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parte setentrional, y aquí está edificado un fuerte, el mejor de la tierra, que defiende la entrada de el rio, y hace guarda á todo lo restante del Brasil. Estos son los lugares que tiene la costa del Brasil por la parte que caen al Setentrion.

Por el otro lado que mira al Oriente, ocho grados debajo la equinocial, está Pernambuco, la colonia mas florida y mas rica de todo el Brasil. Hay en ella su ciudad, situada sobre el mar, poblada de caballeros nobles y de mercaderes ricos, adornada de buen puerto, nombrado el Arrecife, muy fuerte y dificultoso de entrar por su barra los navíos. Tiene aquí una buena villa, que está una legua de la ciudad, y tiene otras seis aldeas pobladas de portugueses y indios. Hay en esta colonia mas de ciento y veinte ingenios de azúcar, de donde sacan gran interes, á cuya causa acuden grandes flotas de navíos á cargar de azúzar, que en trueco los provéen de todas las riquezas y regalos de Europa; con lo cual es el mejor lugar de el Brasil Pernambuco, mas lucido y de mas y mejor gente y mas bien disciplinada en el arte militar.

Entre los catorce y quince grados de la equinocíal está la última poblacion del Brasil; cae entre la Bahía y Puerto Seguro, llámase Illios, que quiere decir las islas, es muchas islas juntas, donde hay varias poblaciones. Son muy fértiles de arroz, y de aquí se lleva para las demás colonias de todo el Brasil. Estas cinco colonias fueron las que formó el dicho Martin Alonso de Sosa, las cuales dejó lo mas políticas y mas bien entendidas que pudo dar lugar el estar en partes lan remotas y apartadas de Portugal, si bien el celo del servicio de Dios Nuestro Señor y exaltacion de su fe santísima hacia que muchos religiosos como fueron de la órden de San Francisco y San Benito, carmelitas descalzos, y los padres

de la Compañía, pasasen á fomentar la palabra de Dios al Brasil, donde todas estas órdenes dichas tienen muchas y suntuosas casas como yo las he visto, de donde hacen mucho fruto en la enseñanza de los indios, á que acuden con particular caridad y celo del bien de tantas almas.

Ultimamente el año de mill y quinientos y sesenta y siele, gobernando el Brasil Mendez de Salas, en el extremo de la tórrida zona, debajo del trópico de Capricornio, ent veinte y tres grados y medio, entre las dos colonias de San Vicente y el Espiritu Santo, hace una ensenada el mar, acomodada mucho á los navios y muy espaciosa de calor. ce leguas, llámanla los naturales ménos propiamente del Rio Januario, porque no es rio sino mar, que por una abertura que rompió en la tierra, donde despues queda recogido, forma aquella ensenada, en la cual entran muchos rios de copiosas aguas, y el mayor dellos, que los portugueses llaman Macuco, tiene dentro de sí este anchuroso seno cuarenta isletas; las mayores puebla gente, las menores hizo la naturaleza para adorno de el sitio. Otras sirven de puertos, donde seguramente ancoran los navíos. Las gargantas de el seno por donde entra el mar á espaciarse en la tierra son tan estrechas que será el espacio de la mitad de un tiro de cañon pequeño. Aquí pues el dicho gobernador Mendez de Salas, despues de que con una gruesa armada echó de esta ensenada á Nicolás Villagononio (1), francés, caballero de la órden de San Juan, que con una armada francesa la habia ocupado con favor de los indios tapuyas, de quienes hice memoria arriba, visto las comodidades de la ensenada y atendiendo á que si el enemigo la hubiera fortificado, fuera imposible ganársela, se deter

(1) Tamayo de Vargas, obra cit., le llama Villagnon.

minó de formar allí otra colonia escogiendo sitio acomodado para el edificio de una nueva ciudad. Llamóla de SanSebastian; mandóla fortificar con cuatro castillos y con fuertes que levantó de ambas partes en la boca estrecha de aquella espaciosa ensenada, la dejó no solo fuerte y segura pero inexpugnable.

Despues de esto por mandado del rey don Juan Tercero se formó una armada real en Portugal, y por su gene. ral Tomás de Sosa. Partió de Lisboa á primero de hebrero del año mill y quinientos y cuarenta y nueve: entró en la Bahía, que llamó de Todos Santos, la dicha armada á primeros de abril. E es bahía en lengua portuguesa lo mismo que en la castellana, seno de mar, y llámase así a quel en donde entran primero las naves que de estos reinos parten allá, porque su capacidad y hermosura merecen que le den por excelente el nombre comun á los demás. Está en trece grados y dos tercios de altura de la línea equinocial: la costa corre Este Oeste por aquella parte, desde la Torre que llaman y edificó García de Avila, hasta el Morro de San Pablo, doce leguas de la Bahía. Tiene la boca principal este gran seno-Norte Sur de dos leguas de ancho, que se estiende desde la punta de tierrafirme, donde está un castillo que llaman de San Antonio, hasta una isla nombrada de Taparica, la mayor y la mas poblada que encier ra en sí esta ensenada, que por su grandeza llaman Bahía. Es esta boca de mucho fondo por la parte de tierrafirme, que es por donde entran y salen los navíos; arrimándose á la isla, hay muchos bajos y bancos de arena. Tiene otra boca, á que los naturales llaman la Barra de Perobasu; está á la parte del Norueste. No tiene agua para navíos salir por ella, si bien se sirven della con barcos ordinarios. Desaguan caudalosos rios en esta ensenada, los cuales se de

jan navegar veinte y mas leguas el rio arriba por donde se ven los navíos que van á cargar de azúcar á los ingenios della, que tiene hasta setenta muy buenos. Los portugueses que antes de Tomás de Sosa poblaron al Brasil, edificaron una villa en la costa distante dos leguas de la Bahía, pero dentro della quiso Tomás de Sosa con nuevo acuerdo vista la hermosura deste seno levantar una ciudad y nueva colonia en un collado (entre otros dos que la miran á caballero) pendiente sobre el mar. Llamóla ciudad del Salvador: señalóla por metrópoli y cabeza de todo el estado y poblaciones dél y para asiento y silla de los gobernadores que adelante fuesen. Hizo se hiciese iglesia ca. tredral, cuyo primero obispo fué don Pedro Leytan, hom bre noble por su linaje y señalado por su virtud. Senaló número de canónigos, y por no haber entónces ni ahora en el estado diezmos por ser patronazgo real todo, les fincó en la caja de la real hacienda á cado uno su estipendio. Formó una audiencia de seis oidores y cuatro alcaldes de corte, para que juzgasen los pleitos de el estado: nombró los demás ministros de justicia y para la real hacienda necesa rios. Trató luego el dicho general Tomás de Sosa de hacer murallas á la nueva ciudad y señalar sitios donde mandó se hiciesen tres castillos por la marina para su seguridad. Dió cuatro sitios para hacer conventos de religiosos á los padres de San Francisco y á los de la Compañía de Jesús dentro de la ciudad, á los de la órden del gran padre San Benito y á los carmelitas descalzos en los dos collados que tiene la ciudad en medio y á caballero à cada uno el suyo. Trazó las calles, iglesias y hospitales, dos plazas muy her mosas, una delante de la Compañía de Jesus, otra á las casas que hizo para los gobernadores y estrados de la audiencia, y formó una ciudad tan política y lucida como las

buenas de Europa, cuya ciudad parece será de tres mill ca. Las salidas de la ciudad y lo apavista es amenísimo por la mucha

sas poco mas ó ménos. rente de la tierra á la variedad de árboles y prados y de tantas diferencias de frulas tan poco conocidas de nosotros. Las aves que hay y pude conocer, son papagayos, catalnicas, periquitos, gua. camayos y otros de mill diferencias, que por no conocidos dejo. Las aguas se puede decir seguramente es lo mejor que tiene, porque es sobremanera saludable y excelente; lo demás como es tan intratable por el mucho boscaje, es malo y cria muchas malas sabandijas, como son lagartos, culebras, sapos, salamandrias, lagartijas y todas las demás ponzoñosas. Hay caimanes y cocodrilos muy grandes, monos, micos, bujíos, camaleones, tigres, onzas, leones y un animal que llaman Pereza (1), otro que se dice el armadillo y otros así jamás vistos en nuestras regiones ni conocidos. El mar de esta bahía y sus rios tienen mucho y del mejor pescado que he visto. Hay todos los años pesquería de baHlenas, de que hay muchas, y de otros pescados disformes y voraces como el tiburon, el jibarte, toninas, delfines y otros géneros de que abundan aquellos mares mas que los nuestros. E esta es en suma la descripcion de la provincia marítima del Brasil, de sus poblaciones ó colonias, las cos tumbres y modos de sus naturales, las calidades de la tierra y mar con sus riquezas, las cuales parece dispuso así el soberano autor de lo criado, para que cada dia recibamos

(1) Tamayo de Vargas dice en la obra citada, pág. 24: Estraña es tambien la figura y naturaleza del animal, á que los portugueses dieron nombre de Pereza, por moverse con tan tardos passos, que en espacio de quinze dias apenas los continua hasta un tiro de piedra, sin ser efficazes amenazas ni castigos para que salga del passo lento de su torpeza.

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