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-¿Y las pistolas?

-Fabricáronse en 1540 en Pistoie, de donde tomaron ese nombre, y lo mismo que las demás armas, han sufrido tambien grandes alteraciones.

-Perfectamente D. Cleto, está visto que al lado de V. llegarémos á aprender algo, nosotros que lo ignorábamos todo.

-Por bien empleados doy todos mis estudios, si de algo pueden servirles.

Y de este modo fueron hablando, entreteniendo el camino, bien por estas noticias puramente instructivas, bien por los chistes y agudezas del andaluz.

LXXXI.

Tauste.

Agradablemente entretenidos pasaron nuestros amigos las cuatro leguas que separan la villa de Tauste de la de Egea.

Tauste es la mas meridional de las Cinco Villas, y asentada sobre una eminencia á la izquierda márgen del Arba; ha ido extendiéndose á la par que se ensanchaba, por aquella llanura tan fértil, merced á las benéficas aguas del canal que lleva el nombre de la Villa.

Envuelto en la noche del misterio el origen de Tauste, solamente nos presenta alguna claridad su historia, desde 1114, en que D. Alfonso I de Aragon, arrebatóla del poder de los sarracenos.

Concediósele el privilegio de voto en Cortes, así como sus vecinos obtuvieron las exenciones y regalías de los infanzones, y al igual que sus compañeras, desde el momento en que se declararon independientes las dos coronas de Navarra y Aragon, sufrió las consecuencias de las disensiones y rivalidades de ambos reinos.

Grandes diferencias, que produjeron sendos disgustos, estallaron entre Egea y Tauste, llegando el encono de las dos villas á tal extremo, que en 1516 hízose necesaria la presencia del protonotario Climente, merced á cuyos esfuerzos pudieron tener término.

La famosa guerra de sucesion, dejó tambien sembrada en Tauste su terrible huella. Fiel á Felipe V, lo mismo que las otras cuatro villas, tales servicios le prestó, que á la terminacion de la guerra obtuvo el título de fidelisima, y la confirmacion de todos sus privilegios.

Actualmente Tauste, se halla formada por unas quinientas cincuenta ó seiscientas casas, bastante cómodas en su mayor parte, distribuidas en distintas calles un poco pendientes y varias plazas.

Antiquísima es la fábrica de la Casa consistorial, sin que por esto merezca llamar la atencion ninguno de sus arquitectónicos detalles.

Posee escuelas de instruccion primaria convenientemente dotadas, las cuales reunen una muy regular concurrencia.

Hay un teatro de aficionados, un hospital suficiente para atender á las necesidades de la poblacion, y algunas tiendas, tanto de artículos de la primera necesidad, cuanto de otros menos perentorios para las exigencias de la vida.

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La Iglesia parroquial de Santa María, no puede por ningun estilo llamar la atencion del artista.

En el mismo caso se hallan los demás templos ó ermitas, algunas de las cuales créese que fueron en pasados tiempos, parroquias tambien.

Las aguas del Ebro, conducidas por el canal de Tauste, contribuyen poderosamente para la fertilidad de aquellos terrenos, cuyas producciones consisten en los cereales, aceite y vino y varias legumbres y hortalizas.

El ganado encuentra sabrosos pastos, abundando en gran manera la caza y alguna pesca en el rio.

La industria se halla representada por una que otra fábrica de regaliz, varias salitrerías, algunos telares de mantas y varios molinos harineros.

Unas tres mil almas constituyen la poblacion, dedicada en su mayor parte á los trabajos agrícolas.

En 1252 autorizóse la apertura de una acequia de riego, para sacar el agua del Ebro, á las villas de Cabanillas y Tustiñana, y en 1529, concedióse á la villa de Tauste el mismo favor, con lo cual mancomunados los esfuerzos de unas y otras, dieron por resultado la construccion de una acequia que, si no con las preparaciones del canal actual, era suficiente para cubrir sus atenciones de entonces.

Por distintas peripecias pasó esta obra, concedida á los pueblos que á su costa la hicieron, incorporada en el reinado de Cárlos III á la Corona, cuando ya se habian realizado las obras que hoy subsisten, y devuelta finalmente en 1848 á los pueblos que la habian construido.

Unas ocho leguas recorre el canal, estando cruzado por algunos puentes, y prestando con su caudal movimiento á varios molinos harineros y regando abundantemente toda aquella comarca.

LXXXII.

La Almunia.

-Conque quiere decir que ya hemos terminado nuestra visita por los partidos judiciales de Zaragoza,-decia Castro á D. Cleto al ver que se hallaban próximos á Zaragoza.

-Todavía no; réstanos la Almunia, que será objeto de un viaje especial, puesto que en ese partido hay algunos pueblos importantes; históricamente considerados. -¿Y cómo no los hemos visitado, ya que por tantos dias estuvimos girando alrededor de Zaragoza?

- Porque quiero darles á Vds. algun ligero descanso, pues la estacion está ya muy avanzada; comprendo que se hallan fatigados, y es necesario adoptar algunas precauciones, que no quisiera tuviese que entorpecerse nuestro viaje por cualquier desgra- . ciado accidente.

-Vamos, está visto, D. Cleto, es V. nuestra providencia.

-No tal, amigos mios; no soy mas que una persona muy acostumbrada á viajar, y que ha adquirido una gran experiencia respecto de este particular. Para que los viajes sean agradables, es necesario no abusar de las fuerzas del viajero; por lo tanto, descansemos tres ó cuatro dias en Zaragoza, y de ese modo, con mayor gusto emprenderémos nuestra excursion por la Almunia.

Efectivamente: con arreglo á este plan, nuestros viajeros restauraron durante cuatro ó cinco dias sus perdidas fuerzas en Zaragoza; Castro pudo enterarse de las apasionadas cartas que á aquel punto le habia dirigido María Antonia, y al cabo de este tiempo emprendieron nuevamente su marcha.

La Almunia, cabeza del partido judicial de su nombre, se halla situada en el centro de la provincia, y es indudablemente la que disfruta de un terreno mas feraz y mas ameno, y de una posicion mas agradable.

Los montes, poco poblados de árboles, contienen en cambio exquisitos pastos, con los cuales se mantiene gran número de cabezas de ganado.

La poblacion en sí nada notable ofrece. Sus ochocientos vecinos, dedicados exclusivamente á la agricultura, habitan en casas mas aptas para las necesidades de esta, que recomendables por sus bellezas arquitectónicas.

Regularmente atendida la instruccion, el afan de ocupar á los niños cuanto antes en las faenas del campo les obliga á que no puedan completar sus estudios.

Como poblacion agrícola, todo su comercio se halla circunscrito á las transacciones que con sus productos verifica, sin que, por esto debamos omitir la existencia de varios establecimientos comerciales, donde se expenden algunos objetos de lujo, puesto que la poblacion, rica en sí, les proporciona fácil salida.

El Hospital es bastante bueno y esmerada la asistencia que en él se da.

La plaza de la Constitucion, formando un cuadrilátero, es indudablemente la mejor de la villa.

El edificio que ocupan las Casas consistoriales es bueno, sin que por esto podamos calificarle de notable, así como tambien las demás construcciones que hay en la mencionada plaza, son mejores que los demás.

La carretera que desde Madrid conduce á Zaragoza, divide el caserío de la poblacion del grupo de casas que constituyen lo que se llama el arrabal.

Poblacion murada en otro tiempo, sus muros describian un círculo cási perfecto, defendido por varios torreones, facilitando el ingreso á la poblacion, tres puertas.

Además de la iglesia parroquial, bajo la advocacion de la Asuncion de Nuestra Señora, que es bastante regular, existe otra de los caballeros de San Juan, de cuya Órden es encomienda, y varias capillas, de las cuales artísticamente no podemos hacer mencion alguna.

Almunia de D. Godina, llámase la villa que visitamos, por el nombre de su primitiva dueña y pobladora, y á las puertas de la poblacion cási, tuvo lugar en 1411 el sangriento drama de que ya en otro lugar nos hemos ocupado, que produjo la muerte del arzobispo de Zaragoza, D. García Fernandez de Heredia, llevada á cabo por su enemigo, D. Antonio de Luna, partidario del conde de Urgel durante el desastroso inter

regno, al cabo del cual ciñó sus sienes con la corona de Aragon, el infante D. Fernando

el de Antequera.

Del mismo modo que otras muchas poblaciones, piérdese el origen de la Almunia en la oscura noche de los tiempos.

Castigados se vieron sus campos durante las revueltas de las pasadas edades, y no menos lo fueron en la presente, tanto en la guerra de la Independencia cuanto en la desastrosa de los siete años.

Próxima á la Almunia hállase Calatorao, famoso por sus ricas canteras de mármol negro, y que todavía conserva restos de su antiguo Castillo.

LXXXIII.

Épila. El último dia de la UNION.

Sobre la márgen derecha del Jalon, combatida por todos los vientos y disfrutando de un clima bastante frio, Epila, villa perteneciente al partido judicial de la Almunia, con sus seiscientas casas y sus tres mil almas, recuerda todavía que en su recinto vió la luz primera D. Juan I de Castilla, cuando su padre D. Enrique de Trastamara, estaba todavía proscripto; que tambien nació en ella san Pedró Arbués, y que ante sus muros se estrelló todo el esfuerzo de la Union en 1348.

Sus edificios mas notables son la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, que es de construccion moderna; varios otros santuarios; la Casa consistorial; el palacio de los condes de Aranda, un cuartel y dos hospitales.

Gran número de niños de ambos sexos acuden á las escuelas municipales y particulares, y en general la poblacion ofrece un aspecto agradable, tanto por el buen caserío, cuanto por la animacion de sus calles, relativamente con otras villas de su importancia.

Murada en otro tiempo, fueron poco á poco desmoronándose sus lienzos, y cayendo sus torreones para facilitar el ensanche de la poblacion.

Su orígen remóntase á la época romana, y Secunda ó Ispalis aparece adscrita al Convento de César Augusta, y era uno de los puestos de descanso en las vias militares, mencionado en el Itinerario romano.

Arrebatada al poder de los moros en 1120 por D. Alfonso I, fue dada á Francés de Perellos en 1336, pasando mas tarde á poder de los condes de Aranda.

En 1348 la Union trataba de hacer el postrer esfuerzo.

á

D. Pedro IV que, merced á su astucia, habíase ido poco a poco atrayendo y dividiendo á los principales caudillos, de aquella famosa liga, habia podido conseguir esca¬ par de Valencia, y en Teruel estaba reuniendo sus fuerzas.

Los rebeldes comprendieron que era necesario hacer un esfuerzo formidable. Conocian demasiado el carácter del Monarca, para dejar de comprender la suerte que les aguardaba si eran vencidos.

Reunida poderosa hueste presentóse al frente de los muros de Epila, siendo recha

zada por sus defensores, sin que se intimidaran ante la muchedumbre de enemigos que les rodeaban.

D. Lope de Luna acababa de penetrar en Aragon al frente de un ejército reclutado en Castilla, con el cual venia en socorro del rey D. Pedro.

Al saberlo este, comprendió que ya era inútil el disimulo.

Arrojó, pues, la máscara con que se encubria, y mostróse tal cual era; vengativo y audaz, osado y cruel.

Púsose á su vez en movimiento. El infante D. Fernando, su hermano, cabeza de la Union, salió tambien de Zaragoza para oponerse á la marcha de las tropas reales. Pero inútil fue su empeño.

Epila que habia sabido resistir á los quince mil hombres de la Confederacion, presenció en medio del incendio y de la destruccion de sus ricos campos, la derrota que Lope de Luna hizo sufrir á los unidos y la prision de sus principales caudillos, entre ellos el mismo infante D. Fernando.

Y no pudo menos de extremecerse al considerar la triste suerte que les aguardaba, teniendo en cuenta el carácter de Pedro IV.

El infante D. Fernando fué enviado á Castilla por el de Luna, que quiso evitar al Monarca aragonés el crímen, que indudablemente hubiera cometido con su hermano.

En cuanto á los demás, sus ensangrentadas cabezas colgadas en número de trece, en el arco de Toledo en Zaragoza, demostraban hasta qué extremo habia llevado su rencor, el que al rasgar mas tarde los privilegios de la Union, manchando los pergaminos con la sangre que se hizo, mereció el sobrenombre de el del puñalet, con que le ha conocido la historia.

Con la desastrosa batalla de Epila exhaló su postrer aliento la Union.

La villa que nos ocupa presenció su último suspiro.

Mas tarde tambien aquellos mismos campos que tan mortífera influencia parece que ejercian para las libertades aragonesas, vieron huir á la desbandada la hueste capitaneada por el justicia Juan de Lanuza, preparándole de esta manera el camino para el patíbulo.

Nuestros viajeros recorrieron aquellos campos célebres por los dos acontecimientos que acabamos de indicar, recordando tambien que en la noche del 23 de junio de 1808, el general Palafox al frente del paisanaje, armado á la ligera en defensa de su libertad y su independencia, tuvo que retroceder en desórden hasta Zaragoza, ante las fuerzas francesas.

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No busquemos el primitivo orígen de Zaragoza.

Fuera fantasear durante un buen espacio sobre diversas opiniones que no pueden ofrecernos ninguna razon sólida y cierta en que apoyarnos, ni con la cual podamos con

vencernos.'

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