La OdiseaUniversidad nacional de México, 1921 - 452 páginas |
Otras ediciones - Ver todas
Términos y frases comunes
aedo Agamenón ahora aladas palabras Alcínoo amigos anciano ánimo Antínoo aparejos aqueos arco argivos Atrida bajel beber bronce bueyes cabeza Calipso Cíclope Circe ciudad construída Contestóle corazón Cronida deidad deidades dejó dijo Díjole discreta Penélope divino Duliquio Egisto embarcación entonces eres esclavas esposa Eumeo Euriclea Eurímaco Eurínome feacios fuése habló halla Hefestos Helios heraldo hermosas hermoso héroe hija de Zeus hubo huésped Ilión ingenioso Odiseo inmortales isla Itaca labrado Laertes lágrimas lanza Laodamante lecho linaje llegado lleva llorar madre mandó manos manto mató Melantio Menelao mente morada de Hades mortales muerte mujer Néstor Ojalá olas ovejas paciente divinal Odiseo padecer padre Zeus palacio Palas Atenea patria tierra pecho pies Pisístrato ponto porquerizo Poseidón Pretendientes pronto prudente Telémaco puercos puso remos Respondióle el ingenioso Respondióle el prudente sala sentado sueño suerte Tiresias torno Troya túnica umbral Uranos varón velera nave viento volver Zeus
Pasajes populares
Página 18 - Oh dioses De qué modo culpan los mortales a los númenes! Dicen que las cosas malas les vienen de nosotros, y son ellos quienes se atraen con sus locuras infortunios no decretados por el destino".
Página 225 - ... emblanquecían el agua, agitándola con los remos de pulimentado abeto. Tomé al instante un gran pan de cera y lo partí, con el agudo bronce en pedacitos, que me puse luego a apretar con mis robustas manos. Pronto se calentó la cera, porque hubo de ceder a la gran fuerza ya los rayos del soberano Sol Hiperiónida, y fui tapando con ella los oídos de todos los compañeros. Atáronme éstos en la nave, de pies y manos, derecho y arrimado a la parte inferior del mástil; ligaron las sogas al...
Página 423 - En torno suyo labré las paredes de mi cámara, empleando multitud de piedras; la cubrí con excelente techo y la cerré con puertas sólidas, firmemente ajustadas. Después corté el ramaje de aquel olivo de alargadas hojas; pulí con el bronce su tronco desde la raíz, haciéndolo diestra y hábilmente; lo enderecé por medio de un nivel para convertirlo en pie de la cama, y lo taladré todo con un barreno. Comenzando por este pie, fui haciendo y pulimentando la cama hasta terminarla, la adorné...
Página 128 - A derecha e izquierda corrían sendos muros de bronce desde el umbral al fondo; en lo alto de ellos extendíase una cornisa de lapislázuli; puertas de oro cerraban por dentro la casa sólidamente construida; las dos jambas eran de plata y arrancaban del broncíneo umbral; apoyábase en ellas argénteo dintel, y el anillo de la puerta era de oro.
Página 395 - Vuelve a casa, ocúpate en las labores del telar y la rueca, y ordena a las esclavas que se apliquen al trabajo; y de la guerra nos cuidaremos cuantos varones nacimos en Ilión, y yo el primero.
Página 17 - Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria.
Página 129 - L& pera envejece sobre la pera, la manzana sobre la manzana, la uva sobre la uva y el higo sobre el higo. Allí han plantado una viña muy fructífera y parte de sus uvas se secan al sol en un lugar abrigado y llano, a otras las vendimian, a otras las pisan, y están delante las verdes, que dejan caer la flor, y las que empiezan a negrear. Allí, en el fondo del huerto, crecían liños de legumbres de toda clase, siempre lozanas.
Página 167 - Acerquéme a ella y corté una estaca como de una braza, que di a los compañeros mandándoles que la puliesen. No bien la dejaron lisa, agucé uno de sus cabos, la endurecí, pasándola por el ardiente fuego, y la oculté cuidadosamente debajo del abundante estiércol esparcido por la gruta. Ordené entonces que se eligieran por suerte los que, uniéndose conmigo deberían atreverse a levantar la estaca y clavarla en el ojo del Cíclope cuando el dulce sueño le rindiese. Cayóles la suerte a los...
Página 170 - Los cíclopes. —¿Por qué tan enojado, ¡oh Polifemo!, gritas de semejante modo en la divina noche, despertándonos a todos? ¿Acaso algún hombre se lleva tus ovejas mal de tu grado? ¿O, por ventura, te matan con engaño o con fuerza? »Respondióles desde la cueva el robusto Polifemo: »Polifemo. — ¡Oh amigos! 'Nadie' me mata con engaño, no con fuerza.
Página 169 - Mas cuando la estaca de olivo, con ser verde, estaba a punto de arder y relumbraba intensamente, fui y la saqué del fuego; rodeáronme mis compañeros, y una deidad nos infundió gran audacia. Ellos, tomando la estaca de olivo, hincáronla por la aguzada punta en el ojo del Cíclope; y yo, alzándome, hacíala girar por arriba. De la suerte que cuando un hombre taladra con el barreno el mástil de un...