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tos no me queda duda se consiga la ejecución de estas obras con el acierto, y ventajas á que se aspira.

PROYECTO PARA MEJORAR LA CONCHA CON EL MUELLE

DIQUES ASTILLERO ETC

Nadie ignora cuan peligrosa es por el Invierno la navegacion en el mar cantábrico y que riesgos están expuestos los Navíos de cierto porte que se ensenan en el saco, por no haber en todas sus costas Puerto alguno, ni adecuado, Parece que la providencia ha privado de este beneficio á los Pueblos que la fertilizan al paso que á sus naturales los ha hecho lavoriosos y dado un genio excelente para el comercio y la Navegación. Que prueba tan evidente es la presente empresa pues este Iltre. Consulado, sin mas fondo que un limitado Arbitrio que tiene, va á empeñarlo perpetuamente sin que apenas tenga, con que hacer frente á los réditos de unos cuatrocientos mil pesos que debe tomar á censo para obras dispuestas; Y no satifecho con aquellas que premedita emprender luego, se extiende su espíritu á proyectar otras que aunque no de tanto coste son á una con aquellas de no menos utilidad para el Estado y los navegantes, corregiendo con la Industria aquella gran falta en el establecimiento de un puerto que puede proporcionar á todos muchas felicidades.

nor

ya

Está la Ciudad de San Sebastian fundada al abrigo y falda de un promontorio rodeado de agua y unido á la tierra firme por medio de un estrecho Ismo, tiene á sus inmediaciones muchos Montes, pero el más elevado es el de Igueldo que le cubre por la vanda del Oeste hacia el mar desde Este, hasta el extremo Meridional de la Ciudad, hace una entrada el Mar en figura de medio eclipse, cuyo diametro mayor del Este al Oeste tiene de largo dos mil varas y novecientos el semidiametro medel Norte á Sur y esta obra es á la que llaman Concha, la cual entre los dos Montes tiene por defensa del Mar á la Isla de Santa Clara larga de quinientas varas; de modo que de un lado con ella, y el Monte del Castillo se forma la principal entrada, mirando al Norte que tiene cuatrocientas treinta y tres varas y cincuenta y un piés de fondo y de otro con el Monte Igueldo hace una abertura de trescientas sesenta y cinco varas de largo y cuatro pies de agua á baja mar sobre un arrecife interrumpido de distintas puntas de Peñas: el suelo de la Concha es de arena suelta; su fondo en aguas bajas de confunsión y oposición llega á

treinta pies en un espacio de seiscientas varas de diametro desde donde lo vá perdiendo gradualmente hasta terminar en los arenales, cuyos márgenes están guarnecidos de dos conventos, de varios caserios y de tierras muy cultivadas hoy mas apreciables con el agregado de los Juncales, que el Marques de Iranda está fertilizando con el veneficio de las obras que ha hecho para desecarlos.

El mal tenedero y la mucha mar fueron siempre causa de los infortunios que han experimentado las embarcaciones que buscando socorro entraron á la Concha y no habiendo sido posible darselo se hicieron pedazos á pocas horas, contra la arena y como el remedio debe aplicarse por la parte que viene el daño no es nuevo el pensamiento de hacer amarraderos, ni el de minorar la entrada de la mar cerrando la boca al Oeste de Santa Clara y así solo se vá á tratar de los medios para poner en práctica una y otra operación, cuando llegue el caso de ejecutar las distante cuarenta varas de la parte mas saliente de la Isla hacia la Concha tírese la línea 1, 2 lo más paralela que se pueda del extremo 2 hágase el 4.o de círculo 3, 2. Apoyado contra la punta del Este y del extremo 1, bajese la perpendicular 1, 4 que toque la punta del Oeste hagase la línea 1, 4 igual á setenta varas y del punto 4 tírese la línea 4,5 paralela á la 1, 2 que tocará al Monte Igueldo en el punto 5, y la figura 3, 2, 1, 4, 5 será la cara de las murallas que se proponen para lograr ambos fines; las cuales se cimentarán con escollera principiando por la que Cierra la voca respecto de que por haber poca agua y ser el suelo firme se podra hacer bien y presto.

A este muelle se le darán en su vase veinte varas de ancho formando primero una superficie de 30 varas de escollera crecida y bien reglada.

Luego se plantearan dos murallas dando á la que mira al mar siete varas y cinco á la que hace frente á la Concha entre los dos quedará un espacio de ocho varas que se llenará con Piedra seca, perfectamente conrreada y para mayor firmeza á cada quince varas se hará una cadena de fábrica que trave las dos murallas. La de adentro se elevará dos pies mas que la mayor agua y la de afuera doce pies y á fin de abrigar del biento cuanto sea posible el amarradero se pondrá una sobre muralla de cinco pies de grueso y diez y ocho de alto hasta la alvardilla. Para que esta obra quede resguardada de las bravezas del Mar se hechara un rompe-olas de crecidos escollos á veinte varas del frente que en un escarpe suave se eleve hasta Plena-Mar.

Terminado asi el Murallon que ha de cerrar la voca se procederá á la eleccion del Muelle Interior, que circunda la cara de la Isla que igualmente ha de ser sobre escollera, pero primero se debe limpiar el fondo ponido toda la tirantez al de doce pies á baja mar y despues se echará la piedra metodicamente segun se advirtió en el artículo 17 cuidando especialmente de dar un grande escarpe, y de echar las piedras mas crecidas en el extremo 3, la cual ha de quedar resguardada y defendida de los golpes de mar con la punta de la misma Isla. Cuando se considere que la escollera ha hecho su asiento se continuará la muralla de buena fábrica dándola seis varas de grueso abajo y con el declivio establecido se levantará hasta el anden tres pies sobre la mayor marea; pero antes se deben poner seis argollones fuertemente sugetos á la muralla y distribuidos segun se manifiesta en el Plano con los números 6 y además entre argolla y argola, se clavarán en el anden dos cañones excluidos del mayor calibre para que unos y otros sirvan de amarraderos. Toda la piedra y terraplenes que se necesiten en esta Muralla se deben sacar de la propia Isla, en cuanto sea de calidad correspondiente con la mira de dar mayor amplitud á la superficie del Muelle, que sin duda alcanzará hasta cien varas en cuyo espacio se podrán hacer despues grandes almacenes, anchurosos tinglados y comodos obradores para el servicio de la marina. Las dos obras referidas echas con la mayor proligidad y acabadas á toda costa graduo su gasto en poco menos de cien mil pesos sin com‐ prender los edificios, que á proporcion de las necesidades se vayan construyendo encima.

Aunque por la bondad de tierra convendria hacer algun muelle, para amarrar las embarcaciones y abrigar las de los bientos del Sur seria por otro lado esta obra muy perjudicial, pues chocando las olas directamente contra ella, retrocederian con tal velocidad, que multiplicando la agitación y la resaca inutilizarian toda la concha y no estaria segura la Dársena y así es preciso dejar expansión al agua para que se dilate con suavidad fuera de que segun informan no causa el menor peligro el viento Sur, y aun en tal caso vastaría enterrar en la arena al nivel de baja mar y en parajes convenientes unos grandes mazizos de fábrica trabajados dentro de cajas al modo que se advirtió en los artículos 25 y 32 en cuyo centro se aseguran con fierros envetunados Argollones de Bronce que tienen el propio uso, que cuando se colocan en Murallas verticales. Igualmente se puede veneficiar el Puerto mejorando su fondo con Pontones, y como desde las Peñas del Antiguo hasta el

punto 5 de Igueldo hay una distancia de mil varas con mucha extención de arenales hacia los Juncales seria facil hacer en ellos, si las demás casas tubiesen efecto Balsas, para tener en agua cantidades crecidas de Maderas de todas especies, Tinglados para conservarlos en seco, gradas muy cómodas para construir Navíos Diques para carenarlos, y en fin todo lo necesario para constituir un buen Astillero de Marchantes.

y

No queda duda que este Puerto si llega á perfeccionarse será sumamente comodo y de conocida utilidad para el comercio y el estado, como que no hay otro que se le pueda comparar en estas costas; pues ademas de lo expuesto tiene la singular ventaja de ser muy facil la entrada salida en él á todas horas de día y de noche con la mayor parte de los vientos, y es muy proporcionado para las arcas del Rey, y otras embarcaciones que de aqui se emplearen á transportar Materiales de construcción, ferreteria, claveteria, cañamo de Aragon y Navarra y otros pertrechos de Guerra como tambien para el arribo de las Fragatas del Rey que en tiempo de guerra se empleen en favorecer nuestra Navegación y perseguir la de los enemigos en toda la costa de cantabria y aun puede servir para Navíos de guerra que quieran abrigarse en casos urgentes. Mas como por lo ya expuesto es constante que costeando este consulado las obras de la Nueva Dársena queda empeñado para siglos y por consiguiente le es imposible contribuir cosa alguna para las demás obras que se proponen y seria conveniente ejecutar en la Concha. Y respecto á que deben hacerse para el bien comun, me parece muy justo las costease tambien el comun de los interesados, y el estado del mismo modo que se practica. De muchos años á esta parte segun me he informado en el Pais de Labord de Francia de donde se saca añalmente una suma muy considerable para las obras Hidráulicas de los Puertos de Bayona y San Juan de Luz que me han parecido de un coste extraordinario por la grandísima extensión que tienen. Pues del mismo modo considero seria aqui justo contribuyesen para estas obras la Provincia de Guipuzcoa, la de Alava, Navarra, Aragon, y la Real Compañia de Caracas, que igualmente se deben considerar interesadas en los aprovechamientos que puede producir este Puerto y unidas todas tendrian un corto recargo en su contribución. Y aun se pudiera recurrir á la Piedad del Rey por si su Magestad viniese en conceder alguna ayuda á este efecto, en atencion á la parte que le pudiera resultar en el fomento de su erario y la extension de la gloria de sus armas: Este es mi sentir que sujeto á la censura de los savios, y lo firmo en San Sebastian á 27 de Agosto de 1774.

CÈDULA

mandando que los extrangeros no tengan casa cerca de la mura

lla de esta Villa. (1595)

EL REY: Alcaldes ordinarios de la muy Noble Villa de San Sebastián que al presente sois y adelante fueredes he sido informado que muchos de los Extrangeros, que viven en esa Villa podrían resultar notables inconvenientes en tiempos tan peligrosos como los presentes y los que se esperan para remedio de lo qual ha parecido hordenaros y mandaros como lo hago que en recibiendo la presente sin ninguna dilación ordeneis que ningun extrangero de cualquier Nacion calidad ó condición que sea aloje en casa de otro Extrangero ni en las casas que caen cerca de la muralla aunque sean de Naturales, y que contra esta órden estuvieren alojados, se reduzcan luego á casas sin sospresa de naturales de esa Villa de manera que no pueda suceder ningun inconveniente ni desorden y para que en el cumplimiento de lo suso dicho no aya falta se ordena que se, os pida cuenta de esto en la residencia y al mi Capitan General de esa provincia lo haga ejecutar y cumplir así si vosotros no lo hicieredes de que se os dá avisos para que lo tengais entendido y no deis lugar á que por descuido ó falta vuestra ponga la mano en ello el mi Capitan general que allende de hacer lo que conviene á la seguridad de esa Villa seré yo muy servido de vosotros y avisarme beis de la orden que en ejecución de lo suso dicho dieredes. Dada en Madrid á 15 de Mayo de 1595 años.-Yo el Rey por mandado del Rey Nuestro Sr.Andrés de Prado.

CÉDULA DE S. M.

de que los Alcaldes toquen á los pestillos de las puertas de la Villa. (1581).

El Rey. Por quanto haviéndose visto en el nuestro Conssejo de guerra las informaciones y otros recados, que por parte de la Villa de San Sebastian y García de Arce nuestro Capitan General de la Provincia de

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