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El trabajo interior constitúyenle góticas ventanas, techo de crucería, antepechos calados en las dos tribunas que se abren en ella y nichos de semicirculares arcos rodeados de follajes y cadenas de piedra, en los que hay algunos retablitos, y estatuas de dos sobrinos del fundador.

A la derecha de la capilla elévase el retablo constituido por multitud de relieves, representando misterios de la vida de la Vírgen, siendo el central su muerte y asuncion. Tambien hay pequeñas efigies de reyes y santos en varias pilastras divisorias cubiertas con bien trabajados doselitos.

Precioso y de buen efecto el conjunto, nuestros amigos pasáronse un buen espacio contemplándole.

Cuando salieron de la iglesia volvieron de nuevo á reanudar su conversacion respecto á las celebridades de que habia sido cuna Villaescusa.

Hasta doce obispos cuentan por patria á Villaescusa, en su mayor parte del apellido de Ramirez.

Este D. Diego que tan precioso monumento legó á su villa natal, acompañó á la princesa D.' Juana de Castilla cuando pasó á Flandes á casarse con Felipe el Hermoso. siendo él quien bautizó al príncipe D. Carlos que despues llegó á ser el I de España. Embajador en Inglaterra y Francia, cuando el cardenal Adriano subió á ocupar la silla pontificia llevósele á Roma, habiendo escrito varias obras tanto en latin como en castellano, muriendo en Cuenca en 11 de agosto de 1537.

Los demás fueron D. Gil Ramirez nombrado obispo de Calahorra, D. García Guillen Ramirez, obispo de Oviedo, D. Sebastian Ramirez que fué de obispo á Santo Domingo de donde pasó de virey á Méjico, y que es el que hemos dicho está enterrado en la iglesia del convento de Dominicos, fundado por él.

D. Alfonso Granero y Abalos fue arzobispo de la Plata, en el Perú; D. Antonio Ramirez de Haro fue sucesivamente obispo de Orense, Ciudad-Rodrigo, Calahorra y Segovia; D. Diego Ramirez Sedeño, obispo de Pamplona fue uno de los Padres del concilio de Trento; D. Juan de Cuenca, obispo de Cádiz; D. Pedro Cárlos Ramirez, fue prior de Uclés, y obispo de Gerona; D. Antonio Ramirez de Vergara, fue arzobispo de Charcas y D. Fernando Lopez de Villaescusa ocupó la silla obispal de Segovia.

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. Pero no fueron solamente prelados los inclitos varones hijos de la modesta villa de que hablamos.

El maestro Gabriel Vazquez, jesuita, autor de varias obras y catedrático de teología en Alcalá y en Roma, tambien vió la primera luz en Villaescusa.

D. Gil Ramirez de Arellano, indivíduo del Consejo Real y Cámara de Castilla, presidente de la Mesta, procurador en cortes por Búrgos, discretísimo autor de varias obras, hijo fue tambien de la villa en que estamos.

Tambien D. Antonio Ramirez de Mendoza dió lustre á su patria con las adiciones que escribió á la segunda parte de los comentarios de Antonio Perez y otras que prueban su excelente ingenio.

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Pero sobre estos está D. Miguel Lucas de Iranzu, que sin otros medios de fortuna de instruccion que su natural ingenio y su valor, fue elevándose poco a poco hasta

á

conseguir que Enrique IV le colmase de honores y dignidades, haciéndole merced de las villas de Agreda y Vozmediano, consiguiendo una gran fortuna y consideracion.

En ocasion que se hallaba en Jaen, amotináronse los cristianos viejos contra los nuevos y el condestable púsose de parte de estos, haciendo frente à las enfurecidas turbas.

Por esta causa cogiéronle descuidado un dia que estaba oyendo misa y asesinaronle traidoramente.

Con este personaje célebre por haber llegado á tan alto puesto desde tan humilde. condicion lo que prueba su valor, terminó la relacion de los nobles varones hijos de Villaescusa, que D. Cleto hizo á sus compañeros.

XXXIII.

Uclés.

Alegres, decidores y complacidos iban nuestros viajeros recorriendo el camino que les separaba de Uclés, entreteniéndole con chistes, agudezas y oportunidades que como un fuego graneado se exhalaban de los labios de los cinco amigos.

-Con que ahora vamos á ver la famosa villa de los caballeros de Santiago - dijo Azara despues de largo rato de reir con las ocurrencias de unos y otros.

-Si señor, y por cierto, que mucho tendrán Vds. que admirar.

-¿Es rica la poblacion?- preguntó Sacanell.

Lo era mucho, pero tanto como admirarán Vds. la casa matriz de aquella Órden que tantos servicios prestó á la cristiandad, tanto han de deplorar el abatimiento de la villa tan cruelmente maltratada por los franceses.

-¿Tambien tuvo que sufrir á consecuencia de la invasion?

-Mucho señores, cuando lleguemos á la villa y nos ocupemos de su historia, al llegar á su terrible episodio, estoy seguro que han de horrorizarse.

—¿A qué partido judicial pertenece?

- Al de Tarancon.

-Es decir que desde aquí...

-Irémos á la cabeza del partido donde la mayor parte de lo que hay se debe á la especial proteccion del señor Duque de Rianzares, hijo de aquella villa.

-Digno de loa es semejante proceder; pues nada mas natural que, cuando se cuenta con elementos para ello, se proteja al país en que uno ha nacido.

- Y sin embargo, hay muchos que no lo hacen así.

-Conducta que solo merece vituperio. Si todos esos grandes que tienen pingües, posesiones en distintas localidades, destinasen al fomento de ellas una parte siquiera de lo superfluo; si todos los que en el mundo de la política ó en el de las especulaciones llegan á obtener una alta posicion, favoreciesen y se acordaran de los pueblos en que han nacido, ¡cuán distinta seria la suerte de algunas comarcas, que en vano han pedido á sus hijos un recuerdo siquiera de afecto y benevolencia!

Iba á contestar Azara á las últimas palabras de D. Cleto, cuando una exclamacion

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del andaluz, que se habia adelantado al volver un recodo del camino, hizo á todos fijar su atencion en el punto que aquel indicaba.

-¡Soberbia perspectiva ofrece la villa de Uclés! dijo Castro.

Sus compañeros que percibieron estas frases, apresuráronse á reunirse con él, conviniendo todos en que, efectivamente, la vista de la poblacion en que iban á pernoctar, era tan severa como pintoresca.

Sobre enriscada roca, robusto y fuerte, desafiando impávido las injurias del tiempo y las luchas de los hombres, el castillo ó casa matriz de los caballeros de Santiago, cobija entre sus almenados brazos à la villa de Uclés, que á su falda se extiende sobre la izquierda márgen de un modesto rio.

Frio el clima; combatida la poblacion por los vientos N. S., no es muy propensa á enfermedades.

Unas cuatrocientas casas constituyen la poblacion; restos solamente de las que antiguamente poseia; sin que desde la asoladora invasion de los franceses, pueda contemplar el viajero mas que desiertas calles, ruinosos edificios y una sola parroquia de las cinco que en no lejanos tiempos, demostraban tanto la riqueza de la villa cuanto el número de sus vecinos.

Preciosos restos de la antigüedad de Uclés, recuerdos de pasadas épocas eran esas cinco parroquias que ya existian en 1228, y ni de ellas ni de sus dos conventos de Carmelitas descalzos y de Dominicos, apenas puede el viajero contemplar otra cosa que el lugar en que estuvieron.

Solamente dirigiendo altivas hasta el azul del cielo sus robustas torres con agudos chapiteles, destacase la mole del indicado castillo, sobre su granítico. pedestal.

Nada de notable encierra la casa del Ayuntamiento; nada de notable puede tam poco admirarse en los demás edificios particulares.

Dos escuelas de primeras letras con regular asistencia; una parroquia bajo la advocacion de santa María, servida por un cura de término, un beneficiado y un arcipreste, en la cual han quedado refundidas las tres que en el casco de la poblacion habia, es lo único que citar podemos. Del antiquísimo barrio de la Estremera, que en el opuesto lado de la montaña se extendia, y que en su espacio abrazaba las otras dos parroquias, apenas si vestigios restan.

Aguas abundantes, terreno entre llano y montuoso, produce algunos cereales, vino, garbanzos, cáñamo y legumbres, cuyo sobrante constituye la exportacion, teniendo con esto y con la cria de ganado lanar y la caza que es bastante abundante, lo suficiente para atender à las necesidades de sus trescientos cincuenta vecinos.

Tal es Uclés en la actualidad. A esto ha quedado reducida aquella tan importante poblacion.

Su industria apenas si llega á lo mas indispensable. Algunos molinos harineros y la agricultura, está reducida á las antiguas condiciones, sin que tampoco allí se adviertan ninguno de esos modernos adelantos que, simplificando el trabajo, aumentan mas la produccion.

El rio Bedija, de escaso, pero perenne caudal, pasa como ya hemos dicho, cerca de la poblacion regando alguna parte de su término.

Las comunicaciones en el deplorable estado que venimos lamentando en la mayor parte de la provincia, así por efecto de lo quebrado del terreno, como por el abandono de las mismas autoridades; contribuyendo esto en gran manera, al atraso y á la indolencia de aquellos naturales que carecen del elemento principal para la salida de sus frutos, y que, por lo tanto, no se toman gran interés en bonificarlos.

XXXIV.

La casa-matriz de los caballeros de Santiago.

Poderoso gigante de piedra, revestido de caballerescas formas, el primitivo convento militar de Uclés, ha ido perdiendo posteriormente la bravía rudeza de la primera construccion, quedando solo como dice muy oportunamente un viajero que nos aventaja tanto en la época en que visitó estos monumentos, cuanto en la riqueza y galanura de sus descripciones, ragas indicaciones en los archivos (1).

El mismo afecto que los monarcas profesaron á aquella casa, desde que los Reyes Católicos, concentrando en los soberanos los maestrazgos en las Órdenes militares, hiciéronse sus señores, contribuyó poderosamente á privar á aquellos muros de su tan venerable antigüedad, y encargando sucesivamente las obras que se hicieron á los arquitectos de mayor nombre, cada uno las hizo segun el estilo que le era mas simpático.

El ábside del templo restauróse por los años de 1528, viéndose sus estribos adornados con nichos, columnas y estatuas de reyes, y en el inmediato lienzo de pared, varias ventanas sin guardar una simétrica armonía, donde resalta el gusto plateresco, y cuyos medallones, figuras y trofeos, son de un trabajo bastante delicado.

La sacristía y el refectorio, al cual facilitan luz las ventanas indicadas, tienen bóveda de crucería la primera y sencillo artesonado el segundo, siendo la fecha de este el año 1548.

Sobre primorosa cornisa en la principal fachada, apóyanse los baldones que dan á la cámara del prior.

(1) Efectivamente: en el libro de visitas cuya fecha es de 1480, dice que sobre la capilla mayor que es de bóveda, estaba una torre que se decia de las campanas, la qual torre fizo derrocar Álvar Gomez, teniendo la fortaleza y á cabsa de la dicha torre estaba en peligro la capilla sino se remedia. En ella está el altar mayor, en el qual está un retablo grand y bueno y bien rico, en el qual está la imágen de señor Santiago e están en él tres estorias, la una de señor Santiago e la otra del nacimiento de N. S., e la otra de su pasion; e en el cuerpo de la iglesia están otros tres altares con tres retablos pequeños. E al cabo de la dicha iglesia está un coro muy bueno e bien obrado en el qual están treinta y dos sillas sin la del prior, muy bien labradas de buena madera entretablada, e la silla prioral en medio muy bien obrada e en medio del dicho coro está un facistor con tres atriles pequeños e delant de las dichas sillas están sus antepechos en escanyos de la misma obra e madera.»

Además de esto habla tambien de los órganos con que dotó á la iglesia el maestre D. Rodrigo Manrique, ocupándose igualmente de que el prior D. Juan Velasco tanto en el convento, iglesia y habitaciones encontró mucho que reedificar, detallando todos los reparos que se hicieron, los materiales que se emplearon y los puntos que semejantes reparos requerian.

Al principio del reinado de Felipe II, empezóse la renovacion del templo, encomendándose la obra à Gaspar de Vega, que falleció en 1576, prosiguiéndola Pedro de Tolosa, aparejador que fue en la obra del Escorial,

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Inmensos gastos ocasionaron estas renovaciones; pues segun Cean Bermudez, en el espacio de sesenta y seis años invirtiéronse ciento setenta mil ducados en la obra del carto nuevo; ciento ochenta mil en la iglesia, sacristía, panteon y lonja; y ochenta mil en reparos.

Además de los arquitectos indicados, pusieron mano en aquellas obras otros varios, acentuandos de una manera marcada el severo estilo de Herrera, quien tal vez no fuese del todo ajeno á los trabajos de que nos ocupamos, pues tanto los dos torreones que flanquean la fachada de la parte de Poniente, decorada con arcos y pilastras, con balaustradas y chapiteles, como la cúpula cuadrada que se ve entreambas coronada por un gallo entre la bola y cruz de su veleta, y las portadas principal y del Norte de columnas dóricas la una y de corintias la otra, con triangular fronton y nichos en los intercolumnios, parecen, aun cuando en pequeño, recordar los detalles arquitectónicos del Escorial.

De los dos chapiteles que cubrian los torreones indicados, solamente puede el viajero contemplar uno, pues el otro fue destruido por una tempestad en el año 1845.

Blanqueada en el interior la iglesia, con pilastras istriadas, y gran esmero y despejada cúpula, no merece, sin embargo, grandes elogios por parte de los inteligentes que nada de notable encuentra en ella.

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