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-Ya recuerdo-repuso Azara, -¿no es una de esas dos ferias de antiquísimo

origen?

-¡Vaya! si señor. La del 24 de agosto la concedió el Rey sábio, un rey que vivió allá por el año mil doscientos y tantos.

-Sí, ya lo sabemos, D. Alfonso X.

Ese mismo; pues bien, estando en Toledo en abril de 1254 dió permiso para la celebracion de esta feria, mandando que no fueran molestados ninguno de los que viniesen tanto á estas como á las de Brihuega. La segunda fue concedida por el rey Cárlos I en 1517 por consejo del cardenal Cisneros, á quien todo le parecia poco para su querida ciudad.

-¿Y qué tal? ¿Hay concurrencia en esas ferias?

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- Yo diré á Vds.; en la primera sí, en la segunda no tanta. Abundan los ganados, las tiendas de lencería, quincalla, platería, instrumentos de labranza, etc., y se hacen buenas transacciones.

-¿No celebra ningun mercado?

-Sí, señores; todos los jueves.

-¿Y no hay nada mas notable por la campiña?—preguntó Pravia.

-Ya lo ve V.; lo único notable que en ella existe es el abandono total en que se halla. Podria ser mucho y no es nada. El afan de llevarlo todo á Madrid nos arrebató la universidad; la nobleza nos abandonó tambien para buscar las diversiones de la corte, y caten Vds. una poblacion completamente arruinada.

-Pero que encierra muy buenos recuerdos.

-¡Oh! sí, señores, sí; pero con los recuerdos no se come.

No pudieron menos de sonreirse nuestros amigos con la respuesta del leñador, y poco despues regresaban á la poblacion, quedando citados con este para que el dia siguiente les diera algunas explicaciones complementarias que necesitaban.

VIII.

Alcalá eclesiástica y judicial. Los mártires de Alcalá.

El tio Jadraque fue puntual á la cita.

Apenas le vieron nuestros amigos dijeronle:

-¡Hola! tio Jadraque, vamos á ver qué noticias nos da V. hoy.

-Cuantas Vds. quieran, señoritos; pregúntenme, que, gracias a Dios, me parece que ninguno como yo, aunque me esté mal el decirlo, sabe lo que yo respecto á Alcalá. -¿No existia aquí un pósito ó banco de labradores?-preguntó Azara.

Ya lo creo, y desapareció; le fundó el cardenal Cisneros, á quien Dios debe haberle dado tanta gloria como bien hizo en la tierra. Le estableció para las necesidades de la villa, estudio y pobres de la poblacion, entregando para su sostenimiento diez mil fanegas de trigo, teniendo dos llaves los graneros, una que estaba constantemente

en poder de un regidor, y la otra en el de un colegial mayor, debiendo estar presentes y conformes los dos para cualquier repartimiento que se hiciera.

-¿Y tiene V. algo de particular que decirnos respecto á la poblacion en general? -Poca cosa, porque ya supongo que Vds. la habrán recorrido.

-Sí, pero sin detallar los establecimientos con que cuenta.

- Tiene muchas tiendas de comestibles, porque, gracias al establecimiento del presidio correccional, el consumo se ha aumentado algo mas. La escuela militar tambien contribuye bastante, y hay algun despacho en esos artículos de primera necesidad; respecto á los de mas precio, á los géneros, etc., como que con el ferrocarril se está en Madrid en un momento, todos prefieren ir á buscarlos allá donde tienen mas en que escoger y mayor baratura; así es que por aquí establecimientos de este género no pueden subsistir, y los que hay no tienen un surtido muy escogido.

-¿Cuántas posadas hay?

-Diez y siete ó diez y ocho, si la memoria no me es infiel. Tambien tiene tres fondas donde se sirve mas á la moderna y con algunas comodidades: además tiene algunas casas de huéspedes, cuyos precios de pupilaje varian segun el trato que se quiere, pero que generalmente no pasan de ocho ó diez reales.

-¿Y qué mas?

-Hay cuatro molinos harineros y tres tahonas; dos hospitales, de los que uno... -Ya lo sabemos; precisamente los hemos visitado.

-En ese caso no sé qué decirles. Pregunten, y verémos si puedo contestarles. -¿Esto es juzgado de primera instancia?

-¡Vaya! sí, señores, y de ascenso: corresponde á la Audiencia territorial de Madrid, y abraza la ciudad, cuarenta y cuatro villas, cuatro lugares, un anejo y un Real sitio, y si Vds. quieren que los nombre cada uno de por sí...

-No hay necesidad. ¿Conoce V. la historia eclesiástica de esta silla episcopal.

-Sí, señor, y que la sé como nadie; hasta los nombres de los obispos que ha habido aquí podré citarles.

-Empiece V., empiece V.

-En primer lugar les diré que hoy es vicaría general eclesiástica con las mismas atribuciones que la de Toledo.

-Pero no está comprendida Alcalá en aquella diócesis.

-¿Y eso qué tiene de particular? Algo habia de dejársele á Alcalá despues de tanto como se le ha quitado. Como íbamos diciendo, esta vicaría está considerada como tribunal de primera y segunda instancia, pudiendo conocer en primera de los negocios eclesiásticos que ocurren en su distrito, y en apelacion, como si fuera tribunal metropolitano, respecto á los sufragáneos de Cuenca, Osma, Segovia, Sigüenza y Valladolid.

-¿Y qué personal. tiene? porque para entender de ese modo precisamente ha de

ser numeroso.

-¡Ca! no señor. No hay mas que el vicario, un teniente, un fiscal, cinco notarios, seis procuradores y un ministro de vara.

-¿Y cómo está dividido el distrito que tiene este tribunal para los negocios de primera instancia?

-En once arciprestazgos y una vicaría subalterna tambien.

-¿Tiene Alcalá arciprestazgo?

-Desde luego, pero este cargo va anejo á una de las dignidades de la iglesia magistral.

-Es verdad, ya nos lo dijo el sacristan el dia que fuímos á visitarla.

-Si Vds. quieren les referiré lo mas principal respecto á la historia eclesiástica, que por cierto es muy interesante.

-Y diga V., tio Jadraque, ¿cómo puede V. saber todo eso, siendo su estado tan distinto?

-¡Toma! porque, como dijo el otro, aunque me visto de lana no soy borrego. Yo estoy criado en otros pañales, y un hermano de mi padre, que esté en gloria, fue sacristan de la iglesia magistral, y mi padre fue uno de los valientes que salieron de aquí á fines de mayo de 1898 con el comandante D. José Beguer, despues de haber despreciado las promesas de los franceses, arrostrando toda clase de peligros hasta llegar á Valencia, á cuya Junta le ofrecieron sus servicios. Yo mismo, así como Vds. me ven tan raido y tan remendado, fuí subteniente de los nacionales durante la guerra civil, y he tenido principios y he aprendido muchas cosas que hoy me sirven para ganarme honradamente la vida.

-Siendo así, nada tiene ya de extraño lo que sabe.

-

-Mi tio el sacristan me contó la historia eclesiástica de esta diócesis una porcion de veces, y lo demás yo lo he ido aprendiendo por lo que mi padre me contaba y otros amigos tan ancianos como él.

-Perfectamente, tio Jadraque; siga V. con su historia.

-Por la posicion que ocupa Alcalá comprenderán Vds. que, colocada en la gran via que desde el centro de España conducia á Roma, presto percibió la santa luz del Evangelio, segun dos inscripciones encontradas en distintos puntos; en la antigua Complutum se adoraba á Diana y á Tutela, y estas falsas deidades fueron muy pronto derribadas ocupando su lugar la cruz.

-El P. Florez-interrumpió Azara,-opina que el verdadero orígen de su cristiandad se le debe á san Eugenio, cuya predicacion alcanzó inmediatamente gran número de prosélitos.

-Puede ser tambien ; yo me guardaré muy bien de negar semejantes cosas, y si algo me callo referente á esos particulares, es porque no lo sé. Allá por el siglo III, segun muchas veces he oido, llegó á Complutum el infame Daciano, cuya mision era sin dudar la de matar el Cristianismo naciente. Apenas llegó publicó unos edictos terribles contra los cristianos, prohibiendo bajo las penas mas severas la verdadera religion.

-Y entonces fue cuando los niños Justo y Pastor corrieron á presentarse en el tribunal, y con una firmeza superior á su edad proclamaron la religion cristiana. -Eso es justamente, señorito; pues si sabe V. tanto como yo.

-¿Y qué edad tenian esos niños?

-Siete años Justo, y nueve Pastor.

-Y los matarian sin duda,-dijo Pravia.

-Yallo creo; Daciano los hizo martirizar secretamente en el sitio denominado campo Laudable, que debia corresponder al lugar en que se alzó despues nuestra santa iglesia magistral, puesto que aquí se descubrieron sus cuerpos.

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-¿Y sabe V. cuándo ocurrió ese acontecimiento, tio Jadraque? preguntóle Azara. -El dia 6 de agosto del año 204.

-Sin embargo, algunos lo suponen diez y nueve dias despues.

-A mí me lo dijeron así, y la Iglesia celebra su triunfo en ese dia.

-El acontecimiento tuvo lugar, segun Eusebio, en su tratado respecto á los mártires de Palestina, en el segundo año de la era de los Mártires, puesto que en el primero la persecucion fue solamente contra los ministros de la Iglesia.

-Chico, chico-exclamó Pravia,-no creia yo que estuvieses tan enterado de la historia eclesiástica.

-Me ha gustado mucho leer, y me parece que he aprovechado el tiempo que he leido: además, como que los restos de estos santos niños estuvieron durante una larga temporada en Aragon, y yo soy de aquel país, he puesto alguna atencion en este

asunto.

-Tiene mucha razon el señorito-replicó el tio Jadraque,-los cuerpos de esos niños fueron trasladados á Aragon.

-¿Y por qué motivo?

-Ya llegarémos á eso, señoritos; si todo quieren Vds. saberlo de golpe y porrazo, no se enterarán de nada.

-Dice V. bien: prosiga, tio Jadraque.

7

T. 1.

-Pues, como iba diciendo, el infame Daciano sació sus fieros y sanguinarios instintos en arroyos de sangre cristiana, y satisfecho de su obra regresó á Roma, creyendo que dejaba de nuevo asegurado el imperio de las deidades paganas. Pero, apenas se marchó, los cristianos de Complutum buscaron los cuerpos de Justo y Pastor, y les erigieron una iglesia, alzando un altar sobre el cuerpo de Justo y otro sobre el de su her

mano.

-¿Y esa iglesia fue destruida tambien ?

-Ya lo creo; como la persecucion continuó, la iglesia se convirtió en un monton de ruinas, en términos que, al llegar la paz de Constantino, cási se habia perdido su recuerdo.

-Vamos, ya vemos que está V. muy enterado de todo eso.

--Diré á V.; lo escuché tantas veces en los sermones que se han predicado en la fiesta de los Mártires, y tanto se lo oia referir á mi tio, que nada de particular tiene que lo conserve en la memoria.

-¿Cómo se descubrió nuevamente el lugar en que estaban enterrados?—preguntó Pravia.

-Segun dice san Ildefonso, parece que Asturio, que era arzobispo de Toledo entonces, esto es, allá por el siglo V, tuvo una revelacion divina, en virtud de la cual encontró aquellas sepulturas.

-¿No fue ese Asturio el fundador de la silla pontificia de Complutum?

-Sí, señor; pidió esta gracia al Pontífice, y tanto cariño tomó á la nueva iglesia, con tanto afecto miraba su descubrimiento, que renunció al arzobispado de Toledo, y fue el primer obispo complutense.

-Entonces, ¿cuándo trasladaron los cuerpos de los Mártires á Aragon?
-Cuando entraron los árabes en España.

-Así es,—dijo Azara. Por los años 777, los habitantes de Complutum, al saber que Abderrhaman se aproximaba, queriendo libertar de la profanacion de aquellos infieles los santos restos, los condujeron al valle de Nocito, en las montañas de Aragon, donde á la sazon florecia san Urbez, y aun hay quien opina que fue este mismo Santo quien los trasladó.

-Y los obispos de Alcalá ¿qué hicieron cuando los árabes se apoderaron de ella? -Precisamente de ese tiempo data la extincion del obispado de Complutum,―repuso el tio Jadraque. El obispo que entonces existia, no se sabe si antes de la invasion ó despues de ella, se retiró á Guadalajara, sin que se sepa mas sobre este particular sino que en 1088 el arzobispo de Toledo la conquistó, y el rey D. Alfonso VI se la concedió á este arzobispado, quedando bajo el dominio, tanto en lo temporal como en lo espiritual, de sus prelados.

-¿Pero no se dieron pasos ni se hicieron diligencias para recobrar su antigua silla? -No eran las épocas muy á propósito para eso, objetó Azara. Habian pasado muchos años; nuevas generaciones sucedieron á las antiguas, los soldados que habian arrebatado la poblacion á los infieles no tenian grandes afecciones en el país, puesto que muchos de ellos ni le conocian siquiera, y como, segun los usos de entonces, estos sol

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