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no es otra cosa que ligerísimas noticias, sobre un asunto sumamente extenso y sobre el cual se han escrito muchos y buenos libros.

-Sin embargo, para nosotros es lo suficiente, puesto que merced á sus conocimientos, sabemos la nomenclatura, usos, aplicacion y época de nuestras armas, que completamente nos eran desconocidas.

-Indudablemente señores, con el descubrimiento de la pólvora dióse un gran paso hácia la igualdad, puesto que ante ella desaparecieron como ya les dige en otra ocasion, todas las ventajas que el caballero tenia sobre el simple soldado; las ricas armaduras, las bien templadas armas fueron inútiles, puesto que el proyectil, de la misma manera falseaba la coraza que el simple jubon acolchado; así es que desde esos momentos vemos ya desaparecer las armaduras, modificarse los modos de pelear de los ejércitos é introducirse notables innovaciones en el ataque y defensa.

-Indudablemente debia ser así, puesto que la aplicacion de la pólvora, heria por su base el antiguo sistema de pelear.

-Y diga V. D. Cleto, ¿dónde se hicieron las primeras aplicaciones de la pólvora?

-Atribúyese su descubrimiento á un religioso aleman llamado Roger Bacon; y la fecha que se le fija es en el siglo XII, aun cuando debo de advertirles que indudablemente ese descubrimiento debia ser ya mas antiguo y conocida entre otros pueblos, toda vez que vemos á los árabes en España usar en los siglos XI y XII, pelotas con fuego que hacian gran estrago en las personas y en los muros.

-Y sin embargo los franceses, tal vez quieran ser los primeros en haber dado aplicacion á la pólvora, ¿no es así D. Cleto?

-Si señores, pero como quiera que ellos hacen aparecer los cañones en la famosa batalla de Crecy, no es posible que traten de sostener esa primacia, cuando nosotros podemos demostrarles que en 1118 llevó D. Alfonso el Batallador al sitio de Zaragoza una máquina que arrojaba balas con fuego y que despedia grandes truenos (1). Los árabes conocian el uso de la pólvora mucho tiempo antes sin duda que los monjes alemanes la aplicasen á las armas de fuego, puesto que yo he visto en sus mismas crónicas usar cañones ya en el siglo XII, y nada mas natural, estando en España y en relaciones y roce tan continuo con los cristianos, que estos se aprovecharan tambien de aquellos mismos elementos para combatirles.

mos.

- Es verdad.

-En el Museo de artillería en Madrid, deben Vds. haber visto cañones antiquísi

-Cierto, cierto.

-Consérvase una bombarda con dos recámaras que se supone pertenece al siglo XI, y otra de las que llevó Fernando IV al sitio de Gibraltar en 1306.

-Recuerdo algo de eso, aun cuando sin poder precisar las fechas, pues entonces

no pensaba yo que esa clase de estudios pudieran servirme para nada.

(1) Zurita menciona tambien en el sitio de Alicante en 1331, entre las máquinas que para combatir la ciudad llevó el rey de Granada, una que lanzaba pelotas de hierro que llenaban de espanto á los defensores.

-Ahora estoy seguro amigo Castro, que cuando vuelva V. á verlos, lo hará con

mucho mas gusto.

-Desde luego.

-Dadas estas primeras noticias, amigos mios, debo decirles que como fácilmente pueden comprender, el uso de los cañones es anterior al de las armas de fuego de mano, pues estas únicamente cuando fue perfeccionándose la aplicacion, dieron comienzo y sucesivamente fueron mejorándose.

-Naturalmente; las armas de mano representan ya nuevos adelantos basados sobre el primitivo.

-¿Y cuáles fueron las primeras formas usadas en los cañones?

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-Lo mas sencillo que Vds. pueden imaginarse. Simples tubos de hierro batido, apoyados sobre caballetes.

-¿Y las municiones?

-Balas de plomo ó de piedra ó hierro, proporcionadas al calibre de las piezas. -Pero sin cureña.

-Los montajes fueron tambien pasando por los mismos trámites que las armas; estas, llevábanse arrastrando tiradas por bueyes, y cuando llegaban á su destino se las colocaba segun les he indicado sobre un caballete.

-Pero ¿y para hacer la puntería?

Como el objeto era mas que todo el de batir los muros, no se cuidaban gran cosa en afinar las punterías; que la bala llegase à la muralla ó que cayese dentro de la ciudad, y el objeto estaba conseguido.

-¿Pues sabe V. que serian bien lentas las operaciones?

-Es natural, y sin embargo tengan Vds. en cuenta que fue un gran adelanto;

para nosotros á quienes aquellos descubrimientos han llegado ya perfeccionados, nos parece muy poco; mas para aquellos á quienes les era desconocido, parecíales muchi

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- Mas no permanecerian mucho tiempo en semejante estado.

-No señor, porque ya al poco tiempo vemos aparecer, cañones construidos con barras de hierro sujetas por medio de aros soldados unos con otros, llamados bombardas ó pedreros.

-Lo cual demuestra que todavía las piedras constituirian la mayoría de sus municiones.

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-Y al adelantar la construccion tambien sucederia lo mismo con los montajes.

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-Desde luego; ya vemos aparecer una plancha de madera extremadamente reforzada apoyada sobre un eje con dos ruedas.

-¿Y el cañon iba tendido sobre ese plano?

-Sobre la plancha iban dos caballetes, en que se apoyaba la pieza.

-Pero todavía la puntería, no podria verificarse bien.

-Ya comenzaron á usarse las cuñas para alzar ó bajar los tiros, así como tambien nos encontramos con los atacadores, y con el escobillon, mas o menos grosero.

-Ya de ese modo se podrian verificar los transportes con mas facilidad, y aun tal vez se aumentaria tambien el número de piezas.

-Si señor, pues aun cuando las ruedas eran pequeñas al objeto de que pudieran tener mas robustez, adaptábase al tablero una especie de lanza, de la cual se enganchaban los bueyes, que eran los generalmente destinados para estos servicios. Del mismo modo multiplicáronse de una manera prodigiosa los cañones dándoseles nombres distintos, y variadas dimensiones (1).

-¿Y siempre siguió usándose el hierro para estas construcciones?

-No señor; en los siglos XV y XVI á la par que se fundian de hierro, fundíanse de cobre y de bronce.

-Y diga V. D. Cleto, ¿á quién debe atribuirse el perfeccionamiento de esas armas? Créese que los hermanos Juan y Gaspar, Budeau, fueron los que las perfeccionaron. Pero respecto á esto, debo decirles que cada dia ha ido dándose un nuevo paso, en esta terrible ciencia, que desgraciadamente ha adelantado mucho.

-Vaya si ha adelantado, cási todos los dias vemos en los periódicos nuevos perfeccionamientos de armas, proyectiles nuevos y en resúmen, todo lo que demuestra el estudio que una parte de la humanidad está haciendo para destruir á la otra mitad.

(1) Hé aquí algunos de los nombres, dimensiones y peso de aquellas armas, hoy en su mayoría desconocidas. «El basilisco, pesaba siete mil doscientas libras, y su bala cuarenta y ocho. Su longitud desde la boca hasta la faja de la culata, era de diez piés.

«El dragon, pesaba siete mil libras, su bala cuarenta, y su longitud, contada como en la anterior, era de diez piés y medio.

«El dragon volante, su peso siete mil doscientas libras, el de la bala treinta y dos, su longitud veinte y dos piés.

«El serpentino, su peso cuatro mil trescientas libras, el de la bala veinte y cuatro, longitud trece piés.

«La culebrina, pesaba siete mil libras, la bala veinte, y tenia diez y seis piés de longitud.

«El pasamuro, su peso cuatro mil doscientas libras, el de la bala diez y seis, su longitud diez y ocho piés.

«El áspid, de peso cuatro mil doscientas cincuenta libras, doce la bala, su longitud once piés.

La semi-culebrina, longitud trece piés, peso tres mil ochocientas cincuenta libras, el de la bala diez.

«El pelicano, longitud nueve piés, peso dos mil cuatrocientas libras, el de la bala seis.

«El sacre, tenia trece piés de longitud, su peso era de dos mil ochocientas cincuenta libras, y el de la bala cinco.

«El sacre corto, pesaba dos mil quinientas libras, su bala cuatro, y su longitud era de doce piés y medio. <«<El falcon, de diez piés y medio de largo, con peso de dos mil trescientas libras, y el de su bala tres. «El falconete, de peso mil trescientas cincuenta libras, su longitud ocho piés, y la bala de á dos libras. El ribadoquin, setecientas cincuenta libras de peso, y longitud ocho piés, treinta y seis calibres de la bala que era de una libra.

«Otro ribadoquin habia, que pesaba cuatrocientas cincuenta libras y su bala media, tenia de longitud seis piés. « El esmeril, de cuatro à cinco piés de largo, con peso de cuatrocientas libras, y bala de media.

«Se citan como ensayos extraordinarios en este género;

«Una bombarda que poseian los ganteses en el siglo XIV, que tenia una longitud de cincuenta piés.

«Los cañones turcos que emplearon estos en el sitio de Constantinopla, en 1453, que arrojaban balas del peso de mil doscientas libras.

«Una culebrina llamada la Serpentina, que hubo en Málaga, y arrojaba balas de ochenta libras.

«Otra culebrina que existia en Marsella, para cuyo servicio se necesitaban sesenta hombres, y disparaba balas de cien libras.

«Varios cañones fundidos en Tours, en el reinado de Luis XI, que lanzaban á la distancia de cinco mil doscientos setenta metros, pelotas de piedra del calibre de veinte y una pulgadas y quinientas libras de peso.

«Cincuenta cañones empleados por los turcos en el sitio de Malta, en 1565, que arrojaban balas de ochenta

libras.

«Otros cañones usados tambien por los turcos en el sitio de Belgrado, de veinte y cinco piés de largo, que se cargaban con cincuenta libras de pólvora y lanzaban balas de ciento diez libras.

«Por último una culebrina de bronce, llamada el Grifo, tomada por los franceses en Echumbreitztein, durante la guerra de la revolucion, fundida en 1578, pesa veinte y seis mil trescientas ochenta y tres libras, tiene de largo catorce piés y medio, y su cureña pesaba once mil libras: se la cargaba con sesenta libras de pólvora, y el peso de la bala era de ciento cuarenta y una. Hoy aún existe esta culebrina en el arsenal de Metz.

-Tiene V. razon.

-¿Y quedaron ya los cañones despues de todos los ensayos que nos ha comunicado V. en el estado que hoy les vemos?

-No señor, lo mismo el cañon que los montajes han sufrido distintas modificaciones; ya en el siglo XVI ó XVII, nos encontramos con un cañon, compuesto de dos piezas sujetas por medio de un perno de hierro; quitábase una de estas piezas, se introducia la carga y terminada esta operacion, volvíase á unir, quedando sujeta por el indicado perno. Tambien la cureña tiene formas mas ligeras; ya la puntería puede hacerse con mayor facilidad y precision; y en resúmen, ya encontramos el cañon, cási en las mismas condiciones con que le hemos alcanzado á conocer.

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-Y en esa misma proporcion iria todo lo demás.

-Naturalmente, la rosca sustituyó á la cuña de puntería, el cebo de pólvora quedó en desuso ante el estopin, y el botafuego sustituyó á la antigua mecha.

-De modo que ya por ese tiempo habríanse perfeccionado tambien las armas de

mano.

-Sí señor, principiando por el arcabuz de gancho, que era un cañon con dos muñones que giraban dentro de la horquilla de un gancho colocado sobre un trípode, lo cual permitia variar la elevacion del tiro. A este siguió el arcabuz de rueda que era mucho mas ligero ya, pero que por la excesiva longitud del cañon, era necesario apoyar en una horquilla para disparar. Estas armas sufrieron tambien distintas modificaciones, fueron mas cortas ó mas largas, hasta que llegó el mosquete, que no era otra cosa que una modificacion del arcabuz, del cual vinimos á parar finalmente al fusil que todos hemos conocido.

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