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hay una feria en el mes de setiembre, y esa sí está bastante surtida de quincallería, telas, muebles, ganados y otros artículos.

-Y el carácter general de la poblacion ¿qué tal es?

-Como el de la mayoría de la provincia; un tanto indolente y algo bullicioso pendenciero.

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Conforme iban los jóvenes haciendo preguntas, que el buen amigo de D. Cleto se apresuraba á satisfacer, recorrian la poblacion.

Esta se compone de unas setecientas casas de muy regular construccion en su mayor parte, probando con esto el bienestar de la mayoría de los vecinos.

Las calles son regulares, espaciosas y con el piso en buen estado, con dos plazas grandes.

-¡ Hombre! buen edificio es el de la iglesia, -dijo Castro fijando sus miradas en la parroquial, á cuya puerta habian llegado.

-Sin tener nada de notable-repuso D. Pedro,-sin que se recomiende por ninguna belleza arquitectónica, es capaz y sólida, y responde perfectamente al objeto que representa.

-¿ Bajo qué advocacion está?

-San Gil es el titular, y además tenemos una ermita dedicada á la Virgen de la Concepcion.

-¿Es de entrada ó de término el curato?

- De término. El culto está á cargo del cura, un beneficiado, un teniente y un sa

cristan.

Los viajeros penetraron en el templo, donde efectivamente encontraron justificadas las aseveraciones de D. Pedro, puesto que artísticamente considerado nada vieron de particular; y cuando de él salieron dijo Sacanell:

- Puesto que ya conocemos esto, sepamos algo respecto á la instruccion. -Tenemos varias escuelas, tanto de niños como de niñas, con una asistencia que por término medio podemos fijarla de ciento cincuenta á doscientos alumnos de ambos

sexos.

-¿Y qué poblacion tiene la villa?

-De dos mil ochocientas á tres mil almas.

-Todavía es corto el número de alumnos. Precisamente ese debia ser un ramo que habria de mirarse con una atencion especial por parte de los Gobiernos.

-En muchos debian fijarse, amigos mios, pero qué va V. á hacerle, si apenas les queda tiempo para nada con la política.

-Tiene V. razon, y si al menos esa política fuera beneficiosa para el país... -Basta, señores, basta-repuso D. Cleto; -hemos convenido no hablar mas de ella durante nuestro viaje, tanto porque á nada conducirian nuestras declamaciones sobre ese punto, cuanto porque nuestra mision no es la de penetrar en esos asuntos que mas que políticos, como Vds. los llaman, yo quizás los calificaria de intereses personales; con que así, punto final sobre ese asunto y sigamos adquiriendo noticias sobre lo que Vds. apetecen.

-

- Oportuna es la observacion - dijo Castro sonriéndose.

-Diga V. D. Pedro, ¿cómo están Vds. de aguas en esta poblacion?

-En su mayor parte son salobres, pero abundantes.

-Observo que tambien tienen Vds. por aquí algunos telares.

-Si, señor; pero de telas ordinarias tanto de lana como de lienzo que son para uso de las clases menos acomodadas.

-¿Queda algo mas que ver?-preguntó Pravia despues que hubieron visitado la Casa municipal y la cárcel.

-Nada; ya les he dicho que esta villa es de fecha moderna, y por lo tanto inútil es que busquen antigüedad ni recuerdos históricos notables.

-Segun eso, pronto emprenderémos nuestra marcha, ¿no es así D. Cleto?

-Mañana, si Vds. quieren, nos dirigirémos á Minglanilla.

-Y yo tendré el gusto de acompañarles-dijo D. Pedro, pues precisamente he de ir para un asunto mio. Con eso les serviré de guia en aquellas tan notables como riquísimas salinas.

-Mucho placer tendrémos en ello.

Y entre cumplidos y bromas, pues los cuatro viajeros eran jóvenes y decidores, regresaron á la casa de su amable huésped, preparándose para la expedicion del siguiente dia.

XXV.

Minglanilla. Sus riquísimas salinas.

A las primeras horas de la mañana, en una tartana que D. Pedro puso á disposicion de los jóvenes con objeto de que hicieran mas cómodamente el viaje, salieron de Motilla del Palancar con direccion á Minglanilla.

-No parece mal pueblo-dijo Azara apenas pudo alcanzarle con la vista.

-Ya lo creo-repuso D. Pedro;-tiene una poblacion que se eleva á mas de dos mil almas, y su posicion le permite el cultivo de grandes extensiones de terreno, aunque este es poco feraz.

-¿Pero se trabaja la tierra?

-Bastante. Poblacion agrícola, las casas, aun cuando de labradores, no carecen de ciertas comodidades.

-Segun puedo comprender por la marcha que llevamos, debe estar esta villa muy al extremo de la provincia.

-Así es; está al S. E., y ya ve que se encuentra en el declive de aquella colina, lo que la permite disfrutar de buena ventilacion.

-Eso la prestará buenas condiciones higiénicas.

-Si por cierto. El clima es sano y templado comparativamente con la dureza que generalmente reina en la provincia.

-¿A qué clase pertenecen estos terrenos?

-Son por lo regular de segunda y tercera clase. Hay alguna parte destinada á viñedo, otra al cultivo de cereales, y el resto se destina á los pastos.

-¿Pasa por aquí algun rio que fertilice estos campos?

-El Cabriel y algunos otros arroyos formados por varias fuentes que nacen en el término municipal.

Apenas penetraron nuestros viajeros en el pueblo pudieron apreciar todo lo que respecto al caserío les dijera su guia.

Unas quinientas casas forman el núcleo de la villa, distribuidas en proporcion de calles irregulares, aun cuando bastante anchas, mal empedradas algunas y con regular pendiente las que están en el declive de la montaña.

Dos plazas hay, á una de las cuales da una puerta de la iglesia, y en la otra está el almacen de la sal, por lo que la primera lleva el título de aquella, y esta se denomina del Salero.

La escuela de primeras letras, costeada por los fondos municipales, obtiene bastante asistencia.

A distancia de mil pasos próximamente de la villa hay una fuente llamada Fuente Segura, porque nunca ha sufrido percance alguno su caudal, la que surte al vecin

dario.

Por Minglanilla pasa la antigua carretera de las Cabrillas que va desde Madrid á Valencia, estando además en comunicacion tanto con la capital de la provincia como con los pueblos limítrofes, por medio de varios caminos de herradura.

La industria se reduce á la arriería, un molino harinero, almazaras, fabricacion de jabon, algunos telares y las demás indispensables para las necesidades de los vecinos. Despachadas las diligencias que D. Pedro tenia que hacer en Minglanilla, acompañó á los jóvenes, segun les ofreciera, á las famosas minas de sal, distantes un cuarto de legua de la villa.

En medio de un terreno quebrado y desagradable, hállase la entrada de este inmenso depósito de riqueza acumulada allí por la naturaleza misma.

Una escalera de caracol de doscientos cinco peldaños facilitaba la bajada al fondo de la mina, pero en diciembre de 1837 la quemaron los carlistas, y en el dia han de bajar los operarios por el pozo de extraccion de sales.

Al pié de la antigua escalera encuéntrase la mina llamada real, que se extiende sobre mil varas en direccion E. Á su derecha hay otra cási de la misma extension, y tanto esta como aquella tienen unos diez piés de anchura por trece de elevacion.

En toda esta gran línea hay abiertas otras cincuenta galerías con el mismo ancho y alto, variando únicamente su extension.

Una contramina hábilmente dirigida por el ingeniero D. Tadeo Jesus de la Plaza, que tiene sobre diez y seis mil varas de longitud, proporciona salida á las aguas que antes se reunian en un vasto espacio que hay al de la entrada, por lo que se denominaba el sitio de los lagos.

Inmensas son las cantidades de sal que se extraen de aquel depósito colosal cuyos límites todavía no se han encontrado, y cuya calidad es inmejorable.

La cantidad que diariamente puede extraerse es proporcionada al número de brazos que se emplean, y se obtiene con gran facilidad.

Largo rato lleváronse los viajeros contemplando aquellas vastas galerías y aquel banco inagotable, haciendo reflexiones que seria prolijo transcribir, sobre el abandono en que se tiene un elemento tan considerable de riqueza.

Cuando salieron de allí, dijo D. Pedro:

-Pues no es esta sola la mina de sal con que contamos en la provincia. En Belinchon hay otra, y en Villargordo del Cabriel, Monteagudo y otros pueblos existen algunas mas cuya produccion varía, pero que siempre dan bastante.

XXVI.

Iniesta.-Villanueva de la Jara.

—¿Dónde vamos ahora ? — preguntó Pravia á D. Cleto cuando de regreso á Motilla del Palancar tornaron á ponerse en camino.

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-Remóntase á los primitivos tiempos. Piérdese su orígen en la oscura noche de los

siglos, y aun cuando hasta nosotros ha llegado decrépita, mutilada y débil, no es por eso menos digna de que el viajero se detenga un instante á contemplarla, saludando respetuosamente su ancianidad.

-Cumplamos, pues, ese deber que tan justo es.

-¿Llevó siempre el nombre que hoy tiene?-preguntó Castro.

-No, señor. Ptolomeo la llamó Salaria, y los romanos apellidáronla Egelasta. -¡ Salaria ! -exclamó Azara-¿ pues acaso en su término tiene alguna mina de sal?

-Diré á V. La antigua jurisdiccion de Iniesta llegaba hasta Minglanilla, y segun la descripcion que Plinio hace de la famosa mina de Egelasta, compréndese que aquella venia perteneciendo desde los fenicios, á Iniesta, y de aquí la denominacion de Salaria que la da Ptolomeo.

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-Presumible es entonces que tuviera gran importancia en aquellos tiempos tan rica comarca.

ba

-Con tanto mas motivo cuanto que la vía ó camino que llegaba hasta Cádiz pasapor Egelasta tambien.

-Y en los tiempos mas modernos ha seguido siendo de consideracion ?

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-Naturalmente; en una época en que como ya les he dicho varias veces, la posi→ cion topográfica era de gran importancia, Iniesta, edificada sobre una altura y extendiéndose al pié de ella, lógico era que la tuviese.

-Pero hoy.....

-Hoy, amigos mios, es una poblacion agrícola y no mas. Si á ella vamos, es por

saludar sus venerables restos, y porque vean Vds. el contraste que forman sus denegridos edificios con su vecina Villanueva de la Jara, donde hay una regularidad y cierto buen gusto que agrada.

-Respetamos su intencion y harto sabemos que la direccion que imprima á nuestro viaje será la mas acertada.

En lo que D. Cleto habia dicho á sus compañeros tenia razon.

Iniesta, la antigua Salaria y Egelasta, fue poblacion importante en aquellos remotos tiempos, mencionada por Plinio, haciéndose cargo de sus ricas minas de sal, pareciendo, segun se desprende de los mapas antiguos, por los pueblos que tenian raices del idioma de los fenicios que la jurisdiccion tanto de Iniesta como de Utiel ocupaba todo el espacio que media entre Algarra y Tarazona.

Situada en una altura que se extiende de N. á S., va descendiendo la poblacion hasta tocar en la llanura.

Templado es el clima y no propenso á enfermedades; llano el terreno y bastante productivo, y trabajadores sus naturales., sácanle muy regular partido.

Las tres mil ochocientas almas que tiene de poblacion, albérganse en unas ochocientas casas, grandes, agrietadas, denegridas, que ostentan por do quiera lo antiguo de su construccion, y que si bien son dignas de respeto por su ancianidad, desagradan por su aspecto, à la vista.

La Casa consistorial, antigua como las demás, encierra en su arquitectura algo que, á pesar de sus años, la hace mas recomendable para el curioso.

Tiene la poblacion los elementos de instruccion necesarios, asistiendo á sus escuelas sobre doscientos alumnos.

Bajo la advocacion de Nuestra Señora de la Asuncion hállase la iglesia parroquiat, cuyo curato es de término, la cual está servida por un cura, dos beneficiados, tres tenientes y un sacristan.

Varias ermitas hay en las inmediaciones, siendo la mas notable la que se ve á unas dos leguas de la villa, titulada de Nuestra Señora de la Consolacion, á la que hay una devocion extraordinaria, en términos que la feria ó romería que en dicho punto se celebra el dia 21 de setiembre, se ve sumamente concurrida.

Un arroyo que corre cerca de la poblacion y varios pozos que hay en la misma, la prestan cantidad de agua suficiente para atender à sus necesidades.

Su industria es esencialmente la agrícola, y su comercio está reducido á la exportacion de los productos sobrantes y á la importacion de aquellos de que carecen.

Como el objeto de D. Cleto solamente era el de que los jóvenes saludasen la venerable antigüedad de Iniesta y que tomasen algun descanso en una poblacion que cuenta con elementos para ello, tan luego estuvieron cubiertas estas atenciones pusiéronse en marcha para Villanueva de la Jara, villa que, como dijo perfectamente el anciano, contrastaba extraordinariamente con la que acababa de dejar.

-¡ Caramba ! — exclamó Castro apenas hubo penetrado dentro de la villa— razon tenia V. al decir que habia una diferencia notable entre Iniesta y esta poblacion. --¡Qué buenos edificios!-añadió Sacanell.

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