.

-¿Qué disposicion tienen esas habitaciones?-preguntó Pravia.

-En general tienen las de primera clase, sala, dos alcobas, un cuarto para criada, despensa y cocina; ó bien, sala, dos gabinetes con alcobas, dos habitaciones interiores y la cocina y despensa. El cuarto pintado tiene dos ó tres cuartos mas que estas. -Las de segunda clase serán mas pequeñas, por supuesto.

21

T. I.

—Sí, señor; carecen de una ó dos habitaciones, y son muy reducidas tambien. -¿Qué servicio se les da?

-Todo, menos colchones y ropa.

-¿Y asistencia?

-En la casa de oficios y en el cuartel de guardias hay una cocina general, donde los bañistas pueden hacer que les guisen la comida las cocineras que hay en la casa, mediante la retribucion de un real diario. En las demás, como cada una tiene una cocina particular pueden los bañistas servirse de ella con sus propios criados.

-¿Habrá comestibles suficientes, eh?

-Ya lo creo; la caza es abundante, el pescado tambien, las carnes no faltan, y lo que es respecto á eso no se carece de gran cosa.

-Y el culto, ¿cómo está aquí?

-La iglesia parroquial que, como verán Vds., se encuentra en la casa de Oficios, está servida por un Cura, cuya plaza es de primer ascenso, un sacristan y los acólitos. -¿Qué advocacion tiene?

-La de San Antonio de Padua.

-¿Tiene algo de notable?

-Absolutamente nada; por el contrario, es baja de techo y muy pequeña.
-¿Y la instruccion?

-Bien, sí, señor; hay dos escuelas, una de niños y otra de niñas que tienen una regular asistencia. Hay además una tienda, taberna, carnicería, hornos de pan cocer y dos fuentes para el consumo de la poblacion.

—¿Qué plaza es esta?-preguntó Sacanell deteniéndose en una á que en su marcha habian llegado.

-La de la Constitucion.

-¡Hombre! es bonita.

-Sí, agradable al menos; los árboles forman calles regulares y los asientos son bastante cómodos.

-Estas otras manzanas de casas ¿ para qué sirven?

-Para los colonos. Cada casa se compone del portal, dos salitas con alcoba, cocina bastante grande, uno ó dos cuartos mas, cuadra, pajar, corral, cámaras para el grano, bodega y cueva en algunas.

-¿Y no tiene ningun otro paseo la poblacion?

-Sí, señor; ahora nos dirigimos á él.

Y efectivamente, nuestros viajeros guiados por D. Cleto se dirigieron hacia el llamado «Salon del Prado. >>

Este es bastante agradable, y la perspectiva que desde él se disfruta es muy pinto

resca.

Colindante con él se encuentra la huerta y jardines pertenecientes al real Patrimonio. En toda la extension que ocupa, que es mucha, se hallan cercados, bien por tapias bien por cercas de madera pintadas, en la parte del camino de Sacedon y en la del paseo.

Esta finca, surtida de abundantes aguas, constituye uno de los mas agradables lugares de recreo. Próximamente la tercera parte de ella está destinada para jardines, entre los que hay cuatro estanques y algunas fuentecillas. Los jardines están bien ordehabiendo entre ellos un intrincado laberinto con encan

nados y cuidados con esmero, tadores cenadores.

En el S. del Real sitio hay un bosque artificial bastante caprichoso, con bien combinados jardines, y á la entrada de él una especie de plazoleta en medio de la cual se eleva la fuente construida en 1834, llamada de Isabel II, y en otra plaza que hay mas abajo otra construida en 1819, que lleva la denominacion de Fernando VII.

Las casas todas, perfectamente blanqueadas, con las persianas y puertas pintadas de verde, y todas simétricas y bien alineadas ofrecen una bonita perspectiva.

Al final de la huerta de que hemos hecho mencion, se ve un escalonado de viñedo en la falda de la montaña, esmaltado de varios árboles frutales y parras que produce un precioso efecto.

En resúmen, el sitio es de los mas deliciosos que existen para establecimientos de esta especie, y si se le añadieran algunas habitaciones mas, se consiguiria que los bañistas disfrutaran de mayores consideraciones, y que no les fuera tan onerosa la estancia, especialmente para los que por falta de casas tienen que albergarse en las de los colonos y pagar además al Patrimonio.

XIV.

Casa de baños.

Cruzando el bosque que se halla al S. del Real sitio, segun ya tenemos indicado, y por medio de una ancha calle de frondosos álamos se llega á la casa de baños situada á unos doscientos pasos de él y á muy corta distancia del rio Guadiela.

Las termas se hallan situadas en medio de una ancha plaza rodeada de árboles, entre los que hay varios asientos de piedra.

Consta el edificio de dos pisos de sólida construccion, formando un cuadrilátero por la parte exterior. Á su espalda hay un gran patio cercado en cuyo centro hay otro cuadrilátero mas pequeño donde están las cocinas y los excusados.

Cuatro grandes puertas, dos en la fachada principal y dos en la espalda, facilitan el ingreso al edificio, en el que hay treinta y una habitaciones para los bañistas, nueve de primera clase y veinte y dos de segunda.

Las de primera constan de una sala con dos alcobas amuebladas y cuestan de siete á ocho reales diarios, y las de segunda suelen tener una ó dos piezas amuebladas tambien, sin que su coste exceda de cinco ó seis reales.

Nuestros amigos se dirigieron á las termas, preguntando Castro:

-¿Está cerca el manantial ?

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