España laureada: compilacion de lo mas selecto que en elogio de nuestra patria han escrito doctísimos varones así nacionales como estranjeros, Volumen1

Portada
Wenceslao Ayguals de Izco
Ayguals de Izco hermanos, 1854 - 783 páginas

Dentro del libro

Otras ediciones - Ver todas

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 568 - Este llano fue plaza; allí fue templo; de todo apenas quedan las señales. Del gimnasio y las termas regaladas leves vuelan cenizas desdichadas. Las torres que desprecio al aire fueron a su gran pesadumbre se rindieron.
Página 509 - Arauco se comenzó a rebelar. | o las damas, amor, no gentilezas De caballeros canto enamorados; Ni las muestras, regalos y ternezas De amorosos afectos y cuidados: Mas el valor, los hechos, las proezas De aquellos españoles esforzados-, Que a la cerviz de Arauco, no domada, Pusieron duro yugo por la espada.
Página 546 - Cuando en aqueste valle al fresco viento Andábamos cogiendo tiernas flores, Que había de ver con largo apartamiento Venir el triste y solitario día, Que diese amargo fin á mis amores?
Página 568 - ¿Cómo en el cerco vago de su desierta arena el gran pueblo no suena? ¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte? Todo despareció: cambió la suerte voces alegres en silencio mudo; mas aun el tiempo da en estos despojos espectáculos fieros a los ojos, y miran tan confusos lo presente que voces de dolor el alma siente.
Página 546 - Como al partir del sol la sombra crece, Y en cayendo su rayo se levanta La negra escuridad que el mundo cubre...
Página 546 - Corrientes aguas, puras, cristalinas; Árboles que os estáis mirando en ellas, Verde prado de fresca sombra lleno, Aves que aquí sembráis vuestras querellas, Hiedra que por los árboles caminas, Torciendo el paso por su verde seno; Yo me vi tan ajeno Del grave mal que siento, Que de puro contento Con vuestra soledad me recreaba, Donde con dulce sueño reposaba, O con el pensamiento discurría Por donde no hallaba Sino memorias llenas de alegría...
Página 547 - Ella en mi corazón metió la mano, y de allí me llevó mi dulce prenda, que aquel era su nido y su morada. ¡Ay muerte arrebatada! Por ti me estoy quejando al cielo, y enojando con importuno llanto al mundo todo. Tan desigual dolor no sufre modo. No me podrán quitar el dolorido sentir, si ya del todo primero no me quitan el sentido.
Página 552 - Allí, a mi vida junto, En luz resplandeciente convertido, Veré distinto y junto Lo que es y lo que ha sido, Y su principio propio y escondido.
Página 550 - El fresno por la selva en hermosura sabemos ya que sobre todos vaya, y en aspereza y monte de espesura se aventaja la verde y alta haya; mas el que la beldad de tu figura dondequiera mirado.
Página 547 - Lucina, y aquella voz divina, con cuyo son y acentos a los airados vientos pudieras amansar, que agora es muda, me parece que oigo que a la cruda, inexorable diosa demandabas en aquel paso ayuda. Y tú, rústica diosa, ¿dónde estabas? ¿Ibate tanto en perseguir las fieras? ¿Ibate tanto en un pastor dormido?

Información bibliográfica