Obras poéticas propias: Todas cuantas se podían hallar

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Imp. de la Lib. de Theissing, 1853
 

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Página 84 - AL LICENCIADO JUAN DE GRIAL Recoge ya en el seno el campo su hermosura, el cielo aoja con luz triste el ameno verdor, y hoja a hoja las cimas de los árboles despoja. Ya Febo inclina el paso al resplandor egeo; ya del día las horas corta escaso; ya Éolo.
Página 2 - ¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido! Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado.
Página 82 - ... las enciende con hermosas y eficaces centellas; por qué están las dos Osas de bañarse en el mar siempre medrosas. Veré este fuego eterno, fuente de vida y luz, do se mantiene; y por qué en el invierno tan presuroso viene, quién en las noches largas le detiene.
Página 54 - ¡Ay!, que ya presurosos suben las largas naves. ¡Ay!, que tienden los brazos vigorosos a los remos, y encienden las mares espumosas por do hienden. El Éolo derecho hinche la vela en popa, y larga entrada por el Hercúleo Estrecho con la punta acerada el gran padre Neptuno da a la armada.
Página 114 - No pudo ser vencida, ni lo será jamás, ni la llaneza, ni la inocente vida, ni la fe sin error, ni la pureza, por más que la fiereza del tigre ciña un lado, y el otro el basilisco emponzoñado.
Página 78 - Allí en mi vida junto, En luz resplandeciente convertido Veré distinto y junto Lo que es, y lo que ha sido, Y su principio propio y ascendido. Entonces veré cómo La soberana mano echó el cimiento Tan á nivel y plomo, Do estable y firme asiento Posee el pesadísimo elemento.
Página 94 - Bien como la ñudosa Carrasca en alto risco desmochada Con hacha poderosa, Del ser despedazada Del hierro torna rica y esforzada. Querrás hundirle, y crece Mayor que de primero; y si porfía La lucha, más florece, Y firme al suelo envía Al que por vencedor ya se tenía...
Página 28 - Tú dale en cambio desto de los eternos bienes la nobleza, deseo alto, honesto, generosa grandeza, claro saber, fe llena de pureza.
Página 20 - A cuyo son divino mi alma que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino, y memoria perdida de su origen primera esclarecida. Y como se conoce, en suerte y pensamientos se mejora, el oro desconoce que el vulgo ciego adora, la belleza caduca engañadora. Traspasa el ayre todo hasta llegar a la mas alta esfera , y oye alli otro modo de no perecedera música, que es de todas la primera.
Página 172 - Virgen que al alto ruego no más humilde sí diste que honesto, en quien los cielos contemplar desean: como terrero puesto, los brazos presos, de los ojos ciego, a cien flechas estoy que me rodean, que en herirme se emplean ; siento el dolor, mas no veo la mano, ni me es dado el huir ni el escudarme; quiera tu soberano Hijo, Madre de amor, por ti librarme.

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