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san Pedro ocupar la silla de aquel obispado, y no encontramos interrupcion alguna hasta el año 876.

Como la historia tambien se encuentra muy confusa en este punto, como apenas hay documentos que justifiquen cuando desapareció el culto cristiano en Tarazona á impulsos de las armas musulmanas, como que aun cuando algunos historiadores digan que Tarazona fue conquistada por Sancho I de Navarra en 912, no está plena

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1117 D. Miguel, despues de recuperada la España. 1152 D. Martin de Bergua, fue en tiempo de la reina D.a Petronilla.

1168 D. Lorenzo.

1169 D. Berenguer hijo del príncipe D. Ramon.
1193 D. Juan Frontin hallóse en la batalla de las
Navas de Tolosa con el rey D. Pedro de Ara-
gon por los años 1212, está enterrado en el
coro de esta santa iglesia.

1214 D. Francisco de la Casa de las Huertas.
1240 D. Pedro Vitalis fue electo San Raimundo de
Peñafor; no lo aceptó.

1247 D. García Frontin, 2.o de este nombre, tuvo
concilio en Tarazona con cinco cardenales,
los arzobispos de Toledo y Tarragona y nue-
ve obispos mas.

1266 D. Alonso.

1270 D. Fornuo.

1277 D. García 3.o de este nombre.

1290 D. Pedro 1.o.

1294 D. Pedro 2.o.

1300 D. Miguel de Urrea que despues de recuperada la España gobernó la iglesia de Tarazona.

1319 D. Raimundo.

1330 D. Márcos Cardenal.

1335 D. Nicolao.

1338 D. Beltran.

143

D. Francisco Patriarca.

D. Juan de Valtierra no consintió que el Arzobispo de Toledo usase de las insignias de primado en su obispado, ni llevase cruz erecta por él.

D. Sancho.

1440 D. Martin Cerdan cardenal.

1446 D. Garcia.

1450 D. Jorge de Bardaci.

1462 D. Pedro Furriz cardenal de San Sisto.

1483 D. Andrés Martinez.

1500 D. Guillen Ramon de Moncada; hizo el claus

tro.

1514 D. Gabriel de Orti.

1538 D. Ercides Cóncaga cardenal de Santa Maria la Nueva, legado y presidente del santo concilio

de Trento.

1845 D. Juan Gonzalez de Munebrega, presidió en aquel insigne acto de la santa Inquisicion de Sevilla, en el año 1558, reparó y mejoró el palacio Episcopal.

1559 D. Pedro Martinez de Lima de la casa de Morata.

1571 D. Pedro Cerbuna fundó la Universidad de Zaragoza y dos Colegios de Tarazona.

1600 D. Diego de Yepes confesor del rey D. Felipe II

de la santa madre Teresa de Jesús, fundó las descalzas de Santa Ana, hizo el retablo de la capilla mayor de la santa iglesia, murió á 7 de marzo de 1613 á las cuatro de la mañana, y se enterró en las descalzas de Santa Ana á 10 de mayo de dicho año.

1613 D. Martin de Ferrer fue obispo de Albarrazin y de Teruel, ascendió á Tarazona y á Zaragoza arzobispo.

1632 D. Pedro de Iguerrera murió electo.

1662 D. Baltasar Navarro Arosta.

1644 D. Diego Castejon y Fonseca fue arcediano y canónigo de Toledo y visitador de todo su arzobispado, presidente de Castilla y obispo de Lugo y de Tarazona, murió á 19 de febrero de 1656.

1656 D. Fray Pedro Manero general de san Francisco, obispo de Tarazona.

mente justificado, y como hasta principios del siglo XII no vemos con documentos auténticos que la enseña de la cruz se enseñorease definitivamente sobre los muros de Tarazona llevada por D. Alfonso el Batallador, no podemos menos de creer que el interregno que se advierte en el citado catálogo desde 876 á 1117, fuera debido á la extincion completa del culto cristiano ordenada por los musulmanes.

Sin embargo, en el catálogo indicado encontramos esta fecha de 1117 que no hemos podido justificar debidamente, pues siendo así que Tarazona no fue conquistada hasta 1119, solamente habiendo precedido la concesion del título episcopal á la posesion de la ciudad, podria justificarse, del mismo modo que en Zaragoza pasó.

Que la silla de Tarazona ha sido ocupada por eminentes prelados, pruébanlo tanto su antiquísimo establecimiento á creerla contemporánea de los mismos apóstoles, cuanto el haber contado por prelados á dos santos, san Gaudioso, discípulo que fue de san Victorian, y Prudencio de quien ya hemos hablado al ocuparnos de san Saturio. De igual manera en los tiempos siguientes varones prudentes y discretos, celosos y entendidos, han regido la diócesis que historiamos.

LXXII.

San A tilano, obispo de Zamora, hijo de la ciudad de Tarazona.

Gemia Tarazona bajo el yugo musulman, cuando vió la luz primera en la inclita ciudad, Atilano, hijo de nobles padres fervorosos cristianos y que procuraron desde

1660 D. Diego Escolano fue obispo de Mallorca, ascendió á Tarazona, y despues á Segovia el año 1664, y despues fue arzobispo de Granada. 166 D. Miguel Escartin fue abad de Santa Vitoria, obispo de Barbastro y de Lérida, ascendió á Tarazona, tomó posesion á 25 de octubre, vino á Tarazona á 10 de noviembre de dicho año y fue del consejo de Estado en este obispado, se excluyó el pleito de Calatayud.

1673 D. Diego Franzes Urrutigosti dean de esta san-
ta iglesia, obispo de Barbastro y de Teruel,
ascendió al de esta santa iglesia.

1682 D. Bernardo Mateo Sanchez del Castellar canó-
nigo regular de la santa iglesia metropolita-
na del Pilar de Zaragoza, obispo de Jaca y
ascendió al de esta santa iglesia, hizo la
imágen de plata de Nuestra Señora del Pilar
y fundó su fiesta.
1700 D. Blas Serrate canónigo doctoral y maestre de

la santa iglesia metropolitana de Zaragoza,
ascendió á este obispado, hizo el trascoro y
muchas fundaciones, y entre ellas dejó dos
mil escudos para aumento de rentas de Mai-
tines.

D. Fray Garcia Pardiñas Villar de Francos de
la R. órden de la Merced Calzada, catedrático
de la Universidad de Salamanca, ascendió á
este obispado, hizo donacion de toda su ba-
jilla de plata intervivos á su santa iglesia, y
obtuvo bula de union de titulos y jurisdic-
cion del Dean de Tudela. Su Dignidad falle-
ció en 29 de marzo de 1741.

1741 En 14 de setiembre tomó posesion el Ilmo. Sr. D. José Alcaráz y Belluga, y murió en 1754.

1755 En setiembre el Ilmo. Sr. D. Estéban Villanova, y murió en abril de 1766.

Dr. D. José La Plana y Castellon fue nombra. do en 26 de setiembre de 1766, y murió en 8 de mayo de 1795.

1795 En 24 de mayo tomó posesion el Ilmo. Sr. don Damian Martinez de Galinsoga, y murió en

12 de agosto de 1802. 1803 En 3 de mayo tomó posesion el Ilmo. Sr. don Fray Francisco Porro y Reina, murió en 3 de enero de 1814.

1815 En 28 de octubre de 1815 tomó posesion el Ilmo. Sr. obispo D. Jerónimo Castillon y Salas, fue inquisidor general, y murió en 20 de abril de 1835.

1848 En 22 de julio de 1848 tomó posesion el ilustrísimo señor D. Fray Vicente Ortiz y Labastida de la orden de Predicadores, y murió en Calatayud en 23 de julio de 1832.

1835 En 11 de marzo de 1855 tomó posesion el excelentísimo é ilustrisimo señor Dr. D. Gil Esteve obispo que fue de Puerto-Rico, y fue trasladado á la Silla de Tortosa en 17 de noviembre de 1857.

1858 En 13 de marzo de 1838 tomó posesion al ilustrisimo señor Dr. D. Cosme Marrodan y Rubio, vicario general que fue de Tudela y canónigo de Zaragoza.

Debemos advertir á nuestros lectores que, segun el sábio historiador D. V. Lafuente, varios de estos prelados deben considerarse como fabulosos.

110

T. I.

los primeros años, inculcar en el tierno infante aquellas piadosas y saludables máximas que endulzaran sus largos dias de amargura y duelo, viendo la enseña islamita tremolando en los lugares donde en otros tiempos se alzara la cristiana cruz.

Fácilmente se comprende que con tales ejemplos y estimulado y alentado sin cesar por sus padres, Atilano, á la par que iba creciendo, atesoraba virtudes en su alma y conocimientos en su mente.

Bien pronto comprendiendo que cuanto el mundo pudiera ofrecerle no era mas que deleznable goce y que valian mas las eternas satisfacciones del alma que los placeres de la tierra, abandonó el mundo en que habitaba, renunció á todos los halagos que su nacimiento, su posicion y su juventud le ofrecian, y vistiendo el hábito benedictino, no tardó mucho en ir en busca de san Froilan, cuya fama de santidad llegara á sus oidos, demandándole la gracia de ser su discípulo permitiéndole acompañarle en su soledad.

Accedió el Santo, y cuando mas tarde fundó el monasterio de Muserola, nombró á Atilano prior de él, convencido de que no podia encomendar á mejores manos el cuidado de aquella fervorosa comunidad.

Su piedad, su ciencia, su humildad y su excesivo celo religioso fueron prontamente conocidos, esparciéndose por doquiera su fama, en términos que habiendo quedado vacante la sede episcopal de Zamora, fue el designado para ocuparla, como el mas apto, como el mas digno por sus luces y su fervorosa piedad.

Mas como estas dotes se hallaban adunadas en Atilano con una humildad extraordinaria, fueron necesarios grandes ruegos y repetidas súplicas para obligarle á aceptar un puesto, para el que hasta con lágrimas en los ojos, procuró evitar.

Deplorable era el estado en que se hallaba la iglesia de Zamora, cuando nuestro prelado comenzó á regirla.

Las correrías de los infieles habian destruido muchos de sus templos, los cristianos hallábanse terriblemente afectados y la disciplina eclesiástica un tanto quebrantada.

A todo atendió Atilano con una perseverancia y un celo superiores á todo elogio. Diez años empleó sin descansar un dia, sin que su fe vacilase un momento, sin que los obstáculos le desanimasen, en llenar cumplidamente la tarea que se habia impuesto.

Sus diocesanos le colmaban de bendiciones y por todas partes su proceder no arrancaba mas que elogios; sus esfuerzos habian sido coronados con el éxito mas lisonjero, y parecia que su obra despues de tantos afanes debia estar ya terminada.

Pero no era así.

Atilano recordaba sin cesar algunos extravíos de su juventud que creia no estaban suficientemente expiados.

Ni su excesivo celo, ni los trabajos que pasara para mejorar la situacion de su grey, ni la existencia de abnegacion y de penalidades que se impusiera, creyólas lo bastante, y cuando al cabo del tiempo que hemos mencionado vió que su diócesis se encontraba en estado de soportar su ausencia por algun tiempo, manifestó su propósito de emprender una peregrinacion, cual era costumbre en aquellas remotas épocas.

Inmenso fue el dolor que semejante decision produjo entre los que se habian acos

tumbrado ya á considerarle como padre cariñoso y tierno, dolor que solamente pudo templarse con la esperanza de volverle á ver.

Dispuso Atilano que las rentas episcopales se repartieran entre los pobres durante su ausencia, y partió de Zamora en hábito de mendicante.

Al salir de la ciudad, arrojó al rio el anillo episcopal, diciendo al mismo tiempo: -«Cuando te volviere á ver, estaré cierto del perdon de todos mis pecados. >>

Pidiendo limosna para mantenerse recorrió durante dos años los santos lugares venerados por los cristianos, sin que las fatigas y los trabajos quebrantaran su santo propósito.

Al cabo de ellos parecióle escuchar en su sueño una voz celestial que le ordenaba regresara inmediatamente á su diócesis, y apresurándose á obedecerla púsose en camino para Zamora.

Una tarde, al oscurecer, rendido de cansancio, cási exánime, llegaba á la ermita de San Vicente próxima á Zamora.

Acogiéronle benévolamente los eremitas, y habiéndoles dado al dia siguiente el limosnero, un pescado para que pudieran obsequiar á su huésped, entregáronselo á Atilano para que le limpiase mientras ellos preparaban el resto de la comida.

Apenas le abrió, encontróse en el vientre el anillo que dos años antes arrojara al rio.

Su alegría fue tal, que abandonando el pez, postróse de rodillas y con lágrimas en los ojos y trémulo el acento, fija la vista en el cielo, exclamó:

«¡ Bendito sea el Señor Dios de Israel que vió é hizo la redencion de su siervo; engrandezcan todos los que te conocen Señor, tus misericordias, porque las derramas con tiempo oportuno y ensalzas á tus siervos: ¡cuando yo Señor, merecí verlas, y cuando conseguir tus divinos auxilios en medio de mi tribulacion! ¡Bendito seas eternamente, porque tú solo obras semejantes maravillas y glorificas á los que te temen! ¡Quién soy yo siendo un humilde hombrezuelo para merecer las misericordias que hoy me dispensa tu diestra (1) !»

Y es fama que al tener lugar este maravilloso suceso, tocaron por sí solas las campanas de las iglesias de Zamora, causando general sorpresa tan raro prodigio.

Pronto los ermitaños comprendieron que era sin duda debido á su huésped, y no tardó mucho toda la poblacion en presentarse en la ermita donde se les presentó Atilano revestido milagrosamente con los hábitos sacerdotales.

Frenético entusiasmo produjo semejante aparicion, y los zamoranos. condujéronle en triunfo á la ciudad, derramando lágrimas de gozo, tanto los que así festejaban aquella llegada, cuanto el que era objeto de tales festejos.

Siete ú ocho años, segun dicen los historiadores de estos sucesos, permaneció todavía Atilano entre su grey derramando sobre ella toda clase de bendiciones, hasta que en 5 de octubre, á principios del siglo X, llamóle Dios junto á sí, á los setenta años de edad, en medio de la afliccion de sus diocesanos.

(1) Croisset, Año cristiano.

LXXIII.

Monasterio de Veruela.

-Voy á llevarles á Vds., antes de que abandonemos á Tarazona, á que vean otra de las joyas artísticas que nos legaron los pasados tiempos y que nosotros hemos sabido apreciar tan bien, que las miramos arruinarse lentamente con la mayor indiferencia. -Ya sé donde quiere V. decir, -repuso Azara.-¿Va V. á llevarnos á Veruela? -Justamente.

-Tiene razon D. Cleto, es verdaderamente una joya inestimable.

-¿Es construccion debida á la munificencia de algun rey?-preguntó Pravia.

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-No señor: es debida á un poderoso magnate que quiso hacerse una régia sepultura.

-¿Quién era?-dijo Castro.

-D. Pedro de Atarés, ambicioso magnate, que soñando con el trono de Aragon,

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