Imágenes de páginas
PDF
EPUB

les merecen especial mencion los de las sillas prioral, que representa à san Alberto, y del canónigo reglar, en la que se ven las imágenes de las tres Marias.

En el resto del templo hay dispuestos con regularidad ocho altares de los que mencionarémos los dos que se hallan á la cabeza de las naves de los costados, de arquitectura corintia, construidos de maderà dorada y con unas tablas en relieve en las que están representadas todas las escenas de la sagrada Pasion.

De los dos testeros del crucerò, uno está ocupado por la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, la cual forma la parroquia de San Marcos, que se venera en un retablo; en el segundo testero se halla la puerta de la sacristía formada por dos salas rectangulares, en una de las cuales está la sepultura de la noble familia de los Gilmanes, de cuya propiedad es una capilla que en la misma hay, bajo la advocacion de Nuestra Señora de Voldue, en cuyo altar descuellan las esculturas de la Ascension y varios otros Santos, colocadas bajo urnas de cristal; un escudo de armas que campea en el mismo, demuestra quienes son sus propietarios.

Dan luz á todo el templo gran número de ventanas de distintas formas casi todas con cristales de colores entre las que son notables, seis que figuran las margaritas del templo de Salomon y algunas que representan ángeles con atributos de la Pasion.

La iglesia se halla servida por un prior, un subprior y varios canónigos, racioneros, capellanes de coro y dependientes que son necesarios; finalmente la parroquia está á cargo de un cura párroco.

XI.

Parroquias de Calatayud.

Además de las dos existentes en las colegiatas anteriormente descritas, hay en Calatayud las parroquias de San Andrés, San Benito, San Juan, Santa Lucía, San Martin, San Miguel, San Pedro, Santiago y San Torcuato. De todas ellas hablarémos sucintamente, marcando solo lo mas notable de cada una.

La primera es una iglesia de tres naves bastante largas pero de poca amplitud, cuya bóveda sostiene dos órdenes de pilares cuadrados y cortados á chaflan que terminan en unos rosetones y de los que parten los arcos apuntados, adorno é inmediato apoyo de aquella; sobre la imposta del templo, hay cinco ventanas arqueadas y de la misma forma es la puerta que le da entrada. La octaédrica torre de esbelta forma y elevada altura, construida de ladrillo como el resto del edificio, es lo mas notable que este encierra.

La parroquia de San Benito se halla situada en el monasterio de monjas benitas, cuya fundacion es antiquísima; el templo consta de una sola nave, cuya planta en forma de cruz latina, mide unas veinte y siete varas de longitud y cási doce de anchura, en cuyos lados, seis pilares cuadrados y de base llana pertenecientes á la arquitectura dórica, forman cuatro capillas de gusto corintio semejante al del altar ma

yor. A pesar de lo poco digno de atencion que hay en esta iglesia se celebran en ella. las fiestas del patron de la poblacion san Iñigo, y otras varias à las que asiste el cabildo de las colegiatas y que se ven favorecidas por una numerosa concurrencia de ficles.

Tambien de una sola nave, aunque de mucha mayor extension es el templo de San Juan, cuya bóveda sostienen ocho pilares corintios con pedestales de piedra; llama la atencion la elevada media naranja, por el balaustre que recorre toda su circunferencia; sus ocho arqueadas ventanas con claraboyas y la bella cúpula en que termina. Al presbiterio se sube por dos gradas de mármol blanco y negro, materia que ve igualmente empleada en su pavimento, en la bóveda del altar mayor y en los pedestales sobre que se apoya el cuerpo de este, además del cual, hay otros seis en sus correspondientes capillas á ambos lados del templo y dos de madera sin pintar en los testeros del crucero, no estando tampoco pintados los balcones de los costados del presbiterio en uno de los cuales se halla el órgano, y en el otro el coro que nada ofrece digno de atencion. La sacristía que se compone de tres salas rectangulares adornadas con cuadros y retratos de bastante mérito, es de lo mejor del edificio, al que dan entrada dos puertas, la principal que da á la plaza de San Juan y es la mas notable y otra secundaria que sale á la calle del Viento, sobre la cual se alza la torre cuyo capitel está cubierto de plomo y pizarra.

Santa Lucía, es una iglesia sencilla que consta de una sola nave lisa de fábrica de mampostería y ladrillo en la que solo hay dos altares además de el mayor, pero á la que hacen notable las dos hermosas sepulturas que existen en su pavimento. En una de ellas se ve en relieve sobre una losa de alabastro, la figura completa de un comendador en hábito de templario, sobre cuyo costado izquierdo se ostenta la cruz de la órden de san Juan y en mitad del pecho la del Temple sobre la que descansa la empuñadura de la espada. Vése á su alrededor en letras algo borradas la siguiente inscripcion: Fray Miguel Martinez de Marcilla, comendador del Temple de Huesca, de edad de 67 años á 21 de enero de 18...; la otra sepultura es de igual extension que la anterior y su losa está fabricada de la misma materia, pero no contiene figura alguna : de su inscripcion se deduce que reposan en ella los restos mortales de otro comendador de la órden de san Juan.

La iglesia de San Martin, fabricada de ladrillo y mampostería, consta de tres naves de cortas dimensiones, dos laterales y una central mas elevada, pero todas con bóvedas lisas, y sostenidas por pilastras exornadas de columnas de órden toscano sin base ni pedestales; nada ofrece de particular y solo en su sacristía llama la atencion el sepulcro de los Muñozes de Pamplona, hoy del conde Arquillo; tenia una torre pero fue destruida en la guerra de la Independencia por su demasiada proximidad á uno de los fuertes y desde entonces no ha sido restaurada.

De antiquísimo origen es el templo de San Miguel, formado por una sola nave en la que diez pilares de bajo pedestal y órden compuesto, sostienen la bóveda, bajo la cual hay seis capillas á uno y otro lado y en el extremo superior el altar mayor, en el que se ostenta un cuadro representando al Santo titular de la parroquia, pintura de bastante mérito, no siendo tampoco escaso el de un retrato del famoso predicador

Fr. Miguel Ruzola, que adorna el presbiterio. A aquel se le hace una fiesta anual, á causa de atribuirse á su mediacion el haberse salvado su barrio, exclusivamente, de una fuerte epidemia que afligió la ciudad á mediados del pasado siglo.

La gótica iglesia de San Pedro, cuya puerta principal adornan delgados arcos y varias estatuas y figuras, y cuya almenada torre de forma cuadrada, fue demolida por causa de su inclinacion bácia el punto en que debian hospedarse D.' Isabel II con su familia cuando en 1810 se detuvieron en Calatayud á su paso para Barcelona, la iglesia de San Pedro, repetimos, se compone interiormente de tres naves de ochenta piés de longitud, y treinta de latitud la central, contando solo la mitad las de los costados: dos órdenes de grupos de columnas lisas, sin pedestales y con remates circulares, sostienen la bóveda que se apoya inmediatamente en los arcos apuntados que de ellas arrancan; el coro que estuvo antes en el centro, hoy se halla en el presbiterio y cerca de él una lápida de negro mármol dice á los que se acercan á leer su semi-borrada inscripcion, que en aquel lugar yacen los restos mortales de D. Eugenio Breton, caballero de la órden de Santiago.

Este último nombre es el de otra de las parroquias de Calatayud, que compite en antigüedad con la de San Miguel y que á juzgar por algunas señales que en ella se observan deb ́ó algun tiempo estar destinada á mezquita; tres naves la constituyen de arquitectura gótica, pero ha de haber sido modificada y reformada diferentes veces pues no de otra manera se explican los trozos tan diferentes en gusto y época de construccion, que en ella se ven.

Finalmente la última de las parroquias que hemos enumerado es Sin Torcuato cuya iglesia es tambien de tres naves algo mas cortas y estrechas que las de la anterior, y posee nueve altares, el mayor y ocho laterales, entre los que merece citarse el en que se venera la antigua imágen del Cristo de las Batallas; en la sicristía descuellan dos retratos al óleo de medio cuerpo, pinturas de bastante buen trabajo.

Además de las parroquias que hemos ido sucesivamente describiendo, existen en Calatayud, abiertas al público, otras varias iglesias entre las que solo citarémos las mas importantes.

Es una de ellas la del convento de clarisas, que antes fue de franciscanos, cuya única nave es de gusto gótico, con bóveda sostenida por los arcos apuntados que de diez pilastras arrancan; su planta forma cruz latina, á la cabeza de la cual se halla el altar mayor y ocho mas en los dos costados del templo, que por su gusto y arquitectura claramente demuestra haber sido construidas en varias épocas; de todas ellas es la mejor la segunda del costado izquierdo, concluida sin omitir trabajo ni gasto de ninguna especie.

Tambien merece citarse la del monasterio de dominicas, pues si bien su nave circular como su media naranja y cúpula poco de notable ofrecen, eslo y mucho un sepulcro de mármol negro que hay en el presbiterio, en el cual y en una capilla de la misma materia, se ve una estatua de tamaño natural esculpida en alabastro, representindo al fundador del edificio en actitud de orar; en dos lápidas laterales tambien de mármol de igual color, pueden leerse dos inscripciones, una de las cuales dice:

Acabada li obra de esta iglesia y monasterio, á su fundador D. José Palafox, lo hicieron obispo de Jica: la segunda es mas extensa y consta de estos términos: El Dr. D. José Palafox, capellan del rey y primer canónigo magistral de Zaragoza, á honra y gloria de la santísima Trinidad y de la Virgen María Ma're de Dios y de la órden de santo Domingo, esta iglesia y monasterio de monjas, de sus fundamentos lo levanto, doto y dedicó en remision de sus pecados el 12 de mayo de 1625.

El convento de las Salesas posee igualmente su iglesia de una sola nave y con planta de cruz latina que mide veinte y cuatro varas de longitud y de anchura poco mas de catorce; seis pilares con pedestales de órden corintio sostienen la bóveda, y en uno de los costados hay un retablo de vara y media de altura, que representa la imágen al óleo de la fundadora de la órden de la Visitacion, santa Juana Francisca Tremiot.

En fin, el templo del edificio que ocupan las capuchinas es tambien de una sola nave y su planta de la misma forma que la del anterior; los seis dóricos pilares de basa llana en que se apoya la bóveda, forman cuatro capillas, únicas que además del altar mayor encierra la iglesia, sin que ni este ni aquellas ofrezcan nada digno especial mencion. El retrato al óleo del canónigo D. Bernardo José Peralta con el traje propio de su clase y en disposicion de orar, que se halla en la sacristia, es una buena pintura, cuya inscripcion demuestra que el original habia hecho á la casa grandes bencficios.

Alguna otra iglesia hay además de las que llevamos enumeradas. pero de poca importancia; de todas ellas visitaron nuestros amigos las principales, admirando cuanto digno de nota encontraban, y los conocimientos del instruido é infatigable D. Cleto les dieron una idea de las que no habian podido ver, de manera que al regresar á la fonda tenian conocimientos aproximados sino exactos de todas ellas.

En su larga expedicion llamóles la atencion un edificio de agradable apariencia, en el que, una lipida engastada sobre un arco ojivo les hizo detenerse para leer su inscripcion, decia esta en caractéres góticos: Este es l'espital de Sant Johan de los labradores.

Y efectivamente aquel es el segundo de los dos hospitales con que cuenta Calatayud.

XII.

Historia de Calatayud.

A media legua del sitio en que hoy se levanta Calatayud existió en remotos tiempos una ciudad cuyos moradores respiraban el libre ambiente de la Celtiberia.

Era Bilbilis, la famosa por sus ligeros corceles y no menos celebrada por sus espadas de fino temple, de que abastecia á toda la comarca. Sencilla, cual la de todo pueblo primitivo: feliz, como lo es la de la libertad, debió transcurrir la existencia de esta poblacion hasta que extrañas gentes se encargaron de turbar su reposo.

El avasallador poder de los romanos que si no domeñaron á su hermana Numan

cia, arrastráronla al suicidio, no podia dejar de hacerse sentir en Bilbilis; sujetáronla, pues, y la conocieron; conociéndola, la admiraron, y admirándola, la ennoblecieron: el dictado de Augusta, las categorías de República y Municipio y el privilegio de acuñar moneda, fueron el tributo de consideracion que la orgullosa señora del Lacio hubo de pagar á la modesta ciudad celtibera.

No por ello dejó de llorar esta su libertad perdida, que las doradas cadenas del esclavo, cadenas son al fin, y bien lo prueba su favorable espíritu á Sertorio, cuando este ilustre y valiente general concibió la levantada idea de'emanciparse del poder de Roma, tiranizada por el aborrecido Sila, y hacer de España una nacion independiente. Con la traidora muerte de este caudillo desaparecieron para Bilbilis las esperanzas de independencia, y si bien no por eso dejó de ansiar recobrarla, la templanza y política del sobrino del César, del primer emperador romano, de Octavio Augusto, en fin, acabaron por desarmarla y aun por hacerla consignar en sus monedas la gratitud que su conducta con los españoles todos y especialmente con los celtiberos, le habia granjeado.

Entre varias de las monedas que del Municipio bilbilitano se conservan, dedicadas á Augusto, Tiberio y otros emperadores, citarémos dos de las primeras, cuyas inscripciones sirven para confirmar nuestro aserto, y que representan la efigie de Octavio con la cívica corona de encina, por haber terminado las guerras que ardian en nuestra patria.

Una de las inscripciones dice así:

AVGVSTVS DYVY F.

MV. AVGVSTA BYLBYLYS

M. SEMP. TYBERY

L. LYCY VARO.
N. VYR.

La segunda es mas notable, pues en ella se da el Emperador el dictado de padre de la patria, que dos años antes de la venida de Jesucristo le confiriera el senado ro

mano.

Dice lo siguiente:

AVGVSTVS DYVY F.

PATER PATRYE

MVN. AVGVSTA BYLBYLYS

L. COR. CALYDO

L. SEMP. RVTYLYO
Ň. VYR.

San Paterno, y segun algunos, san Pedro, san Pablo y san Marcos, fueron los encargados de abrir los ojos de los bilbilitanos á la clarísima luz de la verdadera fe, y que no hubieron de hacerlo sin fruto, lo prueba el conato que siempre pusieron estos en conservarlo, aun en las circunstancias mas precarias y azarosas.

Tales son los únicos recuerdos que de la dominacion de Roma conservó Bilbilis, á la que dotó aquella de un famoso teatro, diferente en un todo de los demás de su época así romanos como españoles; recibiendo, de la ciudad celtibera á cambio de tantos

« AnteriorContinuar »