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Adoraban los cartagineses, además de los dioses fenicios y libios, algunas divinidades griegas ó helénicas, cuyas estátuas colocaron en el templo de Dido ó Elisa, á quien tributaban culto divino. Pero hasta en las ceremonias y solemnidades religiosas predominaba la fria crueldad de aquel pueblo. Ofrecian á Moloch ó Saturno sacrificios humanos en épocas fijas; á veces eran víctimas ilustres é inocentes: en una ocasion viendo al enemigo cerca de sus muros, sacrificaron, para aplacar la cólera de los dioses, cien jóvenes escogidos entre las familias más distinguides: y hallárdose Anibal en Italia, recibió la noticia de haber sido señalado su hijo para el sacrificio anual.

Por fortuna este pueblo desapareció sin dejar rastros de su existencia. En España no dejó ni una institucion ni un monumento artístico: pasó su dominacion como un pálido meteoro. Solo edificaron castillos y plazas fuertes, y los españoles aprendieron de los cartagineses á guerrear con más arte.

Los fenicios y los griegos fueron los que ejercieron más influencia intelectual y moral en las costas meridional y oriental de la Península en que se asentaron, y cuyos moradores eran ya por la benignidad misma del clima menos fieros que los del resto de España, y recibian con menos esquivez las ideas y principios

dicho Periplo. A esta obra debió el ilustre Campomanes el honor de ser admitido académico en la

clase de estrangeros en la real Academia de Inscripciones y Buenas letras de Paris.

civilizadores de sus huéspedes. Pero no olvidemos que estas comarcas no constituian la España entera, y que aun conquistados estos paises por las armas romanas, toda la parte occidental y septentrional de la Península se mantenia independiente y iibre, y sus habitantes conservaban toda la fiereza primitiva, todas las costumbres rústicas y groseras que hemos descrito en el capítulo primero de este libro.

LIBRO SEGUNDO.

ESPAÑA BAJO LA REPÚBLICA ROMANA.

CAPÍTULO I.

LEVÁNTANSE LOS ESPAÑOLES CONTRA LA DOMINACION ROMANA.

Desde 204 antes de J. C. hasta 150.

Cambio de conducta de los romanos para con los españoles.-Levántanse de nuevo Indibil y Mandonio.-Su muerte.-Guerra nacional.-Caton el Censor en España.-Su crueldad en la guerra.-Destruye cuatrocientos pueblos.-Division de la España en Citerior y Ulterior.-Reprodúcense las insurrecciones.-Idea que se tenia en Roma de España. -Sórdida avaricia de los pretores.-Sus violencias y exacciones.Sempronio Graco.-Su probidad y desinterés.-Estafas de Furio Philon. Es aeusado al senado por sus latrocinios.-Partido español que se forma en el senado.-Primeras concesiones políticas que obtienen los españoles.-Colonias romanas en España.-Carteya.-Córdoba.Causas de la prolongacion de la guerra.-Apuros del pretor Fulvio. -El cónsul Marcelo.-Escipion Emiliano.-Crueldades y alevosías de Lúculo y Galba.-Matanzas horribles.-Indignacion de los españoles.

Lanzados de España los cartagineses y campando ya solas y sin rivales las águilas romanas, parecia que los españoles tenian derecho á esperar de los que se

decian sus amigos y aliados, aquel tratamiento generoso, benéfico y humanitario que los Escipiones habian inaugurado durante la guerra.

Pronto se disiparon tan halagüeñas esperanzas. Aquella á que los romanos daban el suave título de alianza, ó el más dulce de amistad, fuese convirtiendo luego en dominacion verdadera, y los españoles se fueron penetrando de que no habian prodigado su sangre sino para resolver la cuestion de cuál de las dos repúblicas habia de ser la dominadora, de que no habian peleado sino para cambiar de señores, y de que para sacudir el nuevo yugo les seria preciso emprender nuevas lides.

Fueron los primeros á conocerlo y pregonarlo aquellos dos belicosos é inquietos príncipes Indibil y Mandonio, á quienes antes hemos visto hacer armas alternativamente contra cartagineses y romanos, unos y otros igualmente aborrecidos; porque en unos y otros veian los usurpadores de su independencia. Aprovechando estos caudillos la ausencia de Escipion, único que habia sabido mantenerlos en respeto, excitaron con enérgicos discursos á los ilergetes, ausetanos y otras vecinas tribus, á tomar las armas contra los dominadores romanos, persuadiéndoles que si se uniesen para ello les seria fácil arrojar á su vez del territorio español á los soldados de Roma, y recobrar sus antiguas libertades. Más de treinta mil hombres respondieron á la escitacion de Indibil.

Pero los procónsules Léntulo Accidino, que después de Escipion habian quedado con el gobierno de España, acudieron con todas su fuerzas, y se hallaron pronto en presencia de los insurrectos en los campos sedetanos. Larga y mortífera fué la batalla: incierta estuvo mucho tiampo la victoria. Desgraciadamente una saeta vino á quitar la vida á Indibil: el suceso desalentó á los españoles; al desaliento sucedió el desórden; al desórden la fuga, y el triunfo quedó por los romanos. Aun más desgraciada suerte cupo á Mandonio. Como condicion de paz hicieron publicar los procónsules que habian de entregarles vivo aquel caudillo: el terror inspiró á los españoles la flaqueza de entregarle, y Mandonio recibió una muerte cruel y afrentosa para escarmiento de los demás rebeldes (1).

Más el espíritu de independencia habia comenzado á infiltrarse en los corazones españoles, y no era fácil ya sofocarle. Así al poco tiempo los hallamos otra vez insurreccionados, y teniendo que sufrir otra derrota de parte de Lucio Cornelio Cetego, que en reemplazo de Léntulo habia yenido.

De diferente manera parecia llevarse la dominacion romana en el Mediodía que en el Oriente y centro de la Península. Cádiz logró del senado ser declarada ciudad franca, como aliada que era y no conquistada por los romanos, cuyo acto dió á estos gran

(1) Tit. lib. XXIX., c. 2.

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