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cionado á los derechos que cada uno ha recibido de la naturaleza, y le haya atendido y satisfecho la familia, que, no lo duden los individualistas, es toda la especie humana.

Y una vez establecida la igualdad de medios, resultado de una educacion é instruccion convenientes á la série de funciones que el hombre debe desempeñar en la sociedad con sus semejantes (claro es que semejantes á Dios) ¿qué duda puede caber á quien crea en la sabiduría infinita del Criador? la asociacion humana se desarrollará libremente en los espacios del tiempo, rumpliendo su destino, que es aumentar y perfeccionar la produccion hasta el límite que le señale Aquel que sólo conoce la extension de lo indefinido.

Cuando desaparezca la última traba impuesta á la libertad, el salario con que hoy se remunera al trabajo, cuya última emancipacion será consecuencia de la cultura de la inteligencia humana, habrá desaparecido el último vestigio de la esclavitud que la ha deshonrado y ha sido causa de que sus sacerdotes, permítasenos ennoblecer á los gloriosos obreros del progreso, sean hasta ahora los enemigos del órden social y el eterno peligro suspendido sobre todas las propiedades convencionales. Si la produccion de la riqueza se realiza por la preexistencia de un fondo cualquiera, que se llama capital, territorial ó monetario, por la accion del trabajo, y por la oportuna aplicacion que dispone el ingénio del hombre, ¿por qué no declarar libre la asociacion de estos tres agentes, y reconocer á cada uno de ellos, separada colectivamente, el derecho de contratar la parte que ha de caberle en las utilidades comunes? Son demasiado tribiales estas verdades rudimentarias, y basta enunciarlas para que sean comprendidas sin cólera, hasta con gratitud, por aquellos á quienes desgraciadamente no se hubiesen ocurrido por efecto de la preocupacion en que, por lo general, todos nos hemos educado en esta época subversiva. El salario con que arbitrariamente se compra el trabajo, remunerando á uno de los productores con un precio anticipado, que no guarda relacion con la riqueza que debe producir, no solo es una tiranía que pesa sobre los obreros, sino tambien una pesadumbre onerosa que abruma en circunstancias determinadas á los pequeños propietarios que no cuentan con capital bastante para hacer frente á las crísis del mercado, TOMO LXXVI.

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á la súbita depreciacion de los valores en venta de sus productos. Fuera más cómodo, más económico, sobre ser justo y equitativo, que se ofreciera al trabajador un interés relativo en la riqueza que debe producir, pues que ahora presta su concurso por un precio dado, prevenido, por lo general, contra el propietario á quien sirve, porque no se promete más ventaja de sus beneficios que el excesivo empleo de sus fuerzas, mientras las conserve íntegras, originándose por esta razon el antagonismo de las dos clases y la mala voluntad con que, expecialmente los jornaleros del campo, sirven á sus amos (1).

Es más grave de lo que á primera vista parece el mal que denunciamos. El obrero ve con ódio al propietario, ¿por qué ocultarlo? y el propietario no puede tener confianza en la lealtad con que le sirven quienes ningun interés reportan del aumento de su capital, y tienen, por el contrario, el de economizar cuanto pueden sus fuerzas, disminuyendo así la fortuna de aquél, y has ta cierto punto defraudándola. Tales y tan viciosas son las con diciones que presiden á la produccion en el actual estado político y económico de los pueblos civilizados, por el error de asalariar el trabajo, que no sería siquiera prudente tratar de prolongarlo hasta el momento en que la ilustracion de los obreros reclame é imponga su reforma. Hoy mismo, áun subsistiendo el presente órden político por un prodigio de fuerza, podria variarse por completo, sin peligro de trastornos ni de conflictos sociales, el procedimiento arbitrario que contraría más que favorece al desarrollo de la riqueza pública, pudiendo suceder que sólo por ese medio, calmándose las pasiones ante la magnitud del suceso, y modificada esencial y ventajosamente la situacion económica, se resolviese la cuestion política de una manera pací fica. Esto que aconsejamos oportunamente á Gobiernos resueltamente reaccionarios, sería hoy grandemente fácil, y es inútil repetir que cómodo y beneficioso.

Solamente por medio de la asociacion libre y espontánea, pero garantizada por la ley, puede ponerse término al desórden en que se agitan todos los intereses, pues que de ese modo, rea

(1) Amos llaman todavía los obreros campesinos á los propietarios que los ocupan, porque en realidad les sirven por un estipendio.

lizándose la produccion en virtud de un contrato prévio entre sus agentes, cuenta de ellos sería determinar la parte correspondiente al capital, al trabajo y al talento, ó sea la industria. La asociacion es el único elemento de órden, la única, pero inmensa y legítima esperanza, que la ciencia ofrece á las cuitas que la anarquía de la Hacienda pública y la perspectiva de las pasiones populares sobreexcitadas producen en el ánimo de los conservadores. La asociacion de intereses y de voluntades, que tales consecuencias viene produciendo para el mal, y que los jesuitas explotan hace cerca de cuatro siglos para perpetuar la esclavitud de los católicos al yugo del fanatismo con las cadenas de la ignorancia, aplicada á la produccion primero, y luego á toda clase de relaciones políticas y sociales, es el gran principio, el puerto de salvacion que el dedo de la Providencia ha señalado al hombre en el proceloso mar de la vida, agitado por la tiranía, . escribiendo con caractéres de fuego: Amáos los unos á los otros y sed libres, no reconociendo más Señor que á vuestro Santísimo Padre. Consignando este salvador principio en la Constitucion futura se resolvería el problema de la libertad y la igualdad en la fraternidad, y prévio el reconocimiento del derecho á la instruccion, se obtendria sin violencia que la persona humana se consagre con amor al servicio de sus semejantes, que es el culto más grato al Altísimo.

Colocad, enhorabuena, al hombre en la alternativa de trabajar para el desarrollo de la produccion y la prosperidad de su especie, ó de ser considerado como miembro enfermo, á quien es preciso corregir y curar para reintegrarlo en la dignidad de su sér, que consiste en el ejercicio de sus derechos para el severo cumplimiento de sus deberes. Pero exigir que el hombre civilizado, con plena conciencia de su condicion libre, ó por lo ménos con vagas nociones de ello, que le inspira el ardiente y tumultnoso, deseo de su naturaleza, preste contento y satisfecho las fuerzas de que ha sido dotado, y que nadie se cuida de cultivar, sin el estímulo de una recompensa proporcionada, es demasiado absurdo y arbitrario para que pueda aceptarlo, como no sea por la fuerza, lo cual ofrece muy deleznables garantías de órden, porque la fuerza exacerba en vez de calmar todas las malas pasiones, Más seguro efecto ha de producir la instruccion compleja

de los derechos y deberes en la inteligencia humana, tan dócil á las impresiones del bien, que la arbitrariedad de los procedimientos actuales.

Enseñad al hombre desde que nace cómo y por qué medios se realiza el bien, al que instintivamente propende; que la solicitud social no lo abandone al capricho de la materia, entregándolo sin defensa moral á sus tentaciones, puramente sensuales y groseras; mostradle prácticamente el sendero de la virtud; ofreced á la inquieta actividad de sus facultades una aplicacion provechosa; poned de relieve ante su despreocupado espíritu la perspectiva del trabajo, libremente ejercido, pero pródigamente retribuido, y no temais que entonces prefiera el ócio, la miseria, el crímen y la correccion, que en el aislamiento le aplicará la sociedad, defraudada en sus esperanzas, á la dulce satisfaccion del bien en la plenitud del derecho. Que aprenda el niño cuán fácil y sencillo es por la aplicacion de sus fuerzas satisfacer sus necesidades; cuán peligroso y perjudicial es á sus intereses hacer la guerra á sus semejantes, y fiad en la conciencia del hombre que lo dirigirá rectamente al íntimo comercio de afectos y servicios, que constituye la ventura de las sociedades.

Habrá excepciones, como en el cuerpo humano, como en la máquina mejor concluida hay algun miembro que padece por defecto orgánico accidental, algun resorte que se rompe; pero el miembro se cura ó aisla y el resorte se recompone.

F. JAVIER DE MOYA.

REFORMAS PROCESALES.

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(CONTINUACION.)

Ahora bien; ante doctrina y preceptos tanto más claros, cuanto si atendemos á las necesidades que en aquella se dejaba sentir no dejan nada que desear, ¿qué diremos hoy de la poca precision de los artículos de nuestra ley de Enjuiciamiento civil y la lenidad de los Tribunales ante necesidades nuevas que la ciencia, la moral y el derecho reclaman para el porvenir? Diremos, por de pronto, lo que uno de nuestros maestros (Manresa y Reus) nos dice en el comentario que hacen á los artículos 48 y demás citados; esto es, que "á pesar de disposiciones tan termi"nantes (las de las leyes de Partidas citadas), no siempre los "Tribunales las aplicaron con rigidez, dando con ello pávulo á "que los litigantes de mala fé interpusieran toda clase de reclamaciones judiciales, con el objeto único y exclusivo de cau"sar gastos y molestias á su contrario. Por esta consideracion, la nueva ley, cuya mision especial es la de desterrar los abusos "que se habian introducido en la práctica, debió dejar consignadas disposiciones generales terminantes sobre un punto tan esencial, y que tanta influencia ejerce en la recta administracion de justicia y en la disminucion de los pleitos."

Hasta aquí la censura y el juicio de los comentaristas cita

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