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con amargos reproches le obligaron á mandar un navío á Colón, para que se salvase con sus compañeros. En este buque y en el que había comprado Méndez se embarcaron los náufragos el 28 de Junio y salieron para Santo Domingo.

La desgracia inspira compasión aun en los corazones prevenidos por la antipatía ó por el odio. Colón encontró en Santo Domingo las más deferentes consideraciones, en vez de los acalorados é injustificables resentimientos que había dejado. Las noticias de sus desgracias hicieron ese favorable cambio. Al desembarcar en el puerto el 13 de Agosto, salieron á recibirlo el Gobernador y las principales personas de la isla. Pero Ovando pronto descubrió sus antiguas prevenciones, poniendo en libertad á los facciosos que habían estado presos por orden de Colón, y combatiendo las legítimas pretensiones de éste al gobierno de la isla.

Esos acontecimientos colocaron al Almirante en la necesidad de volver á España, para implorar la protección de los monarcas. Enfermo como estaba se embarcó el 12 de Setiembre de 1504, y. el 7 de Noviembre fondeó en el puerto de San Lúcar. La avanzada edad en que se hallaba, su prolongada enfermedad y el agotamiento de las fuerzas dábanle á conocer que no volvería á pisar las hermosas playas del Nuevo Mundo, esas playas que habían sido el objeto predilecto de sus constantes meditaciones y el campo de su purísima gloria. Sólo pensó en pasar tranquilo los últimos días de su vida.

Buscando reposo se dirigió á Sevilla. Se proponía en el retiro dedicarse al restablecimiento de su salud y al arreglo de sus intereses. Pero un nuevo acontecimiento lo hundió en profunda tristeza. Supo que se hallaba la Reina enferma de gravedad, y pocos días después le llegó la noticia de su fallecimiento, ocurrido en 26 de Noviembre de 1504. La Reina lo había favorecido siempre, y el Rey estuvo muchas veces en contra de sus intereses. Era, pues, una gran desgracia para Colón, la muerte de su generosa protectora. Así lo comprendió él, y por eso decía en una carta á su hijo Diego:-"; Oh hijo mío! que esto te sirva de lección para lo que tienes que hacer ahora. La primera cosa es recomendar piadosa y afectuosamente á Dios el alma de la Reina nuestra soberana. Ella fué tan buena y tan santa que podemos

estar seguros de su gloria eterna y de su protección en el seno de Dios contra los cuidados y tribulaciones de este mundo. La se gunda cosa que te recomiendo es que veles y trabajes con todas tus fuerzas por el servicio del Rey; él es el Jefe de la cristiandad. Acuérdate al pensar en él, de que cuando la cabeza sufre todos los miembros padecen. Todo el mundo debe orar por el consuelo y la conservación de sus días; pero nosotros especialmente que somos sus servidores.

Estas palabras revelan toda la bondad y el agradecimiento que encerraba el corazon del noble marino, á pesar de la dura ingratitud de que era víctima.

En Mayo de 1505, cuando la estación era favorable á sus dolencias, Colón asociado de su hermano y de sus hijos, se encaminó á Segovia, donde estaba la Corte. Su llegada no fué agradable al Rey. La indigencia en que se presentaba era una acusación de ingratitud. Esta es casi siempre la recompensa que los gobernantes dan por los servicios que se prestan á la patria. Si no existiera en las sociedades el religioso respeto que ya por utilidad ó por un sentimiento de honradez se dispensa á la autoridad; si los diversos intereses que se mueven con tendencias opuestas no se equilibrasen, formando con sus respectivos influjos el perfeccionamiento de los pueblos; si la conciencia del hombre no fuera iluminada por el rayo divino del patriotismo, que pone todas las cosas en dirección del bien, que disipa toda postración y promueve con eficacia irresistible el progreso, acaso hubiera sido el mundo víctima del egoís mo, pues los cálculos de un provecho aislado habrían usurpado el lugar preferente de la común utilidad.

Sin crédito en la Corte, despojado de su fortuna, lleno de angustia por el porvenir de sus hijos y sus hermanos, aquel grande hombre reclamaba desde su lecho de muerte el cumplimiento de los compromisos que á favor suyo habían contraído los monarcas. Vuestra Majestad, decía al Rey, no juzga á propósito ejecutar las promesas que he recibido de él y de esa Reina que está ahora en la gloria. Luchar contra vuestra voluntud sería luchar contra el viento. He hecho lo que debía hacer; que Dios, que me ha sido propicio siempre, haga el resto, según su justicia divina."

La enfermedad iba consumiendo la poca vida que le quedaba.

En el sufrimiento de sus acerbos dolores, en las fatigas de sus angustiados días, no tenía un solo pensamiento que le sirviera de consuelo. Postrado en una casa de huéspedes de la ciudad de Segovia, sin amigos, sin dinero, sin consideraciones que suavizaran el rigor de su suerte, sentía extinguirse velozmente su existencia. En esa deplorable situación hizo testamento." Ruego á mi soberano y sus sucesores, decía, que mantengan mi voluntad en la distribución de mis derechos, de mis bienes y de mis empleos, siquiera porque habiendo nacido en Génova he venido á servirles en Castilla y les he descubierto la Tierra-Firme, las Islas y las Indias. Mi hijo poseerá mi cargo de Almirante de la parte del Océano que se halla al Este, tirando una línea de polo á polo.

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Esas disposiciones parecen un sarcasmo del destino. El que legaba á su hijo el gobierno de medio mundo, y distribuía millones de pesos entre su familia, moría en la miseria, sin tener un palmo de tierra en que reclinar su cuerpo!

Después de haber atendido á sus asuntos temporales sólo pensó en la eternidad. Recibió los Santos Sacramentos y el 20 de Mayo de 1506 espiró con la resignación de un creyente. Dos mundos fueron espacio demasiado estrecho para su genio.

CAPITULO DI.

Primeras expediciones de los castellanos para conquistar el territorio de Centro-América.

1506 a 1511.

Razón del método-Consideraciones generales-Viaje de Juan Diaz de Solis y Vicente Ynez Pinzón á las costas de Centro-América--Llegada de estos erpedicionarios á la isla de Guanaja y á la costa de Yucatán-Suspensión del ̧ viaje―Nueva expedición para seguir el reconocimiento, y causas que la interrumpieron-Viaje de Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa-División del territorio entre los expedicionarios, hecha por el monarca-Equipo de las naves— Sale Ojeda de la isla de la Beata y llega á Cartagena-Requerimiento que dirigían á los indios los conquistadores-Cómo recibían aquellos la lectura del Requerimiento-Combates entre los españoles y los indios y primeros trinujos de aquellos-Hechos heroicos de los aborigenes-Salen los españoles para Jubarco― Nuevo combate con los indios y victoria alcanzada por éstos-Huida del caudillo castellano Ojeda-Encuentro de éste con los españoles que había dejado en los buques-Llegada de la escuadra de Nicuesa-Temores de OjedaAlianza de los dos Gobernadores para atacar á los indios―Combate entre éstos y cuatrocientos castellanos en Jubarco-Triunfo de los últimos y crueldades que cometieron-Separación de los dos candillos españoles y sus escuadras—Llega· da de Ojeda al Golfo del Darien-Su desembarco-Fundación de la ciudad de San Sebastian-Precauciones tomadas por Ojeda para resistir á los naturales, -Procuran los españoles entenderse pacificamente con los indios-Hostilidad de éstos pura con aquellos-Hambres y trabajos que sufrieron los españoles— Determina Ojeda pasar á Santo Domingo-Sale con dirección á esto isla-Nurvos sufrimientos de Ojeda-Su arribo á uno de los puertos de Cuba—Vejaciones que con él cometieron sus mismos marineros--Auxilios que le prestó el Gobernador de Jamaica—Llegada de Ojeda á Santo Domingo-Muerte de Ojeda y rasgos generales sobre este personaje-Trabajos que padecieron los expedicio narios de Nicuesa-Su salida de Cartagena-Llegan á la ribera de VeragnySeparación del Capitán Lope de Olano-Alzamiento de éste contra Nicursa― Extravío de Nicuesa entre el río Yare y el Cabo de Gracias a Dios-Su des

embarco en una isla i trabajos que alli pasó-Salen ocultamente cuatro marineros de Nicuesa en busca de Lope de Olano-Encuentro de aquellos con éste-Regreso de los marineros y conducción del Gobernador al lugar donde se encon traba Olano--Propósito de Nicuesa de castigar á los traidores--Su resolución de dejar para después el castigo--Llegan los españoles á Puerto-Bello, en donde son mal recibidos por los indios-Arriban al puerto de Bastimentos y toman posesión de la tierra--Trabajos de los castellanos--Qué sucedía entre tanto á los expedicionarios de Ojeda--Resolución de Francisco Pizarro de regresar ú la Española--Su salida de San Sebastián y su encuentro con las naves de Enciso--Regreso de los españoles y su desembarco en un puerto de la costa occidental del Golfo del Darien--Denominación que dieron á ese puerto-Combate con los indios--Desavenencias entre los mismos expedicionarios-- Vasco Núñez de Balboa-Disposiciones de los amotinados-Determinación de llamar á Nicuesa para que sustituyese á Ojeda en la Gobernación-Llegada de Rodrigo de Colmenares-Imprudencia de Nicuesa-Sale de Nombre de Dios y llega á Santa María, en donde es muy mal recibido por los expedicionarios.de Ojeda—Expulsión del Gobernanor Nicuesa para Castilla y su pérdida definitiva—Observaciones sobre estos sucesos.

PARA conocer mejor los acontecimientos ocurridos en la conquista de Nicaragua y apreciar con algún acierto su verdadera influencia social, es necesario enlazarlos con los que se verificaron en otros pueblos del Continente, ligados á aquél por los vínculos de vecindad y de común origen, y como él nacidos con espantosos dolores á la vida de la cultura europea.

La conquista de América es la lucha gigantesca de dos mundos. -Por una parte se presenta un antiguo pueblo que, orgulloso con la gloria del triunfo obtenido en una guerra de siete siglos, se lanza á buscar en los confines de la tierra y en el seno de naciones salvajes, nuevos horizontes para su espíritu y nueva savia para su sangre; y por otra parte aparece la raza americana, exhuberante de vida y libertad, que al ver sus creencias amenazadas por extrañas creencias, sus altares destruidos, sus dioses profanados, su suelo regado de cadáveres y sus familias pereciendo entre las llamas de horrorosos incendios, rechaza con valor desesperado á sus enemigos y se empeña en cerrar las puertas á la luz de una civilización

invasora.

En 1506 Juan Díaz de Solís y Vicente Yáñez emprendieron un viaje a las costas de Centro -América, que Colón había descubierto

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