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de Navarra nabia hecho una guerra viva á los musulmanes del Nordeste, ganándoles muchas poblaciones, tomando muchas fortalezas, y extendiendo sus conquistas desde Nájera hasta Tudela y Ainsa, y hasta las tierras á que comenzaba á darse el nombre de Aragon. Dueño de estos territorios, sobre los cuales ejercia un mando independiente, tomó en 905 el dictado de rey de Navarra, si no por primera vez, por lo menos mas abiertamente que ninguno de sus predecesores (1). Es lo cierto que desde esta época y con este

(1) In era DCCCCXCIII (dice la crónica Albeldense) surrexil in Pampilona Rex nomine Sancio Garseanis. Hasta ahora ninguna crónica que sepamos habia becho mencion tan expresa del titulo de rey con aplicacion á los gobernadores pamploneses. -No es posible que haya un punto histórico en que mas disientan los autores que el origen y principio del reino de Navarra. No estrañamos que al llegar á este periodo digan casi unánimemente los modernos historiadores: «El origen del reino Pirenáico está acubierto de oscuridad y de tinieblas.»-«Na«da se presenta en los anales de nuestra na«cion mas oscuro y enmarañado que el oriagen del reino de Navarra, y no solo ha conatribuido á esta confusion la falta de docuamentos bistóricos, sino muy especialmente «la rivalidad de los escritores aragoneses y anavarros: he estudiado detenidamente las «relaciones de los mismos, y no he podido «sacar otra cosa que confusion y contrarieadad en las ideas.» (Tapia y Moron, en sus Historias de la Civilizacion de España). Asi, poco mas o menos, se explican todos. Repetimos que no es de extrañar esta perplejidad y embarazo al tratarse de un reino sobre cuyo principio bay entre los autores la discordancia nada menos que del año 746, en que le suponen unos, hasta el 905, en que le fijan otros, aparte de las fechas que otros señalan en el intermedio de estos 189 años. Tambien nosotros, como el escritor citado, hemos intentado penetrar en este laberinto, y procurado examinar los fundamentos en que apoyan sus diferentes opiniones los autores que mas de propósito han tratado este punto, tales como Morel, Blancas, Garivay, Morales, Sandoval, Yepes, Briz, Elizondo, Zurita, Risco, Mariana, Mondéjar, Traggia, Yanguas y otros de los que pasan por mas autorizados, sin que nos baya sido posible

recoger otro fruto que oscuridad y contradicciones; contradicciones tales, que no vemos medio de concertar ui avenir unos con otros. Y no se limita solo la divergencia en cuanto á la época en que pudo el reino de Navarra tener principio, sino tambien en cuanto á las cronologías de los antiguos reyes que cada cual supone. Pueden servir de muestra las siguientes:

SEGUN GARIVAY.

García I. Jimenez
García II. Iñiguez.
Fortuno I. Garcés.
Sancho I. Garcés.
Jimeno 1. Iñiguez.
Iñigo 1. Jimenez, Arista.
García III. Iñiguez.
Fortuño II. Garcés.
Sancho II. Garcés, etc.

SEGUN MORET.

García 1. Jimenez.
Iñigo I. Garcés, Arisla.
Fortuño I. Garcés.
Jimeno Iñiguez.
Iñigo 11. Jimenez.
García II. Jimenez.
Garcia III. Iñiguez.
Fortuño II. Garcés.
Sancho 11. Garces, etc.

SEGUN TRAGGIA.

Iñigo I. Arista.
García 1. Iñiguez.
Fortuño I. Garcés.
Sancho I. Garcés.
Garcia II. Jimenez.
Iñigo II. Garcés.

rey comenzó el reino de Navarra á adquirir extension, importancia y celebridad, y verémosle desde ahora ir creciendo y robusteciéndose hasta ser uno de los que contribuyeron mas á la grande obra de la restauracion española.

Cuéntase de este Sancho, que hallándose del otro lado del Pirineo en ocasion que los moros de Zaragoza hicieron una tentativa sobre Pamplona y estando los montes cubiertos de nieve, proveyó á sus soldados de abarcas de cuero para que pudiesen trepar mejor por aquellas nevadas sierras (de que le quedó el nombre de Sancho Abarca, á semejanza del que de su calzado tomó el emperador Caligula), y cayendo precipitadamente sobre los enemigos, los sorprendió causándoles una horrible matanza, de que se salvaron pocos; y que seguidamente y sin descanso atacó y tomó el castillo de Monjardin (de donde algunos historiadores le nombran tambien Sancho el de Monjardin), llevando luegó sus armas (908) por tierras musulmanas hasta la confluencia

García III. Iñiguez.
Fortuño II. Garcés.
Sancho II. Garcés.
Jimeno II. Garcés, etc.

SEGUN MASDEU.

García Sanchez Iñiguez, I.
Sancho Garcés, Abarca, II.

piro, en San Eulogio de Córdoba, que bizo un viage á Navarra á mediados del siglo IX., en los biógrafos de Carlo-Magno y Luis el Pio, en las historias francas y en las arábigas de aquel tiempo, que son para nosotros las fuentes mas auténticas. Parécemos hasta cierto punto digna de elogio la sinceridad con que un moderno historiador de las cosas de Navarra, el señor Yanguas, archivero de

García Sanchez, el Temblon, III. etc. aquel antiguo reino, exclama al ver el calor

Para bablar de los fundamentos en que cada cual apoya su genealogía, dando cada uno por apócrifos los documentos en que los otros fundan su sistema, necesitaríamos hacer una disertacion aun mas difusa que la de Traggia inserta en el tomo IV. de las Memorias de la Academia, la cual confesamos que á pesar de la asombrosa erudicion que el autor ha vertido en ella no ha podido satisfacernos, ni despejar para nosotros el confuso caos en que los expresados autores ban logrado envolver este punto, y hemos estado para exclamar al leerla: non nostrum est tantas componere lites. Por eso en nuestra historia nos hemos concretado à Consignar lo que acerca de este reino hemos hallado en el Continuador del Biclarense que escribia en 724, en el Pacense que acabó su crónica en 754, en Sebastian de Salamanca, en el de Albelda, en Vigila y Sam

con que se sostiene esta controversia: «Por
«que á la verdad (dice) ¿qué nos importa que
«los primeros reyes de Navarra se llama-
«sen Sanchos, Iñigos ó Aznares? ¿Qué sig-
«nifican esas eternas disputas queriendo atri-
«buirse cada uno la gloriosa casualidad de
«haber dado reyes á un pais que jamás qui-
aso ser dominado sino de sí mismo? ¿No
«tiene tambien algo de puerilidad la disputa
«entre aragoneses y navarros, sobre si el
«primer rey fué proclamado en Sobrarbe o
«en Amescoa? ¿Acaso entonces las montañas
«de Jaca y de Navaria dejaban de ser una
«misma nacion? No habia aragoneses ni na-
«varros, todos eran vascones, todos partici-
paban igualmente de las virtudes y de los
«vicios de los montañeses y de sus glorias,
«y los moros no les daban otro dictado que
«el de cristianos de los montes de Afranc.v
(Prólogo á la Historia del reino de Navar-
ra: 1832).

de los rios Ebro y Aragon, y casi sin soltar la espada de la mano pasó otra vez el Ebro, y corrióse hasta Nájera, Vecaria y Calahorra, donde le dejaremos, porque sus posteriores hechos se enlazan ya mas con los de los reinos de Leon y de Córdoba en época á que no alcanza todavía la narracion que nos hemos propuesto comprender en este capítulo.

Tambien en la Marca Hispana habian ocurrido novedades importantes. Habia Cárlos el Calvo dividido el condado de Barcelona separando la Septimania de la Gothalania ó Cataluña, cada una bajo el gobierno de un conde. Obtuvo despues de Udalrico el condado de Barcelona Wifredo llamado el de Arria, que le gobernó con una especie de independencia moral, y sucedióle al poco tiempo un godo-franco de la Septimania nombrado Salomon. Asesináronle los catalanes en 874, que deseando ya tener condes propios é independientes nombraron á uno que habia nacido en su pais, llamado Wifredo el Velloso, á quien muchos suponen hijo del otro Wifredo, emparentado con la estirpe real Carlovingia de Francia (874).

Fuese que Carlos el Calvo remitiera á Wifredo en compensacion de algun servicio el feudo en que hasta entonces habian estado los condes de Barcelona, ó que él conquistára su independencia con la punta de la espada y con la ayuda de los catalanes, es fuera de duda que con Wifredo el Velloso dió principio aquella série de condes soberanos é independientes de Barcelona, que habian de elevar á tan alto punto de grandeza aquel nuevo estado cristiano de la España oriental, uno de los mas importantes de la gran confederacion monárquica española. Supone la tradicion haberle concedido el emperador Cárlos por armas las cuatro barras coloradas en campo de oro, marcadas en su escudo con los cuatro dedos de la mano ensangrentada de la herida que recibió peleando en favor del emperador contra los normandos. Sea lo que quiera de estas contestadas tradiciones, es lo cierto que Wifredo, primer conde independiente de Barcelona, con la sola ayuda de los catalanes arrojó á los sarracenos de todo el antiguo condado de Ausona (Vich), de las faldas del Monserrat, y de una gran parte del campo de Tarragona; y que tan piadoso como guerrero, fundó en el valle alto del Ter los dos célebres monasterios de San Juan de las Abadesas y de Santa Maria de Ripoll.

A los catorce años de gobierno independiente murió Wifredo el Velloso, dejando el triple condado de Barcelona, Ausona y Gerona, á título ya de herencia, á su hijo Wifredo II. ó Borrell I., que con ambos nombres le designan los documentos (898): Wifredi, qui vocabulum fuit Borrello. Continuó Borrell la obra de su padre hasta 912, en que pereció en la flor de su edad, no dejando sino una hija llamada Rikildis, y pasando por lo tanto la herencia del condado, segun la costumbre de los francos por que se regian

los condes de Barcelona, y que no admitia la sucesion de las hembras, á su hermano Suniario ó Sunyer (1).

Hé aqui lo que hasta la época que nos propusimos recorrer en el presente capitulo habia acontecido en todos los ángulos de España.

(1) Bofarull, condes de Barcelona, tom. I. -Comienza a servirnos de guia en lo relativo á la cronologia y genealogía de estos condes la obra que con el título de Los Condes de Barcelona vindicados ha publicado el investigador laborioso y erudito don Próspero de Bofarull, archivero general de la antigua corona de Aragon, con cuya amistad nos honramos, y á cuya inteligencia y amabilidad debimos durante nuestra estancia en aquel archivo la satisfaccion de revisar multitud de preciosos documentos históricos, que sin su atinada direccion dificilmente hubiéramos podido examinar. La posicion del señor Bofarull, por tan largos años al frente de aquel riquísimo depósito de antigüedades, unido á su laboriosidad é inteligencia, le ha permitido hacer un bien inmenso á la historia de Cataluña

y de consiguiente de España, aclarando rectificando y fijando la cronología de aque llos condes soberanos, incierta, oscura ó equivocada hasta ahora, no solo en nuestras historias generales, sino tambien en las que pasaban por las principales fuentes históricas de aquel principado, tales como la Historia del Languedoc, la Marca Hispana del arzobispo Pedro de Marca, la coleccion de documentos de Ballucio, los manuscritos de Ripoll, las crónicas de Pujades, Diago, Feliú, etc. La gran copia de datos auténticos y originales con que el señor Bofarull ha enriquecido su obra le dan una autoridad indisputable, si bien no puede menos de adolecer de falta de amenidad, achaque natural y consiguiente á toda obra documental.

CAPITULO XIII.

FISONOMIA SOCIAL DE AMBOS PUEBLOS EN ESTE PERIODO.

(SIGLO IX.)

I. Extension material de los tres estados cristianos á la muerte de Alfonso III.-Observacion importante sobre las turbulencias que señalaron estos reinados; en Asturias, en Cataluña, y en los imperios árabe y franco-germano.-Extrañas relaciones entre unos y otros pueblos.-Examinase el móvil y principio que las dictaba.-Espíritu religioso del pueblo.-Conducta de los monarcas. Su política.-Respeto de los árabes à Alfonso. el Magno.-Nobleza de los árabes: perfidia y doblez de la raza berberisca.-Estado de las letras en esta época.-II. Qué leyes regian en cada uno de los estados.-Asturias: legislacion goda.-Condado de Barcelona: leyes góticas: leyes francas.-Navarra: fuero de Sobrarbe.-Qué era.-Diversos juicios sobre este código.-Opinion del autor.-Otras observaciones sobre el gobierno de los estados cristianos.-III. De la lengua que en este tiempo se hablaria en España.-Principio de la formacion de un nuevo idioma.— Qué elementos entraron en él.-Origen del castellano.-Idem del lemosin.

1. Cerca de otro siglo ha trascurrido desde Alfonso II. el Casto hasta Alfonso III. el Magno, desde Abderrahman II. hasta la proclamacion de Abderrahman III. y en este período la situacion material y moral de ambos pueblos ha sufrido modificaciones sensibles. La España cristiana ha crecido, el imperio musulman ha menguado: los confines de la una han avanzado, los límites del otro han retrocedido. Un hijo del rey de Asturias se atreve ya á establecer su córte en Leon; ya no se necesitan riscos que constituyan un valladar al pequeño reino de Asturias; basta ya el Duero, que corre por pais llano, para servir de frontera al que ha sido reino de Asturias y comienza á serlo de Leon. Aquel otro pais del Pirineo, la Vasconia Navarra, que tanto ha pugnado por recobrar su apetecida libertad, ha logrado sacudir la triple dependencia que alternativamente pesaba sobre ella ó la amenazaba, la de los francos, la de los árabes y la de los asturianos. Roncesvalles la ha libertado de la prime

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