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Seis puertas y algunos postigos facilitaban el ingreso en la poblacion, de las cuales

algunas se conservan.

La del castillo, que así se denominaba por el que habia en la cúspide, se halla en la parte superior entre el E. y N.; la de san Pablo en el lado E.; la de Valencia al Sud; las del Postigo y Huete en el O., y las de san Juan en el N.

El barrio del alcázar, situado en el declive de la montaña, estaba circuido de fuertes murallas, lo que la constituian en una segunda fortificacion dentro de la que ya de por sí ofrecia aquella.

El castillo sirvió de palacio al tribunal de la Inquisicion cuando esta se estableció en Cuenca, y en tiempos posteriores sirvió de cárcel militar y depósito de armas y municiones.

Las calles estrechas y tortuosas son escesivamente penosas por las pendientes tan pronunciadas que en muchas existen aun cuando las principales se han ido suavizando alguna cosa.

La plaza Mayor no puede tener mérito ni admirarse su belleza por la notable desigualdad del terreno.

En uno de sus frentes se encuentra el convento de Justinianas, del cual nos ocuparémos á su debido tiempo. En el otro se hallan las casas Consistoriales, y la Catedral ocupa el costado derecho, quedando el resto para varios edificios particulares, entre los que hay uno que sirvió de palacio á Felipe IV.

Varias fuentes repartidas en distintas calles sirven para el consumo de la poblacion juntas con las muchas que hay en las casas, surtiéndose todas ellas del sitio llamado Cueva del Fraile, que dista unos tres cuartos de legua de la ciudad, debiendo haber sido grandes los trabajos practicados para su conduccion, por lo escabroso y duro del

terreno.

Las tiendas de géneros, tanto de seda como de lana, así como las de quincallería y otros artículos, son en número suficiente para atender à las necesidades del vecindario, cuyo número se eleva próximamente à unas siete mil almas.

Tambien hay buen número de posadas, casas de huéspedes y alguna fonda, sin que los precios sean tan caros como en otras capitales, relativamente al trato que se da en ellas.

En general la poblacion, tanto por efecto de su situacion topográfica, cuanto por la crudeza del clima, es triste, pero pintoresca á la par.

Nuestros viajeros dieron un paseo por la ciudad para hacerse cargo de ella, dejando para el inmediato dia la visita detallada de sus monumentos.

IV.

La Catedral.

La catedral de Cuenca es un edificio de estilo gótico con varias reminiscencias del bizantino.

Empezóse á construir en el siglo XIII, poco despues de haber sido arrebatada la

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ciudad á los moros por el rey D. Alonso VIII, y bien merece el citado templo que nos detengamos un poco en él.

En la plaza Mayor, á la cual se entra por tres arcos que hay bajo las casas Consistoriales, elévase el edificio en cuestion, cuya fachada produce bastante buen efecto.

Una escalinata ancha y rodeada de una balaustrada, permite el acceso á ella. Tres puertas, ojivales las de los costados y semicircular la del centro, la dan entrada. En el segundo cuerpo hay un gran roseton protegido por una ojiva.

La torre es sumamente elevada, terminando con una giralda de mas de dos varas de altura.

Restaurada parte de la fachada, con desgraciado éxito, por el año 1664, el Sr. José Arroyo, que fue el arquitecto, quiso sin duda, por medio de un ensayo del género barroco, tal vez destruir algo de los primitivos trabajos.

Los arquivoltos de las portadas son enteramente lisos, y las repisas se ven sin efigies, viéndose en cambio fruteros y hojarasca en vez de las delicadas labores que caracterizan en otras partes, aquella clase de arquitectura.

A entrambos lados del roseton de que hicimos mérito, hay dos balcones enormes sin gusto alguno, viéndose sobre una cornisa pesada, y á nuestro modo de ver, sin belleza, entre dos linternas octógonas, una estatua de san Julian.

No menos de trescientos doce piés de longitud por ciento cuarenta de latitud, mide el interior de tan magnífico templo.

Tres naves se abren desde la entrada hasta el crucero, subdividiéndose en cinco desde este sitio.

La nave central llamada tambien de los reyes, es mucho mas alta que las de sus costados. Las ojivas de comunicacion están guarnecidas de anchos boceles, mientras cilíndricas y gruesas columnas teniendo sobre sus capiteles delgadas haces, sostienen las arcadas que á su vez prestan apoyo á la bóveda.

Encima de ellas hay otras nuevas ojivas adornadas con follajes que tienen un antepecho primorosamente calado y que un pilar divide en dos arcos, sosteniéndose arrimado á él un ángel de grandes proporciones bajo un doselete.

Restaurada toda esta nave, se han blanqueado todos los espacios donde no existian pinturas, quedando embadurnados los mascarones y follages de los arcos y repisas.

Toda la severidad y grandeza que presta á esta clase de obras el sombrío color de la piedra se lo da de ridículo y grotesco el blanqueo de la cal, así es que siendo tan magnífica la nave de que nos ocupamos, no pudo producirnos el efecto que otras que hemos visitado.

Las naves laterales quedaron exentas del blanqueo, pero en cambio han perdido la luz que penetraba por las claraboyas ornadas de adornos bizantinos.

En una de las bóvedas proyectóse sin duda picar las columnas y sustituirlas con pilastras lisas, lo cual demuestra la delicadeza de gusto que tendrian los que tal hicieron.

En resúmen, toda esta parte, siendo magnífica en su primitiva construccion, aparece mezquina y hasta defectuosa.

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T. I.

Felizmente al llegar al crucero, esta primera impresion desaparece.

Nada mas soberbio y atrevido que esta parte del edificio.

Su altura es igual á la de la nave central, abrazando la anchura de todas, con mas la de las capillas.

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Desde este punto, segun dejamos indicado, divídense en cinco las naves, corriéndose en forma de semicírculo las cuatro á espaldas de la central.

Fácil es de comprender el maravilloso efecto de estas arcadas sostenidas por cilíndricas columnas de capiteles bizantinos.

Los cuatro grandes pilares del centro están flanqueados por una lijera y esbelta columna, descansando sobre ellos los arcos torales, anchos, bocelados y ornados de puntas recortadas, segun el gusto bizantino.

Sobre ellos se eleva el cimborio cuadrado, con dos órdenes de agimeces guarnecidos por preciosas ojivas con anchas molduras.

Los dos brazos del crucero no guardan armonía alguna entre sí. Tres lumbreras ojivales hay en el de la derecha sobre las cuales se ve una gran claraboya. En uno de los ángulos hay una portada gótica con un relieve del calvario, que franquea el paso á la capilla de san Julian y al palacio episcopal.

En el brazo de la izquierda brilla en toda su esplendidez el arte plateresco, obra de mediados del siglo XVI, debida á la munificencia del obispo D. Sebastian Ramirez, adecuada al ingenio y destreza del artífice Jamete, que esmeróse en dejarnos en la portada del claustro una de las mas bellas ostentaciones de la riqueza de su ingenio. "Abarcando la amplitud del muro, trazó un grandioso y elegante arco semicircular, apoyado en dos grandes columnas de órden corintio, estriadas y coronadas de guirnaldas con los blasones de su fundador, asentadas sobre repisas profusamente labradas, en vez de pedestales.

En el íntrados del arco, esculpió agraciados niños entrelazados con airosos festones; los bustos del apostolado en el entredos, y el del hijo de Dios en el centro; las figuras de Judit y de Jael adornan las enjutas, y el friso está cuajado de ángeles, jarrones y mil delicados caprichos, destacándose en el tarjeton de enmedio, la fecha de 1546.

El mérito de las dos colosales estatuas que cargan sobre el vivo de las columnas representando la antigua y la nueva Ley, no iguala por completo al de los relieves en general; pero la gran claraboya que se dibuja entre ellas, pintada vistosa y detenidamente por Giraldo de Holanda, remata aquel cuerpo arquitectónico, por encima del cual asoma la magestuosa figura del Padre Eterno en actitud de bendecir la obra. Dentro de aquel arco, cuyas jambas adornan dos nichos con abalaustradas columnas y las estatuas de san Pedro y san Pablo, se forma una especie de capilla á la cual sirve de techo una cúpula elíptica artesonada de bustos y casetones, con los cuatro evangelistas esculpidos en las pechinas.

Al rededor de las columnas se estiende una série de columnas istriadas y un friso con ángeles que en el lienzo del frente llevan guirnaldas, en el izquierdo trofeos de guerra, y en el derecho insignias de muerte.

En los dos lados hay hornacinas destinadas tal vez en otro tiempo á recibir sepulcros, pero que en la actualidad ocupan las estatuas, nada bellas, del Bautista y de la Virgen.

El muro del fondo ostenta entre las esquisitamente labradas guarniciones de las puertas que comunican al claustro, un Ecce homo, y la adoracion de los Reyes en los nichos del segundo cuerpo, con la data de 1550 á su pié, terminando el retablo de piedra en un fronton con medallones y candelabros.

En la cabecera del templo se observan evidentes señales de reformas y restauraciones, notándose por tanto la variedad desordenada de ventanas bizantinas desmochadas hácia fuera y cubiertas de blancos vidrios; columnas truncadas desde los capiteles, las columnitas, aristas y ventanas de la capilla mayor corrompidas con adornos bastante mas recientes, y la arcada del presbiterio guarnecida de follages de estilo gótico en su decadencia.

El ábside donde ahora está el presbiterio, cerrábase al parecer segun exigian las

proporciones del edificio, y aunque se ignora la época de dicha prolongacion, se refiere generalmente al tiempo del obispo Barrientos, por los años de 1457, cuando se colocó el antiguo retablo que, segun el enfático Rizo, en su historia de Cuenca, era la cosa mas insigne de Europa.

Despréndese del exámen de las naves que ciñen el trasaltar, cuyos pilares dejan de seguir su curva natural y divergen describiendo herradura, de sus múltiples boceles y todo el demás adorno, igual que la crucería, que son obras del siglo XV ó tal vez posterior.

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El retablo gótico que habia en la capilla mayor desapareció, sustituyéndole otro fabricado con ricos mármoles de la provincia, y adornándole con esculturas y relieves venidos y trabajados todos en Italia.

Vénse en él las estatuas de san Joaquin y santa Ana y la del Padre Eterno, un pre

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