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sieron á contemplar la batalla desde los tejados y campanarios, adelantándose algunos hasta las líneas; pero suspensos y pendientes todos del progreso y conclusion de una refriega, en la que les iba la vida, la hacienda, y quizá la honra. Mal estaban por eso con el mariscal Soult á quien culpaban de haberlos comprometido y puesto en trance tan riguroso y duro.

Han pintado los franceses la accion de Tolosa como victoria suya, y aun esculpídola á fuer de tal hasta en sus monumentos públicos. Pero abando. nar muchos lugares, perder las principales estancias, y retirarse al fin cediéndolo todo á los contrarios, nunca se graduará de triunfo, sino descalabro, y descalabro muy funesto para los que le padecieron. Enhorabuena ensalzasen los franceses y aun magníficasen la resistencia y brios que allí mostra. ron, grandes por cierto y sobre excelentes, mas no estaba bien en ellos robar glorias agenas; en ellos que no las necesitan, teniéndolas propias y muy calificadas.

la ciudad.

En la noche del 11 al 12 de abril desamparó el Evacua Soult mariscal Soult á Tolosa, y tomó el camino de Carcasona que le quedaba abierto, y por donde le era dable juntarse con el mariscal Suchet. Dejó en la ciudad heridos, artillería y aprestos militares en grande abundancia. Entraron los aliados el mismo 12 en medio de ruidosísimas aclamaciones de los habitantes que se agolpaban por ver á sus nuevos huéspedes y darles buena acogida, ya por los muchos

Entran los aliados.

recibidos,

partidarios y adictos que tenia allí la familia de Son bien Borbon, ya mas bien por creerse libres los vecinos de los daños que les hubiera acarreado el continuar de la guerra en derredor de sus muros.

Acontecimientos y mu

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Por la tarde de aquel dia súpose de oficio en To. danzas en Pa-losa la entrada el 31 de marzo en Paris de los alia. dos del norte. Susurrábase esto ya ántes, y se pien. sa no lo ignoraban los generales de los respectivos ejércitos; por lo que algunos censuráronlos agriamente de haber empeñado accion tan sangrienta en coyuntura semejante, siendo ya inútil cuando iba á terminarse la guerra. Trajeron ahora la noticia el coronel ingles Cook y el coronel frances Saint Si. mon; el primero encargado particularmente de co. municársela á Lord Wellington, el segundo á los mariscales Soult y Suchet.

poleon.

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Ni se limitaban las novedades ocurridas á la me. ra ocupacion de la capital do Francia. El senado habia establecido allí el 1.o de abril un gobierno provisional, á cuyo frente estaba el príncipe Tal Caida de Na leyrand, y desposeido al dia siguiente del cetro im. perial á Napoleon Bonaparte, quien abandonado de casi todos sus amigos y secuaces, habíase visto forzado á abdicar la corona en su hijo, y luego á despojarse de ella absolutamente y sin restriccion alguna, á nombre suyo y de toda su estirpe; recibiendo como por merced para que le sirviese de re fugio la isla de Elba en el mediterráneo, concesion que llevaba apariencias de estudiada mofa, mas que hubo de costar bien cara meses adelante. Deci

dió tambien el senado en 6 del propio abril, llamar de nuevo al solio de Francia á la familia de los Bor. bones, y proclamar por rey á Luis XVIII, ausente todavía en Inglaterra; tomando el mando interin llegaba á este su hermano el conde de Artois, bajo el título de lugar-teniente del reino. Conformáronse con tales mudanzas las potencias invasoras, y aun las aplaudieron, y quizá apuntaron.

Anunciáronse por la noche en el teatro de Tolosa las noticias traidas de Paris por los coroneles Cook y Saint Simon, y se celebraron extraordina riamente por los espectadores, muchos en número y muy entusiasmados con la ópera de Ricardo Corazon de Leon, que de intento se escogió aquel dia por las arias y pasos que encierra aquella pieza, alusivos á las circunstancias de entónces. Prodigáronse igualmente vitores y palmoteos á Lord Wellington que asistia á la representacion: que tales por lo comun son los pueblos en punto de novedades, aunque sean muy en su daño y mengua; si bien aquí los aplausos y loores iban dirigidos mas que al general ingles vencedor en tantas lides, al que se consideraba como á restaurador de la paz tan ansiada en Tolosa, y prenda estable y firme del sosiego que en la ciudad reinaba.

militares,

No tardaron los coroneles. Cook y Saint Simon Otros sucesoa en ir al encuentro de los mariscales Soult y Suchet para acabar de desempeñar su comision y poner término pronto y cumplido á la guerra. Pero primero que continuemos refiriendo lo que en esto ocur.

En Burdeos.

rió, nos parece oportuno cerrar ántes la narracion de los sucesos militares de esta tan prolongada lu. cha, siendo ya pocos los que nos quedan y no de grande importancia.

En Burdeos luego que entraron allí los aliados, preparáronse los parciales de la casa de Borbon á repeler cualquier ataque que intentasen sus contrarios los bonapartistas, recelándose en particular de las fuerzas del general Lhuillier recogido al otro lado de los rios, y de las del general Decaen que ha bia formado una division de órden del emperador, destinada á marchar por Perigueux sobre aquella ciudad. Pero no trataron ambos generales de formalizar cosa alguna, ni se lo permitió Wellington, puesto que al reunir su gente para perseguir á Soult via de Tarbes y Tolosa, sacó mucha de la que tenia en Burdeos, dejando solo al general Dalhousie con 5,000 hombres. Bien es verdad que afirmá. base por otro lado y al mismo tiempo la posesion de aquella ciudad, acudiendo el 27 de marzo á la boca del Gironda el almirante Penrose con tres fra. gatas y varios buqués menores, quien penetró rio arriba sin pérdida particular ni resistencia empeñada. Coincidió con la expedición marítima una excursion que el general Dalhousie verificó por tierra sobre el Dordoña para espantar al general Lhuillier. Esto y las maniobras y ataques de los marineros británicos causaron al enemigo mucho daño, desmantelando fuertes, clavando cañones y ahuyentando 6 cogiendo barcos, de modo que en 9 de abril

estaban despejadas las riberas hasta el castillo de Blaye, cuyo gobernador, el general Merle, no quiso entrar en pactos hasta el 16 de aquel mes, en que se cercioró de lo ocurrido en Paris.

Supo tambien luego en Bayona las novedades de En Bayona. esta capital Sir Juan Hope, avisado por el coronel Cook desde Burdeos, pero no las comunicó al gobernador de la plaza, general Thouvenot, por no constarle de oficio. Hízolas sí correr por los puestos avanzados, mas no dieron crédito á ellas los fran. ceses, y ántes bien se irritaron ejecutando el 14 una salida bien meditada y fogosa. Fingieron pues atacar del lado de Anglet, y lo verificaron entre Saint Etienne y Saint Bernard, fan de rebate é improvi. samente, que tomaron varios puestos. Acudió á remediar el mal Sir Juan Hope con su estado mayor; pero sorprendiéronle los enemigos y le rodearon, cogiéndole prisionero despues de muerto su caballo y herido él mismo. Al cabo tornaron los fran. ceses á la plaza, y recuperaron los aliados los sitios antes perdidos, teniendo los últimos que deplorar la baja de 600 hombres entre muertos y heridos, ademas 231 prisioneros. Fué este el último y lamentable suceso militar que ocurrió en Francia por el mediodía.

En España habíase dado á partido el 27 de marzo Santoña, el gobernador frances de Santoña; pero pasando la capitulacion á que la aprobase Lord Wellington, notando este al leerla la cláusula de que los sitiados tornarian á Francia bajo palabra de no tomar las

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