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su génio y el ejercicio práctico de las armas, un general temible á la más poderosa de las repúblicas, hasta el punto de hacerla pactar como de poder á poder. La historia nos enseñará cuán fecundo ha sido siempre nuestro suelo en hombres que dejando la esteva ó el cayado para empuñar la espada, han sabido hacerse con su valor y sus hazañas un renombre ilustre (1).

Cuando los asesinos de Viriato se atrevieron á reclamar el premio de su inícua accion, respondióseles que Roma no acostumbraba á premiar á los soldados que asesinaban á su gefe. A Cepion le fué negado el triunfo: el senado adquirió el fácil mérito de desaprobar su conducta.

Sucedió á Viriato un hombre llamado Tántalo. Pero un héroe no es fácil de reemplazar. El nuevo caudillo capituló luego con los romanos: los lusitanos depusieron las armas, y el mismo Cepion les dió tierras que pudiesen cultivar tranquilamente: con lo que se dió por terminada aquella famosa guerra.

(1) El historiador inglés Dunhan, compara á Viriato al famoso irlandés Wallace: pero ni este guerrero celebre del siglo XIII. era de humilde prosapia como Viriato,

ni le igualó en hazañas ni en virtudes. En España nos seria fácil encontrar copias mas exactas de este personage.

Томо 1.

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CAPÍTULO HI.

NUMANCIA.

Desde 140 antes de J. C. hasta 133.

Lo que preparó la guerra de Numancia.-Fuerzas de los numantinos.— Ejército del cónsul Pompeyo.—Primeras operaciones de sitio.—Se vé obligado á pedir la paz.—Inícuo rompimiento de esta, y testimonio de la fé romana.-El cónsul Popilio.-Es derrotado.-El cónsul Mancino. Completa derrota que sufre.-Tratado de paz glorioso para Numancia, y vergonzoso para Roma.- Rómpele el senado. - Castigo bochornoso que sufie Mancino.-Generosa conducta de los de Numancia. Apuros en que se vé el cónsul Lépido.-Terror que Numancia inspira á Roma.-Viene contra ella Escipion Africano.-Moraliza el ejército.-Esquiva entrar en batalla con los numantinos.-Sitia á Numancia con 60,000 hombres.-Línea de circunvalacion.-Fortificaciones.-Arrojo de algunos numantinos.-Salen á pedir socorro y no le encuentran.-Angustiosa situacion de Numancia.— Mensaje á Escipion.-Su respuesta.-Hambre y desesperacion de los numantinos. Ejemplo sin igual de heroismo.-Numancia destruida.

Desembarazados los romanos de la molesta guerra de Viriato, volvieron de nuevo sus miras sobre Numancia. Esta célebre ciudad celtibera, despues de las guerras de Fulvio que dejamos referidas, habia asentado paz con el cónsul Marcelo (152), por la cual respetaba Roma la independencia de Numancia, permitiendo tambien volver á sus casas á los segedanos

á quienes habia dado hospitalidad. Cuando el cónsul Metelo, durante las guerras con Viriato, sujetó los pueblos de la Celtiberia, Numancia fué tambien respetada como ciudad independiente y neutral, y los numantinos habíanse limitado á dar asilo á los celtiberos del partido de Viriato, como antes le habian dado á los de Segeda. Concluida la guerra lusitana, hízoles Quinto Pompeyo Rufo un cargo de esta conducta, exigiéndoles lo que llamariamos hoy la extradicion de los refugiados. Contestó Numancia que las leyes de la humanidad no le permitian entregar á los que en ella habian buscado un asilo, y que esperaba guardaria la fé de los tratados. Volvióle Pompeyo aquella jactanciosa y acostumbrada respuesta: «Roma no trata con sus enemigos sino despues de desarmados. Esta contestacion fué la señal de guerra. ΕΙ pretesto por parte de los romanos fué éste: el verdadero motivo era que los abochornaba la independencia que Numancia se habia sabido conquistar.

D

Reunieron los numantinos sus fuerzas, que en todo subirian á 8,000 hombres, y nombraron general de este pequeño ejército á un ciudadano llamado Megara. Pompeyo acampó cerca de la ciudad con más de 30,000 hombres, y se posesionó de las alturas vecinas (140).

Asentábase Numancia, ciudad de los pelendones poco más de una legua de la moderna Soria, y en el término que comprende al presente el pequeño

á

pueblo de Garray, en un repecho de subida no muy ágria, pero de dificultosa entrada en razon á los montes que la rodean por tres partes; solo por un lado tenia una llanura que se estiende por las márgenes del Tera, que vá á mezclar sus aguas con las del Duero. Dentro de sus débiles tapias habia una especie de ciudadela donde en tiempo de guerra solia recogerse la gente armada, y donde solian guardar los ciudadanos sus alhajas y preséas.

Intentaba Pompeyo atraer á los numantinos á batalla campal; hizo mil tentativas para lograrlo; pero dirigidos aquellos por el prudente y esforzado Megara, adoptaron un sistema de defensa el más propio para mortificar al general de la república. De tiempo en tiempo hacian salidas y empeñaban combates parciales, de que siempre sacaban alguna ventaja; y cuando veian al ejército romano desplegar banderas y ponerse en movimiento, replegábanse dentro de las trincheras de la ciudad, á las cuales nunca se acercaban impunemente los romanos.

Fatigado Pompeyo de aquel sistema de guerra, suspondió el sitio y fué á ponerse sobre Térmes (1), distante de Numancia nueve leguas. Tampoco Térmes estuvo de parecer de dejarse snbyugar; antes bien haciendo los termesinos una salida impetuosa, obligaron á Pompeyo á retirarse por ásperos y tortuosos

(1) La Termancia de Appiano.

senderos erizados de precipicios, por donde muchos soldados se despeñaron, teniendo el ejército que pasar la noche acampado y sobre las armas. Al dia siguiente volvió sobre la ciudad, pero no recogió del nuevo ataque más fruto que del anterior (1). Dirigióse á Mania, que se le entregó matando los mismos manlieses la guarnicion numantina: corrióse á la Edetania, donde deshizo algunas partidas de sublevados, y revolvió con todo su ejército sobre Numancia.

Quedaba Numancia sola; ¡sola para resistir á todo el poder romano! Habíala aislado Pompeyo incomunicándola con las pocas ciudades que pudieran ayudarla. Queriendo ahora apretar el sitio y reducir á los numantinos por hambre, discurrió hacer variar el curso del Duero, torciendo su curso para que no entráran por él bastimentos á los sitiados. Pero estos con sus espadas supieron hacer desistir brevemente de su obra á los que se ocupaban en tales trabajos. Llegóse en esto el invierno, y los soldados romanos, no acostumbrados á la cruda temperatura de aquel clima, sucumbian al rigor de las heladas y de las nieves. Noticioso por otra parte Pompeyo de haber sido nombrado el cónsul M. Popilio Lenas ó Lenate para sucederle (139), antes de entregarle el gobierno resolvió hacer paces con los numantinos, acaso temeroso

(1) Muchos afirman haberla to- pero no consta así de la relacion mado en esta segunda acometida, de Appiano.

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