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„es guisadɔ, que non sean sin pena, porque los otros se recelen nde lo facer. E porende decimos, que los que en esta manera fa"cen demandas, ó se defienden contra otro, non auiendo derecha "razon porque lo deuen facer, que non tan solamente deue el "Judgador dar por vencido en su pleito en el juycio de la de"manda, al que lo ficiere, más aún lo deue condenar en las cos..tas que fizo la otra parte por razon del pleito, y por la segunda que "El mayoral que ha de judgar el alzada, la primera cosa "que ha de facer es esta; que pues que las partes, ó alguna "dellas pareciese antel, que ha de abrir la carta en que es es"crita el alzada, é catar muy afincadamente el pleito como paso, é las razones como fueron tenidas, é el juizio como fué dado; é „dezir á la parte, que nuestros agraviamientos que recivió sobre "aquello que judgaron contra él porque se alzó. E si por auen"tura alguna de las partes dixese, que fallo agora de nuevo car"tas, ó testigos q: le ayudan muchó en su pleito, que non pudo mostrar antel otro judgador, denejelo recebir. E si f llase que nel juicio fué dado derechamente, déuelo confirmar, é condenar „á la parte que se alzó, en las costas que su contenedor fizo, se"gun es costumbre de nuestra córte, é embiar las partes antel "primero juez que las judgó, que cumpla su juyzio, ó ande adelante por el pleito principal, cuando el alzada fuere tomada "sobre algun agraiuamiento. E si entendiere que se alzó con de. "recho, mejore el juyzio, é judgue el principal é non le embie á aquel alcalde que judgó mal. Pero en tal razon como esta, "cuando el primero juyzio le reuoca, non deue pechar costas "ninguna de las partes; e si el alzada fuere tomada sobre juyzio "afinado, confirmelo ó reuóquelo, segun faltare por derecho, é "faga de las costas como sobre dicho es."

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POESIA DIDÁCTICA Y RELIGIOSA DE LOS CELTIBEROS.

§ XVIII

En el Santerior nos han dado á conocer los clásicos la existencia de una poesía religiosa, inspirada en el culto de los Manes, que formaba parte integrante de los rituales domésticos y gentilicios. Vengamos ahora á la poesía mítica y cosmogónica, informada en el culto de la Naturaleza. Dejando para más adelante el estudio de sus formas literarias, ó sea, del ritmo, investigaremos ante todo su contenido, caminando al efecto de lo conocido á lo desconocido, y poniendo á contribucion los escritores griegos y latinos, las inscripciones hispano-latinas, las tradiciones religiosas aryas, y las leyendas nacionales de la Edad Media. La relacion étnica entre la Tartéside y la Lusitania nos pondrá en camino de descubrir la afinidad existente entre los mitos lusitanos y los tartesios. Nos servirá de punto de partida un fragmento de poema turdetánico, que hubo de llegar á noticia de Trogo Pompeyo por conducto de Posidonio ó de Asclepiades de Mirleo, ó tal vez por escritores de Marsella, cuyas colonias peninsulares lindaban con la Bética y mantenian con ella relaciones activas de comercio (1). Refiere Trogo la historia de Gárgoris, primer rey

(1) Polibio tuvo á su disposicion la copiosa biblioteca de los Escipiones, donde es seguro que abundarian relatos y noticias relativas á los españoles; acompañó al debelador de Cartago á la Península, asistió á la córte de un príncipe turdetano, y escribió la Historia de la guerra de Numancia, que las letras lloran pérdida: asímismo se ha perdido la parte de su Historia Romana en que se ocupaba con gran pormenor de las cosas de la Península, á juzgar por los pasajes que de ella tomaron Strabon y Atheneo. Strabon que floreció en tiempo de Augusto y de Tiberio, hubo de consultar, y áun extractó y copió al griego Asclepiades de Mirleo, que habia escrito sobre las cosas memorables de la Turdetania medio siglo antes de Cristo, y cuya obra, perdida para nosotros, gozó de gran autoridad entre los literatos del imperio: C. Müller incluye como fragmentos de la obra de Asclepiades, en sus Fragmenta historicorum graecorum, dos párrafos de Strabon que éste declara ha

de los Curetes (1), que poblaban los Saltus Tartessiorum, donde, segun tradicion, habian reñido batalla los titanes con los dioses, y dice:

"La fragilidad de su hija dió á Gargoris un nieto ilegítimo (cum ex filiæ stupro nepos provenisset...). Abochornado el abuelo, quiso borrar las huellas de la falta acudiendo á todos los medios para hacer desaparecer al tierno infante (exstingui parvulum voluit), pero el niño, salvado por la fortuna, escapó á

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ber tomado de ella (t. III, p. 301). De la misma, y del ministerio que desempeñó su autor en la Turdetania, nos ha dado sucinta noticia el diligente Strabon en estos términos:

Ασκληπιάδης ὁ Μυρλεανός, ἀνὴρ ἐν τῇ Τουρδιτανία παιδεύσας τὰ γραμματικά, καὶ Περιήγησίν τινα τῶν ἐθνῶν ἐκδεδοκὼς τῶν ταύτῃ. Habiendo enseñado la gramática ó la escritura en la Turdetania, es de creer que conociera la lengua de esta region: acaso ingirió en su Bepinynais algunos fragmentos de los poemas históricos de cuya existencia daba fé, como hicieron vários otros: su compatricio Ctesias, utilizando, á lo que se cree, los cantos épicos de los medas para trazar la historia de los asirios; Tito Livio, los cantos épicos latinos para sus décadas; Snorri Sturluson, los islandeses; Alfonso el Sábio, los castellanos; etcétera. Tambien Caton, profundo observador de las costumbres de los pueblos, que guerreó largo tiempo en la Península, describió en sus Origenes lo más notable que llegó á su noticia en Italia y España: In iisdem (Originibus) exposuit quae in Italia Hispanisque videretur admiranda (Corn. Nepote, c. XXIV, M. Porcio Caton). No fueron estos los únicos: Tito Livio y Polibio aluden frecuentemente á cronistas anteriores que redactaron Monografías acerca de alguna de las guerras púnicas, ó todas, ó alguno tan sólo de sus episodios, como el paso de los Alpes por Annibal (Polib. III, 47, 57; Tito Liv. saepe): Ennio y Nevio, poetas, Q. Fabio Pictor y P. Scipion, Albino, Valerio de Antium, Sempronio Tuditano, Q. Claudio Quadrigenio (cuyos Anales existian aún en tiempo de J. de Salisbury), y otros. Los cartagineses poseian bibliotecas públicas, y de igual modo que los romanos utilizaron sus libros de Agricultura, estudiaron sus memorias históricas, en que ocupaba buena parte, como era natural, lo concerniente á la Península, segun prácticamente de muestran Salustio, Diodoro Sículo, Rufo Festo y otros.

(1) Curetes, segun el texto Wetzeliano: Cunetes, Vossio. N. E. Lemaire dice: «Cynetes correxi cum Is. Vossio, qui sunt incolae promontorii Cunei propie, qui postea fines suos protulerunt, pro Curetes, qui sunt in Creta, nulli in Hispania.» Pero luego añade: «Titanas autem constans veterum fama ponit in Thesalia, non in Hispania. » En igual caso que los titanes están los curetes: todos son igualmente fabulosos: por consiguiente, bien pudo decirse de éstos, lo que la fábula decia de aquellos, y traerlos al Mediodía de la Península, donde consta que hubo más de un templo consagrado á Saturno. Unos son los Cunetes, citados por Herodoto, Herodoro y Festo Avieno, y por Mullenhof, D'Arbois y otros, como iberos, por Movers como fenicios; y otros los Curetes legendarios á que alude el pasaje copiado de Trogo. :

considerados

todos los peligros y acabó por obtener el trono, con el beneplácito de su abuelo, movido á compasion al término de tantas persecuciones. Primeramente, lo hizo exponer, y cuando al cabo de algunos dias envió á buscar el cadáver del infeliz expósito, hallaron que las fieras lo estaban amamantando. Lleváronlo á palacio, y el rey dispuso que lo colocasen en un sendero angosto, por donde solia pasar el ganado, prefiriendo con crueldad inaudita que su nieto muriese pisoteado antes que matarlo sencillamente. Habiendo salido incólume de esta segunda prueba, y no habiendo carecido siquiera de alimento, fué arrojado á multitud de perros, á quienes de intento se habia dejado muchos dias sin comer, y despues á los cerdos. Tan lejos estuvo de recibir daño, que algunos de estos animales lo alimentaron con su lecke; por lo cual, el rey lo hizo arrojar al mar. Manifestóse entonces de un modo visible la proteccion de algun númen, pues á pesar de que las olas estaban desencadenadas y se entrechocaban furiosamente, fué por ellas suavemente trasportado á la playa, como pudiera por una nave: poco despues, acudió una cierva, que ofreció sus pechos henchidos al perseguido infante. Aleccionado por tal nodriza, adquirió una ligereza maravillosa, y erró largo tiempo por montes y bosques entre manadas de ciervos, no ménos ligero que ellos. Hasta que cogido en un lazo, fué regalado al rey. En la fisonomía y en ciertas señales que le habian sido grabadas al nacer, reconoció á su nieto. Maravillado de que hubiera podido resistir tantos azares y peligros, lo designó por sucesor al trono, dándole el nombre de Abidis..

"Cuando ciñó la corona, desplegó tales cualidades, que con razon pensaron todos que sólo por virtud de los dioses habia escapado á tantos peligro3. Sometió al pueblo al imperio de las leyes, le enseñó á domar los bueyes y uncirlos al yugo, y á cultivar el trigo, y en ódio á las privaciones que él habia sufrido, obligó á los hombres á dejar sus alimentos silvestres por otros más suaves. Todo esto pareceria fabuloso, si no supiéramos que los fundadores de Roma fueron alimentados por una loba, y Ciro, rey de Persia, por una perra. Prohibió al pueblo servirse de esclavos, y distribuyó la plebe en siete ciudades. Despues de su muerte, el cetro continó en sus descendientes durante muchos siglos.u

"Geryon reinó en la otra parte de España y en las islas pró

ximas al litoral. Los pastos en ella son tan ricos, que los ganados moririan de gordura si no se les obligase á la abstinencia. Por esto, los ganados de Geryon (única riqueza que entonces se poseía) adquirieron tanto renombre, que la esperanza de tal botin atrajo á Hércules desde el Asia. Por lo demás, se dice que Geryon no tuvo, como cuentan las fábulas, un triple cuerpo, sino que eran tres hermanos tan estrechamente unidos, que parecian animados por un solo espíritu: se añade que no fueron ellos quienes acometieron á Hércules, sino que al ver arrebatados por éste sus ganados, empuñaron las armas para rescatarlos (1)."

Hasta aquí Trogo Pompeyo. Otro fragmento nos ha conservado Macrobio en sus Saturnalia. Tratando de confirmar su tésis, "que Hércules personifica el Sol, dice: "Un argumento de no poco peso me suministra cierto suceso acaecido en tierras extrañas. Era Theron rey de la España Citerior, el cual, con furor inaudito, trató de expugnar el templo de Hércules: á este efecto, equipó una armada poderosa: salieronle al encuentro los gaditanos con sus naos: hacia ya mucho tiempo que estaba trabada la pelea, y la victoria no se decidia por ninguno de los combatientes, cuando de pronto se declaran en fuga las naves del rey, y en el mismo punto anuncióse en ellas un incendio que las hizo pasto de las llamas. Los pocos que lograron salvarse y quedaron cautivos del vencedor, declararon que en las proas de las naves gaditanas habian visto aparecer unos leones, y salir de ellas manojoз de rayos quales in Solis capite pinguntur, que en un instante abrasaron las naves de Theron (2)...

Estas leyendas se completan unas por otras: son variantes de un mismo mito: lucha entre dos personificaciones simbólicas, Gárgoris y Abidis, Hércules y Geryon, Hércules y Theron. Para descifrarlas, para interpretar el sentido cosmogónico que envuelven, despojándolas del ropaje exterior que las reviste de

(1) El fragmento, tráelo como historia Justino, abreviador de Trogo Pom peyo (Justini Historiarum Phillipicarum ex Trogo Pompeio libri XLIV text. Wetzel, 1823), en el lib. 44, cap. 4. F. Schoell es de opinion (Resúmen de literatura latina) que Trogo tomó los materiales para esto libro 44 de Possidonio de Rodas, que vivió en tiempo de Pompeyo.

(2) Saturn., lib. I. cap. XX, p. 298.

TOMO LXXVI.

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