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-¡Ahora ella!- vociferó la turba que comenzaba á embriagarse con el olor de la

sangre.

Y en un momento aquellos hombres feroces saltaron por los alizares del palacio. Zahara-Llemal permanecia inmóvil.

Vióles aproximarse sonriendo, y sonriendo, cayó al suelo bañada en su propia sangre.

Desde allí la multitud se dirigió á otro sitio.

Poco despues solo quedaba en la estrecha y oscura calle un musulman, dirigiendo alternativamente sus miradas á Yahye y á Zahara.

Era Eben-Yusuf.

De repente exhaló una carcajada horrible, satánica, estridente.
Despues echó á correr, dando alaridos, hacia el interior de la ciudad.

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Desde entonces, y tanto por esto como por otros hechos análogos que tuvieron lugar en esta calle, despues de la reconquista de la ciudad, llamóse de la Traicion.

XLVI.

Paseo por los afueras de la ciudad.-El arrabal.-Puente de piedra.

Los viajeros habian visto ya cuanto en Zaragoza habia verdaderamente importante. La misma tarde del dia en que Federico les recitara la bellísima leyenda que han visto nuestros lectores, dirigiéronse acompañados por el padre de Azara hacia el magnífico puente de piedra con objeto de pasar al Arrabal.

-Van Vds. á ver una de las mejores obras de Zaragoza y despues disfrutarán de una preciosa perspectiva.

-Sí que he oido hablar del famoso puente de piedra.

-No puedo decirles mas sino que el puente es digno del rio.

-Con eso está hecho su elogio mas cumplido.

Efectivamente, el Ebro necesitaba una obra de la índole de la que nos ocupa, para poder ser dominado.

Siete arcos facilitan el paso de las aguas, teniendo el del centro 48 varas de diámetro por 122 piés de longitud, siendo corta la diferencia que entre los demás existe.

Segun una inscripcion que habia colocada en él, suponíase su construccion en 1437 bajo el patrocinio de Alfonso V de Aragon, pero la tradicion que á él va aneja, demuestra que su primitiva construccion data de mayor antigüedad.

Dicese que el dia en que el ángel de la Victoria dejó de cernerse sobre las banderas de Aragon, en Italia, á la par que el Monarca quedaba prisionero de los genoveses con su hermano Juan de Navarra, el penúltimo arco del puente hundióse con pavoroso estruendo, causando la muerte de cinco personas, como si tratase de anunciar, cual la tradicional campana de Velilla que tambien sonó por ese tiempo, la desdicha del magnánimo Rey de Aragon.

Semejante acontecimiento tuvo lugar en agosto de 1435, luego si en esta fecha existia ya el puente, no pudo construirse dos años despues.

Lo mas probable parece que en esta fecha y ya libre el rey D. Alfonso, se dedicase á reedificar una obra de tanta importancia para la capital de sus estados.

Y acaba de confirmar la idea de que el puente existia ya en ese tiempo, que en el Archivo municipal, en un registro de privilegios del siglo XIV que en él existe, hállase un documento de Pedro IV á once de las kalendas de setiembre de 1341, por el cual y á peticion de los jurados, se amplia por cinco años mas la exencion del impuesto á Mahoma Macoela, artífice moro, y maestro á quien estaban encomendadas las obras de él y al cual ya se le habia hecho aquella exencion, por otros diez años.

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En 1659 se conoce que la obra sufrió averías de tal consideracion, que fue necesario encomendar su reedificacion al arquitecto rosellonés Felipe de Busignac, ascendiendo el coste de los trabajos que entonces se hicieron á 535,252 sueldos, 4 dineros jaqueses. En la famosa retirada de las tropas francesas en 1814, como si no fueran bastantes los daños causados anteriormente á la heróica ciudad, con objeto de asegurar su fuga, volaron uno de sus arcos que fue compuesto inmediatamente.

Los jóvenes estuvieron largo rato admirando tanto, la buena construccion, cuanto el magnífico panorama que á su vista se extendia.

Despues penetraron en el Arrabal recorriendo algunas de sus calles.

Magnífico es el golpe de vista que se disfruta desde la plaza de Altabás situada en el sitio que acabamos de indicar.

De allí parten los caminos que conducen á Cataluña, á Huesca y á Barbastro, y la mirada se pierde en aquel inmenso tapiz de verdura cuyos límites forman el sombrío Pirineo cubierto constantemente de nieve.

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T. I.

En otro tiempo alzábanse en estos lugares, grandioso y altivo el uno, sencillo y modesto el otro, dos grandes edificios.

El primero ha desaparecido, mas por las injurias de los hombres que por el peso de los años; el segundo subsiste todavía.

Era aquel el monasterio de San Lázaro fundado en 1224, por D. Jaime el Conquistador. Al objeto sin duda de que su obra tuviera constantemente un espejo digno de ella para contemplarse, abrió sus cimientos á la orilla del Ebro, y de tal modo enriqueció su fábrica, tanto exterior, como interiormente, que con razon era uno de los notables monumentos de Zaragoza.

En una de las capillas hallábase la milagrosa imágen de la Virgen de la Misericordia; en los subterráneos estaba la famosa puerta llamada de San Martin, en la cual resonaban los tres golpes misteriosos tres dias antes de fallecer un religioso de la Órden.

Las rentas que disfrutaba el monasterio eran considerables; hoy de toda aquella grandeza, solo quedan montones de escombros que lentamente va arrebatando el rio. El otro es el convento de religiosas Franciscas, fundado en 1517 por D. Juana de Reus.

Contigua á él se hallaba la parroquia de Nuestra Señora de Altabás, pero destruida por los franceses en los memorables sitios, tuvo la parroquia que demandar hospitalidad á la humilde iglesia del convento, donde actualmente existe.

¡Diablo de hombre! - exclamaba el anciano Azara oyendo á D. Cleto dar estos detalles á sus jóvenes oyentes todo lo sabe.

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-No todo, amigo mio, no sé mas que algo de lo mucho que he leido. Y á propósito-prosiguió D. Cleto indicando un torreon que se distinguia desde el lugar en que se hallaban y cási frente á la estacion del ferrocarril de Barcelona, ¿sabe V. qué edi– ficio era aquel?

-Ya lo creo, las ruinas del convento de Jesús.

- ¿Y qué mas?

-Hubo en él frailes franciscanos y...

-Pero ¿no conoce V. nada de su fundacion ni de un hecho histórico ocurrido en él? -¡Otra! ya le he dicho todo lo que sabia. Ese convento fue teatro de encarnizados combates durante los sitios de Zaragoza y quedó arruinado á consecuencia de ellos. Frente á él estaba el magnífico puente de tablas que segun tengo oido, desapareció á consecuencia de una gran avenida que tuvo el rio.

-Es muy cierto, pero hay algo mas referente á ese convento.

-Lo ignoro.

- Dicese que el origen de ese monasterio se debe á la llegada á Zaragoza, allá á mediados del siglo XV, de dos Padres franciscanos que traian la mision de extender las doctrinas de su maestro por estos lugares.

La estacion era crudísima, el frio insoportable y los dos frailes hicieron una especie de choza con el seco ramaje, en la cual se guarecieron.

Para atenuar un poco el rigor de la temperatura, encendieron un haz de leña, mas el viento era tan impetuoso, que presto' se comunicó el fuego á los jarales inmediatos,

propagándose con extraordinaria rapidez, y siendo necesario que acudieran todos los labradores del contorno, para poderle cortar.

Los pobres frailes fueron arrojados ignominiosamente por el propietario de aquel terreno, que se llamaba Pedro Ferriz de Gabin, y maltratados con extraordinaria dureza; mas á creer á la tradicion, presto halló el castigo de su inhumana conducta.

Aquel año secáronse todas las tierras del iracundo Gabin.

Entonces se arrepintió de su implacable proceder y procuró enmendarlo y fundó el magnífico monasterio de Jesús (1).

-Pues señor, bien dice el refran-exclamó el anciano Azara, «que jamás se acuesta uno sin haber aprendido alguna cosa nueva.»>

-¿Y cuál es el otro acontecimiento que tuvo lugar en ese monasterio?

-El haber servido de posada en 1599 á Felipe III cuando despues de haber celebrado sus bodas, pasó por Zaragoza. En ese santo asilo permaneció hasta que se hubieron quitado las cabezas de varios nobles que se veian sobre las puertas de la ciudad, como señal terrible de la venganza del segundo Felipe.

Al convento de Jesús acudieron algunos parientes de aquellas desdichadas víctimas cuyo único delito habia consistido en defender sus fueros, protegiendo y amparando á Antonio Perez, en demanda de que se quitasen aquellos sangrientos despojos del lugar en que se hallaban, borrándose los letreros infamantes que debajo de las cabezas se veian. Felipe III accedió á la justa demanda, y mandó restituir los bienes que hasta en-tonces permanecieron confiscados á los descendientes de aquellos desgraciados.

Segun habia dicho muy bien el padre de Azara, frente al monasterio existió el gran Puente de Tablas, que era de una gran importancia en aquella época.

Hoy solo restan de él los machones en que se apoyaba, pues en 1798 y 99 dos grandes avenidas del Ebro lo destruyeron por completo.

Con esto terminó el relato de D. Cleto.

El anciano Azara completó las noticias que acababan de adquirir los amigos de su hijo, diciéndoles que en el Arrabal existen escuelas de ambos sexos, y que la calle de Ibort que se halla en este sitio, conmemora la memoria del famoso Jorge Ibort célebre y rico labrador zaragozano que en la guerra de la Independencia realizó innumerables proezas, mostrándoles en la calle del Rosario la casa donde el honrado patricio exhaló su último suspiro.

XLVII.

Puerta de Santa Engracia.- Paseo de la Lealtad. - Pasco de la Mina.

Á la expedicion hecha al Arrabal, siguió al día siguiente la dirigida á Torrero. Atravesaron los viajeros el famoso salon de la Independencia que se extiende desde la plaza de San Francisco hasta la puerta de Santa Engracia, y que constituye una de las magníficas calles que existen, tanto por sus dimensiones, cuanto por los edificios que contiene.

Dos calles laterales que sirven para el paso de carruajes y una central que facilita el tránsito á la multitud, constituyen la espaciosa via, viéndose cubiertos los costados del salon del centro, por frondoso arbolado, fragantes rosales y elegantes faroles y Jarrones. Desde el palacio de la Diputacion provincial á la calle del Parque, los modernos

(1) Murillo, Excelencias de Zaragoza.

edificios alzados en aquel espacio, forman una línea de soportales, constituyendo un paseo cubierto muy á propósito para los dias de lluvia, siendo de deplorar que en el lado opuesto no se haya seguido el mismo órden en la construccion, con lo cual hubiera ganado mucho la mencionada via.

Teatro de sangrientas escenas durante los sitios de Zaragoza, el espacio que hoy. recorre con admiracion el viajero ofrecia solamente un vasto monton de humeantes escombros, cuando los franceses penetraron en la siempre heróica ciudad.

En este lugar se encuentra la antigua Santa Engracia de que ya hemos hecho mérito en otro lugar.

Con pavoroso estrépito derrumbábanse las soberbias naves del suntuoso templo bajo el peso de los terribles proyectiles franceses, y el incendio hacia crujir las robustas vigas y destruia los primorosos artesonados.

Solo resta aquella riquísima fachada, como si el homicida hierro hubiera respetado la sublime concepcion del genio de Morlanes.

La puerta de Santa Engracia, ó mejor dicho, el arco de triunfo conmemorativo del las hazañas de los valientes zaragozanos en aquellos terribles dias, mandado construir por Fernando VII en junio de 1819, alzábase en este sitio, pero suspensas las obras en 1835 quedóse sin terminar, hasta que el Ayuntamiento decidió sustituirles con la elegante verja de hierro que se halla junto al puente de Santa Engracia y que constituye una de las tres puertas que hoy quedan subsistentes en Zaragoza.

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Paseo de la Lealtad se llama el espacio de ronda comprendido entre la puerta de Santa Engracia y la del Cármen, monumento respetado en gracia de los heróicos hechos de que fue testigo en 1808 y 1809.

El bullicioso y agitado Huerva deslízase por esta parte de la campiña entre espesos olivares que esmaltan sus orillas, viéndose frente à la puerta del Carmen el camino de Valencia que facilita el paso hasta la Casa Blanca.

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