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-Ya sé por lo que lo dice, sin duda esta noche pasada ha oido V. alguna gresca

por la calle á hora bastante avanzada ¿no es así?

-Es cierto, y además he observado que no son tan madrugadores, como en otros pueblos, los vecinos de aquí.

-Así es, y me place que se haya V. fijado en eso, pues me prueba que va tomando aficion al viaje y que estudia V. en él. Efectivamente los habitantes, no solamente de esta villa, sino de todo el partido, son poco amigos de madrugar, pero en cambio les gusta extraordinariamente velar, de lo cual se originan reyertas, y cierto abandono en sus tareas, pues la pereza suele conducirles á la ociosidad y harto saben Vds. que esta es la madre de todos los vicios.

-Desde luego, y como consecuencia inmediata, quizás se cometerán crímenes... -No, señor. La misma necesidad vuelve á obligarles á trabajar y prefieren esto á cometer un robo. Ahora sí, son pendencieros, les gustan las diversiones mucho; por una friolera van á los tribunales, así es que el juzgado siempre tiene que hacer. ¿Y son formales en sus tratos?

-St, señor. Para proporcionarse trabajo no les importa salir fuera de su localidad, así es que les ve V. en Aragon y Valencia en la época de la siega y generalmente en todos aquellos sitios donde haya algo que ganar.

-Pues esa es una cualidad muy recomendable.

-Sí, señores, mas al lado de eso, como les digo, está su carácter que bastante quisquilloso y un tanto altivo, les conduce á provocar pendencias, llenando el juzgado de causas, que leves en su mayor parte, le ocupan la mayor parte del tiempo.

Todavía prosiguió D. Cleto durante algun tiempo ocupándose del carácter de los vecinos de aquel partido y satisfecha la curiosidad de nuestros amigos respecto á la villa en que estaban, y habiendo descansado lo suficiente, salieron al siguiente dia para Moya centro del marquesado de su mismo título.

XX.

Moya. Sus recuerdos históricos.

Agradable la mañana, el camino ameno y descansados los jóvenes, emprendieron satisfechos la jornada que habia de terminar en la villa de Moya llena de recuerdos históricos y tal vez de las que menos han perdido en medio de las vicisitudes porque ha pasado.

Conforme caminaban, preguntó Sacanell á su experto guia:

-¿Dónde nos dirigimos? ¿ hacia el interior de la provincia ó hacia alguno de sus extremos?

-Al extremo oriental, Moya está casi en la frontera de Valencia y Aragon. Ahora nos desviamos un poco del verdadero camino para pasar por la dehesa llamada de la Pumadera que está en el término de Boniches.

-¿Acaso existe en ella alguna curiosidad?

-Sí, señor, una fuente que se eleva próximamente unas tres varas sobre el nivel del rio y cuyo caudal es bastante escaso.

-¿Y eso es una notabilidad? dijo Castro.

—Eso en sí, no señor, pero en el mes de marzo arroja por el caño multitud de peces.

-¡Hombre! eso si que es raro; pero serán muy pequeños.

- Los hay hasta de media libra, con la particularidad de que estos, que son ya los mas crecidos, salen casi despellejados, efecto tal vez de que el conducto por donde pa san debe ser muy estrecho.

-¿Y cómo no le obstruyen?

- Por la misma violencia del agua.

- Sin duda esa fuente la recibirá de alguna corriente que tenga el rio y los peces serán arrastrados por ella.

- Es muy probable.

Poco tiempo despues, el relato de D. Cleto era corroborado por los labradores de las inmediaciones de la fuente, en cuyo punto se detuvieron nuestros amigos para tomar un refrigerio.

Hablando sobre esta particularidad y comentándola pusiéronse otra vez en camino, llegando á dar vista á Moya á la caida de la tarde.

- Sabe V. que es un gran pueblo, -exclamó Pravia refrenando ligeramente su cabalgadura.

- De los mejores de la provincia.

- Ocupa una magnífica posicion.

-Por eso fue tan disputado en otras épocas.

-¿Y pertenece al marquesado de su nombre?

-Si, señor. El marquesado comprendia treinta y un pueblos y dos despoblados, y ese castillo que todavía se conserva y esas murallas que robustecen mucho mas la natural fortaleza de la villa, han jugado importante papel en los pasados siglos.

- Ya tenia deseos de que llegásemos á una poblacion que tuviese historia, pues

son estudios que me agradan.

-Moya la tiene y ya se la referiré à su tiempo.

-¿Qué tal es el clima?

- Templado y no muy propenso á enfermedades.

Moya, cabeza del marquesado segun hemos dicho, villa con Ayuntamiento y arciprestazgo de su nombre, está situada al extremo E. de la provincia sobre un monte redondo, áspero y bastante elevado.

Parte de la poblacion hállase dentro de los muros y otra parte fuera, componiendo entre ambas un total de unas trescientas cincuenta casas entre las que se albergan sobre mil cuatrocientas almas.

La parte de caserío que hay intramuros, es muy regular, disfrutándose en el interior de los edificios de algunas comodidades, no encontrándose en el mismo caso las que están fuera de ellos.

La casa del Ayuntamiento es bastante buena sin que podamos llamar la atencion sobre su arquitectura, ni sobre cualquier otro detalle, puesto que todo se reduce á ser espaciosa, proporcionada y de buena construccion.

En el mismo caso se encuentra el edificio destinado á hospital, que es á propósito para el objeto á que está destinado.

Fue fundado por D..Gonzalo Zapata y responde regularmente á las necesidades de la poblacion.

Hay una escuela de primeras letras, con cátedras de gramática y latinidad dotadas convenientemente por D. Nicolas Peinado, contando con alguna asistencia.

Seis parroquias tenia en lo antiguo la villa, las cuales han quedado reducidas á doś con varios anejos que son los de Santo Domingo, Pedro Izquierdo, Fuente del Espinoso, Garavalla, Campalvo, Manzaneruela y Masegar.

La iglesia principal que está bajo la advocacion de la Santísima Trinidad, es bastante desahogada sin que tenga nada de notable en arquitectura.

El culto corre á cargo de un cura de primer ascenso y de varios tenientes. Tambien tuvo dos conventos de frailes y uno de monjas, mas las distintas vicisitu

des de los tiempos han trocado el destino de estos edificios.

—¿Y qué tal es el terreno que ocupa el término municipal de la villa?- preguntó Castro despues que en union de sus amigos se hubo hecho cargo de la poblacion. - Montuoso, pero sumamente productivo.

-Existirán buenas maderas.

-Para construccion y carboneo. Hay unas cuatro mil quinientas fanegas de tierra destinadas al cultivo, siendo bastante regular el beneficio que dan.

-Siendo tan montuoso este terreno habrá algunas minas tambien.

- Varias de hierro y cobre.

-¿Y mármoles?

-Tambien, si señor. Hay vetas de jaspe amarillo y encarnado, de lápiz negro y montañas, materialmente, de pizarra.

-¿Qué rios son los que fertilizan la comarca?

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- Dos que se denominan el Algarra y el Ojos, los cuales se unen á corta distancia de aquí y van á aumentar el caudal del Cabriel.

-Habrá tambien alguna montaña mas notable que las demás.

-Si por cierto, una que llaman la dehesa Bolax que se extiende por el E. unas tres leguas en contorno.

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-No con la abundancia que en otros puntos pero los suficientes para la cria del que hay aquí.

-Me parece que la industria tampoco promete mucho por aquí.

-Está reducida únicamente á la agricultura, un molino harinero, varios telares y algunas alfarerías.

- Bien escasa por cierto.

- Á ello contribuye poderosamente la falta de vias de comunicacion. Lo áspero del terreno es un inconveniente para la construccion de caminos y como por otra parte tampoco hay un gran interés, se va pasando así el tiempo sin que se trate de salvar ese obstáculo tan grande para el adelanto y prosperidad de una localidad.

-Es muy cierto.

-Así es, que en este punto como en otros muchos, no se utilizan una porcion de veneros de riqueza que existen por falta de medios.

—¿Qué produccion es la mas general en la comarca ?

Los cereales, vino, frutas y hortalizas. Hay buena caza como habrán Vds. podido juzgar por la comida que hoy han dado en la posada, y la cria de ganados tanto lanar como cabrio y de cerda. El comercio está limitado á la venta de los productos del país, importándose todos los artículos de que carece.

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— Bueno, aun cuando como en todas partes, hay sus excepciones. El distintivo dominante en toda la provincia es la indolencia, hija tal vez de las condiciones topográficas del terreno.

- Es verdad. Estas montañas enriscadas, esta carencia de vías de comunicacion que aisla á unos pueblos respecto á otros, la crudeza del clima que les retiene durante grandes temporadas dentro de sus casas, la ocupacion mas general del país que es la del pastoreo, no son los mejores elementos para la actividad y movimiento del indivíduo.

-Dice V. bien, Sr. de Azara, de todas esas causas nace la indolencia, que á su vez engendra la pereza y únicamente la necesidad obliga á algunos habitantes á ocuparse de cierta clase de trabajos mas penosos.

-Tambien me parece que debe influir mucho otra razon.
-¿Cuál?

-Segun he podido observar- dijo Sacanell—aquí la riqueza, por regla general, está bastante repartida y unos mas, otros menos, tienen algun recurso para subsistir.

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-Por lo tanto, ponga V. una comarca con las condiciones geográficas y climatológicas de que nos hemos hecho cargo, con los hábitos que tienen estos naturales y con un pedazo de pan seguro, por decirlo así, y no encontrarémos extraño que ni aspiren á otra cosa ni sean tan activos y trabajadores como en otros puntos.

-

Y si á eso une V. que por quien debe no se trata de mejorar su condicion ¿qué mucho que veamos á un pueblo con tantos elementos de riqueza y vida, atrasado tanto en el órden moral como en el material, respecto á los demás?

-Justamente, Cuenca segun lo que hasta ahora hemos visto, sigue y seguirá en este mismo estado un dilatado espacio, si no tiene quien se tome un verdadero interés por ella y procure facilitarle los medios para que acuda á tomar su parte en ese festin fraternal al cual unos mas pronto, otros mas tarde, van acudiendo todos los pueblos.

-Solamente un milagro semejante podria sacarla del estado en que se halla.

Todavía continuaron algun espacio ocupándose de la suerte de la provincia hasta

que Castro dijo:

-Pero señores, con esas declamaciones nos olvidamos de que aun hemos de visitar el castillo y conocer la parte histórica de esta villa.

-No se me ha olvidado-repuso D. Cleto.-La visita del castillo la harémos mañana y allí mismo, dominando desde él toda esta comarca, les referiré su historia. -En ese caso, ya no digo mas, sigan Vds. hablando y lanzando lamentaciones sobre el asunto de que se estaban ocupando.

XXI.

Reseña histórica de la villa de Moya.

Al dia siguiente dirigiéronse los viajeros hacia el castillo, el cual lo mismo que la muralla, se restauró convenientemente durante la guerra civil.

En aquella posicion, dominando un pintoresco panorama, dió principio el buen anciano á sus recuerdos históricos sobre Moya en los términos siguientes:

-Difícil es que pueda fijar de una manera determinada el primitivo orígen de Moya ni las vicisitudes porque este territorio pudo pasar, tanto durante las dominaciones romana y gótica, cuanto despues de la invasion sarracena.

Debemos suponer que atendida su posicion, debió tener importancia, y esto lo corrobora el que á principios del siglo XIII vemos á D. Alfonso VIII de Castilla, ordenando su repoblacion, prueba de que en los asaltos que sufriera bien arrebatándola los moros á los cristianos, bien quedando estos definitivamente en posesion de ella, quedóse destruida y despoblada.

Este mismo monarca, comprendiendo que para conseguir el objeto que se proponia necesitaba conceder á los nuevos pobladores algunas ventajas, la dejó exenta por completo de toda clase de tributos.

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-De ese modo,—dijo el aragonés, — bien pronto acudirian familias de otros puntos á establecerse aquí.

-Naturalmente, y el aumento de poblacion se comprende muy bien al ver que en 1285 D. Alfonso X el Sábio, la concedió fuero especial para que pudiera gobernarse por sí misma, y un privilegio á sus moradores exceptuándoles de portazgos.

-De manera, que á imitacion de estos monarcas, sus sucesores seguirian tambien dispensándola su proteccion.

-Ya lo creo. Moya habia prosperado en tales términos, tan fuerte era su posicion que en el reinado de D. Sancho el Bravo, esto mismo la causó sérios trastornos. -¿No fue D. Sancho el Bravo hijo de D. Alfonso el Sábio?

-Sí, señor, é hijo impaciente por ceñir la corona, en términos de tratar de arrebatársela á su padre.

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- Es cierto, ahora recuerdo haber leido algo de eso.

-D. Sancho subió á ocupar el trono de Castilla, ejerciendo terribles justicias, arrebatando á muchas ciudades los privilegios que les concediera, cuando siendo infante

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T. I.

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