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lencia traian. A las orillas de un limpio arroyuelo, que en el bosque hallaron, levantaron sus tiendas, y alli pasaron la noche en brazos de sus esposas. Al amanecer or denaron á la comitiva que se pusiera en marcha y se fuera delante. Luego que que daron solos con doña Elvira y doña Sol (que asi llama la leyenda á las hijas del Cid), les intimaron que iban á vengar en ellas los insultos recibidos de los compañeros de su padre cuando la aventura del leon, y desnudándolas de sus vestidos se prepara ron á azotarlas con las correas de sus espuelas. Expusiéronles las desgraciadas herma nas que preferian les cortasen las cabezas con las espadas Colada y Tizona que el Cid les habia dado. Inexorables estuvieron los bárbaros esposos: azotáron las con correas y espuelas, la sangre corrió de sus cuerpos, y cuando ya el dolor les embargo la voz y no podian gritar, las abandonaron á los buitres y á las ficras del bosque.

Lleno de cuidado esperaba Felez Muñoz á la ladera de una montaña, y cuando vió Ilegar los infantes sin sus esposas, sospechó alguna catástrofe y se volvió al monte, donde halló á sus desventuradas primas casi moribundas. Las llamó por sus nombres, abrieron ellas los ojos, doña Sol le pidió agua, que él le llevó en su sombrero; puso á las dos damas sobre su caballo, las cubrió con su capa, y tomando el caballo de la brida las condujo á la torre de doña Urraca. Cuando este desaguisado llegó á noticia del Cid, llevó la mano á la barba, y exclamó: «Por esta barba que nadie jamás tocó, los infantes de Carrion no se bolgarán de lo que han hecho: en cuanto á mis hijas yo sabró casarlas bien.» Llegaron sus hijas á Valencia, el padre las abrazó tiernamente y volvió á jurar que las casaría bien y que sabria

tomar venganza de los de Carrion. Envio, pues, á Muño Gustios á pedir justicia al rey Alfonso de Castilla contra los infantes. Alfonso convocó córtes en Toledo. Los de Carrion pidieron al rey les permitiera no asistir; pero el monarca los obligó á ello. Para intimidar al Cid se presentaron los infantes con gran comitiva y acompañados de García Ordoñez, el mortal enemigo de Ruy Diaz. Alfonso nombró árbitros á los dos condes Enrique y Ramon. El Cid presentó su querella, y reclamó sus dos espadas Colada y Tizona. Los árbitros aprobaron su demanda, y las dos espadas fueron devueltas al Cid. Despues reclamó las riquezas que babia dado á los infantes al partir de Valencia. Hubo algunas dificultades por parte de los de Carrion, pero al fin las restituyeron tambien. Por último, pidió vengar en combate la afrenta que habian hecho á sus bi jas. Realizóse el duelo, y los tres campeoncs del Cid, Pero Bermudez, Martin Antolinez y Muño Gustios vencieron á los dos infantes y á Asur Gonzalez, y las bijas del Cid se casaron con los infantes de Navarra y Aragon.

El autor de esta leyenda (que no se balla en historia alguna fidedigna) parece se propuso infamar la familia de los condes de Carrion, aborrecida acaso en Castilla, los Vani Gomez del poema. Ademas, el conde que hubo en Carrion desde 1088 hasta 1117, fué Pedro Ansurez, que no era de la familia de los Gomez, como puede verse en Sandoval, Sota, Moret, Llorente y otros. De la misma manera pudiéramos evidenciar de apocrifas otras muchas anécdotas del Cid, con que no queremos ya fatigar á nuestros lectores, y que puede ver el que guste en el Poema, en los dramas y en las colecciones de romances de Sanchez, de Duran y de Depping.

CAPITULO III.

FIN DE ALFONSO VI. DE CASTILLA:

SANCHO RAMIREZ Y PEDRO I. EN ARAGON: BERENGUER RAMON II. Y RAMON BERENGUER III. EN CATALUÑA.

De 1094 á 1109.

Casa Alfonso sus dos hijas Urraca y Teresa con dos condes franceses.-Dales en dote los condados de Galicia y Portugal.-Muerte de la reina Constanza, y matrimonios sucesivos de Alfonso.-La mora Zaida abraza el cristianismo, y se hace reina de Castilla con el nombre de Isabel.-Continuan las guerras de Alfonso con los Almoravides.-Muere Yussuf y su hijo Alí es proclamado emperador de Marruecos y emir de España.-Funesta batalla de Uclés: derrota del ejército castellano, y muerte del principe Sancho, único bijo varon de Alfonso.-Sentidos lamentos de este.-Enferma y muere Alfonso VI. de Castilla.-Su elogio.-Sobre las diferentes esposas de este monarca.-Aragon. -Campañas de Sancho Ramirez.-Muere herido de flecha en el sitio de Huesca.-Proclamacion de su hijo don Pedro.-Prosigue el sitio de Huesca.-Muerte de don Pedro, y sucesion de su hermano don Alfonso.-Cataluña.-Hechos de Berenguer II. cl Fratricida. Sus guerras con el Cid.-Importante conquista de Tarragona.-Acusacion y reto por el fratricidio: su resultado.-Auséntase Berenguer de Cataluña.-Entra á regir el condado Ramon Berenguer III. el Grande.

No habia hecho poco Alfonso de Castilla en irse reponiendo del desastre de Zalaca, hasta el punto de triunfar al poco tiempo de los Almoravides en Aledo, y de poder en 1093 hacer una gloriosa expedicion por Estremadura y Portugal, apoderándose sucesivamente de Santaren, Lisboa y Cintra (1). Tanto en Aledo como en la campaña del Algarbe habian hecho importantes

(1) bron. Lusit. ad ann. 1093.-Id. Conimbric. p. 330.

servicios al monarca castellano aquellos condes franceses que dijimos ha❤ bian venido á España con el deseo de tomar parte en la solemne lucha que en nuestra Península se sostenia con tanto heroismo en favor de la cristiandad. Habíanle merecido particular predileccion dos caballeros de la ilustre casa de Borgoña, Ramon y Enrique, primo hermanos, y parientes de la reina de Castilla, Constanza, segunda muger de Alfonso VI. (1). De tal modo ganaron estos condes el afecto y privanza del rey, que en 1092 les dió en matrimonio sus dos hijas Urraca y Teresa. Obtuvo el conde Ramon la mano de Urraca, hija legitima de Alfonso, habida de su matrimonio con Constanza. Fuéle dada á Enrique la otra hija de Alfonso llamada Teresa, nacida de la union declarada ilegítima del rey con Jimena Nuñez. A Urraca y Raimun do les dió el condado de Galicia, á Teresa y Enrique el del territorio que de los moros habia ganado en la Lusitania. Principio fué este de grandes suce. sos, origen del nuevo reino que habia de erigirse en Portugal, y fundamento que habia de servir para que dos estrangeros fuesen tronco y raiz de dog dinastías reales en España, como lo habremos pronto de ver. De esta manera tomaron los franceses en Castilla en el reinado de Alfonso VI. igual influjo y preponderancia en lo politico y en lo militar al que anunciamos habian tomado en lo eclesiástico y lo religioso los prelados y monges de aquella nacion de que aquel monarca llenó las iglesias españolas.

Las invasiones de los Almoravides en el Algarbe y la conquista de Badajoz con la muerte del último emir Omar ben Alaftas que en otro lugar deja. mos indicada, hicieron que Alfonso volviera á perder una parte de aquellas adquisiciones, abrieron sus puertas á los africanos Evora, Silves, la misma Lisboa y otras importantes poblaciones de Occidente. Mas distraidas despues las fuerzas musulmanas á la parte de Valencia por el Cid Campeador, y habiendo los dos condes franceses sostenido algunos encuentros y combates con las tropas muslimicas que en Portugal y en sus fronteras habian quedado, hallamos en 197 á Enrique de Borgoña dominando el territorio comprendido entre el Miño y el Tajo, y á Raimundo en posesion de lo que hoy abraza la moderna Galicia, despues de haber ayudado á Alfonso á repoblar las ciudades de Castilla, Avila, Salamanca, Almazan y Segovia (2).

Habiendo fallecido en 1093 la reina Constanza, el monarca castellano contrajo nuevas nupcias con Bertha, repudiada de Enrique IV de Germania,

(1) La reina Constanza era bija de Roberto, duque de Borgoña, y viuda del conde Chalons. Ramon ó Raimundo era hijo de Guillermo de Borgoña, y Enrique lo era de

otro Enrique, bermano de aquel, y todos descendientes de Roberto, hermano del rey Enrique II. de Francia.

(2) Sandov. Cinco. Reyes, Alfonso VI.

que á los dos años dejó otra vez vacante con la muerte el tálamo de Alfonso. Una princesa mora fué entonces llamada á compartir con el rey de Castilla el lecho y el trono. Era la bella Zaida, la hija del rey árabe Ebn Abed de Sevilla, que en los tiempos en que su padre habia hecho alianza con el monarca cristiano la habia entregado á éste como prenda de amistad y á título de esposa futura, juntamente con los pueblos de Vilches, de Alarcos, de Mora, de Consuegra, de Ocaña y otros del reino de Toledo, en calidad de dote. Muy jóven en aquel tiempo la hermosa Zaida, habia continuado en poder de Alfonso, segun unos como consorte, segun otros en concepto mas equívoco y menos honroso. Ni lo uno ni lo otro creemos fundado. Ni las crónicas insinúan que Alfonso quebrantára la ley de los cristianos que prohibe la bigamia, ni hay documento que indique que tuviera con la bella musulmana relaciones de naturaleza de producir escándalo.. Pero Alfonso amaba tiernamente á la jóven mora, y el corazon de la hija de Ebn Abed se habia prendado de la grandeza y generosidad del monarca castellano. Ambos deseaban unirse con legítimos lazos, pero la diferencia de religion establecia entre ellos un abismo, Acaso el afecto y la conviccion obraron de concierto en el corazon de Zaida, y Zaida renunció á la fé de sus padres y abrazó la religion de Alfonso; hízose cristiana, y tomó en el bautismo el nombre de Maria Isabel (con el segundo la nombraba siempre Alfonso y es conocida en los documentos). Entonces el rey, libre de todo compromiso por las muertes sucesivas de Constanza y de Bertha, realizó solemnemente su deseado enlace con Isabel Zaida (1095), de la cual tuvo al año siguiente el ansiado placer de ver nacer un principe, fruto de su amor y heredero de su trono, puesto que Sancho, que asi se llamó el hijo de Zaida, era el único varon que Alfonso habia logrado tener en sus diferentes consorcios (1).

Pasáronse los años siguientes atendiendo Alfonso á las cosas de su reino, y acudiendo, ya á la parte de Extremadura, ya á la de Aragon ó Andalucía, segun que la necesidad y sus relaciones con los reyes musulmanes y cristianos lo reclamaban, sin que otros sucesos importantes ocurrieran en Castilla que los que en anteriores capítulos dejamos referidos. Asi las cosas, volvió Yussuf el emperador de Marruecos por cuarta vez á España, trayendo en su compañía sus dos hijos Abu Tahir Temin y Ali Abul Hassan. Aunque el me

(1) Isabel comienza á aparecer como rei na en las cartas y privilegios del rey Alfonso desde 1095, y apenas hay año que no le hallemos inscrito en algun documento hasta el 1107, en que murió; como puede verse en el libro becerro de la iglesia de Astorga. En

un privilegio de 23 de enero de 1103 da el rey don Alfonso á su esposa Isabel los epítetos de dilectissima, amatissima: y en otro se lee: Elisabeth Regina divina. Sola, cit. por Romey.

nor este último, tenia mas talento y mas valor que su hermano, y era el predilecto de su padre. Con ellos recorrió las provincias, y hablando de la disposicion y naturaleza del pais comparaba su conjunto á un águila, y decia que la cabeza era Toledo, Calatrava el pico, el pecho Jaen, las uñas Granada, el ala derecha la Algarbia, y la Axarkia el ala izquierda (1). Terminada su visita, convocó los jeques y principales caudillos Almoravides, y concertó con ellos declarar futuro sucesor de todos sus estados de Africa y España á su hijo Ali, cuya carta y pacto de sucesion comenzaba en los siguientes términos: «Alabanza á Dios que usa de misericordia con los que le sirven en las herencias y sucesiones; que hizo á los reyes cabezas de los estados para la paz y concordia de los pueblos... etc. Estendida y leida la carta, prestado por Alí el juramento de gobernar el imperio en conformidad á las condiciones que su padre le imponia, y por los jeques y vazzires el de aceptar gustosos y contentos la sucesion, firmóse el acta en Córdoba en setiembre de 1103. Entre las condiciones que Yussuf impuso á su hijo relativamente al gobierno de España se hallaban las de que habria de encomendar las magistraturas y gobiernos superiores militares á los morabitas de Lam→ tuna: que la guerra contra los cristianos y la guarda de las fronteras la hiciese con los musulmanes andaluces como mas prácticos y entendidos en la manera de pelear que convenia para España: que mantuviera constantemente en la Península un ejército bien pagado de 17,000 ginetes Almoravides, distribuidos de esta manera; 7,000 en Sevilla, 1,000 en Córdoba, 3,000 en Granada, 4,000 en el Este y 2,000 en el Oeste; que honrára siempre á los musulmanes andaluces y evitára toda colision con los de Zaragoza que eran el baluarte del Islam.

Dadas estas disposiciones, partió Yussuf otra vez para Ceuta, donde retirado de los negocios comenzó al poco tiempo á enfermar, ó mas bien á sentir la debilidad de la vejez, pues contaba ya cerca de cien años. Lleváronle á Marruecos; pero de cada dia, dice el autor árabe, era mayor su debilidad, tanto que sus fuerzas del todo desaparecieron, y asi murió (Dios haya misericordia de él) á la salida de la luna de Muharran entrado el año 500 (1107), habiendo vivido cien años y reinado cerca de cuarenta, Llamáronle el excelente, la estrella de la religion, el defensor de la ley de Dios, y dábanle otros pomposos nombres. Su imperio llegó á ser el mas vasto que se habia conocido, y fué el que hizo predominar en España la raza africana sobre la raza árabe. Su hijo Ali Abul Hassan, que habia ido á recoger sus últimos

(1) Conde. part. III. c. 23.

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