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Es abundante en bosques poblados, por lo general de roble y encina.

El Tajuña recorre su territorio de E. á O., atravesándose por un puente de piedra de no mucha elevacion y de un solo arco, y fertiliza sus campos en union del pequeño riachuelo de Fuencaliente y varios manantiales.

La hortaliza que se cria en las huertas apenas basta para el consumo de la poblacion, siendo en cambio abundantes los cereales y los caldos.

Tiene buenos pastos, merced á los cuales la cria de ganados es bastante regular, existiendo gran cantidad de caza y alguna pesca en el Tajuña.

Las aguas, tanto de este como del arroyo de Fuencaliente, mueven varios batanes, molinos harineros y de aceite, estando el resto de la industria reducido á varias alfarerías y á la preparacion de cueros para albarcas.

Los jueves y domingos de cada semana hay mercado en la cabeza de partido, y tanto en estos como en la feria que anualmente se celebra, y que es muy concurrida, se hacen bastantes transacciones.

Nuestros amigos estuvieron tomando todas estas noticias durante la vuelta que dieron por la poblacion, dejando para el siguiente dia visitar sus edificios mas notables y sus templos.

XXIII.

Una visita por el interior de la villa.

Segun ya hemos dicho, en general las casas son de buena apariencia, y su interior no carece de comodidades y aun de elegancia, pues hay bastantes capitales.

Las calles son estrechas, muchas de ellas pendientes por efecto de las desigualdades del terreno, empedradas y faltas de limpieza.

En la plaza de la Constitucion se halla la casa municipal que tiene las condiciones necesarias para el objeto á que está destinada, conteniendo tambien la cárcel del partido. Este edificio tiene algunos soportales que ocupan un buen espacio.

La fábrica nacional de paños es un magnífico edificio que, empezado á construir en tiempo de Fernando VI, se terminó en el reinado de Cárlos III.

La industria para la cual se edificó, hoy está muerta, y por lo tanto no puede menos de dejar una triste impresion en el ánimo ver la poca proteccion que en nuestros dias se ha dado á aquel ramo de riqueza que otros gobiernos creyeron tan útil y beneficioso el explotar.

Las fuentes públicas son muy abundantes, existiendo además multitud de ellas en las casas particulares. Entre las primeras las hay de dos ó mas caños.

La instruccion pública está bastante atendida, y tanto á la escuela del Municipio, cuanto á las particulares, hay una muy regular asistencia.

Brihuega es Arciprestazgo, y tiene cuatro parroquias servidas suficientemente para cubrir todas las atenciones del culto.

Titúlanse san Juan, san Felipe, san Miguel y santa María. La primera es de pri

mer ascenso, y está servida por un Cura, dos beneficiados y dos capellanes; la segunda es de segundo ascenso, y está desempeñada por un párroco, tres beneficiados y tres capellanes. De primer ascenso es la tercera, y la sirven un Cura, tres beneficiados y un capellan, y la cuarta, que se halla fuera de la poblacion, la desempeña un Cura, de primer ascenso, un teniente y dos beneficiados.

Las iglesias de san Miguel y san Felipe son las mas antiguas, pero tambien, á la par que las mas capaces, las de peor arquitectura:

Ambas tienen un mismo órden, por cierto nada recomendable.

La iglesia de san Juan fue en sus tiempos recreo de los racioneros de Toledo, pero es tan reducida que apenas basta para contener á la multitud que acude á los oficios divinos, pues su situacion en el centro de la villa atrae á ella gran concurrencia.

La de santa María es la que mejores condiciones reune de capacidad y de belleza arquitectónica, y es lástima que se encuentre situada en punto tan escéntrico.

Su construccion es mucho mas moderna, pero de gran solidez y magestuosa arquitectura.

En la misma plaza de armas, contigua á las antiguas murallas donde está aquel templo, existe la cárcel y el hospital civil que se hallan establecidos en el edificio que fue convento de Alcantarinos, que es bastante espacioso, y que contenia grandes riquezas artísticas que hoy se encuentran en el museo provincial.

Tambien existe una fortaleza arruinada, obra del tiempo de los moros, y que segun se dice, sirvió de palacio al rey D. Alfonso VI durante su emigracion en la corte del rey moro de Toledo.

Este edificio pasó á poder de los arzobispos de Toledo, y hasta el año 1808 sirvió para los pontificales de las cuatro parroquias.

Contigua á esta fortaleza, y en sus sótanos, hay una ermita que llaman de la Vera Cruz, y que no tiene otras luces que las de la puerta.

Desde este punto se disfruta una de las perspectivas mas admirables que se pueden imaginar.

Al pié del derrumbadero formado por el cerro en que está toda esta parte de la poblacion, corre el Tajuña, descubriéndose la deliciosa campiña en una grande extension, confundiéndose en lontananza las empinadas sierras con el horizonte.

Tras de las puertas llamadas de san Felipe y de la Cadena, hay un paseo con arbolado espeso y frondoso, con dos grandes pilones de agua corriente.

El barrio llamado Malacuera, que está á una media hora de Brihuega, forma como una especie de arrabal de la poblacion, y se compone de unas setenta casas, con su escuela de instruccion primaria, y una iglesia de que es tutelar san Sebastian.

En ella existe un cáliz que, segun dicen, fue regalo hecho por el mismo rey don Alonso, de quien era granja esta barricada, durante su permanencia en Brihuega. Fuera de lo que llevamos indicado, nada mas de notable encierra la villa. Poblacion antigua, créese que existió en el sitio que hoy ocupa la antigua Rhigusa, citada por Ptolomeo, suponiéndose que su nombre actual no es mas que una corrupcion de aquel.

Posteriormente D. Alfonso VI, segun tendrémos ocasion de ver mas adelante, la dió la importancia que tuvo en su época.

Los viajeros ocuparon todo el dia en recorrerla, enterándose minuciosamente de todos los detalles que dejamos indicados, y cuando á la noche estuvieron reunidos en la habitacion que ocupaban en la posada, D. Cleto dió principio á sus memorias históricas en los términos siguientes:

-

XXIV.

D. Alfonso VI en Brihuega.

-Es muy posible dijo el anciano,- que conozcan Vds. ya por la historia las desgracias del rey de Leon, D. Alfonso VI, á quien su hermano Sancho despojó de la corona que su padre le dejara.

-Sí, señor-contestó Pravia;-precisamente nuestro amigo Azara, bastante versado en historia, al referirnos lo pasado de Alcalá de Henares, nos ha hablado de ese Rey que tuvo que buscar entre los moros el refugio y la seguridad de que carecia entre los cristianos.

-En ese caso omitiré todos los antecedentes que produjeron su expatriacion y llegaré solamente al momento en que fué á Toledo. El rey Al Mamum, sobre ser muy caballero, sabia compadecerse de la desgracia; así fue que acogió al destronado monarca leonés con afecto, poniendo á su disposicion una pintoresca casa de recreo que tenia fuera de la ciudad para evitarle el bullicio y la animacion de la Corte, que comprendia no podian serle muy gratas.

-Delicado proceder.

-En esa casa, rodeado el ex-Monarca de los tres hermanos Ausurez que le acompañaron en su destierro y de algunos otros servidores leales, pasaba sus dias recordando su perdida Corte y ansiando el momento de volver á verla.

La caza era su única distraccion. Entregábase á ella con el ardor de quien busca en sus emociones el olvido de sus penas; y un dia, alejándose de Toledo mas que hasta entonces lo hiciera, llegóse hasta este sitio donde por aquel tiempo solo existia una fortificacion musulmana de no grande importancia.

Sedujo al destronado rey la belleza de estos lugares, su soledad y su aislamiento, y regresando á Toledo demandóle á Al Mamum le concediese este castillo para establecerse en él.

Sin dificultad le concedió esta gracia el monarca musulman, y desde aquel momento vínose aquí el desterrado castellano, reuniendo en poco tiempo una colonia de cristianos establecidos en su mayor parte en las alquerías que se construyeron en el sitio donde se encuentra el barrio de Malacuera.

Entre ellos pasaba el ex-Rey sus dias y á ellos les confiaba sus dolores y sus esperanzas, y tal vez durante aquel tiempo pudo estudiar los medios de combatir á aquel poderoso reino musulman, que algunos años mas tarde puso en práctica con tan feliz resultado.

El arzobispo D. Rodrigo refiere, à propósito de esto, una anécdota que yo no me atrevo ni á rechazar en absoluto, ni á darla entero crédito.

Parece que el Monarca toledano vino á este castillo á visitar á su ilustre huésped, acompañado de varios caballeros de su Corte.

Uno de los dias que aquí pasaron, salió á pasear por los jardines, y hablando sobre lo escarpado de este terreno y lo bien defendido que tanto este territorio como el de Toledo se encontraban por la naturaleza, dijo uno de ellos.

-Allah es grande, y ha dado al país que habitan sus hijos poderosos elementos que ayuden á su valor para sostenerse en él.

-Ruégale, Wacir- repuso con voz solemne Al Mamum-que los cristianos no traten sériamente de acometernos.

-¿Dudas acaso, poderoso señor, de los buenos creyentes, apoyo firmísimo del Islam, del poder de tu brazo y del esfuerzo de tus caballeros?

-La gota de agua que cae constantemente sobre la peña, la horada por fin; si el cristiano no estuviera tan dividido entre sí y tuviera constancia en sus empresas, mi reino de Toledo puede muy bien que no pudieran defenderle ni vuestro valor, ni la fuerza de mi brazo.

-¿Y de tal modo abandonaria Allah á sus hijos?

-Allah es grande, y por eso no deja en paz y reposo á los cristianos; pues seria necesario que estuvieran siete años talando nuestros campos para conseguir que nos faltasen los víveres.

-Y aun así, poderoso señor, de los buenos creyentes nuestro poder sabria rechazarles.

-Mal puede defenderse un brazo débil y desfallecido.

-Deten el labio ¡oh rey! y no olvides que estamos rodeados de cristianos.
-Hablo sin recato porque estamos solos en este momento.

Precisamente al pronunciar estas palabras, los caballeros que acompañaban á Al Mamum dirigieron sus miradas alrededor con inquieta desconfianza.

Y al hacerlo uno de ellos exclamó:

-¡Desdichados de nosotros!

-¿Qué sucede, Wali?-preguntó el Rey.

-Mis presentimientos no me engañaban. Mira, y comprende la causa de mi asombro.

A corta distancia y bajo la sombra de los escarpados árboles, D. Alfonso, el destronado monarca de Leon, yacia inmóvil y con los ojos cerrados.

¿Dormia realmente ó lo fingia?

Algunos historiadores han supuesto que lo escuchó, y que esto le sirvió posteriormente para la conquista de Toledo.

Nosotros creemos que no tendria necesidad de esto hallándose como se hallaba en completa libertad para poderse enterar y apreciar debidamente los puntos vulnerables y los medios que mas ventajosamente podria emplear para apoderarse de aquellos dominios.

Al Mamum no sospechó que el huésped abrigara tanta doblez.

Algunos de sus caballeros supónese que hicieron algunos experimentos para convencerse de que realmente estaba dormido.

D. Alfonso, ni entonces ni despues dió muestras de aprovecharse de la confesion del Rey toledano.

Permaneció en Brihuega, que cada dia fue entonces agrandándose por la aglomeracion de familias cristianas, y cuando muchos años despues el ilustre proscripto, ciñendo ya la corona de Castilla y Leon, se apoderó de todos aquellos lugares, impulsó y fomentó en gran manera la poblacion de que nos estamos ocupando.

XXV.

Una ojeada histórica.-Minoría de Cárlos II.

Apenas terminó D. Cleto su narracion, preguntóle Castro:
-¿Y á eso está reducida toda la historia de Brihuega?

-No, señor; tocóle tambien desempeñar un papel muy importante en la famosa guerra de sucesion.

-Hombre, hé ahí un episodio de nuestra historia-dijo Pravia-que aun cuando al leer la general de España, he recorrido, lo digo con franqueza, jamás me he enterado detenidamente.

-Lo mismo me ha sucedido añadió Sacanell,-y es indudablemente por efecto de la amplitud, ó mejor dicho, de la pesadez histórica que yo comprendo necesaria en obras de su índole, pero que á personas como nosotros, que no hemos de utilizar especialmente esos estudios, nos son molestos, confusos, obteniendo solo por resultado el leer sin que despues sepamos cási lo que hemos leido.

-Pues como Vds.—dijo D. Cleto-hay una multitud de personas; empiezan á leer la historia de España ó de cualquier otro país, fastídianles los detalles de que aquellas no pueden prescindir, hácenseles pesadas, siguen leyendo á pesar de su repugnancia, y concluyen habiendo leido efectivamente la historia, pero sin haberse enterado de ella.

-Tiene V. razon, y eso precisamente nos pasa á nosotros.

-De todos el que mas historia sabe es Azara.

-¿Y sabeis por qué?-dijo el aludido-porque viajando de Aragon á Madrid he sentido curiosidad por conocer la historia de los puntos por donde pasaba. De aquí lo poco que he estudiado; sacadme de esto y no sé nada mas.

-Vamos, en ese caso me veré precisado á darles algunas nociones que creo no se les olvidarán tan fácilmente.

Me parece que este será el mejor medio de que la aprendamos, pues colocados sobre un punto histórico, por decirlo así, toda la parte que á él pueda referirse mas ó menos directamente, no es tan fácil que se borre de la memoria.

-Precisamente la página que, tanto Brihuega como Villaviciosa, que es un pue

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T. I.

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