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res; y pronto Roma, señora del mundo, se convirtió en una inmensa escena de farsantes, para quienes Neron era el grande hombre del siglo.

No pareciendo á Neron bastante artística la ciudad con sus calles tortuosas é irregulares y sus edificios viejos, tuvo el capricho de incendiarla, y en efecto, la hizo prender fuego. Principió el incendio en las tiendas de los alrededores del circo, teniendo los guardias órden de apartar los socorros que acudian para apagarle, mientras otros ejecutaban la mision de propagar el fuego corriendo de una á otra parte cargados de haces de leña. Todavía el pueblo consiguió domina rlo; pero á los seis dias se volvió á reproducir; y mientras se acababa de consumir Roma, Neron salió al teatro y cantó la ruina de Troya, acompaňándose con la lira. Para dar asilo á los que habian quedado sin hogar, mandó abrir el campo de Marte, los monumentos de Agripina y sus jardines; vendió grano á precio ínfimo, y en seguida comenzó la reconstruccion de la ciudad, labrando sobre las ruinas de la antigua una de las maravillas de la época, que fué la Casa de Oro. El vestíbulo de este palacio era tan elevado, dicen los historiadores, que cabia en él la efigie de Neron, de 120 piés de altura, y tenia tres filas de columnas que formaban un pórtico de una milla de largo.

Comprendia la Casa de Oro campos, viñedos, dehesas, bosques, un estanque rodeado de edificios y multitud de habitaciones en que se habian empleado con profusion el oro, las piedras más preciosas y el nácar. El arte sonado de los comedores era de tablillas movibles de marfil, de donde llovian flores y perfumes sobre los convidados; la sala principal era redonda, y dia y noche giraba imitando el movimiento del mundo, y alimentaban los baños las aguas del mar. Plinio dice que aquel palacio comprendia todo el circuito de la ciudad antigua; y describiendo Marcial su inmensa extension, afirma que toda la ciudad estaba comprendida en una sola casa. En Roma, al mismo tiempo que se ensancharon y alinearon las calles, se mejoró la distribucion de las aguas y se construyeron pórticos. Para la ejecucion de estas obras se reunieron todos los prisioneros que habia hecho el imperio, y por mucho tiempo no se impuso más pena á los reos que la de trabajar en la reconstruccion de la ciudad.

Muerto Burro, envenenado por órden del príncipe, ocuparon su lugar Fénio Rufo y Tigelino. Este cuidaba de que las confiscaciones fuesen contínuas para que no se disminuyese el tesoro destinado á las estas. Entre ellas hubo una, en la cual paseaba Neron por el rio en un buque deslumbrador de oro y marfil, remolcado por otros más pequeños, donde remaban jóvenes graciosos graduados segun su infamia. A una y otra orilla se habian construido pabellones donde se prostituian en tropel las damas romanas en presencia de meretrices desnudas. Tigelino acusó de adulterio á la mujer de Neron, Octavia; y aunque la acusacion fué desmentida, Neron la desterró, y en su destierro la hizo dar muerte. El Senado, por supuesto, dió gracias á los dioses por la muerte de aquella jóven inocente de veinte años. Viudo Neron, se casó con Popea, mujer hermosa, maestra en todas las artes de agradar, que mantenía 500 burras de leche para bañarse todos los dias en ella, y que cambiaba de amante y de marido, segun su ambicion se lo aconsejaba.

Formóse por este tiempo (año 61 de Cristo) entre los muchos enemigos del mónstruo, una conspiracion para matarle en su palacio, á cuya cabeza se puso Pison; pero antes de estallar fué descubierta, y los primeros presos acusaron á los demás. Los germanos de la guardia del Emperador se esparcieron por el campo buscando, no solamente á los complicados en la conspiracion, sino tambien á aquellos á quienes Tigelino y Popea habian señalado á sus venganzas. Entonces murió el poeta Lucano, por el delito de haberse dormido mientras Neron le leia sus versos. Tambien murió Séneca, el maestro de filosofía y de moral á quien su discípulo le intimó la órden de suicidarse. Resonaron los templos con himnos en accion de gracias á los dioses por haber salvado la vida de Neron, y los parientes más inmediatos de las víctimas se apresuraron á adornar de flores sus casas y á besar la mano de aquel tigre coronado.

Tantas infamias suscitaron una sublevacion militar en las provincias. Cayo Julio Vindex, vicepretor en la Galia céltica, alzó la bandera de la sedicion contra Neron; las tríbus galas se unieron á ella, y habiendo reunido hasta 100.000 hombres de tropas, ofreció el imperio á Sulpicio Galba. Sulpicio Galba se hallaba á la sazon de gobernador de España, y era hombre

considerado por su riqueza, su habilidad y sus victorias. Recibió á los emisarios de Vindex y aceptó el encargo que se le confiaba de derribar al tirano, diciéndose lugar-teniente del pueblo y del Senado romano, y rodeándose de un consejo de personaje; ilustres. Tuvo noticia Neron de estos movimientos en Nápoles, cuando estaba ocupado en los juegos del gimnasio, y lo que más le irritó no fué la sedicion, sino saber que Vindex le hubiesellamado mal tocador de lira.

Enfurecido por aquel agravio, se dirigió á Roma, y no atreviéndose á presentarse al pueblo ni al Senado, mandó llamar á varios magnates y pasó el dia enseñándoles ciertos nuevos órganos hidráulicos que deseaba experimentar en el teatro. La mayor parte de las provincias tomaron partido en favor de Vindex; pero Lúcio Virginio Rufo, legado de la Alta Germanía, se opuso á la marcha triunfal de aquél y le venció en un combate, diciendo que estaba dispuesto á impedir que se diese el imperio de otra manera que por el voto de los senadores y de los ciudadanos. Vindex, viéndose derrotado, se suicidó, y el ejército vencedor declaró destronado á Neron y ofreció el imperio á Rufo. Rufo no quiso aceptarlo, y aquella negativa aumentó la confusion y los desórdenes. Neron dispuso su ejército, cuidando primero de proveerle de instrumentos de música y de vestir de amazonas á las cortesanas que debian seguirle. La escasez de víveres era grande y se estaban esperando trigos de Egipto; ya se acercaban las naves, y el pueblo se lisonjeaba con la esperanza de obtener pronto la distribucion habitual de trigo y harina, cuando al entrar en el puerto los barcos, se encuentra con que en vez de trigo iban cargados de arena para las luchas del circo. Entónces se enfurece Roma, derriba las estátuas de Neron y le niega el auxilio de sus brazos; los mismos pretorianos abandonan su causa; sus guardias le quitan hasta las mantas del lecho y una cajita de venenos preparada por Locusta. Neron suplica por todas partes y llega hasta pedir que le concedan la prefectura de Egipto, ó por lo menos, que le dejen marchar para ganarse la vida con la música. Le insultan en todas partes, le maldicen; pide que le maten y nadie se presta á ello; monta en un mal caballo y se dirije á la quinta de su liberto Faon, acompañado de cuatro siervo3. Allí mandó que le abriesen la sepultura, exclamando: "¡Qué

grande artista perece!" y sólo cuando oyó las pisadas de los caballos que, segun el decreto del Senado, iban á llevarle á la hor ca, se dió la muerte, despues de haber reinado trece años y ocho

meses.

Setenta años habian trascurrido desde la fundacion del imperio, y en estos setenta años Roma habia llegado á la última de· gradacion. Augusto, conservando la sombra de la República, habia preparado el despotismo militar, uniendo la jefatura del ejército á las primeras magistraturas de la nacion, y creando el cuerpo permanente de la Guardia imperial ó pretoriana; Tiberio y su ministro Seyano acostumbraron á esta guardia á vivir separada del pueblo y á costa de privilegios y dádivas de los emperadores. El Senado, en tiempo de Tiberio, no solamente habia perdido su autoridad, sino tambien su respetabilidad y su decoro, y al pueblo le era indiferente el tirano que le mandase con tal que le diese víveres y espectáculos. Así pudieron Calígula entregarse á sus sanguinarias locuras; Claudio á sus rapaces y crueles favoritos; Neron á los instintos de su índole perversa, sin que el pueblo ni el Senado prostituidos contestasen más que con adulaciones á cada acto criminal de estos mónstruos. Sólo cuando faltaron los víveres, se levantaron contra Neron. Si los barcos en vez de arena hubieran llevado trigo, el pueblo hubiera defendido al emperador como á todos los demás.

De estos cinco primeros emperadores, sólo dos, sin embargo, murieron de muerte natural: Augusto y Tiberio: Claudio murió envenenado; Calígula degollado; y Neron. declarado cesante y condenado á muerte en la horca, se decidió al fin á suicidarse no encontrando ninguno que quisiera hacerle el favor de matarle: corto castigo en verdad para tantos delitos.

NEMESIO FERNANDEZ CuestA.

LA INDUSTRIA DEL CANTABRICO.

La villa de Bermeo es el punto del litoral cantábrico donde tiene más importancia la industria pesquera, que, en mayor ó menor escala y limitándoao; á Vizcaya y á Guipúzcoa, se ejerce además en los puertos de Elanchove, Lequeitio, Ondarroa, Motrico, Guetaria, San Sebastian, Pasajes y Fuenterrabía.

Las embarcaciones que salen de la dársena de Bermeo á pescar bonitos y besugos, son lanchas de quince á diez y seis varas de eslora, por nueve piés de manga y vara y tercia de puntal, con aparejo de dos palos, mayor y trinquete, cada uno con su verga respectiva, y diez toletes por banda para veinte remero3.

Sigue á esta lancha, en tamaño menor, la llamada traiñera, (1) cuyo empleo en la pesca de la sardina y de la anchoa, diremos luego: su eslora es de cuarenta á cuarenta y dos piés, por siete de manga y tres de puntal, y puede llevar siete remeros á cada costado: tiene la quilla redondeada, por los estremos de popa y de proa, para facilitar la ciaboza, y resulta un barco tan fino y tan ligero, que gana los premios en cuantas regatas acude á disputarlos: su aparejo es el mismo que el de las lanchas de bonito y de besugo; pero ordinariamente, navega sólo con el trinquete.

A la pesca de la merluza se destina una lancha, tambien de

(1) Toma el nombre del de la red «traiña» ó «boliche">

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