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Habia hecho levantar para su habitacion en aquella villa el edificio que es todavía propiedad de sus descendientes y que lleva el nombre de su palacio. Está construido á la orilla de la poblacion, en la falda de la colina en que esta está situada, dominando una vista muy extensa sobre el valle hácia el Sur, la que al Norte y Oriente se termina con la magestuosa cordillera que separa el valle de Cuernavaca del de Mégico, en cuya cumbre se halla la cruz del Marques, para designar que desde allí empiezan las tierras de Cortés. Esta pintoresca situacion, la disposicion del palacio reducido hoy á escombros y ocupado por la cárcel y el cuartel, y la hermosa iglesia de San Francisco que es ahora la parroquia, construida por Cortés y enriquecida de alhajas y vasos sagrados por su esposa, manifiestan el buen gusto y la piedad del Marques y de la Marquesa, que por ser los primeros y únicos de este título entonces en la Nueva-España así se llamaban y firmaban, como lo hacen en España hasta hoy los marqueses de Villena, por ser los mas antiguos de la monarquía.

En este agradable retiro se ocupaba Cortés de introducir en sus estados todos aquellos ramos de cultivo que hoy forman la riqueza de la tierra caliente, de propagar los ganados, y no menos del trabajo de las minas, pero el punto que de preferencia atraia su atencion eran los viages y descubrimientos en la mar del Sur. Como si la conquista de la Nueva-España no hubiese sido mas que un paso que debia facilitar este grande objeto, su ardiente imaginacion no se con

tentaba con otra cosa que con el descubrimiento y conquista de las islas de la Especería, y con someter á la corona de Castilla el grande imperio de la China. Unus non sufficit orbis (1): „,no le basta un solo mundo" se dijo de Alejandro: este lema adoptaron los Jesuitas, cuando en la inmensidad de sus empresas religiosas, habian abrazado todo el orbe con sus misiones, y el mismo hubiera podido aplicarse con razon á Cortés.

Los límites que me he propuesto en esta disertacion no me permiten extenderme sobre las empresas agrícolas, mineras y comerciales de Cortés, que encontrarán lugar adecuado en el curso de esta obra, ni menos entrar en todos los pormenores de sus viages en el mar del Sur, de que ha dado completa noticia el Sr. Navarrete en la introduccion al viage al N. O. de las goletas Sutil y Megicana. Baste por ahora decir, que habiendo dispuesto diversas expediciones desde el momento mismo de la conquista, una de las cuales no llegó á tener efecto por su salida para España y por la persecucion de los oidores de la primera audiencia, á su regreso no solo envió varios navegantes á estos descubrimientos, sino que él mismo se dirigió á las costas de Jalisco, en cuyo viage fundó el mayorazgo, por instrumento otorgado en Colima en 9 de enero de 1535: recobró en Chametla un buque que le ha

[1] Esta es la inscripcion que está sobre el magnífico altar de lapis lá. zuli, con estatuas y adornos de plata, que la compañía de Jesus erigió en la iglesia de Jesus de Roma, para depositar las reliquias de su santo fun

dador. La plata se quitó cuando Pio VI. tuvo que comprar de Napoleon la paz de Tolentino, sacrificando las riquezas y tesoros artísticos de Romu, y en lugar de los adornos de aquel metal, se pusieron de bronce.

bia sido tomado por Nuño de Guzman, y reunidos los que habia hecho construir en Tehuantepec, se embarcó con todo lo necesario para fundar una colonia. Los trabajos que pasó en este viage fueron grandes, habiendo estado á punto de perecer de hambre y por las tempestades que sufrió, en términos de dársele por perdido, habiendo tenido que enviar el virey D. Antonio de Mendoza, por instancia de la Marquesa, dos buques en su busca para cerciorarse si habia muerto, é instarle para que se volviese si vivia. Regresó por fin á Acapulco, pero no contento con estos esfuerzos, hizo todavía practicar nuevos reconocimientos por Francisco de Ulloa, cuyo resultado fué el descubrimiento de la California hasta la isla de Cedros, y de todo aquel golfo á que los geógrafos han dado por este motivo el nombre de Mar de Cortés.

Los gastos que erogó en estas expediciones pasaron de trescientos mil pesos y sin ninguna especie de compensacion, pues aunque se le mandaron pagar por cédula de 1o de abril de 1529 fecha en Zaragoza (1) los que hasta entónces tenia hechos, y para que constasen se formó expediente que existe en el archivo de la casa, nunca el pago tuvo efecto y todos los sucesivos fueron á su cargo, en consecuencia del convenio que tenia celebrado, tenia celebrado, y esto agotó de tal manera sus recursos, que en carta que escribió desde Yautepec, con fecha 13 de agosto de 1532, á su agente García de Llerena le dice,,no tengo un peso de

[1] Esta cédula se publicará en él apéndice.

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oro que gastar en cosas que son menester, y por eso no se pueden hoy librar los dineros de vuestra quitacion; gastad ahora de lo vuestro que todo se pagará junto." Casi siempre se observa en la suerte de los hombres, que cuando alguno llega á tener alguna prosperidad extraordinaria, como si la fortuna hubiese agotado con esto su poder ó se hubiese cansado de favorecerle, en lo sucesivo todo es adverso, y la misma fortuna que le elevó, parece complacerse en abatirle con reiterados reveses. Esto mismo sucedió con Cortés, quien,,en cosa ninguna tuvo ventura despues que ganó la Nueva-España," dice Bernal Diaz, atribuyéndolo á maldiciones que le echaron los soldados, por no haber remunerado sus servicios tan largamente como pretendian.

Un nuevo descubrimiento excitaba por entonces la atencion de los conquistadores. Un misionero franciscano, Fr. Márcos de Niza, decia haber encontrado al Norte de Sonora una nacion muy rica y poderosa, conocida con el nombre de la Quivira, ó las siete ciudades, cuya capital llamada Cíbola parecia tener toda la civilizacion de las naciones europeas. El virey Mendoza armó una expedicion para esta conquista: Cortés pretendió pertenecerle, como cosa anexa á su empleo de capitan general y por su privilegio relativo al mar del Sur, hácia cuyas costas estaba el nuevo descubrimiento. Nuevo choque entre el virey y el capitan general; y como Cortés tenia otros motivos de descontento, y creia ajada su autoridad por los límites á que la reducia la del virey, no estando

por otra parte declarada la cuestion sobre el modo de contar los vasallos, ni pagado el gasto hecho en las primeras expediciones del mar del Sur, resolvió volver á la corte, esperando que su presencia en ella allanaria todas las dificultades, y creyendo que su regreso seria breve, se embarcó en el año de 1540, llevando en su compañía á solo su hijo D. Martin, de edad entónces de ocho años.

Las circunstancias habian variado mucho desde su primer viage: el tiempo habia apagado el entusiasmo que su nombre y fama excitó cuando desembarcó en España en 1528; el descubrimiento y conquista del Perú, considerado entónces como mas rico que la Nueva-España, habia disminuido mucho la importancia que á esta se daba, y el nombre de Pizarro habia hecho obscurecer hasta cierto punto el de Cortés. Se le recibió con muestras de atencion, y el cardenal D. Fr. García de Loaisa, presidente del consejo de Indias, salia á su encuentro siempre que se presentaba en él para tratar de sus asuntos, y le daba asiento preeminente entre los consejeros; pero no por eso sus negocios caminaban mas aprisa, y cuando creia haber regresado á Mégico en breve tiempo, se encontraba envuelto en las fórmulas judiciales de traslados y términos de prueba, sin haber aprovechado nada al cabo de un año.

La expedicion que Cárlos V! formó contra Argel en 1541 causó nuevos disgusto á Cortés: acompañó este al emperador y se embarcó en la galera del Almirante de Castilla, la que naufragó en la terrible

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