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dar de la prudencia que reconocia en la primera autoridad.

El Sr. Obispo de la Habana, en una circular que pasó á los curas párrocos, despues de transmitir el voto consultivo á que se habia conformado el Gobernador, les decia que no siendo ya un impedimento la diversidad de raza y color, podian proceder á los enlace que ocurriesen. Me complazco en suponer que la partícula ya, que podia dar á entender que se habia hecho alguna innovacion, se puso inadvertidamente, aunque me consta que se tiraron muchas mas circulares de las necesarias, y que se entregaron algunas á los desafectos al general Pezuela, que las pusieron en circulacion. Doloroso es tener que publicar semejantes hechos; pero así lo exige la historia.

Como la esperiencia no vino en confirmacion de las patrañas inventadas por el encono negrero, como no hubo un solo caso de los que se afectaba temer por unos y temian otros en realidad, se fué calmando la alarma, y nadie volvió á ocuparse de la materia. Sin embargo, mientras en la isla de Cuba se desvanecia la calumnia, y con ella la alarma, en Madrid se estendia la Real órden de 10 de agosto de 1854 (documento núm. 14), que no llegó á publicarse en la Gaceta de la Habana, porque el general Concha, que la llevó, despues de haber examinado el espediente relativo, sacrificó sus deseos á la reputacion del Gobierno que la habia dictado sin conocimiento de causa. No obstante, la Gaceta y el Diario de la Marina hicieron alusion á ella, sentando que el

Gobierno habia desaprobado la medida del general Pezuela en la materia que nos ocupa. (Documento n.° 15.) ¿Qué mucho pues que se hubiesen alarmado algunos padres de familia, cuando el ministro de Estado, Sr. Pacheco, decia que habia llegado á conocimiento de S. M.» lo que realmente no habia ocurrido?

'ARMAMENTO DE GENTE DE COLOR.

Una de las medidas tomadas por el general Pezuela que causó mas sensacion fué la comunicacion de 24 de mayo de 1854. (Documento núm. 16.)

Como los ánimos estaban predispuestos con las medidas de que se ha hecho mencion, y con las maliciosas consecuencias que se les suponian, no vieron muchos que solo se trataba de reorganizar el antiguo instituto de pardos y morenos, que ningun perjuicio habia ocasionado, sino mas bien beneficios. Los negreros, siempre dispuestos á comentar á medida de sus deseos los actos de la autoridad que les privaba de continuar la esplotacion de carne humana, presentaron el armamento de los negros como la prueba mas convincente de que se caminaba á la abolicion de la esclavitud; y los anexionistas vieron en él la amenaza de africanizar la isla, ya que dejase de ser española. Tantos y tan diversos fuéron los comentarios que se hicieron con miras opuestas, que la disposicion vino á ser mucho mas útil de lo que pensara la autoridad que la dictó. El marqués de la Pezuela no habia tenido mas objeto que cubrir las conside

rables bajas que el rigor del clima tropical suele causar en el ejército, aliviar algunas fatigas al soldado, y en casos dados tener algunas compañías de flanqueadores, para lo cual eran mas á propósito los africanos ú oriundos de Africa que los europeos; pero al oir los comentarios, comprendió que podrian servir de poderoso freno á los enemigos de España y á los codiciosos de la isla de Cuba.

El previsor Marqués habia considerado mas útil agregar una ó dos compañías sueltas de pardos y morenos á cada regimiento del ejército, que formar cuerpos separados, por razones que no pueden escaparse á ningun militar. Con esta planta era mas difícil la insubordinacion, y aun la rebelion, que con la antigua, y se podia sacar mucho mas partido; pero la mala fe quiso ver en esto una tendencia mas á igualar la clase de color con la blanca, y se auguraron rivalidades y choques que la esperiencia, dejó desmentidos. Al ver los buenos resultados que dieron todas las medidas adoptadas por el general Pezuela, y los pocos inconvenientes que se tocaron, á pesar del carácter delicado de algunas, se diria que la Justicia Divina habia tomado á su cargo destruir las calumnias que se fraguaban contra aquella íntegra autoridad. Nada de cuanto temian uños y fingian temer otros se verificaba; al contrario, las disposiciones iban surtiendo mas efecto del que acaso se prometia el mismo que las tomaba.

Los jefes de los cuerpos á que se agregaron las cuatro compañías que se organizaron en la Habana y San

tiago de Cuba por via de ensayo, pueden atestiguar si se tocó ninguno de los inconvenientes que suponia la mala fe, y si, gracias al tino con que secundaron la idea, no sacaron mucho partido de ellas (1). Puede citarse como prueba de esta verdad el hecho de haber dado latitud al pensamiento, el general Concha, que tanto empeño tuvo en destruir cuanto habia edificado su ante

cesor.

Esta medida dió por resultado no solo el alivio de algunas fatigas del soldado, que nacido en otro clima mas templado, no puede sobrellevarlas como el africano, que fué el objeto principal que se propuso el que la dictó, sino que algunos cubanos conocieron una verdad que no deben olvidar nunca, por amarga que sea. Es una estupidez creer que una clase tan numerosa y fuerte quedaria en la inaccion, caso de trabarse una lucha séria, y es preciso ser muy poco previsor para no comprender que el vencido echaria mano de tan poderoso elemento.

He prescindido del órden cronológico de las medidas tomadas por el general Pezuela, para hablar de todas las relativas à la clase de color; ahora me será preciso retroceder para analizar otras.

COLONIZACION.

Hace muchos años que la Real Sociedad Económica de la Habana ofrece un premio á los colonizadores, y el

(1) Los jefes eran D. José R. de la Gándara, D. Ramon Sanz, don Césareo R. de Lanzarote, y D. José Francisco Colubi.

autor de estos Apuntes lo obtuvo en 1841, por haber hecho una zafra con catalanes en su ingenio, La Colonia, á cuatro leguas de Puerto Príncipe. Cito este hecho para probar dos cosas: 1.a que la colonizacion se considera hace años útil, ya que no necesaria, al porvenir de la isla de Cuba; 2.a que los europeos sirven para-el cultivo de la caña y demás frutos coloniales. Es un error creer que son indispensables los negros de Africa: lo que hay de positivo es, que no se obtienen fácilmente brazos tan baratos como los del esclavo. Y no se crea que esto proviene de que el esclavo no gana salario, sino de otras causas que se han analizado poco. Los que hablan de colonizacion sin haberla estudiado prácticamente, ni conocen todas las ventajas, ni han previsto todos los inconvenientes. Las ventajas morales son infinitas; los inconvenientes son puramente pecuniarios. Pero no es de este lugar disurrir sobre colonizacion; lo que hace á mi propósito es dejar sentado, que todos los periódicos, todos los escritores, todas las corporaciones, y hasta el Gobierno (1) han considerado útil la colonizacion, y la han procurado por cuantos medios han estado á su alcance.

Pero si es útil, aun continuando la trata, estinguida esta, se hace necesaria, si es que la isla ha de progresar en la agricultura y en la industria. Y no se diga que esto está en contradiccion con lo que hemos sentado al hablar de la esclavitud existente : indudablemente ella se basta para que la agricultura llegue à un estado que

(1) En 1832 se consignó á la Real Junta de Fomento el 4 p. 100 de las costas procesales para que procurase la inmigracion de colonos blancos.

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