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prolijamente calados y agrupados en graciosa combinacion, cubren la efigie del Crucificado, y cuatro ángeles que sostienen los Santos Corporales y los escudos de Aragon y Castilla.

Incrustado en el gótico altar que se ve en el fondo de los arcos, hállase el sagrario que conserva las santas Formas, rodeado de multitud de relieves que mas brillan por la minuciosidad del trabajo, que por la gracia y bondad de la ejecucion.

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Un arco de relieve adorna la parte superior de los muros laterales, brotando de la curva á manera de tallos, seis peanas, que sustentan otros tantos santos, viéndose la cruz coronando la ojiva, flanqueándole dos pilares de crestería con labradas pulseras.

En el centro del arco hay un manojo de flechas y el nudo gordiano, revelando con esto que los Católicos Reyes quizás contribuyeron á la terminacion de esta obra.

En 1585 estuvo Felipe II en Daroca y los canónigos le hicieron presente su deseo de renovar y ampliar el mencionado templo. El severo y grave Monarca contentóse con decirles «Bien parece esta antigüedad;» pero el cabildo no cejó en su propósito y

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T. I.

bien pronto comenzaron las obras prolongando el templo, alzando un área doble de la primitiva, y trocándose como en otro lugar hemos dicho, su latitud en longitud.

Tres espaciosas naves de igual altura con arcos semicirculares que se apoyan en dos hileras de columnas formadas por pilastras y medias cañas, constituyen el templo actual, notándose en las bóvedas sobriedad en el adorno de crucería y sobre las capillas, ventanas, en vez de las ojivas góticas.

Tachonada es la cúpula, bajo la cual se halla el altar mayor, ocupando el coro el

abside.

Un barroco dosel excesivamente recargado de figuras, se asienta sobre cuatro columnas salomónicas de mármol negro, cobijando la efigie de María sostenida por ángeles, grupo, cuya blancura se destaca poderosamente entre el negro de las columnas; pero que no por eso puede amenguar lo poco acertado de aquella obra.

Todo el mérito, toda la delicadeza de trabajo, toda la riqueza de detalles encuéntrase concentrada en el precioso altar de los Santos Corporales, objeto de una veneracion extraordinaria; en honor de los cuales se instituyó una solemnidad religiosa, y respecto á los que se refiere una maravillosa tradicion.

Daroca es la poblacion de las tradiciones, y en el corto espacio que en ella hemos de permanecer, nos harémos cargo de todas las mas esenciales.

LXII.

Los Santos Corporales.

El estandarte de la cruz flotaba sobre los muros de Valencia.

Los infieles habian corrido á esconder su cólera y su vergüenza tras el formidable baluarte del castillo de Chio.

La fortaleza que en las alturas del Codol habian improvisado los cristianos, veíase terriblemente amenazada por los enemigos.

Diariamente los guerreros de la cruz y los soldados del Islam, cruzaban sus armas en sangrientas escaramuzas.

Una mañana, apenas los primeros resplandores del alba iluminaban las crestas de las montañas, previendo los cristianos que no tardarian en ser atacados por el contrario, dispusiéronse devotamente para el combate, oyendo misa y comulgando.

Alzóse el altar en la montaña, reunióse la hueste y los seis campeones que la mandaban, llamados D. Jimeno Perez, D. Hernan Sanchez de Ayerve, D. Pedro y D. Ramon de Luna, D. Guillen de Aguilon y D. Simon Carroz, aragoneses los cuatro primeros y catalanes los dos postreros, arrodilláronse para recibir el sagrado pan de la Eucaristía.

Extraordinario recogimiento reinaba en aquel campo donde solamente se escuchaban las palabras del sacerdote que oficiaba.

De repente, espantoso alarido retumba entre los fragosos montes.

Los agarenos se avalanzan como sangrientas fieras sobre el campamento cristiano.

El momento de combatir ha llegado y los valientes caudillos, bien á su pesar, abandonan el altar para ponerse al frente de sus soldados.

Aturdido el sacerdote y temeroso de que los infieles profanasen las sagradas Formas, envolviólas en los corporales y las escondió entre unas piedras.

La cólera que sentian los cristianos por haber sido interrumpidos en la religiosa ceremonia, prestóles doblado esfuerzo, y bien pronto la morisma huye aterrada, incapaz de resistir el récio empuje de los soldados de la cruz.

La victoria era de estos, y ansiosos tanto de dar gracias a Dios que tan propiciamente les ayudara, como de terminar el comenzado sacrificio de la misa, reuniéronse de nuevo en el sitio en que se alzara el altar, y al buscar el sacerdote las sagradas Formas, encontrólas pegadas con sangre, al lienzo que las cubria.

Ante semejante prodigio prosternóse admirada toda la hueste.

Henchida de mayor fe y alentada por el triunfo que acababa de obtener, vuela de nuevo tras de los musulmanes y no se detuvo, hasta que los hubo desalojado de aquellos contornos.

Entonces comenzaron las disputas respecto á quien correspondian aquellas santas reliquias, puesto que en el campo se hallaban las milicias de Calatayud, Daroca y Teruel.

Las tres poblaciones creíanse con igual derecho y como no era posible dividirlas, dejóse al instinto de un animal la eleccion del lugar en que habian de depositarse.

Para esto, encerráronse las sagradas Formas en una caja de plata, la cual se puso sobre una mula, dejándola suelta para que caminase á su albedrío.

La hueste fué siguiéndola, y durante algunos dias cruzando montes y llanuras, valles y barrancos, por donde quiera que pasaba iba curando endemoniados, sanando enfermos y haciendo tales milagros, que la multitud en religiosa procesion unióse tambien á los soldados, siguiendo la marcha de la mula.

Sin detenerse esta en Teruel llegó á Daroca, recorrió sus muros, y al pasar por delante del hospital de San Marcos, cayó muerta al pié de la puerta.

Ya estaba resuelta la cuestion.

Las santas Formas pertenecian á Daroca y se condujeron á la colegiata como cabeza de todas las iglesias de la comarca.

Tal es la tradicion que se conserva, respecto á tan gran portento y que nosotros transcribimos con toda su sencillez.

LXIII.

Otros templos de Daroca.

Los demás templos que Daroca posee, á excepcion de Santiago donde admirarse deben, sin fijarse para nada en la restauracion que sufrió, los preciosos ajimeces góticos adornados con lindos arabescos en la cuadrada torre; San Pedro que á pesar de la demolicion de su antigua torre conserva todavía el rico portal formado por arcos de her

radura en degradacion; la torre de San Andrés con su primer cuerpo apoyado sobre grandes ojivas y el segundo abierto en ventanas semicirculares, ni Santo Domingo, ni San Juan, ni San Miguel, conservan mas que restos de sus construcciones primitivas, y estos de no gran mérito.

. Las torres de estas tres últimas iglesias son cuadradas, y sus retablos góticos. La fachada de Santo Domingo presenta el antiguo abside sostenido por columnitas y el arte bizantino muéstrase en toda su plenitud en la portada de San Miguel.

Otras parroquias, además de estas, tuvo en la antigüedad Daroca, elevándose su número hasta trece, unas arruinadas, otras destinadas á diferentes objetos lo mismo que algunos de los conventos, de los cuales ni podemos ni debemos hacernos cargo de ellas.

El antiguo hospital de San Marcos, situado fuera de los muros de la ciudad con el objeto de que no pudiera entrar en ella ningun espia, merced al disfraz de peregrino ó pordiosero, y á cuya puerta espiró la mula que llevaba los Santos Corporales segun la tradicion, convirtióse mas tarde en convento de Trinitarios para servir en la actualidad nuevamente de hospital.

Gótico y perfectamente labrado, es el pórtico de este edificio, y sobre el cual se esculpió groseramente la efigie de la famosa mula que tan rico legado dejó á la ciudad, y en otro tiempo, hubo tambien dentro de una reja de hierro, una estatua informe de piedra respecto á la cual tambien existe su tradicion.

Pedro Bisagra era un rufian atrevido, lenguaraz y descarado, gran amigo de encontrarse lo que no era suyo, y pendenciero y blasfemador como pocos.

Andábanle á las vueltas los jurados, hartos ya de sus fechorías, mas como sucede siempre en casos tales, gran parte de la poblacion temerosa de la venganza del villano, le ocultaba y protegia, mas por miedo, que por simpatía.

Y aconteció que un dia entróse en una de las mas famosas viñas de las inmediaciones de la ciudad, y llenó de uvas un cesto que á prevencion llevaba.

Satisfecho con el hurto, esperó que la noche comenzara á cerrar para retirarse á su vivienda.

Pero quiso su mala suerte que tropezara con una ronda, que al conocer al personaje y ver el cesto, sospechó desde luego lo ilegítimo de su procedencia.

-¿De dónde buen, Pedro?-preguntóle el jurado que rondaba por la poblacion. -De la huerta. Voyme á mi casa y hé aquí que llevo para serviros, fruta en abundancia.

-Pedro, ¿de dónde has tomado esas uvas?

¡Tomarlas, señor! costáronme veinte sueldos que dí al dueño de la huerta. -Mentidero está tu labio, que no há mucho dijéronme que no tenias para pagar el pan que comiste hoy, y que además moliste á palos las costillas del hornero.

-Tomáronme entre ojos las gentes de la ciudad y dirán de mí lo que les plazca. Os digo que estas uvas las compré.

-Mientes, Pedro.

-Por el santo Misterio os juro que las pagué en buena moneda, y si miento, aquí mismo me quede convertido en piedra.

que

Apenas Pedro hubo pronunciado semejante juramento, un maravilloso hecho tuvo lugar.

Instantáneamente redújose su estatura en dos tercios, quedando petrificado.
La divina Justicia habia castigado al blasfemo.

Su infame estatua colocóse en el convento mencionado tras de una reja para que todos pudiesen contemplar la tremenda justicia.

LXIV.

Noticias generales de Daroca.

Por la situacion topográfica de Daroca hallábase expuesta á que los aluviones provenientes de las tierras altas la inundaran, puesto que colocada en la falda de dos cerros, la caida natural de las aguas, podia en un momento dado, anegarla.

Pensóse en obviar esta gravísima contingencia y para ello pensaron en la construccion de una gran mina que recogiese todas aquellas aguas, conduciéndolas al Jiloca.

Un arquitecto extranjero, Pierres Vedel, en 1555, dió principio á los trabajos, comenzando por la puerta alta ó sea la de Zaragoza, taladrando todo el cerro en una extension de 759 piés con una anchura igual de 8 varas por 10 á 11 de altura.

Merced á esta obra atrevida, quedó á salvo la poblacion, sin embargo, en 1575 en la noche del 14 de julio llovió con tal violencia y con tal ímpetu bajaron las aguas por todas partes, que á no ser por una rueda de molino que la misma fuerza del agua arrojó contra la puerta baja haciéndola que saltara, y dejando franco el paso al furioso elemento, tal vez los habitantes de la ciudad hubieran perecido ahogados.

En memoria de este acontecimiento, conservóse el ruejo ó la rueda salvadora bajo un templete juntamente con un cuadro de san Buenaventura, cuya memoria se veneraba aquel dia, celebrándose anualmente una fiesta en accion de gracias.

En una de las mejores plazas hallábase situada la Casa consistorial y la cárcel, edificios que sin tener nada de notables bien en su antigüedad y en su forma revelan la grandeza de aquella poblacion, que tanta nobleza cobijaba en su seno.

La cárcel actual fue en lejanos tiempos la casa municipal y la que hoy sirve para este objeto, conserva como alhaja de inestimable precio, los pendones que las compañías de la ciudad ostentaron en el cerco de Valencia.

La instruccion pública y la beneficencia no pueden quejarse de estar desatendidas en la ciudad que nos ocupa, pues además de las escuelas costeadas por el Municipio, existen varias particulares, que reunen muy buena asistencia.

Poblacion bastante rica, hay varias tiendas tanto de artículos de primera necesidad como de lujo, las cuales tienen bastante consumo.

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