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-Y tambien encontrarémos la indolencia y el abandono de sus hijos y su exageracion extraordinaria ¿no es verdad?—dijo Azara sonriéndose.

-Así nos juzgan, los que nos desconocen.

-Vamos señores, un poco menos de amor propio cada uno respecto á su país, y algo mas de justicia para el de los demás,-repuso D. Cleto. -En todas partes hay algo bueno y en todas algo malo. Juzguen Vds. mismos por lo que llevamos recorrido nada mas. Hemos estado en sitios donde Vds. no esperaban encontrar lo que han hallado, y si antes de visitarlos les hubiesen preguntado por aquellas localidades, de fijo que las consideraran bien insignificantes. Hoy todavía no pueden Vds. hablar; cuando termine su viaje, con verdadero conocimiento de causa podrán emitir su opinion, por lo tanto admiremos lo que vamos encontrando y no hagamos comparaciones. --Tiene V. razon, tiene V. razon.

Y terminado este incidente continuaron su visita, saliendo poco despues del palacio arzobispal satisfechos con el empleo que dieran á la mañana.

XXXII.

El Coso. Cruz del Coso.

- Esta tarde voy á llevarles al casino luego concluyeron de comer.

dijo el anciano Azara á sus huéspedes tan

-Sentimos que esté V. molestándose por nosotros. Hemos venido á hacerle alterar sus costumbres tal vez, y á proporcionarle molestias, que puede V. estar seguro que nos disgustan.

-¿Quiere V. callar Sr. Pravia? Si no lo hiciera con gusto, esté seguro que no lo haria, porque aquí en Aragon no sabemos decir una cosa y hacer otra. Por lo tanto no se hable mas del asunto, y vamos á la calle.

-¿Dónde está situado el casino?-preguntó Castro así que abandonaron la casa. en que se hospedaban.

-En el Coso, en el antiguo edificio de los condes de Sástago.

-Sitio de grandes recuerdos - añadió D. Cleto.

-Lo cual quiere decir que nos proporcionará el paseo, el placer de escuchar sus animadas y eruditas explicaciones.

-Algo conozco de su historia.

-Diga V. que conoce la historia no solamente del Coso sino de toda la ciudad. -Y de muchas, ó cási todas las de España-añadió Pravia.

-¡Caramba! D. Cleto- dijo el anciano Azara-como le envidio esa memoria que

tiene.

-Nada porque envidiarme tiene, puesto que la memoria se la enseña, se la forma. uno mismo, cuando tiene afan y fuerza de voluntad para hacerlo. Despues, yo que siempre he vivido solo, que no he tenido esposa á quien cuidar y atender, ni hijos que me distraigan, he concentrado todas mis atenciones en el estudio, y en fuerza de leer y de

ver, no una, sino repetidas veces, sitios que me eran simpáticos, he conseguido formar en mi mente una especie de archivo, en el cual se encuentran bastante bien clasificados, todos los recuerdos de aquellos lugares que he visitado y que despertaron mi in

terés.

Conforme iban hablando llegaron á la hermosa calle que lleva aquella denomina

cion.

-¡Hermosa calle!—dijo Pravia.

-Es la principal de Zaragoza-repuso Azara.

-¿Y qué etimología tiene su nombre?-preguntó Castro.

-Algunos han querido suponer que se derivaba de la palabra foso, aludiendo al que debia ceñir las antiguas murallas de la ciudad romana, mas yo tengo por seguro que proviene esta denominacion del espacio que los romanos dedicaban á sus juegos y diversiones, donde tenian lugar las carreras de caballos y carros.

-Así debe ser, -repuso el jóven Azara.

-Segun las noticias que yo tengo, en la época romana las murallas flanqueadas por robustos torreones, corrian desde la puerta de Toledo por el Mercado, calle de Cerdan etc., hasta la puerta Cineja y desde este punto formando una línea cási recta llegaban hasta los Graneros públicos, desde donde describiendo un ángulo iban á unirse al arco de Valencia. Entre esta muralla y otra mas baja que constituia la primera línea de defensa de la ciudad, extendíase el Coso que segun recuerdo haber visto en algunos autores, era tan ancho y despejado, que habia sitios en que llegaba á medir mil pasos.

-Si que seria magnífico.

-Refieren antiguos cronistas, que cuando Childeberto rey de Francia tenia sitiada la ciudad, la aterrada poblacion temerosa de las crueldades que podrian cometer los francos, salió en devota procesion, cubiertas las cabezas, de ceniza, llevando el obispo Vicente la túnica de san Vicente mártir, y recorriendo el espacio que mediaba entre ambos muros ó sea este mismo Coso, impresionó de tal modo al sitiador, que alzó el cerco y dejó libre la ciudad.

-Pues señor, escuchándole á V. amigo mio, comprendo que se pase el tiempo sin sentir, exclamó el anciano Azara.

-Ya ven Vds.—prosiguió D. Cleto-si es antiguo el Coso y si conserva algun recuerdo de aquellas lejanas épocas.

-Tambien de ese tiempo, ó mejor dicho, conmemorando un recuerdo de entonces, se ha conservado durante largos años un monumento del que V. debe acordarse. -Ya sé á lo que se refiere V. Sr. de Azara-repuso D. Cleto-al famoso humilladero conocido vulgarmente bajo el nombre de Cruz del Coso.

-Justamente.

-¿Dónde está ese monumento?-preguntó Sacanell.

-Desapareció por completo durante la guerra civil, despues de haber pasado por varias vicisitudes.

-¿Y el sitio en que se alzaba está completamente desembarazado hoy?

-No señor, vea V. lo que le ha sustituido; esa fuente de Neptuno que se encuentra cási frente á la calle de Cinegio, que es aquella,

Efectivamente en el mismo sitio donde se alzaba el conmemorativo monumento alzado por la piedad cristiana vése en el dia la fuente de Neptuno, nada recomendable como obra de arte.

D. Cleto púsose á detallar á sus compañeros aquel antiguo humilladero que en distintas épocas habia sido restaurado,

En estos términos le describe una moderna publicacion à la cual recurrimos para orientarnos acerca de los monumentos que no hemos alcanzado á conocer :

«En el llamado Coso, donde en la Edad media se celebraban grandes carreras de caballos, en medio de la calle de este nombre, se elevó en el siglo XV un suntoso humilladero ó templete de dos cuerpos, todo de piedra en forma redonda, con sus columnas muy bien labradas puestas en el contorno de trecho en trecho, y en su centro una gran cruz de piedra dorada: el objeto propuesto por los autores de este monumento, fue eternizar la memoria de muchos de los innumerables mártires de esta ciudad que en aquel lugar fueron pasados á cuchillo y quemados durante la persecucion de Daciano, cuyas cenizas fueron trasladadas despues á la iglesia de las Santas Masas; por cuyo mo tivo una de las puertas mas antiguas de la ciudad, que se hallaba allí delante, se deno. minaba la Puerta Cineja, tomando sin duda este nombre de dichas cenizas, y así parecia indicarlo una inscripcion en caractéres góticos que habia en el arco que se renovó en 1492, para solemnizar el recibimiento y fiesta de los Reyes Católicos, cuando vinieron despues de la conquista de Granada; se conserva aun una calle que dirige desde dicha puerta, con el nombre de Arco de Cineja, hasta la misma casa donde habitó y tuvo su tribunal el cruel Daciano, demarcada con el número 42 frente á la puerta excusada de la iglesia parroquial de San Gil Abad, perteneciente hoy al señor marqués de la Vilueña. Este monumento magnífico fue ampliado en 1592 por la Diputacion del reino de Aragon, y la reedificó la misma en el año 1682. D. Fernando VI rey de España reparó su cúpula en el año 1749, y el rey D. Carlos III le aumentó esplendor y hermosura en el año 1767. Dicha Diputacion celebraba todos los años una fiesta á este divino simulacro en el dia 3 de noviembre, hasta que D. Felipe V abolió las leyes de Aragon y estableció las de Castilla, con cuya novedad se suspendió esta, así como tambien la de Nuestra Señora de la Natividad en la iglesia del Portillo y la de santa Isabel, reina de Portugal é infanta de Aragon, en la iglesia de San Cayetano, á cuyas festividades asistia el virey de este reino con su antigua Audiencia. Noticioso de esto el Sr. D. Felipe V, y no queriendo privar á los zaragozanos de tan piadosas memorias, por real órden de 13 de febrero de 1712, comunicada por su ministro el obispo de Gironda, mandó se continuasen las mismas fiestas pagándolas de su real erario, y que todas las noches se encendiera el farol de la Cruz del Coso, comunicando al propio tiempo las órdenes convenientes á la Intendencia y Contaduría del reino, para que satisfacieran á la Audiencia del mismo, la suma que graduasen necesaria para ocurrir á los gastos de estas fiestas sin declinacion de la decencia, como tambien el importe de las ejecutadas hasta aquel dia. Posteriormente y hasta el año de 1808, en que pereció este

celebre monumento en los sitios de esta ciudad fueron satisfechos á la expresada Audiencia por la Tesoreria de ejército 2,183 rs. 18 ms. vn. anuales para dicha fiesta. Restituido el Gobierno legítimo, se creó una junta encargada de su reedificacion, y aprobados los planos, se dió principio á la obra sin mas fondos que las limosnas de los fieles, con los cuales se construyó un zócalo y escalinata con una cruz sencilla, todo de piedra silleria y circundado de unas primorosas verjas de hierro traidas de Vizcaya, en cuya puerta se hallaba el escudo de armas de la ciudad, ó sea un leon rampante todo dorado. En este monumento se celebró una misa todos los años el referido dia 3 de noviembre, por disposicion del Ayuntamiento, hasta que durante la última guerra civil se consideró conveniente su derribo, habiéndose destinado el valor de sus fragmentos para la compra de los útiles y herramientas de la compañía de bomberos de la milicia nacional (1).»>

-Hé ahí otro recuerdo del pasado que ya ha desaparecido - dijo Castro apenas D. Cleto terminó su relacion.

-Muchos de esa clase hemos encontrado y encontrarémos en nuestro viaje, amigos mios,-repuso el inteligente Cicerone.

-Aquí tienen Vds. la famosa casa de las Monas-dijo el anciano Azara señalando uno de los edificios del Coso, á sus amigos.

-¡Extraña denominacion!-exclamaron los jóvenes.

-¿Se sabe de qué proviene?-preguntó Pravia.

-Algo les oí referir á mis padres de duendes y brujas que la habitaban y... -Dispense V. amigo Azara, pero yo tengo por mas probable que esa calificacion provenga segun pude entender durante mi estancia aquí, de una compañía de saltimbanquis que la habitó en el siglo pasado y la cual exhibia varias monas perfectamente adiestradas.

-Bien puede ser.

-Además, esta casa tiene tambien otro recuerdo, si no me engaño.

-¿Cuál?-preguntaron afanosos los viajeros.

-Durante los sitios de Zaragoza, mientras los franceses combatian tan encarnizadamente la heróica ciudad, celebrábase en uno de esos balcones el santo sacrificio de la misa que los valientes zaragozanos oian apiñándose en la calle, fortaleciéndose de este modo para salir inmediatamente á batirse con el enemigo.

-Tiene V. razon -repuso Azara-se lo oí contar á mi padre varias veces. -Tambien en este mismo lado habia otro edificio del cual sin duda sabrá V. algo D. Cleto, dijo el jóven Azara.

-¿Cuál, era?

-El de los Condes de Fuentes, que posteriormente ocupó la Capitanía general y la Administracion de correos, y que hoy está convertido en una casa moderna.

-Es verdad, si recuerdo que por el siglo XVI se llamaba á este edificio casas del conservador Gonzalez. Tambien, si la memoria no me es infiel, en los mismos balcones

(1) Madoz, Diccionario geográfico estadistico de España. Desde la época en que esto se escribió hasta el dia ban sufrido varias transformaciones los lugares à que se refiere el párrafo que transcribimos.

de esas casas, Felipe II cuando solamente era príncipe, presenciaba grave y sombrío á pesar de su juventud, las fiestas de sortijas, cabalgatas y danzas con que le obsequiaban los zaragozanos cuando vino á visitarlos.

-Buen pago nos dió despues el tal Rey - murmuró el padre de Azara - porque creo que ese fue quien nos arrebató los fueros que nos quedaban.

—Sí señor, cuando ocupó el trono y á consecuencia de hechos de que nos ocuparémos al hablar de la historia de esta ciudad.

-Aquí tienen Vds. establecido el Casino Mercantil, dijo el anciano aragonés señalando á los jóvenes un antiguo edificio ocupado por la indicada sociedad.

-¿Y aquel magnífico que se ve enfrente?-preguntó Castro.

-Esa es la Audiencia en la cual necesitamos detenernos un poco-repuso D. Cleto. -Si á Vds. les parece lo que debemos hacer es ir á tomar café al Casino, y al salir podemos detenernos cuanto quieran en la Audiencia.

-Aprobado.

-Pues vamos allá.

Y se dirigieron resueltamente hácia la antigua casa de los Condes de Sástago, donde se halla establecido el Casino de Zaragoza.

Nuestros viajeros no pudieron menos de elogiar la elegancia y el buen servicio que reinan en él.

Centro escogido de la sociedad zaragozana, reune cuanto puede apetecerse en esta clase de reuniones.

Salones lujosamente amueblados, salas de juego, de café, gabinetes de lectura, todo demuestra el esmero y atencion con que la Junta directiva desempeña su cometido.

Este palacio sirvió de alojamiento en 1599 á los reyes D. Felipe III y su esposa D. Margarita Austria, cuando vinieron á Zaragoza á jurar los fueros.

Despues de haber recorrido todas las dependencias del Casino, y de haber tomado café, los viajeros acompañados del bueno de Azara salieron al Coso, dirigiéndose hácia el edificio donde se encuentra establecido el Tribunal de justicia.

XXXIII.

Palacio de la Audiencia.-Casa Solariega de la ilustre familia de Luna. - Teatro principal.

Casa solariega de la ilustre familia de los Lunas, fue en lo antiguo, el edificio que nuestros viajeros admiraban.

En él se albergó el famoso papa Benedicto XIII miembro de aquella poderosa familia, viéndose en el bajo relieve que hay en el arco de la puerta, un recuerdo de la triunfal entrada que hizo en la ciudad.

Esta portada que llama extraordinariamente la atencion en cuyos dos lados se ven dos gigantes que parecen defenderla, fue construida por los Lunas en honor de su pariente y para perpetuar su visita.

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