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que faltan de este cuerpo dos dedillos, como son Navarra y Portugal. I no llamaremos Rey de Lusitania al tuyo, pues es pequeña parte de ella Portugal. Mide, ó Bracarense, quan anchurosa es aquella parte de España que yace entre los rios Guadiana y Duero,y quán poco es lo que en aquella provincia poseeis, y obedece al cetro de tu Rey, y dexarás de arguirme. Y si las cosas que han de tomar su nombre de las regiones, suelen recibir su denominacion de la mayor porcion de ellas, y no de la mas pequeña, no te enojes, si te llamé con el nombre de tu dominio.

I

Ultimamente sacó el P. Josef de Moret al teatro público sus Anales de Navarra, y envidioso de las usurpaciones, con que habian procurado engrandecer sus provincias Zurita, Brito, y los Brandaones, formó una historia metafisica, negando quanto le pareció menos glorioso á su nacion, y defendiendo como acciones memorables los sucesos mas ligeros y futiles de ella: hasta intentar persuadir que la ciudad de Pamplona y el territorio que despues se llamó Navarra, se conservó exen

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I El Marqués por algunos ba por su puntualidad y elegancia puntos particulares, en que disien- un hombre tan instruido en la histe de Moret, asi en la citada car- toria de nuestra nacion, como D. ta §. XIX. como en estas Memo- Luis de Salazar y Castro. Veanrias, no hace todo el aprecio que se sus elogios en nuestro Apendimerece este infatigable y exacto ce III. á la Retorica de Gerarescritor, á quien á cada paso ala- do Juan Vosio pag. 247.

to asi del dominio de los Moros, como del de cl Emperador Carlos el Grande, quando entró por aquella provincia á restituir en su estado al Rey Moro de Zaragoza, su vasallo; asegurando tantos escritores del mismo tiempo la ganó aquel Príncipe á los mismos infieles, dexandola asolada para evitar la pudiesen volver á recobrar. De cuyo suceso escribe el P. Pedro Abarca con igual juicio á su gran sabiduria, hablando del mismo Carlos : Arrimóse a las murallas de Pamplona, acometióla, ó se apoderó de ella por entrega que le hicieron los Arabes, como se escribe, y convendrian tambien los naturales, ó porque no pudieron hacer resistencia; ó porque esperaron sacudir de sí la mala compania de los dominantes Moros, los quales eran dueños de la ciudad: como es constante, asi de la calidad de la venida y conquista de Carlo Magno, como de un grande y grave número de antiguos testimonios seguidos de los modernos, aunque en par te no apreciados, y en los mas no vistos, segun parece, de quien en este tiempo lo ha disputado y resistido con mas ingenio que felicidad. Con igual juicio, y no menores fundamentos, justifica D.

I En los Anales historicos de los Reyes de Aragon parte I. pag.

231. num. 17.

En el libro VI. de los Anales de la Monarquia de España despues de su pérdida impresos en

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JoMadrid en M. DC. LXXXI. en I. to. fol. Arnaldo Oihenart en su Notitia utriusque Vasconia impresa en París en 4. año de M. DC. XXXVIII. tambien asegura en la pag. 79. con la autoridad del

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Josef de Pellicer, habia reducido antes á su obediencia nuestro Rey D. Alonso el Católico la misma ciudad de Pamplona y todo su territorio.

Por el contrario los escritores de Castilla menos aplicados al trabajo omiten muchisimas circunstancias memorables de sus Príncipes y de sus esclarecidos vasallos, al paso que trasladan otras sin mas fundamento ni examen, por mas inverisimiles que se les representen, que la indiscreta credulidad de hallarlas referidas antes en otros, sin que, conociendo muchos entrambos defectos, haya habido ninguno que procure suplirlos con ingenuidad; pues aunque lo intentó D. Josef Pellicer, fué tan á los ultimos de su vida, que apenas pasa del primer siglo desde que se empezó á restaurar España del violento yugo Mahometano; ni parece podia haberle bastado el tiempo por las digresiones y contiendas distantisimas del asunto que introduce en sus Anales, para poder desempeñarle debidamente.

Si 2 Ambrosio de Morales hubiera concluido

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Ι

su Crónica, se halláran bastantemente suplidos en él entrambos defectos; pero habiendola terminado con la muerte de D. Bermudo, ultimo varon de la linea Real Gótica de Asturias y Leon, quedó imperfecta aquella grande obra, que emprehendió proseguir I Fr. Prudencio de Sandoval hasta la muerte del Emperador D. Alonso el VII. recogiendo varias noticias que permanecian desconocidas en los archivos de los Monasterios y de las Iglesias Catedrales de estos Reynos; pero dexó otras no menos considerables, que se conservan en los escritores estraños, de que hasta ahora han tenido poca leccion los nuestros.

A Sandoval se sigue D. Alonso Nuñez de Castro, que le continúa con las dos Crónicas de D. Sancho el Deseado y D. Alonso el Noble, hijo y nieto del mismo Emperador, en quien acabó Sandoval.

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fecto de no haber percibido la nota en ellos la X. con la virgula en el brazo derecho, que en el guarismo Castellano equivale diez sin ella; donde se ofrece distinguido con esa nota, quarenta, como le notaron primero Fr. Antonio de Ye pes, y despues Fr. Prudencio de Sandoval, que tambien le añadió algunas otras noticias copiadas de diferentes escritores, con que las justifica, y de quien las trasladan las que repiten Garibay y Ma

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rales escribió la Historia de los cinco Reyes de Castilla y de Leon D. Fernando el Magno I. de este nombre, Infante de Navarra, D. Sancho que murió sobre Zamora, D. Alonso VI. de este nombre, Doña Urraca hija de D. Alonso VI. Emperador de las Españas. Pamplona M. DC. XV. fol.

2 No sé por qué omite Mondexar la Crónica de D. Enrique el I. que se imprimió con las antecedentes desde la pag. 179. en riana. adelante, en Madrid año de M. I Sandoval continuando á Mo- DC. LXV. fol. un tomo.

Pero aunque estas dos ultimas Crónicas dan noticia de algunos privilegios de entrambos Prín cipes, se contenta su autor con referir solo las que halló en el P. Mariana, aunque sin mayor trabajo que el de variarle el estilo, dexando el suyo menos recomendable por faltarle la gravedad y solidez que mantiene siempre aquel grande escritor igual en esto á los mayores y mas celebrados de los dos siglos inmediatos al nuestro.

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Fué D. Alonso el Noble no solo por su gran valor y señalados triunfos, sino tambien por sus heroycas virtudes uno de los mayores y mas gloriosos Príncipes que florecieron en España en todas sus Coronas, segun se reconoce del elogio siguiente con que termina su memoria la Crónica general, despues de haber referido su muerte: 2 Morió el mejor Rey que en su tiempo habia en christianismo ca este era lumbre de España, é escudo é amparanza de la christiandad: Rey muy leal é verdadero, en todas las cosas derechero é piadoso, é comprido en todas buenas maneras. E era mucho esforzado: ca este apremió a todos los que le cuidaban apremiar, é troxolos todos á ser sus

Mondexar que disfrutó en sus Memorias quantas noticias trahe Nuñez de Castro en la Crónica de nuestro Rey, y que en el estilo es igualmente descuidado, trata á este Cronista con mas severidad de

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la que debiera, como manifestaremos en nuestro Prologo.

2 Pag. 400. de la edicion de Zamora del año M. D. XLI. fol. que es la que citaremos en adélante en nuestras notas.

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