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Continuó el ejército su expedicion, y entró sin resistencia en las ciudades de Wêsca, Turiazona, Calagurra, Ilerda, Taracona, hasta los montes de Afranc al mismo tiempo que Taric desde los montes descendió por el Ebro à Tortuja, à Murbiter, à Valencia, Jativa y Denia, que todas se sujetaron á las condiciones del Islam, quedando los moradores, bajo la fe y amparo de los muslimes, dueños pacificos de sus bienes. El ejército de Muza ben Noseir puso en obediencia del Islam las ciudades de Barciluna, Gerunda y Empuria, y otras de los montes orientales. Cuenta Novairi que pasó á tierra de Afranc, y ocupó Medina Narbona; y halló alli siete idolos de plata á caballo, que estaban en un templo. Luego se tornó á España, y caminó al Guf ó norte de ella hácia Galicia por Asturica, y entró en Lugidania 1, y en todas partes sacó muchas riquezas, que no partia con nadie. Taric en su conquista seguia otra via y otra conducta: los despojos y contribuciones repartia con los muslimes, sacando el quinto que reservaba para el califa con mucha justicia; y no comunicaba á Muza sus empresas, sino escribia al califa, y censuraba la codicia y exaccion del Wali, que era insaciable. Por su parte Muza vituperaba los procedimientos de Taric, y se quejaba al califa de cuanto perjudicaba á la union de los muslimes y al ejemplo de subordinacion y buena disciplina la conducta absoluta y la prodigalidad de Taric. De estas quejas infirió el califa Walid ben Abdelmelic que convenia poner aquella conquista en otras manos, y llamar á Siria á estos dos caudillos.

CAPITULO XVII.

De la partida de Muza y Taric de España para Damasco.

Escribió el califa sus cartas à Muza y Taric ben Zeyad para que sin dilacion partiesen á Damasco, ordenando á Muza que dejase en el gobierno de España y de Africa personas de confianza. Pesó mucho á Muza de esta determinacion; pero esperando todavia que lograria volver á esta conquista, se dispuso para la partida. Mandó que su hijo Abdelaziz quedase por amir ó gobernador de España durante su ausencia : encomendó las tropas de frontera al caudillo Naaman ben Abdala, y con una buena compañia de caballos tornó por Toledo á Córdoba Ꭹ Sevilla, recogiendo al paso los tesoros que tenia allegados: dejó en Sevilla á su hijo Abdelaziz; y para que le ayudase con su prudencia y valor dejó allí en su compañía á su sobrino Ayûb, hijo de su hermana, caudillo muy estimado de todos los muslimes; y á Isà ben Abdala el Towail de Medina, su intendente de presas y despojos. Asimismo ordenó Muza que partiesen con él á Siria cuatrocientos varones de las familias regias godas que tenia en rehenes, que llevaban sobre sus cabezas diademas de oro, y cintos tambien de oro ceñidos. Partió el Wali Muza ben Noscir de España con muchas riquezas que sacó

1 Asi depravaron el nombre de Lusitania, que fueron despues olvidando.

de ella, y aportó en Africa con mucha felicidad. Era en este tiempo almirante del mar para las comunicaciones y paso de España á Africa Muhamad ben Umên ben Thabita, y fué el que pasó las tropas de Taric y Muza para la conquista, segun cuenta de él Abu Said, autor de la Historia de Egipto; y el año 102 todavía estaba sobre el mar de Tunez, segun Abdala ben Abdelhakem en su historia. Allí mandó que su hijo Abdelola quedase por gobernador de Tanja y de Almagreb, y en Cairvan otro hijo suyo que se llamaba Meruân, y con las riquezas de estas regiones de occidente entró en Siria el año 95 de la Hegira (713). El caudillo Taric, que habia recibido la misma órden del califa para pasar á Damasco, partió poco antes que Muza, y su hueste quedó encargada á Habib ben Abi Obeida para que hiciese la conquista de Galicia y Lusitania. Cuando Taric llegó á Damasco no estaba allí el califa, y pasó á Dair Marûn, en donde à la sazon se hallaba. Walid le recibió con mucha honra, y holgó mucho de ver al célebre conquistador de España, y le aseguró que estaba bien persuadido de su buena conducta; pero que habia sido forzoso que viniese para saber de su boca la verdad de sucesos tan importantes, y por evitar otros inconvenientes que podian resultar quedando en Africa ó en España, en donde eran tan poderosos los hijos de Muza, que cierto no era su amigo : dió cuenta Taric de sus hechos todos, y concluyó diciendo: Señor, los muslimes honrados de tus hucstes, que me han conocido en Africa y en España, pueden decirte cuál he sido en todas ocasiones, y aun nuestros enemigos los cristianos dirán si he sido cobarde, si cruel, si avaro. Quedó Walid muy pagado de las razones de Taric, y le respondió que todo lo sabia, y estaba muy satisfecho de sus buenos servicios.

Entre tanto Abdelaziz, que estaba en Sevilla, donde habia puesto la corte y aduana' de los árabes, por estar mas cercana á las comunicaciones de Africa, tenia en su compañía una muger goda que habia sido muger del rey de España Ruderic; era muy hermosa, se llamaba Ayela, y Abdelaziz la amaba, y la persuadió á que fuese su muger : celebraron sus bodas con grandes fiestas en Sevilla, y fué su nombre Omalisam. Luego partió Abdelaziz para seguir la conquista, y dió sus órdenes á Habib ben Abi Obeida ben Ocba ben Nafe, para que por su parte las adelantase tambien.

Cuando Muza se acercaba á Siria con los despojos y riquezas de España y de Africa, adoleció Walid de grave enfermedad; entonces el hermano de Walid, Suleiman ben Abdelmelic, escribió á Muza desde Ramla, donde estaba, que se detuviese en el camino y no se presentase hasta que su entrada fuese ya en sus dias, pues su hermano no podia naturalmente convalecer de su grave dolencia. Muza no lo hizo así, y llegó antes de la muerte del califa ordenó Walid que ambos caudillos

↑ Aduana entre los árabes es la casa del senado, ó del consejo, donde se congregan los mexewares ó consejeros: asimismo daban nuestros árabes este nombre à la casa donde se llevaba la cuenta y razon de las rentas públicas, y donde se depositaban : entre turcos todavía se llama divan el consejo.

* Esto es, la de los preciosos collares.

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se presentasen á un tiempo, y así lo hicieron; y al ofrecer Muza los tesoros y preciosidades que traía para el califa, le dió la preciosa mesa verde orlada de jacintos, y le dijo: Yo la halle, señor; y dijo Taric: No sino yo la hallé, o amir de los fieles replicó Muza que no era verdad lo que decia; y Taric dijo: Veamos si la mesa está falta de alguna pieza, y preguntese al que la trae dónde está; y el que suplirá lo que falta, esc en verdad la halló. Vió el califa y los presentes la mesa, y en lugar del pié que le faltaba habia Muza puesto uno de oro; y dijo Taric al califa: Pregúntale si asi la halló, si estaba con ese pié: preguntósclo Walid, y Muza respondió: Así la hallé. Entonces Taric sacó el pić propio de la mesa y lo puso en su lugar, que convenia con la labor de los otros, y se maravilló el califa, y se vió clara la impostura de Muza. Pocos dias despues falleció el califa Walid de su dolencia, y sucedió en el imperio su hermano Suleiman. Cuenta Aly ben Abderahman ben Hudeil de Granada, que preguntó el califa Suleiman ben Abdelmelic á Muza ben Noseir cuando se le presentó de vuelta de España: ¿Has hallado pueblos muy valientes en tus conquistas? Señor, respondió, muchos mas de los que yo acertaré á describirte. Pues dime de los cristianos; y dijo: Son leones en sus castillos, águilas en sus caballos, y mugeres en sus escuadrones de á pié; pero si ven la ocasion la saben aprovechar, y cuando quedan vencidos son cabras en escapar á los montes, que no ven la tierra que pisan. Y dime de los berberies; y dijo: Son gente muy semejante á los árabes en acometer, pelear y ayudarse, y en el sufrimiento y en la fisonomia y hospitalidad; pero los mas pérfidos hombres del mundo, no cumplen palabra ni guardan pacto ni fe alguna. ¿Y de los de Afranc qué me dices? Son gente infinita, prontos y animosos en el acometer y pelear; pero medrosos y timidos en la fuga. ¿Y cómo te ha ido con estas gentes? ¿les has superado, ó te han vencido? Eso no por Alá, ni una bandera me huyó jamas; y los muslime, mios no han dudado acometerles aunque fuesemos cuarenta contra ochenta : y se complació Suleiman de sus razones. Ofendido este de la conducta de Muza, lo mandó encarcelar, y lo espuso al sol, y lo fustigó, y lo multó en cien mil mitcales, otros dicen doscientos mil pesantes.

CAPITULO XVIII.

Del imperio del califa Suleiman.

Fué jurado califa ó sucesor del imperio Suleiman, el mismo dia que falleció su hermano Walid: su madre fué Abesa, hija de Alabâs: se apellido Abu Ayûb: fué su proclamacion á mediada luna de Giumada postrera, año 96 (714). Su sobrino Cotciba, hijo de Muslema, se intentó rebelar en Corasan; pero los fieles muslimes le resistieron y le quitaron la vida. Puso Suleiman por Wali de aquellas conquistas á Jezid ben Mahlabi ben Abi Sofra, que adelantó las conquistas al Taberistan y Giorgian, y puso aquellas regiones en tributo y obediencia.

Su hermano Muslema llegó contra los griegos hasta Costantinia, su capital. Habia fallecido el gobernador de Egipto Corraho, y envió en su lugar Suleiman á Asama, que fué muy cruel exactor, y obligaba á los moradores de sus provincias á llevar consigo manxur ó cédula de paso, y para obtenerla pagaba cada uno diez dinares, y el que era hallado sin manxur, albara ó cédula de libre paso, tenia pena de ser marcado con fuego, y así nadie osaba estar sin su manxur hasta que quiso Dios que acabó este cruel amir. Reparó ó mas bien hizo construir este Asama la medida de las crecientes del Nilo, porque la que habia antigua en Hulwan se habia arruinado, y con licencia de Suleiman se construyó la que hay en la isla entre el rio de Fostat 1 y el rio de Giza, obra maravillosa que se acabó el año 97 (715).

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En España adelantó Abdelaziz la conquista hasta los extremos de Lusitania à la costa del gran mar Océano, y sus caudillos corrieron toda la tierra Alguf', y Pamplona, y montes Albaskenses; y allegaron muchas preciosidades. Ordenó Abdelaziz enviar las rentas de estos pueblos de España á Siria, y noticia del estado de las conquistas: nombró para esto á Muhamad ben Habib ben Abi Obcida el Moaferi, Assama ben Melic el Chulani, y á Ismail ben Abi Abdala de Beni Mahrùm, con otros principales caudillos, en todos diez varones: solian juntarse las rentas de las provincias de España con las de Africa, y en una sola caja debia todo recaudarse por los mechtisebes ó contadores y recibidores de cada provincia. Allegóse en esta conducta de España inmensa suma, que llevaron á Siria estos diez diputados, y entraron en Damasco el año 97 (715). Fueron muy bien recibidos del califa, y mandó volver á España á ocho de ellos, otros dicen cinco de ellos Assama, Ismail, Habib y Naaman, con órden secreta del califa para que luego que llegasen á Africa depusiesen de sus gobiernos á los hijos de Muza ben Noseir, que estaban en Cairvan y en Tanja: ordenándoles que despues de privados del mando, les quitasen la vida. Lo mismo previno en sus cartas á los cinco principales caudillos de las tropas de España: receloso del poder de la familia de Muza, que consideraba ofendida, no quiso dejar ninguno de ella. Extraño premio dió la suerte á los distinguidos servicios de esta noble gente.

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CAPITULO XIX.

De la muerte de Abdelaziz y gobierno de Ayub.

El primero que abrió y leyó estas crueles órdenes en España fué el fiel amigo de Muza ben Noseir, y compañero de Abdelaziz su hijo, el caudillo Habib ben Obeida el Fehri, y lo mismo se prevenia al caudillo

1 Fostat, esto es pabellon ó tienda de campaña : se dió este nombre à un sitio de la antigua Menfis, donde estuvo acampado Amru ben Álàs, el conquistador de Egipto : luego fué parte del Gran Cairo, segun Edris y Elmacin.

Alguf ó Algufia es la parte norte, Alquibla la de mediodia, Axarkia la de oriente, y Algarbe ó Algarbia la de poniente.

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Zeyad ben Nabaà, que era tambien amigo de ambos quedaron suspensos, y las cartas con el temblor les cayeron de las manos, y dijo Habib Es posible que tanto puede la envidia y enemistad de los contrarios de Muza, que hacen olvidar tan gloriosos servicios, tan felices empresas! Pero Dios es justo, y nos manda obedecer á nuestros soberanos. Estaba entonces Abdelaziz en una alquería cerca de Sevilla, que se llamaba Kenisa Rebina, donde habia mandado edificar una mezquita, y en ella se congregaba el pueblo á la oracion. En esta alquería pasaba el tiempo con su familia el Wali Abdelaziz. Recelosos los encargados de cumplir las órdenes del califa, temiendo que las tropas se alborotarian, y defenderian á Abdelaziz, que era muy amado de ellas, para evitar que resultase inquietud ni division entre los muslimes, acordaron de calumniarlo de mal muslim, y que por influjo de la muger goda Ayela favorecia mucho á los cristianos, y aun el vulgo añadió, que su muger queria hacerlo rey, y que le ceñia diadema, y que los cristianos confiaban en que por su medio se alzarian con la tierra. Esparcidas estas hablillas entre la gente menuda, y en el vulgo de los muslimes, ya todo fué fácil; se hicieron públicas las órdenes del califa, y á todos pareció muy justa providencia, y todos querian tener el mérito de la ejecucion. Con todo eso querian algunos oponerse á esta resolucion, y fué necesaria toda la firmeza y valor del caudillo Zeyad ben Nabigat el Temimi para contener à las tropas mas afectas á Abdelaziz, que intentaban á todo riesgo defenderlo. Era la hora de la oracion del alba, y estaba Abdelaziz en ella cuando entraron en confuso tropel en su estancia, y lo asesinaron à porfía: cortaron su cabeza, y el cuerpo fué sepultado en el patio de su casa. Hubo algun movimiento y disgusto entre sus guardias y algunos de sus parciales; pero la voz general y la órden del califa sosegó á todos. Fué la muerte de Abdelaziz en fin del año 971 de la Hegira (715); y quedó España sin amir ó gobernador nombrado por el califa cerca de un año. Salieron los comisionados para llevar la cabeza de Abdelaziz al califa, y partió con ellos Habib ben Obeida el Fehri. Envió en esta misma ocasion Tadmir sus mandaderos al califa, suplicándole que confirmase los tratados de paz y proteccion que tenia concertados con los muslimes, y el califa los mandó guardar, y le alivió los impuestos que antes pagaba; asi tornaron muy contentos á España. Los audillos y muslimes principales tuvieron su consejo, y de comun acuerdo eligieron por Wali ó gobernador interino al caudillo Ayub, primo hermano del desgraciado Abdelaziz, por su autoridad y general concepto que le daba siempre el primer lugar entre todos los muslimes de España. Mudó Ayub la aduana y corte de los árabes de Sevilla á Córdoba, por estar mas en lo interior para atender al gobierno de las demas provincias de España. Ordenadas las cosas de Andalucía, partió con su hueste á visitar la España oriental, y visitó de paso la ciudad de Toledo, y se detuvo en ella oyendo quejas y descargos de los pueblos y de los gobernadores. Pasó los montes y entró en Zara

1 Hay algun escritor que dice que fué muerto el año 28.

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