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En 5 de octubre, esto es, trece dias despues de haber tomado el mando de la isla el general Concha, pasó al ayuntamiento de la Habana la comunicacion que puede verse en el documento núm. 28, que era el resultado de los afanes de su antecesor, y pocos dias despues se principió el derribo del glácis. Luego se paralizó, sin que sepamos la causa.

MONUMENTO A COLON.

El regidor D. Ramon Montalvo y Calvo habia tenido la feliz idea de hacer una mocion para que se construyese en la capital de la isla, un monumento digno del descubridor del Nuevo-Mundo, y el marqués de la Pezuela dió al pensamiento toda la grandiosidad que requeria, proponiendo que se pidiese á S. M. permiso par abrir una suscricion universal, y redactó la esposicion que se agrega con el núm. 29. Como era de esperarse, S. M. no solo concedió la autorizacion, sino que manifestó «haber visto la propuesta con muy particular agrado» (documento núm. 30). El ayuntamiento de la Habana se dirigió á los habitantes de la isla, en los hermosos términos que pueden verse en el documento núm. 31. Di-. rigióse tambien á las demás corporaciones municipales, para que secundasen un proyecto que honraba á toda la isla. Se pasaron por conducto del Sr. Presidente comunicaciones análogas á todos los cuerpos del ejército, á todas las corporaciones y á todos los representantes de España en los diversos países del globo ; propúsose un premio considerable al artista que presentase el mejor

diseño del monumento, á juicio de la Real academia de S. Fernando, y nada, absolutamente nada, se omitió para que la ejecucion, correspondiese á la grandiosidad del proyecto.

Los periódicos todos acogieron la idea con entusiasmo, porque Colon pertenecia á todos los partidos y á todos los pueblos. Empezóse la suscricion por el ayuntamiento de la Habana, en la que el marqués de la Pezuela figuraba con 1,000 duros, que remitió al depoșitario Sr. D. Ignacio Crespo y Ponce de Leon, y todo auguraba la pronta y feliz realizacion del grandioso proyecto; pero vino la revolucion de julio, y el consiguiente relevo, y el proyecto quedó paralizado, como si el hijo de Cogoletto (1) fuese polaco.

PROYECTO DE UNA CATEDRAL Y UN CEMENTERIO.

El proyecto de erigir un monumento á Colon se habia hermanado con otros dos en el piadoso ánimo del marqués de la Pezuela. La catedral de la Habana no corresponde á la opulencia de sus habitantes, y el modesto altar en que descansan las cenizas del descubridor dista mucho de los mausoleos de hombres ménos grandes y ménos útiles del género humano. Proyectó pues el general Pezuela edificar un gran templo, sin gravar al vecinda. rio ni al Estado (2), que recordase los beneficios que

(1) Lugar del nacimiento de Colon, en el golfo de Génova.

(2) La catedral debia erigirse con los productos de la Caja de Descuentos.

ha reportado la cristiandad del Genovés y de Isabel la Católica.

Tampoco tiene la ciudad de la Habana un cementerio tan capaz como exige su numeroso vecindario, ni tan cómodo y hermoso como otras ciudades de ménos importancia, y el general Pezuela quiso llenar este vacío, construyendo uno por el estilo del P. La Chaisse, Laurel Hill, Green Wood, etc., en cuyo centro debia figurar el mausoleo de Colon, proporcionando por este medio una buena entrada á los fondos municipales. La idea de que los deudos y amigos podrian descansar junto á Colon, hubiera halagado á muchos, y lo grandioso del monumento hubiera atraido á los estranjeros. Mas el relevo privó á la isla de Cuba de estas y otras mejoras que tenia proyectadas el marqués de la Pezuela.

Seríamos demasiado difusos si tuviésemos que detallar una por una todas las medidas que tomó el general Pezuela en el corto período de su mando en la isla de Cuba, y las mejoras que tenia en proyecto; por esta consideracion nos limitarémos á indicar algunas.

Continuó la línea de los telégrafos eléctricos; planteó el colegio de jesuitas, que habia principiado el general Cañedo; introdujo en los hospitales las hermanas de la Caridad, que tan buenos servicios están prestando; cedió 6,000 pesos para la escuela de mecánica; hizo notables mejoras en correos y en el ejército; y mereció, en fin, el atestado que le dió el ayuntamiento de la Habana en dias, por cierto. bien aciagos para S. E. (Documento núm. 32.)

CAUSAS DEL RELEVO Y SUS CONSECUENCIAS.

El 22 de julio se supo en la Habana, por uno de los vapores de las malas inglesas, la sublevacion del campo de Guardias, y fuéron llegando sucesivamente por diversos conductos las noticias de la accion de Vicálvaro. el manifiesto de Alcalá, el de Manzanares, el pronunciamiento de varias ciudades, el cambio de Ministerio, las barricadas de Madrid, la llamada de Espartero por la Reina, y el armamento de la Milicia Nacional. Tales noticias causaron en la isla de Cuba un efecto diverso del que habian producido hasta entonces las de igual naturaleza, á lo menos en algunos peninsulares. Estos solian mirar los trastornos de la madre patria, como de funesta trascendencia para las Antillas; pero los de junio y julio se vieron con otros ojos, por todos los que deseaban el relevo del general Pezuela; pues no dudaban que seria una de las consecuencias inmediatas de las barricadas. Sin embargo, los buenos estaban alarmados, sentian una honda inquietud, y temian que los sucesos de la Península diesen márgen á trastornos en la isla, y el Capitan general, para tranquilizar los ánimos, se dirigió á sus habitantes, en los términos que pueden verse en el documento núm. 33. Esta notable alocucion, por mas que haya querido tergiversarse, honra mucho al marqués de la Pezuela. Los tres últimos párrafos deben grabarse en la memoria de todos los que vayan á gobernar nuestras provincias de Ultramar.

No se equivocaron los que esperaban de la revolucion

de julio el relevo del general Pezuela. Por el vapor Fernando el Católico, que llegó á la Habana el 28 de agosto, se recibieron las Gacetas de Madrid, que contenian los dos Reales decretos del 2 del propio mes, relevando por el primero al marqués de la Pezuela del cargo de Gobernador Capitan general, y nombrando por el segundo al teniente general D. José de la Concha. Estas soberanas disposiciones, que se publicaron en la Gaceta de la Habana del 30 de agosto, colmaron los deseos de los negreros (1), de los contrabandistas y de algunos amigos personales del general Concha, á la vez que disgustaron á los hombres pensadores de todas los matices. Y aquí empieza la época mas crítica de la corta administracion del marqués de la Pezuela.

A poco de haber fondeado el Fernando, se formaron corrillos en el muelle, y hubo algazara, y gritos poco convenientes dados por los tasajeros (2). Allí mismo se formó el proyecto de festejar al nuevo capitan general, con el doble y loable objeto de mortificar al saliente. No faltó quien propusiera (3) «que se comprasen mil martillos, para dar un repique en las pailas de la Punta al padrino de los negros, al tiempo de su partida». Formóse una comision de festejos, en la que figuraban algunos

(1) Habian olvidado, sin duda, que el general Concha en la página 292 de sus Memorias, habia sentado: «respecto á la continuacion del maldecido tráfico de esclavos, no hallo razon alguna que no condene la mas leve tolerancia», ó mas bien creian que del dicho al hecho hay gran trecho. (2) Así son conocidos los vendedores de tasajo.

(3) Nos duele citar el nombre, que nos reservamos publicar con la justificacion del hecho, cuando lo creamos necesario.

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