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-¿Y por qué no ponerle remedio inmediatamente?

-Se iba sosteniendo, hasta que ocurrió la catástrofe que les acabo de indicar. Entonces se recompuso y quedó en el estado que Vds. le ven.

Nuestros viajeros estuvieron todavía un buen espacio contemplando la magnífica obra, y despues se dirigieron á visitar los demás que ponen en comunicacion á la ciudad vieja con la nueva, si así podemos expresarnos.

Los arrabales llamados indudablemente á atraer á su seno toda la poblacion alta, se encuentran como ya indicamos, en mucha mejor situacion, y en prueba de ello que dia dia aumenta su vecindario.

por

La animacion y movimiento de los arrabales contrastan con la quietud y tranquilidad que reinan en algunas calles de la ciudad.

Además del puente de san Pablo de que hicimos mérito, hay otros varios sobre entrambos rios, en su mayor parte de sillería.

Dos de ellos fueron construidos á expensas del obispo Pimentel, demostrando con esto que si los prelados disfrutaban de grandes rentas, tambien se desvelaban por el bienestar y la mejora de la poblacion.

Como habrémos podido observar la mayor parte de las obras, tanto de Cuenca como de Sigüenza, todas son hechas por el clero, y esto demuestra su afan por enaltecer y mejorar el estado de las ciudades en que residian.

Sobre el rio Júcar está el antiquísimo puente llamado de san Anton, puente que, segun las tradiciones, existia ya cuando Cuenca fue tomada á los moros, sin que se haya podido definir si su construccion data de la época en que aquellos dominaban en el país, ó si es anterior á ella.

Los viajeros emplearon gran parte del dia en la visita, tanto de los arrabales como de los puentes que facilitan el ingreso á la ciudad.

A su vez estuvieron tambien en el teatro que nada de particular encierra.

-¿Y sostiene Cuenca una compañía dramática durante la estacion de invierno?preguntó Pravia á su guia.

-No, señor-contestó este,-puede sostenerla un número determinado de funciones, pero no por mas tiempo. En esto se parece á otras muchas capitales de provincia que tampoco prestan vida á una diversion de esta especie.

-De modo, que durante esa estacion que aquí, por efecto de las condiciones especiales del país será mas larga que en otros puntos, no habrá mas que las reuniones particulares y quizá algunos bailes en los casinos y...

-Escasos, amigos mios; no crean Vds. que eso es frecuente tampoco. Durante la feria, que es en el mes de setiembre, suele haber alguna animacion, pero fuera de eso nada mas.

-Con que ya ahora solo nos falta conocer la historia, tanto eclesiástica como civil y política de esta ciudad.

-Sí, señores, y mañana me ocuparé de referírsela antes de emprender nuestra peregrinacion por los demás puntos importantes de la provincia.

VIII.

Historia eclesiástica..

Perdidos entre la oscuridad de los tiempos los primitivos resplandores de la fe cristiana, no nos es fácil definir en qué época entró Cuenca á participar del evangélico banquete ofrecido á la humanidad por el divino Mártir del Gólgota.

Únicamente podemos fijar el tiempo de donde data su importancia eclesiástica. Conquistada la ciudad por Alonso VIII en 1177, pensó desde los primeros momentos en engrandecerla por cuantos medios fuera posible, y para esto, á la vez que la dotaba con buenos edificios, y que atraia y halagaba á los primeros pobladores, quiso establecer la sede episcopal reuniendo en este obispado las de Valeria y Ercávica, famosas en otros tiempos y que desaparecieron por completo durante la invasion agarena. En 1183 el pontífice Lucio III expidió las bulas necesarias, y el primer prelado, que lo fue D. Juan Yañez, noble mozárabe de Toledo, erigió la mezquita mayor en catedral (1).

Desde este momento da comienzo la brillante série de prelados que rigieron esta diócesis.

Por mas que san Julian, que siguió á Yañez en la silla episcopal, no haya nacido

(1) Siguiendo nuestra costumbre, damos á continuacion la série de prelados que han ocupado la silla episcopal de Cuenca, con la fecha de su muerte ó de su traslacion á otro destino, de igual manera que lo harémos en todas las diócesis que sucesivamente vayamos visitando. Es como sigue :

«Juan Yañez, en 1196.-San Julian, en 1207.-Garcia, en 1226.-Lope.-Gonzalo Yañez, desde 1235 á 1213.Mateo, á quien se atribuye la reedificacion del palacio episcopal, en 1258.- Rodrigo, que gobernó la sede hácia 1260. -Pedro Laurencio, en 1272.-Gonzalo Gudiel, que fue mas tarde cardenal ocupando el arzobispado de Toledo.Diego, que yace sepultado junto al altar de San Mateo.-Tello, en 1286.-Gonzalo Garcia, en 1289.-Gonzalo Diaz, que tambien desempeñó el arzobispado de Toledo, en 1293.-Pascual, que se encuentra sepultado en el coro de la Catedral, en 1314.-Estéban, en 1326.-Fernando.-Juan de Ocampo, que mas tarde fue trasladado á la diócesis de Leon.-Odon, en 1335.-Gonzalo de Aguilar, que algun tiempo despues pasó á ocupar la silla metropolitana de Toledo, en 1347.-Garcia, en 1338.-D. Bernalte Zafon, en 1371.-D. Pedro de Toledo.-D. Nicolás de Viedma, en 1389.D. Álvaro Martinez, por los años de 1400.—D. Juan Cabeza de Vaca, que algun tiempo despues pasó á Búrgos, 1406. -D. Juan, en 1408.-D. Diego de Meaya Maldonado, en 1413: este prelado asistió como representante de España al concilio de Constanza; era natural de Salamanca y fundó en ella el tan nombrado colegio de San Bartolomé ; falleció de metropolitano de Sevilla.-D. Álvaro de Isoma, ocupó despues la silla de Santiago, en 1444.– D. Lope de Barrientos, dominico que fue y maestro de Enrique IV. Á pesar de vestir el hábito fue uno de los guerreros mas famosos de su tiempo; condenó al fuego las obras quirománticas del ilustre marqués de Villena, escribiendo á su vez otras en que tambien se ocupaba de algunos asuntos que se trataban en las que condenara; falleció en 1469, estando sepultado en su patria que lo era Medina del Campo.-D. Antonio Jacobo Veneris, legado de Su Santidad, en 1479.-D. Alonso de Burgos, de la órden de Dominicos, fue trasladado á Palencia, en 1486.-D. Alonso de Fonseca, tambien pasó á la diócesis de Osma, en 1491.-D. Rafael Riario, sobrino del papa Sixto IV, fue cardenal, en 1321.-D. Diego Ramirez, que fue de los varones mas notables de su tiempo; nació en Villaescusa de Haro; ejerció cargos de gran importancia, y dejó escritas multitud de obras. Yace sepultado, segun dejamos expuesto, en la capilla mayor con el epitafio conmemorativo de sus virtudes y de su ciencia, falleció en 1336.-D. Alejandro Cesarimo, en 1842.-D. Sebastian Ramirez, en 1847.-D. Miguel Muñoz, en 1553.—D. Pedro de Castro, que fué acompañando á Alemania al emperador Cárlos V y á Inglaterra á Felipe II, en 1861.-D. Fr. Bernardo de Fresneda, fue franciscano, y posteriormente estuvo en Córdoba, desde donde fue trasladado á Zaragoza, en 1571.

D. Gaspar de Quiroga, obtuvo posteriormente la púrpura cardenalicia, siendo metropolitano de Toledo, en 1377. -D. Diego de Covarrubias, falleció antes de tomar posesion de la diócesis.

D. Rodrigo de Castro, hermano de D. Pedro, fue promovido á la silla metropolitana de Sevilla, obteniendo tambien la dignidad de cardenal, en 1581.-D. Gomez Zapata, en 1387.

D. Juan Fernandez Vadillo, yace sepultado en el crucero de la Catedral, en 1595.-D. Pedro Portocarrero, en 1600.-D. Andrés Pacheco, el cual renunció su importante cargo en 1622.

D. Enrique Pimentel, renunció el arzobispado de Sevilla por la diócesis de Cuenca, á cuya ciudad hizo grandes beneficios, segun hemos tenido ocasion de demostrar; presidió el Consejo de Aragon, en 1653.

D. Juan Francisco Pacheco, en 1663.-D. Alonso de San Martin, que fue hijo natural de Felipe IV, en 1703.—

en Cuenca, como quiera que esta poblacion fue, por decirlo así, el verdadero teatro de sus virtuosos hechos y de su evangélica caridad, creemos de nuestro deber hacernos cargo de algunos datos biográficos referentes á la existencia de tan santo varon.

Hácia el año de 1128 nació Julian en la ciudad de Búrgos, demostrando desde sus primeros años lo que habia de ser; la caridad mas sublime con el talento mas privilegiado.

Recibidas las sagradas órdenes, su elocuencia no tardó en brillar dando comienzo á su fama, sus predicaciones en los pueblecillos inmediatos á Búrgos, y aun en la misma ciudad.

No tardó mucho la iglesia de Toledo, que se preciaba de reunir en su seno las eminencias del talento y de la virtud, en llamar á sí al santo Julian, concediéndole la dignidad de arcediano.

Julian fue para su prelado lo que los sagrados cánones refieren, el ojo y la mano derecha del obispo, así era que donde habia una lágrima que enjugar, una desgracia que socorrer ó una fe que fortificar, allí estaba nuestro arcediano.

La muerte del primer obispo de Cuenca, presentó ocasion al Monarca castellano para que prestando debido homenaje á las virtudes y talentos de Julian, le propusiera para ocupar la silla episcopal de la recien conquistada ciudad.

Modestamente y temeroso de no desempeñar cumplidamente su cargo, rehusó el arcediano de Toledo aquella dignidad, mas el Monarca sabia perfectamente las cualidades del que proponia para prelado, é insistió respecto á su eleccion.

Cuenca pudo finalmente vanagloriarse de poseer en su seno á tan esclarecido varon, y conforme habia sido modelo de sacerdotes, fuelo igualmente de obispos.

Toda la servidumbre que Julian llevó á su nueva diócesis, fue un criado que le servia de paje, mayordomo, limosnero, secretario, etc. Llamábase este Lesmes, y tan digno era de su amo, que Burgos se enorgullece de poseer sus sagrados restos, donde se le tributan las veneraciones de santo.

A pié penetró Julian en la capital de su diócesis, y desde los primeros momentos cedió todas las rentas de su obispado para el sustento de los pobres, redencion de cautivos, dotar á las huérfanas desamparadas, socorrer los hospitales, y otras obras de misericordia y de caridad que fuera prolijo enumerar.

D. Miguel del Olmo, fue natural de Almodrones, eminente letrado y entendido canonista, auditor del tribunal de la Rota y gran canciller de Milan, falleció en 1721 dejando sus cuantiosos bienes á los pobres.

D. Juan de Lancaster, duque de Abrantes, falleció en 1733 en el Real sitio del Escorial en ocasion que acababa de ser promovido al patriarcado.

D. Diego de Toro Villalobos, en 1737.-D. José Flores Osorio, varon eminentisimo, fundador, como ya hemos dicho, del Seminario de san Julian, al cual dotó con gran parte de sus bienes, en 1759.

D. Isidoro Carvajal y Lancaster, otro prelado de quien tambien Cuenca conserva buenos recuerdos; fundó el oratorio de San Felipe Neri, haciendo además otras muchas obras piadosas, falleció en 1771.

D. Sebastian Flores Pabon, en 1777.-D. Felipe Antonio Solano, natural de Castelfrio, restauró de nuevo la iglesia Catedral por órden del rey D. Carlos III.

D. Antonio Palafox y Croy, falleció en 1802.-D. Ramon Falcon de Salcedo. Este virtuoso prelado, despues de haber ejecutado distintas obras que demostraban la bondad de su corazon, legó á la fábrica de la Catedral, la suma de 50,000 reales, falleció en 1826.

D. Jacinto Rodriguez Rico, falleció en 1841. Sucediéndole D. Juan Ruiz de Cachupin, que sucumbió á los muy pocos meses de regir la diócesis. D. Fermin Sanchez Artesero, que tomó posesion de su cargo en 4 de agosto de 1849.»

Y á tal extremo llevó su abnegacion que, imitando á san Pablo, tanto él como su fiel Lesmes solo se mantenian con el producto de su trabajo. Hacian ambos cestillas de mimbres, y todavía se indica en la cuenca del Júcar, entre aquellos agrestes sitios, el en que se retiraban ambos Santos á fabricar aquellas cestillas, cuyo producto excediendo á veces de lo que necesitaban para cubrir sus atenciones, iba á aumentar la dote de los pobres.

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Del mismo modo que atendia á las necesidades maternales de su grey no descuidaba tampoco las espirituales, y tanto en sus visitas por los pueblos de la diócesis, como en sus predicaciones en la misma ciudad, consiguió arrebatar porcion de sectarios al Coran, del mismo modo que llegó á formar un clero modelo en la diócesis que regia. Su inagotable caridad, su vida trabajosa y llena de fatigas, acarreáronle una grave y penosa enfermedad, con la cual Dios trataba sin duda de probar la humildad y paciencia de su siervo.

Julian comprendió que habia de ser la última, y preparóse para comparecer ante la presencia de su dueño, para lo cual recibió los santos Sacramentos con aquella uncion y tranquilidad, que solo el justo posee en esos supremos instantes.

Terminada la sagrada ceremonia vistióse un áspero cilicio, tendióse en el suelo cubriendo su venerable cabeza con la ceniza del penitente y esperó gozoso el momento en que su Criador le llevase junto á sí.

El domingo 28 de enero de 1208 falleció, habiendo precedido á su muerte prodigiosos acontecimientos que llenaron de religiosa admiracion á cuantos los presenciaron.

Ya hemos indicado al ocuparnos de la Catedral, el lugar en que yace el santo cuerpo restándonos solamente añadir, que es objeto de gran veneracion en toda la diócesis el patron de ella, cuya existencia hemos descrito á grandes rasgos.

La silla episcopal de Cuenca fue constantemente ocupada por eminentes varones sirviendo muy a menudo de base para las metropolitanas de Burgos y Toledo.

Las dignidades que hubo en su principio en la iglesia Catedral, fueron un prior que en los tiempos del obispo D. García, tomó el nombre de dean, arcediano de Cuenca, de Huete, chantre y arcediano de Cañete, que por el año de 1410 tomó el nombre de Moya.

Entre las varias dignidades que existian en dicha iglesia, figuraba una titulada abad de la Sey, corrupcion á lo que parece de Sedis, en memoria de la antigua sede de Valeria.

Constaba de diez y seis canonjías, trece dignidades, diez racioneros y doce medios; quince capellanes de coro y demás sirvientes; número, que en virtud de los arreglos que han venido sucediéndose, ha quedado bastante reducido.

IX.

Historia civil y política.

Agradablemente entretuvieron nuestros amigos el tiempo, escuchando el relato que D. Cleto les hiciera de la historia eclesiástica de aquella diócesis, esperando con impaciencia el siguiente dia en que habian de visitar una cueva, que se encuentra en la cuenca formada por el rio Huecar, de cuyas maravillas les hablara su guia, y para escuchar la historia civil y política que les prometiera durante su paseo.

Una vez emprendido el camino, dijo Castro:

-Con que vamos á ver, D. Cleto, dé V. principio á su relacion, pues todos estamos impacientes por conocer los acontecimientos ocurridos en esta poblacion, que deben haber sido importantes, especialmente en épocas en que la posicion de una fortaleza bastaba para hacerla teatro de sucesos de gran cuenta.

-Tiene V. razon. Cuenca es tal vez de las poblaciones que mas episodios interesantes registra en sus páginas, y si tiempo tuviera, podria amenizarles mi relato con leyendas históricas que, en mis ratos de ocio, he trazado sobre hechos ocurridos en estos sitios.

-Ya lo creo que las escucharémos con gran placer, precisamente el acontecimiento histórico amenizado con la forma legendaria tiene mayor encanto. Despues que, siendo tan excelente narrador como es V., con los conocimientos que posee y con su privilegiada memoria, esas leyendas deben tener doble interés.

-Mil gracias, Sr. Azara, por esos elogios que acaba de tributarme y que no me

rezco.

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-Si así lo cree su modestia, no es una razon para que nosotros se lo concedamos. -Cualquiera de Vds. despues que hayan terminado el viaje que hemos emprendido, sabrán tal vez mas que yo, pues provincias habrá que desde mi estancia en ellas habrán sido teatro de acontecimientos posteriores, y que yo tal vez ignore.

-Por ningun estilo: carecemos de su espíritu observador, de sus estudios preliminares, de sus conocimientos especiales, y cuando mas, podrémos haber adquirido despues de nuestro viaje un tinte superficial de todo cuanto hayamos visto.

-Pues si ese tinte solamente le tuvieran la mayor parte de los indivíduos que com

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